martes, 28 de mayo de 2013

Capitulo 18

Capitulo 18

—¿Quién es Joe? —le dije cuando Peter regresó después de una larga ducha. Se veía claramente gruñón.
—Te lo dije, un amigo de la familia. No metas tu bonita nariz en los lugares que no te corresponden, Missy. Puedes encontrar algo que desearías no haber encontrado. —Él no tenía ni idea.
—¿Cómo sabes que no tengo secretos?
—Oh, sé que los tienes. No soy tan abierto como tú cuando alguien intenta descubrirlos. La mejor manera de conseguir lo que quieres es fingir que no lo quieres.
—¿Así que me estás diciendo que no me quieres? —Podría haberme engañado—. Yo estaba bastante segura de que no le proponías a la gente cada cinco minutos si no querías dormir con esa persona.

Me señaló. 

—Tú eres mi excepción Missy. No hago excepciones muy a menudo. Esto es mala suerte. Puedo quererte sin gustarte, así que esto lo tomo como una confirmación de que me gustas.
—¿Soy la mala suerte?
Se echó a reír.
—No, Missy, eres un premio gordo. El mejor golpe de suerte.
—¿Así que estás diciendo que quieres acostarte conmigo?
—¿Teniendo en cuenta que he tomado mi millonésima ducha fría desde que me mude aquí y que tengo que recitar constantemente el discurso de Gettysburg y la Declaración de Derechos en mi cabeza cuando estoy cerca de ti? Sí, yo diría que sí. ¿Por qué razón me quieres tú también?
—No. Te odio. —Le di una oportunidad.
—No se trata de una oportunidad, Missy. Pero si quisieras terminar con esto, podría estar fuera de aquí en una hora. —Saltó sobre su cama y comenzó a sacar su camiseta sobre su cabeza. Oh, Dios.
—No.
—¿No? —Se detuvo, con la mitad de su estomago expuesto.
—No. —Mi voz era firme. No iba a pasar. Bromas aparte, si alguna vez trataba de forzarme, tendría que arrastrarme fuera de su cuerpo muerto, porque lo golpearía hasta la muerte. Debe haber visto mi ira en aumento o la sensación de que estaba a punto de hacer una locura de nuevo, porque se metió la camiseta de nuevo y levantó las manos en gesto de paz.

—Mensaje recibido. Mi camiseta se queda en su sitio. Bueno, hasta que nos vayamos a la cama, pero eso no es nada nuevo. —Frotó su tatuaje nuevo. Lo había visto hacer eso más de una vez.

Hubo otras pequeñas cosas en las que me fijé de él. Como le gustaban los números tres, cinco y siete. Pues bien, el siete era obvio. El cinco era más sutil. Le había oído contar en voz baja una vez, como si fuera una manera de calmarse a sí mismo o algo parecido. Cuando entramos, a veces contaba sus pasos, uno, dos, tres, cuatro, cinco, uno, dos, tres, cuatro, cinco. Nunca había dicho nada al respecto porque sabía que él no era consciente de eso, o que no creía que yo era consciente de ello. No quería que él supiera que me había dado cuenta de esas cosas.

Cuando pasamos nuestra noche de pizza con nuestros vecinos, se había asustado porque éramos trece personas.

—Es desigual. Tenemos que ser catorce. —Así que asomó su cabeza por el pasillo y gritó—: Pizza gratis. —Y un tío al que nunca habíamos visto vino con nosotros, y Peter parecía aliviado. Siempre le daba a mis cosas de pavo real muchas vueltas.

Peter estaba tranquilo, ya que ambos habíamos terminado nuestra tarea y nos habíamos preparado para la cama.

—Escribí algo para ti —dijo, agarrando su guitarra para nuestra noche de sexo música, como él la llamaba. La primera vez que escuché su voz cantando, me sorprendió. Su voz cuando hablaba era increíble, pero su canto era como si la miel y el humo se hubieran enganchado en la parte trasera de una camioneta en un concierto de rock y tuvieron un cariñoso hijo. Era suave y áspero al mismo tiempo.
—Genial. No puedo esperar para escucharla.
Rasgó una cuerda y sonrió.
—Oh, créeme. Este es un material espectacular. Top Ten. Disco de Platino. —Empezó con una melodía serpenteante.

“Te voy a contar una historia de una chica que conozco,
Su nombre es Missy, y quiere hacérmelo,
Quiero hablarte de mi chica Missy,
Su cabello es castaño y sus labios son de color rosa,
Sus ojos son de color marron chocolatado creo,
Ella lucha y coquetea conmigo todo el día,
Es por eso que me decidí a escribir esta canción,
Puede pensar que he cruzado la línea,
Pero me dice que me odia todo el tiempo,
Así que realmente no crean nada de lo que dice.
Me gusta la forma en que se ve cuando está enojada conmigo,
Me gusta la forma en que sonríe cuando piensa que nadie la ve,
Puedes pensar que esta canción significa que me gusta,
Pero ella estaría muy equivocada,
Me aburría mucho, por lo que me decidí a escribir una canción,
Hay dos cosas más sobre Missy que me gustan,
¿Podría alguien entregarme un micrófono por favor?
La forma en que se pone su aparato de dientes cuando lee obscenidades vampíricas,
Y realmente, realmente me gusta su
… Me guiñó un ojo.
culo.”

Le tiré una almohada, pero eso no impidió que parara la canción. Se trataba de mí.

“Mi tonta, linda y sexy chica Missy… chica Missy… chica Missy.”

Tocó el último acorde y la guitarra paró de sonar.

—¿Y?
Me mordí el labio para no reír. Ya que era una canción ridícula.
—¿Es posible estar a la vez impresionada e insultada?
—Claro ¿por qué no? ¿Qué piensas sobre la composición de mi canción?
—No mucho. —No pude ocultar mi sonrisa. Nadie había escrito una canción sobre mí, por no hablar de las cosas extrañas acerca de mí que pensé que otras personas odiaban o encontraban poco atractivo. Lo extraño era que no tenía idea de lo del aparato. Eso era una noticia.
—Así que te gusta el aparato, ¿eh? —le dije.
—No hay nada como una chica que tiene una buena salud bucal.—Rodé mis ojos por eso y rasgó una cuerda—. Y un culo bonito.
—Nunca supe que era digno de una canción —le dije, levantándome y estirando mi cuello para mirarlo.
—Necesitas dejar de hacer eso.
—¿Por qué?
—Debido a que no debo centrar mi atención allí, ahora mismo.
—Oh, lo siento tanto. ¿Eso te molesta? —Meneé mis caderas un poco e hice una pose.
—Eres una chica mala, mala, Missy.
—No lo olvides. —Salté de vuelta en la cama y me puse mi aparato, dándole un pequeño golpecito y puse mis brazos como una gimnasta que completa una bóveda.
—Diez —dijo Peter, sosteniendo diez dedos.

Era en momentos como este, cuando pensé que Peter y yo podríamos ser algo. Que nosotros podríamos ser algo. Que tal vez… podría ser la persona por la cual rompería mis propias reglas. Yo no había tenido mucha suerte. Tal vez la conseguiría por una vez en forma de Peter Lanzani.

—Así que, ¿puedo obtener un pago por esa canción? Me llevo una hora entera escribirla —dijo, moviendo la guitarra y levantando una ceja hacia arriba y había abajo. Nunca había sido capaz de hacer eso—. ¿Por qué no traes ese buen culo aquí y cuido de él? ¿O quieres que lo ponga en tu ficha? —Y así como así, la sensación de suerte se había ido.
—¿Tengo una ficha? Por favor, dime lo que hay en ella.
—¿Cuánto tiempo la tienes?
—Lo que sea. —Agarré mi pijama y me preparé para dirigirme al baño a cambiarme. Era un asco tener que hacer esto, pero no había manera de que me desnudara en la misma habitación que Peter Lanzani. Estaba segura de que me diría que se encontraba de espaldas pero no lo creería eso ni por un segundo. Había estado tratando de pillarme sin ropa desde el primer día. De alguna manera, me las arreglé para escapar hasta el momento.

Yo tenía mis dedos cruzados.

Cuando volví, Peter estaba desnudo bajo las mantas y con la luz apagada.

—Y eso Peter, ¿estás cansado?
—Sí. Estar contigo es agotador, Missy.
Me metí en la cama y agarré mi E-Reader e hice clic en la luz del libro.
—¿Con quién está ella ahora?
—El vampiro.
—¿Cuál?
—El que a ti no te gusta.
—¿Qué está haciendo con él? Ella sabe que le va a romper el corazón. Nunca podrá amarla porque su corazón pertenece a otra. —Por un segundo pensé que se burlaba de mí, pero luego me di cuenta de que
estaba siendo serio.—Y no me refiero a ese hombre lobo —dice, apoyando la cabeza sobre su brazo—. No es más que problemas.
—¿No lo son todos los hombres lobo? —le dije.
—Problemas peludos. —Negó con la cabeza.

Empecé a reír de nuevo. Parecía que había tenido un caso grave de ellos hoy.

—Te puedes reír, pero cuando llegue la luna llena, te gustara tener algunas balas de plata.
—Buenas noches, Peter.
—¿Me quieres?
—No.
—¿Me odias?
—Más que el DMV.
—Ohh, quema.

Volví a mi libro, y Peter se puso a dormir. Bueno, no dormía exactamente. Me di cuenta de que seguía despierto. Peter estaba muy quieto cuando fingía dormir. Cuando era real estaba bastante inquieto.

Leí hasta que mis ojos me rogaron que los cerrara. Pasé casi toda la noche pensando en Peter y cómo diablos iba a deshacerme de él. Lo del odio no funcionaba. A menos que él hiciera algo que realmente me cabreara, que era bastante probable, o que yo tuviera relaciones sexuales con él o hacerle creer que lo amaba.

Tres opciones. Tres caminos que podía tomar. Con tal de alejarme de él, me quedaría con cualquiera que me hiciera conseguirlo. Estaba dibujando la línea de inflexión en mi virginidad. Sólo había dicho que sí a esa apuesta para meterme con él. Peter estaba loco si pensaba que iba a llegar a esos límites para deshacerme de él. Quiero decir, realmente, ¿quién lo haría?

Pensé una y otra vez en mis opciones mientras Peter murmuraba en sueños. La melodía estúpida que había hecho, quedó también atrapada en mi cabeza.

Si no fuera tan imbécil, las cosas serían mucho más fáciles. Lo vi pasar su mano por su cara y fruncir el ceño.

Lo fácil no era mi estilo.

11 comentarios :