martes, 7 de mayo de 2013

Capitulo 2

Capitulo 2

Su actitud cambió, pero no pudo descifrar el porqué. Miró a través del camino a sus hermanos, y frunció el ceño. —¡No lo son! Te lo estás inventando. —Se dio cuenta de que estaba tratando de impresionarla.

—No, en serio, hemos tenido la banda desde hace más de dos años.
—Por supuesto que sí. —Ella lo miró, no creyendo una sola palabra. Eran demasiado jóvenes. Todos ellos deben seguir estando en la secundaria. Además, no se parecían en nada a los miembros de una banda. Ella no sabía exactamente cómo se verían los chicos en una banda, pero no como estos chicos.

—Estoy diciendo la verdad. —Él se sentó atrás y se rió de nuevo, ya que se negaba a creerle.
—Entonces, ¿dónde van a tocar? —Lo perforó con una mirada. Lo había atrapado en su propia mentira—. Te ves muy joven para el escenario de un bar. ¿Tocan en bodas?
Una expresión tímida cubrió el rostro de Peter. 
—Um, no nada de eso. Es más en lugares públicos.
—¿Qué, como parques o ferias? —Eso puede que le crea.
—Sí, algo así.
—Bien, si tú lo dices. —Se encogió de hombros—. Entonces, ¿debes viajar mucho y ver un montón de lugares diferentes? Haría eso en un instante, si pudiera. —Cualquier cosa para escapar de la vida aquí. Quería preguntarle si había sitio para uno más.
—Las vistas son excelentes, pero puede ser claustrofóbico con cinco personas hacinadas en una lata gigante por día a la vez. Lo odiarías.
—Tal vez, pero estaría dispuesta a hacer el sacrificio para conseguir salir de aquí. —Se producía una opresión en su pecho cada vez que pensaba de su atrapada existencia.
—¿Qué tiene de malo aquí? —Él hizo girar una larga brizna de hierba entre sus dedos.
—Todo. —¿Por dónde empezar? No hay nada acerca de este lugar adecuado. Todo iba mal. Ella no pertenecía aquí y nunca lo haría. No estaba dispuesta a explicarle su jodida vida a Peter—. Simplemente todo.

—Bueno, eso me dice mucho. —Él sonrió, mirando fijamente a sus ojos y sin apartar la mirada hacia otro lado. Su estómago dio un revés—. ¿Quieres explicarte mejor?
—No. —Ella tragó saliva y miró hacia otro lado. Su vida parecía mucho más interesante—. Entonces, ¿cuál es el nombre de tu banda?
—Te gusta cambiar de tema. —Sonrió.
Se dio cuenta de cómo sus ojos brillaban cada vez que sonreía. 
—Sí, lo hago — dijo sin excusas—. ¿Y?
—Lanzani. Nuestra banda se llama Lanzani. —La observó por su reacción y luego preguntó—: ¿Has oído hablar de nosotros?
—¿Debería? No suena familiar.
—¿En serio? ¿Nunca has oído hablar de nosotros? —Tenía una mirada de incredulidad.
—No, ¿tocas por aquí? Tenemos un pabellón en el parque que cuenta con grupos a veces. ¿Por eso se detuvieron en Rockville? —Lali tenía que admitir que nunca más escuchaba música. Todo terminaba sonando como canciones tristes.
—No, no hemos tocado aquí. —La esquina de su boca se elevó—. ¿No escuchas la radio?

Ella suspiró. No quería que él pensara que era un idiota. 

—Oye, ya sé que suena extraño, pero, no, no escucho la radio. De hecho, ni siquiera tengo una. —Ya no. —¿En serio? —Su mandíbula cayó abierta.
—Digamos que vivo una vida poco convencional, sin todos los adornos modernos de la sociedad. —Ella miró por su reacción.
—¿Qué tal una computadora? —preguntó.
—Nop.
—¿Una televisión? —ofreció. Podría decir que ahora él era el que tiene problemas para creer su historia.
Lali negó con la cabeza. 
—Digamos que tengo muy buenas calificaciones. Y me encanta la naturaleza. Es por eso que vengo aquí tan a menudo. ¿Cuál es tu razón para detenerte?
—Venimos aquí porque a mi mamá le gusta lo privado que es. Ya sabes cómo son las madres. Cada vez que puede encontrar un lugar que está rodeado de naturaleza y no de pura autopista, lo pone en el calendario.

Lali pasa por alto el comentario de la madre. No quería pensar en su madre. La echaba tanto de menos que su corazón dolía. 

—¿Has estado aquí antes? 
—Unas cuantas veces, en realidad.

De las decenas, quizás cientos, de veces que venía a Parfrey, nunca los vio. Qué raro que hoy se reunirían. Esta noticia le calentó las entrañas. Se preguntó cuántas veces en este año último solitario se habían dejado de ver entre sí yendo y viniendo.

—Hey Petey, ¿quién es tu novia? —le gritó otro de los hermanos de Peter a medida que avanzaba hacia ellos con una caminata de engreído y los ojos entornados. Parecía mayor, un poco más bajo que Peter y ni de cerca tan atractivo. La miró como si fuera un perro sarnoso. 
—Este es Tacho —dijo él en voz baja—. No le hagas caso, puede ser un idiota.
—Oye Loverboy, mamá dijo que es hora de comer. —Tacho se detuvo antes de llegar demasiado cerca, como si Lali estuviera contaminada.

Lali recogió sus rodillas y las abrazó. Tacho la hizo sentirse como un ciudadano de segunda clase. Ella no podía ver ningún parecido entre él y Peter.

—Ya voy —Peter se puso a sus pies y se volvió hacia Lali—. Me tengo que ir, pero tal vez nos vemos más tarde.

A ella le encantaría verlo más de lo que él nunca sabría.

Lali miró su reloj. 
—Oh, Dios mío, no me di cuenta de lo tarde que se está haciendo, me tengo que ir. —Si no se iba ahora mismo, obtendría el tercer grado. Dio la vuelta al cuaderno de dibujo cerrado y recogió sus pertenencias.
—Toma. —Peter extendió una mano hacia ella, su rostro amable y cercano.
—Gracias. —Ella agarró su mano fuerte y se puso de pie disfrutando el cálido toque de su piel.
—Fue divertido hablar. Me hubiera gustado chocar contigo antes —dijo.

¿Estaba realmente decepcionado al ver que se iba?

—Quién sabe, tal vez voy a verte de nuevo algún día. —Él la recompensó con una sonrisa de megavatios.
—Tal vez. —No podía imaginar que esto ocurra, pero por primera vez en meses se sentía feliz.
—Diviértete en tu viaje. —Botó las malas hierbas y flores silvestres en el suelo— . Me tengo que ir.

Vaciló por un momento no queriendo poner fin a la magia. Había pasado un largo tiempo desde que se había relajado y juntado con nadie, y mucho menos con un gran sujeto que olía bien.

—Bueno, adiós. —Ella corrió por el sendero en el bosque. Una vez en el espesor de los árboles se volvió de nuevo. Peter estaba de pie en el mismo lugar sosteniendo una de las flores silvestres que ella había dejado atrás. Se despidió con la mano. Y ella le devolvió el gesto, luego desapareció en el bosque.

Recordó el tacto de su mano sobre la suya y se la llevó a la mejilla. Estar con él la hizo feliz y un poco mareada. Una sensación desconocida de euforia se apoderó de ella.

Lali tomó el largo camino de regreso, de modo que Peter no vería dónde vivía.

♫ ♪♫

 Lali se preparó mientras se acercaba a la antigua granja destartalada. Se alzaba olvidada en los acres de tierra fértil y las zonas arboladas.

La mayor parte de la tierra estaba arrendada a los agricultores quienes se beneficiaron de la tierra fértil. De lo que se podría decir, la propiedad arrendada era el único método de su tía para ingresos. El resto de la propiedad estaba abandonada y solitaria con una colección de autos despedazados que cubrían el patio. El olor de una fuga de aceite y metal oxidado se aferraban al aire. Una vez un huerto florecido proporcionó nueva vida y alimento, pero eso debe de haber pasado varios años antes.

Ella no sabía por qué su tía dejó que todo se viniera abajo, pero sus padres siempre dijeron que la tía Tina luchó con los demonios en los primeros años de vida, y nunca se recuperó de la lucha. Lali dio un suspiro e insertó la llave en la cerradura de la puerta de pintura descascarada.

Al entrar, el olor familiar de humo y basura llenaban el aire. La televisión sonaba en la habitación de al lado, confirmando la presencia de su tía. Ella esperaba escabullirse arriba pasando desapercibida.
—No te olvides de cerrar la puerta detrás de ti. No se puede correr ningún riesgo —gritó la voz áspera de su tía desde la sala de estar repugnantemente dulce y llena de humo—. Las personas siguen siendo asesinadas en sus camas todos los días.
—Está cerrada —dijo resignada. La casa estaba a oscuras, como siempre. Tía Tina mantiene las cortinas cerradas y las persianas puestas. Ella no quería que el Peeping Toms la mirara. ¿Quién querría ver a una mujer de mediana edad fumando y bebiendo todo el día?
—Ven aquí y déjame echarte un vistazo.

Lali dejó caer la mochila a los pies de las escaleras y arrastró los pies al entrar en la sala de estar. Tía Tina se reclinaba en una silla tapizada, con los pies sobre una otomana no coincidentes.

Una abollada bandeja de televisión le servía de mesa de café, cubierta de parafernalia para fumar, una botella de whisky y un vaso sucio.

—¿Qué pasa? —exigió su tía, mientras que apretaba un cigarrillo entre sus delgados labios manchados.
—Nada. —Lali no quería que su tía le hiciera preguntas o tomara interés en ella. Se apartó su largo cabello detrás de la oreja mientras toleraba la inspección.
—No me estás mintiendo, ¿verdad? —La tía Tina entrecerró los ojos—. Odio a los mentirosos.
—No, nunca te mentiría. Sólo tengo un montón de tarea por hacer.

Ella soltó un gruñido como respuesta. —Hay comida en la mesa por si tienes hambre. Ahora ve arriba y haz tu trabajo. Ya sabes que no va a tolerar la pereza. Puedes probarle a esas personas de la escuela que estás haciéndolo muy bien. No necesito que estén espiando por aquí otra vez. —Tomó el control remoto del televisor y comenzó a encajar a presionarle hacia la televisión, fallando eficazmente.

Lali hizo su camino a través de la casa desordenada hacia la cocina. En el borde del mostrador, junto a montones de platos sucios y el viejo correo basura, se asentaba una bolsa de papel rasgado. Ella empezó a sacar las cosas.

Una bolsa de palomitas de queso, una caja de barras de granola, una bolsa de regaliz rojo y un tibio sándwich de carne empaquetado. En la parte inferior se encontró con un paquete de seis refrescos y tres barras de caramelo.

Colocó el sándwich de carne poco apetecible y el refresco en un estante de metal con costras en la nevera, agarró las palomitas de queso y una barra de chocolate y subió las escaleras con su mochila. Siempre era un alivio dejar atrás a tía Tina. Con algo de suerte no escucharía nada de ella otra vez hoy. Con esperanza bebería hasta un estado de estupor y se quedaría dormida en el mullido sillón.

Una vez dentro de su habitación, cerró la puerta, dejando fuera la fealdad de abajo. Dejó sus cosas en la cama perfectamente hecha. La colcha gastada mostraba rasgones y pequeños desgarros, pero la mantenía y todo en la habitación lo más limpia posible. Tomó la pequeña imagen enmarcada de su familia. Su mamá, papá y su hermana pequeña Luz, junto con una versión anterior de sí misma sonreían brillantemente. La foto fue tomada durante un viaje de rafting en el Oeste, dos años antes. Sus brazos colgaban cómodamente sobre los hombros de los demás, recordándole el amor que compartían. Trazó sus rostros con su dedo, volvió la foto a su lugar y se preguntó cuándo su padre volvería por ella.

Lali se trasladó a los dos grandes ventanales y las levantó unos pocos centímetros. Soplaba aire a través, haciendo que su habitación se sienta mejor. En el exterior, a través de los campos, la entrada trasera a la reserva estaba justo a la vista. El lugar donde había conocido a Peter. Acercó una silla a la ventana y apoyó su libro en su regazo mientras comenzó a hacer la tarea, comprobando con demasiada frecuencia por Peter y el autobús de gira plateado.

No hay comentarios :

Publicar un comentario