domingo, 26 de mayo de 2013

Capitulo 14

Capitulo 14

Luego del recorrido más largo del campus de la Universidad de Maine, Julieta decidió que era hora de que volviera a Belfast.
 
—Recuerda lo que dije. Él puede ser lo mejor o lo peor que te puede pasar. Depende de ti elegir —dijo mientras me abrazaba—. No dejes que mi pasado dicte tu futuro, ¿de acuerdo? Quiero que seas feliz.
—Suenas como una tarjeta de Hallmark —dije cuando me soltó.
—Sé de lo que estoy hablando, La. —Presionó su pulgar en el medio de mi frente, como si estuviera transmitiendo su sabiduría en mi cerebro—. Te llamaré cuando regrese. ¿Cuándo vas a volver a casa, la próxima vez?
—No estoy segura, puede que sea un fin de semana en octubre, pero si no, será en Acción de Gracias.
—Bueno, intentaré despertarme antes de entonces. Te amo, hermana pequeña.
—Te amo, hermana mayor —dije mientras ella bajaba la parte superior del Volvo y subía la radio. Tocó la bocina mientras se alejaba. Yo sólo sacudí la cabeza.

***

Cuando regresé a casa, Peter se había ido, pero había una nota en mi cama.
 
Salí a deshumanizar a algunas mujeres. Puede que tenga sexo con algunas de ellas. Llegaré tarde. Por cierto, tu hermana es bienvenida de vuelta en cualquier momento. Lo firmó sólo con la letra L.

Arrojé ésta en mi escritorio con la otra. Por lo que sabía, él estaba teniendo sexo con un montón de chicas diferentes. Odiaba admitirlo, pero había hurgado en su teléfono una noche mientras se duchaba, y me desplacé a través de sus contactos. Se había metido conmigo, así que tenía que devolverle el favor.
 
Reconocí algunos de sus contactos, incluyendo su primo y sus amigos hombres. Los demás, no tanto. Tenía seis contactos llamados sólo Ashley. Ashley B, D, H, F, R y T. La temática continuaba por los otros nombres comunes como Heather, Sarah y Liz. Ni siquiera podía contar cuántos nombres había allí. En realidad, sin embargo, ¿me sorprendía? No mucho.
 
Raramente lo veía hablando por teléfono, pero enviaba una buena cantidad de menajes. Cada vez que lo hacía, me preguntaba cuál de todas las Ashleys era.
 
No lo vi hasta que regresé esa noche de lo de Euge, donde había tenido mi ración de chocolate, charla de chicas y deshumanización de Richard Gere y Channing Tatum.
 
—¿Lo pasaron bien hablando de sus períodos? —dijo, sin levantar la mirada de algo en su regazo.
—Sí, incluso comenzamos a discutir sobre las pruebas de Papanicolaou. Oye, ¿es ese mi E-Reader? —Definitivamente lo era.
—Tal vez. Lo dejaste en tu escritorio.
—¿Así que pensaste que podías usarlo? ¿Qué más de mis cosas has usado?
—Sólo tu ropa interior —dijo, sus ojos todavía en la pantalla.
—Entrégalo —dije, tendiéndole mi mano.
—De ninguna manera, tengo que descubrir con quién termina ella.—Levantó el brazo, por lo que estaba fuera de mi alcance.
—Devuélvemelo —dije, saltando sobre la cama y agarrando su brazo. Siguió moviéndolo fuera de mi alcance. Agarré su brazo con ambas manos y tiré, pero eligió ese momento para meter sus dedos en ese lugar cosquilloso justo debajo de mis costillas.
 
—Peter, detente —dije, tratando de no acurrucarme en posición fetal mientras seguía haciéndome cosquillas. Intenté alcanzar el E-Reader, pero no había caso. Lo arrojó sobre mi cama y se acercó a mí con ambas manos, volteándome sobre mi bolsa y atacándome. Me reía tan fuerte que no podía respirar. Se estaba riendo de mí, pero no había nada que yo pudiera hacer al respecto.

—¿Lo quieres de vuelta? ¿Realmente lo quieres de vuelta?
—Sí —jadeé.
—Entonces dime que si te besara en este momento, no me
devolverías el beso.
 
Sus manos no dejaron mis costillas, pero el cosquilleo se detuvo.
 
Intenté recuperar el aliento e incliné la cabeza para poder mirarlo.
 
Estaba serio. Su cuerpo se cernía sobre el mío, y me di cuenta que estaba acostada sobre su cama. Sus sábanas estaban empapadas en su olor, y quería dar vuelta la cabeza para poder inhalarlo mejor.
 
—Tienes una gran risa, por cierto. Baja y sexy.
—No te devolvería el beso —dije lentamente, porque me tomó mucho tiempo encontrar las palabras. La mayor parte de mi cerebro estaba distraído por su rostro y su cuerpo y lo cálido que era y lo bien que olía y otros pensamientos sobre él.
 
Su rostro estaba tan cerca que su aliento movió el cabello de mi frente.
 
—Mentirosa —dijo y lentamente se levantó de encima de mí. Me quedé donde estaba, sin saber realmente si podía moverme. —Aquí tienes, Missy. —Mi E-Reader apareció en mi línea de visión. Él había estado leyendo el primer libro de la serie que yo también estaba leyendo—. Apoyo al vampiro —dijo antes de dejar la habitación y cerrar la puerta.
 
Me tomó varios minutos levantarme de la cama. La mayor parte de mi sangre parecía haber dejado mi cerebro y haberse ido a otros lugares.
 
Era algo bueno que no fuera un chico, porque habría necesitado una ducha fría y unos cuántos minutos a solas.
 
Peter tenía razón; era una mentirosa. Le habría devuelto el beso.
 
Habría hecho mucho más que eso. Habría deseado que él hiciera cualquier cosa y todo y luego le habría pedido más. Sí, necesitaba una ducha fría.

***

Las cosas se enfriaron por unos días luego de eso. Peter se echó atrás. Otra vez. No en sus comentarios sobre querer dormir conmigo, o decirme que me veía ardiente o nada de eso, pero dejó de invadir mi espacio personal. Bueno, dejó de invadirlo mucho. Comenzó una nueva rutina cada noche cuando nos íbamos a dormir.
 
—¿Me amas? —Le respondía que no—. ¿Me odias? —Le respondía a eso con comentarios sarcásticos, nombrando las cosas que él había hecho durante el día que me habían molestado. La lista era en general bastante larga. La terminaba diciendo que no otra vez. Entonces ambos nos dábamos la vuelta y nos íbamos a dormir. Era algo extraño de hacer, pero resultó que ambos éramos personas extrañas. Dejé de preocuparme de si me veía ponerme los aparatos. Comenzó a tomar más cosas mías y se preocupaba menos cuando yo me molestaba.
 
Candela volvió de su cita con Pablo con los ojos brillantes. De alguna manera la tenía completamente conquistada, y él se volvió un accesorio de nuestra casa, al igual que Dev y Sean. Ambos estaban un poco enamorados de Rocio, y ella coqueteaba con ellos, pero jamás lo llevaba más lejos que eso.
 
Las clases se intensificaron mucho, y yo pasaba más y más tiempo leyendo y escribiendo artículos y otros trabajos difíciles. Peter y yo nos pasamos nuestra primera reunión de mediación con el Administrador de la Residencia digiriéndonos comentarios sarcásticos uno al otro.
 
El Administrador, Chris, intentó volver a encaminarnos en la charla, pero no era un muy buen mediador. Sólo terminé la sesión queriendo golpear a Peter, y él terminó con una sonrisa en su rostro. Así que, habíamos hecho cero progresos. Todavía teníamos que encontrarnos la próxima semana, y no tenía esperanza de que las cosas fueran a cambiar pronto. Además, había aceptado la apuesta, así que no podía irme realmente y dejarlo solo sin retirarme de ella, y no iba a hacer eso.
 
Había dado mi palabra y me iba a mantener firme a ella.
 
El miércoles, finalmente recibí un correo electrónico sobre el trabajo en la biblioteca, y me querían para una entrevista la siguiente tarde. Era con poca antelación, pero acepté. El dinero que había hecho en mi trabajo de verano en el restaurante Lobster Shack de la ciudad estaba desapareciendo rápidamente.
 
Encontré el departamento en la parte trasera de la biblioteca, escondida en una esquina. Había un montón de tuberías y fea pintura verde, y estaba claro que ésta era una parte olvidada del edificio.
 
Me reuní con Tom, el jefe del departamento, y me preguntó por mi ética de trabajo y todas esas preguntas sobre horarios y así sucesivamente.

Cosas típicas. Había practicado antes de venir y estaba agradecida.
 
Había pensado en pedirle a Peter que me dejara practicar con él, pero sólo me habría hecho preguntas ridículas y no habría sido de ayuda.
 
Así que le había pedido a Rocio que me ayudara cuando Peter estaba en clase.
 
En general, me pareció que fue bien y cuando le di la mano a Tom y me fui, me sentía completamente segura de que lo tenía.
 
Hice un desvío por el gimnasio antes de volver al departamento.
 
Habían pasado siglos desde que había entrenado y realmente extrañaba mis clases de kickboxing. Por suerte, había una hoja de inscripciones para clases los sábados por la tarde, e inmediatamente puse mi nombre en ella. Usé el caminador elíptico por un rato y luego hice un poco de levantamiento de pesas, pero deseé tener algo que golpear.
 
Todavía estaba sintiéndome exitosa por mi entrevista y mi entrenamiento esa noche cuando Peter decidió hacer otra deliciosa cena y traer a todos. Se había convertido de alguna manera en un ritual, e incluso habíamos recogido a más gente de nuestro complejo que había olido la comida y se acercaron.
 
Aquella noche terminamos dándole de comer a no menos de catorce personas. Habíamos convertido nuestro departamento en un comedor, atípico y en realidad habíamos comenzado a dejar la puerta abierta. La gente entraba y saludaba, y me di cuenta de que me gustaban muchos de ellos.
 
—¿Qué vas a hacer para el equipo esta noche? —dije.
 
Peter estaba rodeado de bolsas de compra. No tenía idea de dónde sacaba su dinero, ya que nunca había mencionado un trabajo.
 
—Bueno, ya que estamos alimentando a casi la mitad del campus, pensé que podríamos hacer pizza. Entonces todos pueden hacer la suya y cocinarlas en sus propios hornos.
—Suena a un plan. ¿Necesitas ayuda?
—Sí, si pudieras comenzar a picar esos pimientos, sería genial.
 
Saqué una tabla de cortar y comencé a picar. Rocio vino y me ayudó cuando llegó a casa, y Candela llegó al poco tiempo con Pablo, sus dedos entrelazados con los de él. Eran una pareja extraña, pero de alguna manera funcionaban. Pablo era tan relajado y tranquilo, y Candela tan tensa y ordenada. Tal vez se complementaban. El tiempo lo dirá. Dios, si terminaban, iba a ser realmente incómodo.
 
Todos ayudaron y armamos una cadena de armado. Gregg y Todd, dos de los chicos que vivían al lado, ofrecieron su horno, y comenzaron a poner las masas tan pronto como las pudimos terminar. Era un completo caos, pero de alguna manera de eso surgía un grupo de personas dedicadas a un mismo objetivo: deliciosa pizza. Me negaba a acercarme a los salchichones, así que Peter lidió con ellos, lavándose las manos luego y ayudándome a armar mi pizza vegetariana y empujándola en el horno junto con la pizza de sólo queso.
 
Nuestra fiesta de pizza se esparció por el pasillo mientras la gente o bien se quedaba parada o traían sillas de sus propios dormitorios. Pusimos algo de música, y fue ruidoso y loco y divertido. Sophie, Heather y Gabby también ofrecieron que usáramos su horno, poniendo allí pizzas ya hechas para que se mantuvieran calientes.

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