Capitulo 38

Capitulo 38

Lali no podía creer lo que veían sus ojos. Ubicado entre las enormes rocas rojas, estaba un asombroso anfiteatro. Ante ella bailaba un mar de gente. El escenario yacía en el fondo. Fila tras fila de asientos llenaban la ladera, todos con una vista perfecta de Peter actuando en el centro del escenario. Ella casi estalló de emoción.

Varias personas pasaron por delante al regresar a sus asientos. Un acomodador se acercó y gritó algo, pero Lali no podía escuchar ni una sola una palabra por encima de la palpitante música. La mujer iluminó con la linterna el boleto en la mano de Lali y señaló hacia el público. ¿Sabía Lali dónde estaba su asiento?

―No ―gritó Lali en respuesta, pero sabía que sus palabras se habían perdido por el ensordecedor sonido de Lanzani bombeado a través de los altavoces.

La mujer leyó el boleto de Lali y le indicó que debería seguirla. Aproximadamente a quince filas del escenario, ella iluminó el boleto para Lali y le indicó el número de asiento. Lali intentó entrar en la hilera, pero después de haber golpeado y empujado a varias personas, se dio por vencida y se quedó donde estaba.

A esta corta distancia ella podía sentir la radiante energía de Peter. Ella gritó interiormente por la emoción de estar tan cerca y saber que él quería encontrarla.

♫ ♪♫

Peter no podía ver absolutamente nada. Las intensas luces del escenario limitaban su visión a unas cuatro filas más allá del escenario. Todo lo que podía hacer ahora era esperar que Roger alcanzara a verla a través del monitor. Él se había dado por vencido con el personal de seguridad. Estaban más preocupados por chicos bebiendo a hurtadillas, que por encontrar a una solitaria chica entre la multitud.

Ellos terminaron sus cinco primeras canciones. La energía en el anfiteatro se habría disparado a través el techo si este hubiera estado allí. Ahora que la tormenta había pasado, el cielo brillaba claro como el cristal, y las estrellas salpicaban el cielo. Peter señaló a Agus para comenzar el siguiente número, entonces notó a sus padres, junto a Roger que agitaba las manos, en la derecha del escenario.

Peter corrió hacia ellos, su corazón latiendo con anticipación, mientras que Agus y Tacho improvisaban la apertura de su siguiente canción. Por favor que sean buenas noticias. Miró esperanzado a Roger, sin atreverse a preguntar.

―¡Ella está aquí! ―gritó Roger.
―¡Sí! ―gritó Peter.
―Pero no sabemos dónde ―continuó―. Seguridad no obtuvo su número de asiento y ella desapareció en el público.
―Sí, ¡pero ella está aquí! ―Él podría bailar en el aire.

Roger sacudió la cabeza. Él no se estaba divirtiendo tanto como Peter.

―Así que, ¿cómo la encontramos? ¿Alguna idea brillante, Romeo? ―Roger cruzó sus brazos sobre su pecho.

Tacho se mantuvo improvisando en el escenario, mientras Agus bromeaba con la multitud. Él siempre podía contar con Agus en los apuros. Su papá parecía frustrado porque Peter hubiera retardado el espectáculo.

―Sí, en realidad la tengo. Todos los ganadores de boletos tenían asientos de la fila diez a la fila cuarenta. Consigue un par de proyectores y comienza a iluminar al público. Mira si puedes encontrarla. Si no la encuentras en las próximas dos canciones, enviaremos a Agus y Tacho afuera mientras hago mi solo. El público nunca esperará verlos recorrer los pasillos. Ambos han visto a Lali de cerca y podrían encontrarla. Roger parecía dudoso, pero Peter giró alejándose, corrió por el escenario y se deslizó en su lugar entre sus hermanos. Agus golpeó el acorde y la siguiente canción de la lista de éxitos estalló por los altavoces. Ahora que sabía que Lali estaba en el anfiteatro, apenas podía contenerse. Él lo dio todo. Podía ver los proyectores recorriendo la multitud pero las luces del escenario le hacían imposible ver a alguien con claridad. Él no estaba preocupado aun. Ella estaba aquí y ellos la encontrarían.

Entre cada canción, él llamó a Agus y a Tacho y les explicó el plan. Tacho le dio una palmada en la espalda. Agus le dio pulgares hacia arriba. Oh, cómo fluyó el amor fraternal.

Peter actuó sobre el escenario como el magnífico dios que ella recordaba. Su alto y ágil cuerpo se movía con asombroso poder y gracia. Ella casi había olvidado su asombrosa belleza. Pantallas gigantes lo iluminaban a cada paso. Casi lloró, cuando vio su movimiento familiar. ¿Cómo podría llegar hasta él? ¿Tal vez si esperaba hasta después del concierto?

La canción terminó y las luces se atenuaron. Tacho y Agus abandonaron el escenario. Una sola luz brillaba sobre Peter. Recogió una guitarra y suavemente la afinó. El público aclamó al reconocer la canción.

Parecía pensativo mientras hablaba a la multitud.

―Ustedes tal vez hayan escuchado que he estado tratando de encontrar a alguien especial de mi pasado.

Su corazón latía desenfrenAgusente. Él estaba hablando de ella. Ella quería gritar ‘¡Estoy aquí!’ pero los fans aclamaban. Todos ellos sabían de su búsqueda.

Una enorme sonrisa llenó su cara.

―Bien, ella está aquí esta noche.

La multitud gritaba su aprobación.

―Lali, sé que estás ahí. Puedo sentirlo. ¿Dónde estás?

El sonido de Peter diciendo su nombre casi la hizo llorar. Ella quiso gritar, pero el animado público lo hizo inútil. Peter se echó a reír ante la respuesta de la multitud, el brillo en sus ojos se veía claramente aún desde donde ella estaba.

―Tuve la sensación de que no iba a funcionar ―continuó afinando su guitarra―. Les diré que, mientras yo trato de averiguar la manera de encontrarla en este gran público, ustedes se sientan, oops, olvidé lo de los asientos mojados. Bien, levántense y disfruten de la siguiente canción. Esto se llama Besos de Ángel, y la escribí para Lali.

Mientras la aglomeración de admiradores daba otro ruido ensordecedor, Lali observaba paralizada. Ella no sabía que él había escrito una canción para ella. Su amor por él aumentó mientras lo miraba. Su hermosa voz de barítono acariciaba cada palabra. Ella recordó aquel día hace tanto tiempo en el Valle Parfrey. Piel de gallina cubría sus brazos mientras él cantaba de un tierno amor que nadie entendía, y como los Besos de Ángel podrían lavar las cicatrices de la vida.

Los proyectores continuaron vagando sobre el público, pero para Lali, ella y Peter estaban solos entre las rocas rojas. Los miles de espectadores se evaporaron en la noche.

Distraída a lo que la rodeaba, Lali se sorprendió cuando a mitad de la canción alguien le tocó el brazo. Un chico joven que llevaba una gorra de béisbol y una sudadera la miró.

―¿Lali?

¿Él sabía su nombre? Ella miró de cerca su cara.

―¿Agus? ―No podía creerlo. Había cambiado tanto. Era más alto y parecía más mayor. Él le respondió con su familiar sonrisa de arrogante. Quizás no había cambiado mucho después de todo. Él la tomó del brazo y la llevó hacia el pasillo.
―Disculpe, perdón. ―Cuando llegaron al pasillo, saludó a un par de técnicos―. Despejen el camino, chicos.
―Así que, ¿Tu eres Lali? ―preguntó uno.

Ella asintió, avergonzada por la atención. Los técnicos encabezaron el camino a través de los fans que estaban de pie en el pasillo. Agus tomó a Lali por el brazo y la guió a medida que se aproximaban al escenario.

De repente una ola de miedo la golpeó. El momento había llegado. Su reencuentro con Peter estaba a punto de ocurrir al frente de esta multitud de admiradores. Mientras daban los últimos pasos, miró hacia arriba y vio la imagen de ella y Agus aparecer en las pantallas. Una cámara los siguió mientras avanzaban hacia el escenario. La multitud los atrapó. Ella era la chica de las fotos. Después de toda la promoción y las noticias de Peter 'buscando a Lali', sus fans sabían que ella y Peter estaban a punto de reunirse y todos ellos lo disfrutarían en primera fila. Antes su pulso simplemente corría, ahora latía a un ritmo entrecortado más rápido que un tambor.

―Está bien ―dijo él, una relajada y feliz expresión en su rostro.

Ella trepó los últimos escalones sola. Emocionada. Y aterrorizada. Subió al escenario. Peter estaba en el otro extremo, cantado con su corazón y alma.

Peter miró a través del escenario y la vio. Dejó de cantar y se congeló. La emoción nubló sus ojos. Él parecía moverse en cámara lenta, mientras dejaba la guitarra y caminaba hacia ella. Los espectadores estallaron en aplausos.

Las piernas de Lali se sintieron débiles. Ella temió que pudiera desmayarse.

Él buscó su cara a medida que se acercaba. La angustia llenó sus ojos. Ella podía ver todo el dolor y la angustia que ambos habían sufrido. Él corrió hacia ella.

Olvidando lo que la rodeaba, ella corrió a sus brazos, ajena al estruendo del público, las luces y las cámaras. Él tiró de ella en un fuerte abrazo y la balanceó en el aire. Finalmente. Su mundo se sintió entero otra vez. Él la sostuvo como si nunca fuera a dejarla ir y ella no estaba segura de si se lo permitiría. Él se movió con ella y la meció al ritmo de la música de la banda. Ella recordó su cuerpo fuerte y sólido y se deleitó con la alegría de sentirlo otra vez. Sus ojos se encontraron y expresaban volúmenes del amor y nostalgia. El pasado no había cambiado. Ellos estaban solos de vuelta en Wisconsin, en la cañada de Parfrey. Lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Él sostuvo su cara y la besó en frente de todas aquellas personas y con el concierto aun a la espera. La besó por los largos meses que habían estado separados y por la promesa de un futuro juntos.

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