viernes, 19 de abril de 2013

Capitulo 9

Capitulo 9

Capitulo 9

Lali

Mis ojos se sentían pesados. No podía recordar por qué. Luché para abrirlos, pero nada. ¿Dónde me encontraba? ¿Dónde está Peter? ¿Por qué no puedo abrir los ojos?

—Shhhh, está bien, Lali. No te preocupes. Te tengo.

Es la voz de Pablo. ¿Por qué está Pablo aquí?

—¿Pablo?

Dedos anormalmente cálidos apartaron el cabello de mi rostro y me estremecí mientras la piel de gallina cubrió mi cuerpo. No fue por placer.

—Sí, estoy aquí —Murmuró y continuó jugando con mi cabello.
—¿Dónde estoy? ¿Por qué no puedo abrir los ojos? —El pánico en mi voz fue evidente.
—Estás conmigo ahora. Donde perteneces. Donde siempre has pertenecido. Has sido mía desde el momento en que te elegí, cuando éramos solo niños. Y en cuanto a tus ojos, podrás abrirlos pronto. Tu cuerpo humano tiene dificultades para tratar con el viaje; lamento eso. — Nada de lo que decía tenía sentido. 
—No entiendo.
—Sólo descansa. Te sentirás mejor pronto.

Utilicé cada onza de fuerza en mi cuerpo luchando sin fin para abrir mis ojos. Pero no ocurrió nada. Todo quedó oscuro. Hasta qué, exhausta, me adentré en la oscuridad.

Parpadeando lentamente, levanté la mirada a lo que parecía ser gasa oscura. Estudiándola con confusión, noté que caía sobre la cama en que yo estaba recostada. Giré mi cabeza para observar mí alrededor y noté que la iluminación era a causa una tenue luz anaranjada. Me levanté sobre mis codos y me pregunté si esto era real o si era un sueño. Velas cubrían la habitación y hacían que la luz parpadeante bailara a través del techo. Sin embargo, las paredes eran de piedra, el cuarto fue elaboradamente decorado con candelabros y una araña de cristal. Tenía que estar soñando. Sacudí mi cabeza para despejarme, deslicé mi pie sobre el borde de la cama, notando por primera vez las sábanas de seda negra en las cuales estuve durmiendo. La enorme cama de hierro parecía fuera de lugar en una habitación con paredes de piedra. ¿Dónde se supone que estoy y cómo llegué a este lugar? 

Me senté allí, estudiando las pequeñas flamas enfrente de mí y me concentré en lo que podía recordar: Estuve en el concierto de Peter. Allí estaba una chica… una chica mala. Una chica que Peter había consolado. Oh, corrí y Pablo me encontró.

Jadeando, salté de la cama y me di la vuelta, buscando una puerta. Esto no era un sueño. Necesitaba salir de allí. Algo no andaba bien. Pablo me había raptado. Me drogó. ¿Por qué tengo que ser una reina del drama y huir? Antes de que mis nervios se volvieran locos, la pared de pierda a la izquierda de la cama comenzó a moverse y una puerta oculta se abrió.

Pablo entró en la habitación vestido con sus habituales vaqueros y camisa polo. Parecía tan normal. Se parecía al mariscal de campo del instituto. Su cabello castaño perfectamente despeinado como si tuviera estilo. Los ojos verdes en los que una vez confié brillaban mientras se encontraban con los míos. Era tan difícil de creer que era malvado.

—Despertaste —dijo mientras cerró la puerta detrás de él.
—¿Dónde estamos?
Pablo extendió las manos y sonrió. 
—Mi lugar. ¿Te gusta?
Rompí el contacto visual con él. No era la respuesta que yo buscaba y él lo sabe.
—¿Por qué estoy aquí, Pablo?
Sonrió, y arqueó una ceja. No fue una expresión a la que estuviera familiarizada. Pablo nunca pareció ser engreído.
—Porque me perteneces.
Me obligué a no dejarme llevar por el pánico mientras me aferraba a mi expresión de calma, y di otro paso hacia él.
—No te pertenezco, Pablo. No soy una posesión. Soy una persona. Por favor, regrésame a casa.
Pablo dejo escapar una fuerte carcajada que no contenía nada de humor.
 —Así que, ¿Juan Pedro se quedará con lo que yo cree? No lo creo, Lali —Se detuvo y pasó su mano a través de su desordenado cabello. Fue un movimiento que lo vi hacer cientos de veces. De alguna manera, ver ese pequeño gesto humano alivió al miedo al cual me aferraba.

—Lo puedes ver, él estaba obligado a amarte. Eres diferente. Él vio eso. Pero lo que no te explicó fue que eras diferente porque yo te hice diferente. No él. No el destino. Eres mía. Has sido moldeada a mi creación. Debes elegirme —Extendió su mano—, Esta bien, confía en mí. Mi tacto nunca te lastimará.

Negando con la cabeza, di varios pasos atrás, hasta que mi espalda tocó la cabecera de hierro.

—¿Alguna vez te he lastimado, Lali? Escucha tu alma. Sabe a dónde pertenece. El fuego relampaguea en tus ojos justo ahora, es tu alma buscándome —Se detuvo frente a mi y me sonrió como si tuviera un maravilloso secreto que compartir. Extendió su mano hacia mí—. Dame tu mano.

Mis ojos. Él es la razón por la cual mis ojos brillan de un raro color naranja, ¿Y quiere que le dé mi mano? No lo creo. Esto es un problema.

—Por favor, llévame a casa. Solo quiero ir a casa —Rogué.
Frunciendo el ceño, Pablo dejó caer su mano extendida. 
—¿Qué debo hacer para que confíes en mi? Confías en La Muerte, sin lugar a dudas. La Muerte, Lali. Él es la Muerte. ¿Cómo puedes confiar en una creación que toma las almas de la tierra y no confías en mí? Nunca permitiría que salieras herida. Nunca permitiría que estuvieras sola. Pero él aparece y caes sin sentido bajo su hechizo. ¿Qué hizo para merecerte? No salvo tu vida. Vino a tomar tu alma cuando eras una niña. Dejo a tu madre llorando la perdida de su niña y no tuvo remordimiento. Eso es lo que él hace.
—¿Por qué me salvaste?

Pablo me dio una pequeña y triste sonrisa y ladeó la cabeza a un lado, estudiándome. 

—No soy tu más oscuro sueño, Lali. Puedo caminar en la oscuridad, pero vi una vida digna y la elegí. Mi padre la eligió. Estuvo de acuerdo en lo que tu significas para mi. Ahora tienes que aceptar que la vida que siempre tuviste está llegando a su fin. Ya es hora. Se suponía que morirías ese día en la carretera y cuando la Muerte viniera, yo tomaría tu alma en su lugar. Debiste confiar en mí. Tu alma y mi espíritu son uno mismo. Pero la Muerte rompió las reglas —gruñó Pablo, y caminó hacia uno de los muchos candelabros iluminando la habitación—. Tuve que volverme un poco más duro. Sabía que la Muerte estaba contigo, pero creí que lo que hacía, era el mismo interés que mostraba en cualquier otra alma, preparándote. En cambio, el tonto se enamoro de ti.

Observé horrorizada mientras alargaba su mano sobre la flama, causando que está creciera hasta que la punta rozó la palma de su mano. Su puño apretado sobre la flama se giró hacia mí y abrió su mano para revelar una bola de fuego.

—No puedo controlar a la Muerte, pero puedo controlar a los muertos. Esos quienes eligen quedarse en la tierra. Caminan entre la oscuridad bajo el mando de mi padre. Bajo mi mando. Necesito a alguien para llenar la soledad. Tú has sido mi compañía por quince años, ni siquiera lo notaste. Pero tus recuerdos lentamente regresaran. Verás que, de hecho, me perteneces.

Peter es más fuerte que esto. Repetí ese recordatorio en mi cabeza para que mi corazón dejara de golpear mi pecho. Me encontrará. Incluso si estoy en lo más profundo del Infierno. Mirando a mí alrededor, seriamente dudaba que allí fuera donde estábamos. Nada en este lugar me recordó al Infierno. Bueno, excepto que estaba atrapada aquí con un espíritu Vudú.

—¿Sólo me raptaste de la tierra? ¿Qué hay con mi madre? No puedo dejarla —Esa era en realidad la menor de mis preocupaciones, pero él conocía a mi madre y tenía que echárselo en su rostro.
 
Pablo frunció el ceño y cerró la distancia entre nosotros, causando que mi cuerpo se pusiera en alerta máxima. Tuve que obligarme mentalmente a no retroceder por su cercanía. No estaba segura de cómo manejar esto. Aseguraba que mi alma era suya, pero eso no significaba que yo tenía que hacer todo lo que él quisiera.

—Te regresaré pronto. Ni siquiera notará que te fuiste. Sólo necesito un lugar donde hablar contigo. Para explicártelo sin… —Se detuvo y una expresión de amargura curvó los labios—, esa estúpida transportadora o Juan Pedro continuamente estropeando mis intentos.

Así que me dejaría irme a casa. No estaría atrapada en esta espeluznante celda para siempre. Esa fue la mejor noticia que había escuchado desde que él entró en la habitación. Respirar se volvió más fácil.

—¿Te preocupaba que te mantuviera prisionera? Vamos, Lali, me conoces mejor que eso. ¿Cuándo no me he asegurado de hacerte feliz? ¿Cuándo he intentado lastimarte? Nunca. —Terminó, alargando su brazo para tomar mi mano y apretarla. Quería apartarla de golpe y correr al otro lado de la habitación, pero no lo hice. Enfurecerlo no era la mejor idea. Si planeaba dejarme ir a casa, yo no iba a hacerlo cambiar de opinión por una discusión.
—¿De qué es lo que quieres hablar conmigo? —Le pregunté en un suave tono de no-confrontación. Eso pareció agradarle, sonrió. Este era el Pablo que conocía. Sólo ver su sonrisa me tranquilizo.
—Eso está mejor. Tu corazón dejo de acelerarse. No tienes por qué asustarte. Nunca temas de mí. 

Es una lástima. Yo no era fan de los malvados espíritus, así que siempre le temería.

—Ven a caminar conmigo, por favor. Podemos caminar un rato mientras te muestro alrededor —dijo, tirando suavemente de mi brazo. No me sentía de humor para hacer un recorrido por el Infierno, pero quería irme a casa, así que deje que me dirigiera a la puerta de piedra que hacía juego con las paredes perfectamente. Nunca la hubiera descubierto si él no la hubiera usado.

El aire frío y húmedo no me sorprendió tanto como lo hizo mi entorno. Esto no era el Infierno. A pesar de que olía muy similar a lo que yo esperaría que si fuera. El vapor que se elevaba desde la calle de asfalto negro frente a mi era por el húmedo aire de la noche, lo que debería ser un anormalmente día de invierno cálido no eran las profundidades del Infierno. Los viejos y destartalados edificios franceses bordeaban la calle llena de bares, discotecas y tiendas de vudú abiertas. Podría no estar en el infierno, pero era lo más parecido a él. Una puerta del bar directamente frente a nosotros se abrió y un chico salió tropezándose porque un hombre más fuerte lo lanzó a la calle para luego cerrar la puerta firmemente. El chico comenzó maldecir y reírse y hacer un escándalo. ¿Dónde están los padres de este chico? Debía ser media noche.

Una mujer corrió por la calle mientras gritaba riendo, luego se detuvo y levantó su ya muy pequeño top para que sus pechos quedaran libres y desnudos frente al hombre que la perseguía. Ella se dio la vuelta y siguió corriendo con sus tacones de aguja, con sus pechos completamente desnudos a la vista de todos. El hombre finalmente la atrapo y la hizo girar, levantándola en sus brazos, enterrando su rostro en algún lugar donde yo no prefería ver. Apartando mi mirada de ellos y su comportamiento repugnante vi un viejo carruaje haciendo su camino hacia nosotros. Me pregunté si esa era la razón por la cual las calles olían a estiércol y vómito.

—Vamos, Lali, debemos hablar. Vayamos a dar un paseo —Pablo me dirigió hacia el carruaje mientras el caballo se detenía frente a nosotros.
—¿Iremos en esto? —Pregunté mientras me levantaba para subirme a la parte trasera del carruaje.
—Sip —respondió sonriendo y tomó el asiento frente a mí en vez de sentarse a mi lado. Agradecí la distancia, pero no me gusto el hecho de que sus ojos estuvieran frente a los míos.

—Entonces, ¿Qué piensas de la calle Bourbon? ¿Es todo lo que siempre habías imaginado?

Sinceramente, nunca había pensado en la calle Bourbon en absoluto. Ninguna vez en mi vida imaginé que sería esto. Ahora, sabía la exacta localización en Luisiana a la cual Pablo me trajo. Puse mi atención de regreso a las calles mientras las pasábamos. Luces de chillantes colores de mujeres desnudas brillaban en las ventanas, y pizarrones que aseguraban tener los mejores platillos de la ciudad llenaban las calles, también. Las tiendas de vudú eran interminables y los pequeños muñecos que siempre me venían a la mente cuando alguien mencionaba Vudú cubrían las ventanas. Eso era todo lo que sabía del vudú. Un pequeño muñeco al que pinchaban agujas si no te agradaba alguien. Era una idea divertida, nada más. Que equivocada había estado.

—Esas tiendas, las que son de Vudú… —Comencé y Pablo rió. —Son propiedad de gente que normalmente estafa a los turistas. Ni uno sólo de ellos tiene algún poder. Me imagino que si un espíritu vudú real tuviera la gracia de tocar sus puertas, le cerrarían la puerta y huirían de la ciudad. El vudú no es real en estas calles. Sólo se puede encontrar muy profundamente por esos elegidos que los espíritus quieren que los encuentren.

Oh, fabuloso, ¿Los espíritus malignos son exigentes? Esto no puede ser peor. Trato de no rodar los ojos, pero la sonrisa en el rostro de Pablo me dice que él sabe que intento portarme bien. Los viejos edificios franceses comienzan a dar paso a edificios más limpios, más elegantes. Me preguntaba si vería una linda parte de Nueva Orleans antes de regresar a casa.

—Este es el Distrito Jardín. Es una zona agradable. La mayoría de las mansiones bien conservadas puedes encontrarlas aquí mismo. — Sin importar cuan fascinante fueran, no me interesaban los vecindarios de Nueva Orleans.
—¿De qué quieres hablar conmigo, Pablo? ¿Por qué estoy aquí? — Pablo se inclinó hacia adelante y apoyó los codos sobre sus rodillas. Me incorporé en mi asiento con el fin de mantener una distancia segura de él. Afortunadamente, pareció no darse cuenta.

—Sé que no entiendes ahora lo que tu madre hizo. Recordarás todas las veces que he estado entrando a tu vida. Sabrás que estuve ese día que la vieja reina Vudú removió la enfermedad de tu cuerpo. Sí, lo hice y también la petición, mi padre lo requirió, pidió una restitución por ello. Toda acción viene con un pago. No del tipo monetario como en las tiendas de vudú de aquí quieren. El Vudú real pide algo más. El pago más caro que puede ser. Yo quería que vivieras, Lali. Te observé desde el momento en que llegaste a Nueva Orleans. La enfermera te observaba porque eras la nieta de la reina vudú. Te trajo a mí para verte desde el primer día que llegaste. Quede fascinado por ti. Mi padre buscaba a mi compañera y yo le pedí que la petición fueras tú. Dijo que teníamos que esperar. Eso significaba que ocurriría cuando el destino lo decidiera. Cuando los doctores dijeron que no verías otro día, tu madre fue con la enfermera y te trajo a la vieja reina vudú, quien me llamó.

Se detuvo, me miró por un momento. Conocía la mayor parte de eso ya, excepto, la conexión con la enfermera. Después de tomar una respiración profunda, casi un suspiro, Pablo continuó

—Una vida no puede darse gratis. El costo es una vida por otra vida. Salvé tu vida y al hacerlo, compré tu alma. Ha sido mía desde el día que estuviste saludable. He estado cerca de ti desde entonces.

Mi madre vendió mi alma al diablo. Eso era lo que me decía. Excepto que era difícil pensar en Pablo como el diablo. Se veía tan normal sentado frente a mí. Si sólo fuera un chico normal con quien pudiera terminar y luego alejarme de él.

—Nada de esto tiene sentido. ¿Por qué te volviste humano? ¿Por qué me ignoraste por años? ¿Por qué fingiste? ¿Por qué me quieres? ¿Por qué sólo no me dejas irme? —Las preguntas salieron de mi boca. Y Pablo comenzó a abrir la boca otra vez cuando una expresión furiosa tomó su lugar. Eso era nuevo. No se parecía al Pablo que yo conocía. ¿Por qué escupí todo eso? Oh, Dios, no dejes que se convierta en un horrible demonio.
—Está aquí. ¿Cómo diablos llego aquí tan rápido? —Rugió y el carruaje se detuvo.

Miré a mí alrededor mientras Pablo se levantaba y saltaba de su asiento y me dejaba sola. Las luces de la calle se apagaron y encendieron y las muy transitadas calles que recorrimos se habían ido. Esto era francamente espeluznante. Una mano tomó mi brazo y me jaló, grité pero al instante me callé, Peter tiraba de mí a sus brazos.

—Está bien —Me aseguró y deje escapar un sollozo de alivio. Estaba aquí. Iría a casa. Pasó su mano por mi cabello—. Shhh, te tengo. Se fue.
—¿Dónde? ¿Estás seguro? —Susurré contra su pecho.
—Sí, huyó en vez de enfrentarme. Se fue, Lali. Te lo aseguro. — Asentí en su pecho, envolviendo mis brazos en su cintura e inhalando su aroma. No me importaba que lastimara mis sentimientos más tarde. Que reaccionara de forma exagerada. Sólo quería irme de este lugar.
—Vamos a casa —Susurró en mi oído.

27 comentarios :

  1. no estoy teniendo tiempo de comentarrrrrrrr

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  2. fuerzas para Venezuela!!!!!!!!!!!!!!!

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  3. fuerzas para Venezuela!!!!!!!!!!!!!!!

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  4. ++++++++++++++++++++++++

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  5. y perdon por no comentar siempre

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  6. gracias por seguir subiendo ♥

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