Capitulo 29

Capitulo 29

Cielo Bauer hojeaba los papeles en su oficina cuando la secretaria asomó la cabeza por la puerta.

―Hey Cielo, tengo otra llamada sobre Lali Esposito ¿puedes tomarla?

―Claro, envíamela. Es probable que sea de los servicios sociales. 

A Cielo aun le estresaba la forma en que todo se había puesto para Lali. La pobre chica no se podía tomar un descanso y no había manera de que ella ayudara. Su teléfono sonó con la nueva llamada.

―Hola, soy Cielo Bauer.

―Hola, señorita Bauer, esperaba que pudiera ayudarme. Estoy tratando de encontrar una chica que recientemente se fue de su escuela. Su nombre es  Lali. Lali Esposito.

Cielo se recostó en la silla, un poco asustada. La voz del otro lado sonaba como la de un adolescente, ciertamente no como la de un trabajador social del Estado.

―Perdóneme ¿Quién llama?

―Soy amigo de Lali. ―La voz se tiñó de esperanza―. Ella y yo tuvimos un mal entendido y luego me enteré de que había salido de la ciudad. He tratado por todos los medios de encontrarla, pero nadie me va a ayudar.

Cielo se interesó por el chico, se preguntó quién era, ¿tal vez un amigo de la vieja escuela de Lali o un primo?

―Lo siento, la escuela no está autorizada para dar información de los estudiantes, particularmente en una situación como la de ella.
―Por favor, tiene que ayudarme. He hablado con gente en Milwaukee, en el Departamento de Servicios para la Familia, Child Welfare y en casas de acogida. Nadie me dirá nada. Ya no sabía dónde más llamar.

Su desesperación la afectó. Era evidente que estaba angustiado y había agotado todas sus opciones.

―Me gustaría ayudarle, de verdad. Lali fue una estudiante muy especial para mí, pero parece que sabes tanto como yo. A las únicas personas a las que ellos van a darle información es a sus padres o a sus tutores.

Ella escuchó su exhalación de derrota.

―No eres de la familia ¿verdad? ―preguntó.
―No ―respondió con voz cansada―. Soy su novio.
Cielo se sentó y se inclinó sobre el teléfono.
―¿Cuál es tu nombre? ―preguntó, estupefacta el enterarse de que Lali tenía un novio.
―Peter. Peter Lanzani.
Cielo casi dejó caer el teléfono.
―Oh, Dios mío.
―¿Perdón? ―preguntó educadamente.
―Lali me habló de ti. ―El sentimiento de culpa la abrumó―. Tú no estarás en…
―¿En una banda? Sí.

―Oh, mierda. ―Dejó caer la cabeza hacia delante, mientras sujetaba el teléfono contra la oreja.

Él se rió.

―¿Es eso malo?
―No, lo siento. ―Cielo no podía creerlo―. Lali me habló de ti un par de veces, pero yo no la creí. Su situación es… inusual. Yo estaba convencida de que te inventó.
―Sí, nosotros no somos una pareja muy usual. Escuche, necesito saber si ella está bien. ¿Sabe dónde está su padre? ¿Lo encontraron? ¿Está ella con él?
―No, no han sido capaces de localizarlo. Ojalá lo hubieran hecho, estoy segura de que estaría muy preocupado. Puesto que ya sabes que ella ha sido puesta en el sistema, no estoy rompiendo ninguna regla. Pero eso es todo lo que sé. Estoy segura de que ella está bien. Tiene que estar mejor que donde estaba. ―Cielo esperaba que fuera verdad―. Me gustaría poder ayudar, créame. No tengo ninguna autoridad para localizarla. Mis manos están atadas.

Simplemente no hay manera de que pueda tener acceso a sus archivos.

Un duro silencio pesó entre ellos, la desesperación era palpable en él.

―Escucha, a veces recibimos información, o regresa un alumno. Lali y yo teníamos un poco de conexión. Es posible que pueda ponerse en contacto conmigo en algún momento. Si lo hace, puedo hablarle de ti. O si me entero de alguna noticia, puedo hacértela saber. ―Esperaba que esto al menos disminuyera su pena.
―Eso sería fantástico. Gracias. No sabe lo genial que es escuchar eso.
―Bueno, hay una posibilidad remota, de que nunca tenga noticias de ella.
―Pero puede ser, y es la mejor noticia que he escuchado en las últimas semanas. ―Le dio el número de móvil y el número de la oficina de su manager también.


―Estamos preparando nuestra gira por Europa, así que podría no recibir su llamada. Sin embargo, deje un mensaje, eso me pondrá al día. Señorita Bauer, no puedo agradecérselo lo suficiente.

Su ánimo parecía haber mejorado y eso la animó a ella también. Al menos había una persona por ahí que apoyaba a Lali.

―No hay problema, me alegra hacer algo para poder ayudar.
La campana de la escuela sonó poniendo fin a las clases.
―Me tengo que ir, pero Peter, gracias por llamar y buena suerte con su viaje.
―Gracias.
Cielo colocó suavemente el teléfono en la base y se dirigió a la oficina principal.
―No vas a creer esto ―le dijo a la secretaria.

Las pruebas de sonido se prolongaron. Peter estaba sentado en un taburete, en medio del escenario, esperando mientras los ingenieros estaban haciendo algunos ajustes. Cada minuto parecía una hora. Levantó la vista y se percató de que Agus y Tacho intercambiaban gestos. Cuando se dieron cuenta de que los estaba mirando, ambos se detuvieron.

―¿Qué? ―les preguntó Peter irritado.
―Nada ―dijo Tacho.
―Tenemos algo que enseñarte ―confesó Agus―. Pero no queremos que te enfades.
―¿De qué estás hablando? ―preguntó.
―Estuviste a punto de arrancarnos la cabeza la semana pasada ―respondió Agus.
―Sí, bueno. Lo siento ―dijo Peter―. ¿Podemos hacerlo más tarde?
―No, no podemos ―dijo Tacho impaciente. Habló a su micrófono―. Hey Brian, pon el vídeo ahora ¿quieres?


Peter vio la preocupación en los ojos de sus hermanos, cuando lo miraban. Cada uno sostenía una guitarra.

Las luces del escenario se apagaron. Tacho y Agus comenzaron a tocar.

Una imagen de Lali, enorme, llenaba las pantallas gigantes a cada lado del escenario. Una sonrisa iluminaba su hermoso rostro, sus ojos verdes brillaban. Luego vino una foto de ellos hablando, con las cabezas cerca como si estuvieran compartiendo un secreto. Al principio, confundido, ya que nunca había visto las fotos antes, Peter se dio cuenta de que la manera voyerista de Agus con su cámara finalmente había dado sus frutos. Unos segundos más tarde apareció otra imagen, esta vez de Lali y él sentados en la gran roca de Parfrey’s Glen. Su pelo largo y castaño volaba con la brisa. Ligeras pecas salpicaban sus mejillas y una mirada de total satisfacción se mostraba en su rostro.

Paralizado, Peter cruzó el escenario para tener una visión más directa, sin quitar los ojos de la pantalla. Una tras otra, las fotos aparecieron ante él. Muchas mostraban a los dos juntos riendo, todas con el hermoso telón de fondo de Parfrey’s Glen.

Mientras las imágenes continuaban materializándose a través de la pantalla, sus hermanos tocaban una dolorosa canción familiar. La canción que escribió para Lali. “Besos de Ángel”

Peter dejó escapar un suspiro. Él debía haberlo estado conteniendo durante varios días. Ese era un homenaje que ellos le dedicaban a ella, para él. Tacho y Agus nunca habían entendido lo mucho que se preocupaba por ella hasta que se había perdido.

Cuando terminó la canción, uno foto final llenó la pantalla de los dos caminando por un campo en la reserva natural. La mano de ella se sujetaba firmemente a la de él, lo miraba con total confianza y admiración. Cada emoción se revelaba en su rostro. Ella miraba con adoración, su amor se derramaba.

La echaba de menos con cada ápice de su alma, pero ahora tenía un poco de ella. Su imagen permaneció en la pantalla después de que la música terminara.

Agus dio un paso a su lado.


―Pensé que te gustaría esto. Podríamos tocar la canción con el vídeo de fondo.

Tacho se acercó y le puso una mano firme en el hombro.

―He sido un idiota y me doy cuenta de que estaba equivocado. No me di cuenta de lo mucho que significaba para ti. Supongo que estaba celoso por lo unidos que estaban los dos. La hice alejarse de ti y estaba equivocado. Aquí hay un poco de ella. Puede que te dé una razón para querer volver a cantar. ―Los ojos de Tacho buscaron los de Peter. Peter vio un sincero remordimiento en su hermano, asintió con la cabeza su perdón.

Peter cruzó los brazos sobre el pecho, con una mano cubriéndose el rostro. Esperaba poder aguantar la emoción, pero no pudo.

―Sí, me gustaría. ―Su voz se quebró. Tal vez sus hermanos no eran tan malos después de todo.

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