sábado, 18 de mayo de 2013

Capitulo 26

Capitulo 26

Las manos empapadas de Peter se sumergieron dentro de la tercera ronda de platos. Ahora eran las piezas de servicio. A pesar de sus ruegos para que lo dejaran solo, Carly se unió a él y secó cada pieza. Pilas de limpia y seca porcelana china y platería, yacían como evidencia de su trabajo.

―¿Qué hice para que me odiaras? ―Ella se apoyó en el mostrador de la cocina, con una irritada expresión en su cara.
―¿Huh? ―Peter levantó la mirada del fregadero.
―He estado tratando de hablar contigo todo el día y me tratas como si estuviera enferma. ¿Qué te he hecho? ―Cruzó sus brazos sobre su pecho, con el húmedo paño de cocina en su mano.
―Nada. Lo siento. Simplemente tengo mucho en que pensar. ―Recompuso su mal humor y remojó otro bol para servir.
―Los chicos pueden ser completos idiotas. Steve dijo que eras realmente agradable, pero creo que debe haber estado hablando de Tacho.

La cabeza de Peter se volteó bruscamente y la miró detenidamente.

―Esa es buena ―sonrió. Ella había estado tratando todo el día de romper sus defensas y le había ahorrado una tonelada de trabajo ayudándolo. Lo menos que podía hacer era ser amable.
―¿Qué te tiene tan enojado?

Peter la miró fijamente, levantando una ceja.


―Hola, has estado cavilando todo el día y tu pequeño discurso ahí dentro sólo prueba que tienes mucha actitud. ¿Estás enojado porque estás atrapado con tu familia durante todo el día?
―Estoy atrapado con mi familia todos los días. El día de hoy es mejor que la mayoría. Más personas alrededor, ayuda a distraerlos. ―Enjuagó otra fuente y la colocó junto a la creciente pila de porcelana chica apilada en el escurridor―. Te estás quedando atrás. ―Señaló los platos que esperaban.

Carly se lo quedó mirando fijamente, a continuación reanudó su tarea, después de que Peter finalmente se permitiera una sonrisa. Encontró más fácil ser agradable con Carly. Se unió a la conversación y hablaron de sus películas favoritas, qué música habían descargado recientemente y sus coches de ensueño. Mientras Peter recargaba el fregadero, Carly colocaba otro plato en la enorme pila de platos limpios sobre la isla del mostrador.

―Dios hay un montón de platos. Tu papá es horrible por hacerte hacer todo esto.
―Sí, Jett es muy bueno dando castigos.
―¿Qué haces aquí para divertirte? ―Carly preguntó.
―Oh, no lo sé. ―Con el grifo encendido, Peter agarró la manguera y la volvió contra ella. Carly gritó sorprendida y trató de bloquear su ataque de agua con la fuente que sostenía en sus manos. Él disparó el spray a través de la habitación, mientras trataba de esquivarlo. Para cuando hubieron terminado, ambos se
estaban riendo por la batalla de agua y por el paño empapado de Carly. Él terminó pasando un buen rato a pesar de sí mismo. Después de todo, Carly era bastante linda.


♫ ♪♫

El corazón de Claudia Lanzani se calentó mientras observaba a Peter jugar a las cartas en la mesa con todos los chicos. Hasta esta tarde él había estado enojadoy triste. Le dolía verlo tan desconsolado después de la pequeña payasada de Tacho  Aunque ella no estaba exactamente orgullosa de lo que Tacho había hecho, quería lo mejor para Peter y pensaba que sería mejor para él seguir adelante. Claramente, Peter no estaba de acuerdo.

―¡Toma eso! ―Peter lanzó su última carta en la pila y ganó la mano.

Carly estaba sentada a su lado, asimilando cada palabra suya. Ella resplandecía cada vez que Peter la miraba. La hijastra de su hermano hacía un gran trabajo distrayendo a Peter. La oportunidad no podía ser mejor. Lali parecía una chica agradable, pero su situación era complicada.

Tal vez Carly podía ayudarlo a olvidarla. Peter le sonrió a Carly de nuevo.

Las esperanzas de Claudia aumentaron un poco más.

―¿Listos para el pastel? ―preguntó ella. Voces hambrientas aclamaron. Le sorprendía cómo esos chicos podían estar hambrientos de nuevo tan pronto.
―Está listo en la cocina. Pueden unirse a los adultos en la sala.

La multitud de chicos corrió alborotadamente; Peter y Carly compartieron una broma mientras caminaban.

Quince minutos después todos estaban sentados en la sala. El enorme cuarto rebosaba de muebles cómodos y extravagantes plantas dispuestas en macetas, un piano de media cola estaba en una esquina. Los chicos a veces usaban ese cuarto para practicar o sólo para sentarse y tocar cualquier instrumento por el cual sintieran ganas.

Ella amaba escuchar su música. La sorprendía tener hijos tan talentosos. En un lado del cuarto la cámara de Agus estaba puesta sobre un trípode, esperando las tradicionales fotos familiares.

―Peter, ¿tocarías algo para mí? Ha pasado mucho tiempo ―preguntó la envejecida suegra de Claudia.
―Seguro, abuela ―dijo Peter, desde su asiento al lado de Carly. Se puso de pie y colocó su plato vacío en la mesa de café. Le sonrió a Carly, mientras estiraba sus dedos. Carly parecía contenta.

Peter se sentó detrás del piano


―¿Qué te gustaría escuchar?
―¿Qué tal algo nuevo? ¿Estás trabajando en algo?
―Mamá, Peter siempre está trabajando en algo nuevo. Parece que el muchacho no puede desconectar su escritura. ―Jett compartió una mirada orgullosa con ella.
―Está bien, toca algo lindo para mí ―dijo la abuela.

Peter la recompensó con una adorable sonrisa. Los dos siempre compartieron una conexión especial. Claudia recordó cuando ella estaba en el hospital cuidando a Agus varios años atrás. El pequeño Agus estuvo internado en el hospital durante más de una semana, mientras que los padres de Jett cuidaban a Tacho y a Peter. Durante ese tiempo, Tacho  de cuatro años, veía la televisión y jugaba afuera con los niños de los vecinos.

Peter, sin embargo, permaneció al lado de su abuela. Si ella trabajaba en sus macizos de flores, Peter, de tres años de edad, estaba con ella. Cuando ella lavaba y arreglaba las camas, el pequeño Peter trataba de ayudarla, hablando sin parar.

Amaba ayudarla a preparar galletas e insistió en que la abuela le enseñara a tocar el piano. Cuando lo recogieron, el pequeño ya dominaba Twinkle, Twinkle Little Star. Inhaló y exhaló. Pareció pensativo por un momento, a continuación empezó a tocar. Al principio sus dedos apenas tocaron las teclas. Una hermosa melodía emergía del piano. El cuarto permaneció silencioso mientras él, habilidosamente, manejaba el instrumento.

Claudia lo observó transformarse ante ella. Se convertía en uno con la música y eso calentó su alma. Su cuerpo se movía suavemente a medida que tocaba, distraído del mundo de su alrededor. Ella reconoció el ritmo, pero no pudo ubicarlo. No era de algo que ellos hubiesen grabado o practicado juntos; aún así la sensible pieza la conmovió con su belleza y con la amorosa manera con la cual él la tocaba.

Incluso los chicos en el cuarto se acurrucaron con sus padres a medida que el modo de tocar de Peter incorporaba poder y fuerza. Sus manos se movían sobre el teclado fácilmente. El instrumento se volvió una extensión de él. La abuela observaba y escuchaba, con el orgullo resplandeciendo en su cara envejecida. Claudia observó a Carly sentada sola en el sofá, obviamente pasmada.

Cuando Claudia miró a Peter de nuevo, la tristeza llenó sus ojos.

Ahora ella reconoció la melodía. Esa era la canción que él escribió para Lali, Besos de Ángeles.

La energía de la música se intensificó, a medida que la angustia del tono aumentaba y Peter dejó al descubierto su corazón roto. Claudia se mordió el labio. La música era como sonaban sus sentimientos. Mientras observaba a su hermoso hijo, pudo ver cuán profundamente él amaba a Lali y que cada nota de música escrita, era para ella.

Levantó la mirada hacia su esposo, quien compartió una mirada preocupada.

Éste no era un simple encaprichamiento que pasaría fácilmente. Tal vez no haría daño unir a Peter y a Lali durante un día, antes de que se fueran a Europa.

La hermosa música se ralentizó y volvió a la melodía inicial. Las emociones de Peter llenaron el cuarto. Él era un maestro en emocionar a la audiencia. Cuando sus largos dedos tocaron el último acorde, su cabeza cayó sobre su pecho. Al principio el cuarto estuvo en silencio y después estallaron los aplausos.

Peter estiró la y se limpió una lágrima solitaria.

El pequeño Ryan se volteó hacia su madre.

―¿Por qué está llorando Peter? ―preguntó.

Carly parecía decepcionada en el sofá, su alegría y felicidad fueron reemplazadas por la realidad.

El corazón de Peter ya había sido ocupado.

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