sábado, 4 de mayo de 2013

Capitulo 25

Capitulo 25

Peter

La tenue tela de color rosa se balanceaba suavemente en sus piernas mientras ella venía hacia mí. Preferí observar su entrada en vez de acercarme a ella. Tacones plateados cubrían sus pequeños y delicados pies. El ruedo de su vestido rozaba la piel justo por encima de sus rodillas. La línea de su cintura estaba cubierta por un cinturón de gasa con una amplia faja de raso. Directamente encima de su corazón, el familiar corazón de filigrana brillaba mientras que la luz golpeaba sus pequeñas piedras rosas. El vestido no tenía tirantes por lo que la sueva piel de sus hombros era visible, así como también la elegante curva de su cuello. Normalmente, disfrutaba ver su cabello suelto, pero tenía la masa sedosa de su cabello café recogido en un elegante moño, dejando su cuello y hombros desnudos.

Cuando estuvo a unos pasos de distancia, me moví hacia ella y le ofrecí mi mano. Ella deslizó su mano en la mía y la conexión de nuestras palmas envió olas de calor por todo mi cuerpo. La luz que iluminaban sus ojos hacía que el marron de ellos brillara. Estaba sumergido en la profundidad de su belleza mientras ella me miraba. Después de tomar detalle de cada perfecta parte de ella mientras entraba, pareció casi imposible que su alma excediera se belleza exterior. Pero como yo me había empapado de la hermosa alma que veía tan claramente a través de sus ojos, sabía que sí era posible.

—Peter, tenemos que estar en el escenario, hombre. Si ella ya está aquí, entonces vámonos.

Tacho, mi baterista, me interrumpió. Con el ceño fruncido, rodé mis ojos para encontrarme con su mirada. Las largas rastas rubias que volvía locas a las chicas, estaban peinadas en una coleta. Estaba tentado a acercarme y arrancarlas de su cabeza.

Lali acababa de llegar. Su madre le había dado un aventón por mí. Ha estado pasando tiempo extra con Cande y su madre desde su regreso. Ambas parecían necesitar tranquilidad ya que ella se encontraba de hecho viva. Cuando el auto cayó al océano, perdió la memoria. Bueno, esa fue nuestra historia. Se cree que Pablo se había ahogado. Además, los recuerdos sobre él se desvanecerían lo suficientemente pronto. Muchas personas ya lo estaban olvidando.

—Solo estoy diciendo que ya es hora. —Se quejó Tacho.
Lali rió detrás de mí.
—Está bien. Ve y rockea.
Deslicé mis manos entre las suyas y la empujé conmigo.
—No sin ti allá arriba, para que te pueda ver.

Este también era su baile de graduación, pero no me gustaba la idea de otros chicos bailando con mi chica. Ella se veía demasiado hermosa esta noche.

—Sin quejas de mi parte— dijo mientras me seguía. Nos detuvimos a la izquierda del escenario y la besé suavemente en los labios. Solo quería darle un beso rápido, pero sus brazos se enrollaron alrededor de mi cuello y mordió mi labio inferior por lo que decidí que la multitud podía esperar.

Tirando de ella contra mí, disfruté el dulce sabor que solo tenía Lali. Sus labios suaves se amoldaron debajo de los míos y luché por permanecer concentrado, esperando el momento en que su alma se liberara. Un suave gemido se escapó de su garganta y mi sangre empezó a hervir debajo de cada pequeña caricia de sus brazos y su lengua. La concentración se volvía cada vez más difícil. La presión de su suave pecho contra el mío me provocó un estremecimiento que corría a través de mí. ¿Por qué su alma no se había liberado aún?

No podía seguir con esto o todo pensamiento coherente me abandonaría. Calientes dedos rozaban mi abdomen mientras ella deslizaba una mano debajo de mi camisa. Jadeando, me separé de ella y observé sus labios hinchados y rojos y sus pesados párpados.

—Tu alma. Ella no se está liberando —Me las arreglé para decir.
Corriendo su mano por mi pecho, me sonrió débilmente.
—También noté eso. ¿Por qué te detuviste?

¿Acaso la petición de Pablo sobre su alma la había afectado? Sacudiendo mi cabeza, decidí que por el momento no me importaba. No iba a desperdiciar este inesperado regalo. Me agaché y la tomé en mis brazos, y empecé a dar largas zancadas hacia el cuarto en donde estaban guardados nuestros equipos.

—¿Qué estás haciendo?
—Voy a disfrutar una larga sesión de besuqueo con mi chica. Eso es lo que estoy haciendo —Expliqué, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás de mí con mi pie.

—Oh—Jadeó antes de que la empujara contra la pared, levantándola mientras ella enrollaba sus piernas alrededor de mi cintura. Saboreé su boca como nunca antes lo había hecho, sin pensamientos de autocontrol rondando por mi cabeza. En lo único en que pensaba era en lo suertudo que era.

Lali

La banda de Peter cantó cuatro de sus canciones más populares y la clase del 2012 de la preparatoria Breeze disfrutó cada minuto de ello. Solo tendríamos dos meses más hasta que camináramos a través del escenario y recibiéramos nuestros diplomas.

—Oye, hermosa. Eres la peor distracción que pueda imaginar —Me dijo Peter en esa oscura y suave voz que tanto amaba.

Tacho les decía a la multitud que regresarían después de un receso de quince minutos. Puse mis brazos alrededor de su cintura y descansé mi cabeza en su pecho.

—Chicos, tocaron asombrosos allá arriba —Les dije. Eché mi cabeza hacia atrás para estudiar su ridículamente perfecto rostro.
—Están un poco fuera de sí esta noche, pero creo que es por todas las chicas que gritan nuestros nombres y el hecho de que están tan cerca. Normalmente hay más distancia entre nosotros y ellos, y notar a quien pertenecen los gritos es difícil, por no decir imposible. 
—Dm, ¿Así que me estás diciendo que les interesan estás chicas?
Se encogió de hombros 
—En cierto modo.
—Podría presentarles a las chicas, si en verdad está interesado.
Peter sacudió su cabeza.
—No, por favor, no lo hagas. Quiero mantener a estos chicos en una sección aparte de mi vida. No alrededor mío todo el tiempo. La última cosa que necesito es que uno de ellos empiece a salir con una chica de Breeze.

Me gustaba que esta parte de su vida estuviera a un lado, y aislada del resto. Ya compartía a Peter con… la muerte. No quería compartirlo con nadie más.

—¿Quieres bailar… o quizás… regresar a ese cuarto de almacenamiento? —preguntó abrazándome por la cintura.
—Sí al baile y sí a al cuarto de almacenamiento. En ese orden por favor. —Le respondí, sintiendo de nuevo mi piel calentarse ante el recuerdo de las manos de Peter sobre mí.

No nos dirigimos a la concurrida pista de baile. Peter me empujó contra él y empezó a cantar en mi oído mientras dábamos vueltas alrededor en nuestro pequeño mundo privado, lejos del escenario y la multitud. Este era, por mucho, la mejor graduación al que cualquier chica hubiera ido. 

*** 

—¿No hemos estado ya en cada tienda de este centro comercial? —Me quejé mientras mis pies empezaban a protestar. 
Cande me fulminó con la mirada y frunció el ceño.
—Necesitamos el vestido perfecto y los zapatos perfectos para usar debajo de nuestras togas de graduación. Tenemos que quitárnoslas y dirigirnos directamente hacia la fiesta que mi padre está después de la ceremonia. Pensaría que con tu caliente novio rockero cantando en un escenario y un montón de chicas rodeándolo, tal vez tú querrías verte sexy.

Peter no solo había conseguido que Cold Soul cantara en nuestra graduación, sino que también había accedido a traerlos a la fiesta. Por supuesto, yo estaba más que segura que el padre de Cande les pagaría bien. Peter tenía que pagarles algo a los chicos. Así era como se mantenían.

Me hundí en el banco más cercano y capté el aroma del queso fundido de los pretzels de la panadería en frente de mí. Era el olor más angelical que existía sobre la faz de la tierra.

—De acuerdo, si tú me compras uno de esos deliciosos pretzels rellenos de queso fundido, continuaré torturando mis pies en búsqueda de la perfección.
Mirando rodó sus ojos.
—Está bien. Pero tienes que compartirlo. Huelen increíble y no necesito comerme uno entero yo sola. Lo último que necesito es engordar mientras buscamos vestidos.

Cande jamás había estado cerca a engordarse. Fue mi turno para rodar los ojos. La chica era una cabeza dura.

La pasé un billete de diez dólares y me recosté de nuevo en el asiento.
—Por favor, solo ve y compra uno grande. Demonios, compra dos. Me comeré uno y medio.
—No, no lo harás. Recuerda que tienes que verte increíble para tu caliente y sexy novio. Uno y medio de esos pretzels son miles de calorías, y no es un movimiento en la dirección correcta…
—Sólo son pretzels, Cande. Y esos son bajos en grasa —Le recordé.

Abrió su boca para replicar, pero luego la volvió a cerrar y se encaminó hacia la panadería. Había vuelto a ser ella misma. Le tomó un tiempo regresar definitivamente. Algunos días, ella quería hablar sobre de Nacho. Otros días, no podía soportar escuchar su nombre. A veces sus cambios de humor me desconcertaban. Verla con su cadera inclinada hacia la derecha con su mano apoyada en ella mientras esperaba impacientemente en la fila me hizo sonreír. Su chispa volvió. Un atractivo chico se dio la vuelta y la notó. Él le habló y parecía estarle ofreciendo que fuera primero. Pero ella no cedió y su postura permaneció firme. El chico se veía un poco decepcionado porque Cande rechazara su ofrecimiento.

No volvió a la normalidad por completo y probablemente nunca lo haría. La vieja Cande habría flirteado para conseguir estar de primera en la fila. Esta difícilmente puede estar junto a alguien del sexo opuesto.

—¿Está este asiento ocupado? —preguntó una caliente y sexy voz.
Aparté mi mirada y le sonreí a Peter.
—Sí. La estoy guardando para mi sexy novio—Le respondí a modo de broma.
Peter se sentó junto a mí y puso su brazo encima de mis hombros.
—Mmm, bueno, él debió haber llegado más temprano. Si te duermes, pierdes.
Riéndome, me acurruqué contra él.
—Sálvame de Cande. Trata de matarme a punta de compras.
—Imposible. Me he enterado que La Muerte siente algo por ti, por lo cual no puedes ser asesinada fácilmente.

Pellizqué sus abdominales a través de su camiseta. Se sintió tan bien estar cerca de él y no tenerme que preocupar por nada más que cosas normales de adolescentes, como una mejor amiga que pronto me estaría mirando impacientemente con cara de reproche.

—¿Ha averiguado algo acerca de Nacho? —pregunté bajando la voz. 
 Él asintió.
—Sí. Umm, solo digamos que su muerte fue anormal… un evento único. Así que su retorno también es único.
—¿Qué? —pregunté, levantándome del asiento para poder leer su expresión.

Peter se estiró y metió un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Sólo espera. Lo entenderás pronto.
—Ejem, discúlpenme mis tortolitos, pero este es un día de compras de emergencia y ya tengo nuestro combustible. Ahora, Peter, necesitas irte y estar todo deslumbrante y sexy en otro sitio. Necesito toda la atención de Lali hoy —Cande había adquirido un tono mandón.
Peter besó mi boca suavemente, luego acunó mi cara en sus manos y susurró 

—Te amo —En mí oído antes de levantarse e irse, dejándome hecha un charco de pudín.
—Te veo luego, Cande. No la desgastes por completo —Bromeó Peter mientras se daba la vuelta y se alejaba. Miré más allá de Cande, quien observaba su trasero asombrada. Levanté una de mis bolsas de compras y la golpeé suavemente en un costado. 
—¡OYE! —Chilló mientras se alejaba.
—Deja de mirar el trasero de mi novio —Le repliqué.

Me di cuenta que quizás Cande solo rechazaba a los chicos que mostraban interés en ella. Aquellos como Peter, los que no veía como una traición hacia Nacho, le prestaban atención. Mordiendo su labio, ella trató de contener una sonrisa.

—Lo siento, es muy difícil no hacerlo.
—Bueno, inténtalo.
—Aguafiestas —Murmuró mientras tiraba de mi brazo.
—Caminemos y comamos. Quiero ir a ver si tienen un sostén strapless en Victoria’s Secret.

Protestando, dejé que tirara de mí y arranqué mi mitad de pretzel de su mano. Al menos tenía algo delicioso para soportar esta tortura.

Peter

Fui a abrir la puerta de la habitación de Lali cuando alguien aclaró su garganta detrás de mí. No había sido cuidadoso y me había vuelto un poco… confiado, con lo de escabullirme en la habitación de Lali en las mañanas. Tendría que enfrentar las consecuencias por ese error. Dándome la vuelta, frente a la madre de Lali, de pie al final del pasillo con sus manos en sus labios y las cejas enarcadas. Su oscuro cabello castaño un poco revuelto debido al sueño, pero ella ya vestía sus ropas de trabajo: pantalones de gimnasia y una camiseta. Con una mancha de café en ella.

—Buenos días —Traté de sonar lo más educado posible.

No era que ella pudiera evitar que viniese a la habitación de Lali cuando quisiera, pero yo seguía sin querer que ella fuera mi enemigo.

—Bueno días, Peter. ¿A qué debemos esta temprana visita?
Esta vez yo aclaré mi garganta.
—Pensé en levantar a Lali. No quiero que ella se pierda se desayuno. —Bien, eso sonó lamentable.
—¿De verdad? Bueno, solo para que aclaremos las cosas, me di cuenta que el novio de mi hija es… bueno… algo que no es exactamente humano. Pero todavía espero que sigas mis reglas.
—Por supuesto —Le respondí.

Me observó por un largo momento, luego, empezó a bajar las escaleras. Permanecí congelado sin estar seguro si ella quería que me fuera o no.

Deteniéndose y mirando hacia atrás por encima de su hombro, me sonrió.

—Vamos. Te alimentaré mientras esperas —Luego continuo su descenso por las escaleras.

Sonreí a mí mismo mientras la seguía, ¿Quién era yo para desobedecer a su madre?

Una vez llegamos a la cocina, su madre abrió un gabinete y sacó la mezcla para panqueques, un gran recipiente y una cuchara.

—Aquí. Lee las instrucciones y empieza a mezclar los ingredientes mientras caliento la parrilla —Me ordenó mientras empujaba los ingredientes en mis brazos. No planeé preparar el desayuno junto con la madre de Lali, pero había pasado tiempo desde que ella y yo hablamos. Nuestra última conversación privada fue la noche en que la hablamos del alma de Lali. —La clave para hacer panqueques como le gustan a Lali es mucha mantequilla. Mantequilla real, hace que los bordes se doren.

Archivé esa pieza de información para usarla en futuras citas.

—Cuando ella era pequeña, yo hacía sus panqueques en forma de Mickey Mouse. Bueno, su cabeza al menos. Ella los amaba. Les hacía ojos, nariz y boca con frutas y luego lo cubría todo con jarabe.

Recordé aquellos ojos marrones, demasiados grandes para su rostro, estudiándome desde la cama del hospital el día en que había ido a hablar con ella. Ella había perdido todo su cabello y su cara era frágil y delgada, pero su mente era afilada como una tachuela. Después de ese día, siempre la recordé cuando caminé en las habitaciones de niños terminales para explicarles lo que estaba por venir. Su cara siempre vino a mi mente, y ahora me preguntaba qué había pasado con esa alma. Su madre tomó el recipiente de mis manos. Afortunadamente, me las había arreglado para mezclar la leche, los huevos y la harina apropiadamente. Su asentimiento aprobatorio era una señal de ello.

—Entonces, Peter Lanzani, ¿Alguna vez vas a decirme qué eres exactamente?

Me había preguntado si ahora que Lali estaba en casa, sana y salva, libre de espíritus vudú que querían su alma, su madre alguna vez me cuestionaría lo que yo soy.

Aclarando mi garganta, apoyé mi cadera en contra del mostrador y crucé mis brazos encima de mi pecho. No estaba seguro de si ella en verdad quería la respuesta a esta pregunta.

—Bueno, eso depende si realmente quiere que se lo diga. Tal vez es mejor que sólo sepa que voy a proteger a Lali por toda la eternidad. Ella nunca tendrá que temer a la muerte. —Me detuve en esas últimas palabras y esperé.

Su madre acababa de verter un poco de mantequilla en la parrilla caliente, se congeló y lentamente bajó la cuchara y el recipiente al mostrador. Su cabeza giró en cámara lenta hasta que sus ojos se encontraron incrédulamente los míos.

—Estás diciendo… quiero decir… tú no puedes ser… estás diciendo… no, eso no puede ser posible —Negó con su cabeza y me dio una última fruncida de ceño antes de volver su atención de vuelta al panqueque en frente de ella. Ella lo deslizó en un plato y me lo pasó. —El primero siempre es el mejor. ¿Por qué no lo tomas si… tú comes?

No oculté mi diversión mientras alcanzaba el plato.

—Sí, yo como. La eternidad sería terriblemente aburrida sin comida.

5+

2 comentarios :

  1. Me encanta la nove, es increíble, masssss nove por fis
    Att. Patty

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  2. otro porfaaaa me encanta la nove<3

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