viernes, 26 de abril de 2013

Capitulo 17

Capitulo 17

Lali

—Creo que quizás moriré por inhalación de polvo —Se quejó Euge mientras abría otra caja de las decenas de cajas de cartón que mi madre había colocado aquí en los últimos años.
—¡Oh, deja de ser tan dramática! ¿Qué es un poco de polvo? Has estado en edificios en llamas.
—Sí, bueno, porque es mi obligación. Es mi trabajo. Sin embargo, mi trabajo no dice que tenga que hacer trabajo manual en un ático con un ser humano. —Riéndome de mí misma, abrí la caja que acababa de bajar de la pila largamente peligrosa que mi madre había hecho. Quiero decir, entiendo que ella tratara de ahorrar espacio aquí, pero una pila de cajas que casi tocaba el techo no era exactamente una decisión inteligente.

—¿Quieres que busque en esta? —preguntó Euge mientras dejaba la caja que había bajado a un lado.
—Sí, por favor.
—Y es un perrito de peluche blanco, ¿no?
—Sí... bueno, quizá ya no sea exactamente blanco. Han pasado muchos años, así que la piel puede estar un poco descolorida ahora. — Euge gruñó para sus adentros mientras comenzaba a hurgar en su caja.

Me moví a través de los artículos que había empacado hace sólo ocho años, porque había sido incapaz de armarme de valor para llevarlos a la beneficencia. Un bolso pequeño con letras de lentejuelas que decían Las Vegas me hizo sonreír. Mi madre me llevo a una convención de escritores allí una vez. Fue uno de los últimos viajes que pasé con ella. Siempre me aburría, pero en el viaje a Las Vegas conocí a un amigo... Creo. Sacudiendo la cabeza, lo hice a un lado y encontré una camiseta de los Backstreet Boys que recibí una navidad. Dios, había sido una idiota. Después, encontré una caja de zapatos que supe sin mirar que contenía las cartas que nos pasábamos Cande y yo en la escuela.

Tenía de cosas inútiles e interesantes, tales como: "¿Crees que le guste a Kyle?" O "¿Has visto la manera en que el trasero de Ashley se ve en esos pantalones vaqueros?, Debería ponerse a dieta", o mi favorita, "¿Crees que la señora Nordman tiene un pelo en la barbilla nuevo hoy?" Sí, esa caja de zapatos no tenía precio. Desafortunadamente, no había un cachorro de peluche. Frustrada, cerré la caja y la deje a un lado.

—Bueno, esto fue un fracaso… -—Golpee mi mano sobre mi boca para no aullar de risa.

Euge posaba frente al espejo que una vez estuvo en mi dormitorio de "princesa". Pero esa no era la parte divertida. Euge encontró mis ropas de vestir de las que yo no quise separarme cuando tenía diez años, pero ya no las quería en mi habitación más. Se había puesto mi vestido de Campanita con un par de tacones de Blanca Nieves a los que no encajaba ni de lejos su pie. En su cabeza llevaba el velo que había ido con mi traje de Jasmine.

—¿Cómo me veo? -—Preguntó dando vueltas más rápido de las que un ser humano sería capaz de hacer con la falda de Campanita flotando en frente de ella. Yo siempre daba vueltas en ese vestido también, tratando con todas mis fuerzas en conseguir que se destacara a la perfección.
—Fabuloso, deberías usarlo para el trabajo. –Canté, luego solté una gran carcajada.
—No sé qué pensaría Peter si me presentara luciendo como si estuviese lista para un viaje a Disney World. Temería enviar el alma conmigo. -—Me senté en la caja detrás de mí, no podía parar de reír al verla vestida tan ridícula.

—Lo asustarías... ¡Hasta la muerte! —Me reí más fuerte ante mi propio pequeño juego de palabras. Euge empezó a decir algo más cuando un sonido detrás de mí convirtió mi risa en un pequeño chillido.
—¿Qué diablos, Jaslyn? Esta no es una fiesta —Se quejó Euge y me alivió un poco saber que Euge conocía a la pelirroja pálida que apareció en mi ático. Sus rasgos perfectos, translúcidos, eran tan similares a los de Euge cuando estaba en el modo de "transportista" que rápidamente sume dos más dos.
—Lo siento, Euge -—Se detuvo y lentamente miró el vestuario de Euge con el ceño fruncido, la confusión en su rostro.
—Déjate de tonterías Jas y dime por qué estás aquí —La corto Euge.

Las prendas de vestir desaparecieron de su cuerpo y estuvo una vez más, vestida con sus pantalones vaqueros, sudadera con capucha y botas.

—Oh, eh, sí... bueno, uh, Juan Pedro te necesita. —La atención de Euge se desvió de la transportista a mí.
—¿Qué hay de Lali?
—Oh, eh, no lo dijo. Sólo dijo que te necesitaba. —El ceño fruncido en el rostro de Euge me dijo que no estaba tan segura de esto. Pero si Peter envió por ella, entonces debía ser importante.
—Iré a pasar el día con Cande. Podemos buscar el pelu… la cosa más tarde —Empecé a hablar. Euge asintió con la cabeza hacia mí.
—Bueno, vayamos ahora, antes de irme. No necesitas quedarte aquí sola.
—Está bien.

Me dirigí a las escaleras, entonces miré a Euge para pedirle que por favor, me hiciera saber si algo andaba mal, pero ella hablaba en voz baja con Jaslyn en una conversación muy intensa, por lo que las deje solas. Euge no tardaría mucho. Peter no la dejaría irse demasiado tiempo.

Además, Peter estaba bien. Él era la muerte. No hay de qué preocuparse.

Peter

—¿Qué está pasando Juan Pedro? —Exigió Euge a su llegada con Jasyln en el cementerio fuera de la pequeña funeraria en la ciudad de Lali. Vine a la tumba de Nacho para ver si había algún rastro de actividad. Su alma no se había quedado vagando por la tierra. El único otro lugar en el que podría estar era con Ghede en el Vilokan. Si es así, se encontraba completamente fuera del radar. Dar con él sería casi imposible. Ninguna deidad o ser creado por el Creador habían estado nunca en Vilokan. La isla bajo el mar era para los espíritus del vudú y las almas que reclamaban en la tierra.

—Nacho. Su alma no debió ser tomada. Él nunca estuvo en los libros. —Continuaba sonando increíble cuando lo decía. Incluso después de hablar con el Creador. Las decisiones habían sido tomadas. Con el poder de la restitución en el lado de Ghede, esto podría empeorar.
—¿Qué? —Su tono de incredulidad no me sorprendió. Yo tuve la misma reacción. Esto nunca había sucedido. Y si no encontraba una manera de detenerlo, el Creador esperaría que entregara a Lali o a su madre a Ghede. Ninguna de las dos era una opción.
—Ghede, él tomó el alma de Nacho por la restitución de Lali. El Creador no cree que vaya a parar allí. Nacho fue una advertencia para mí o para Lali. No se detendrá hasta tener en sus garras a Lali.

Euge se dejó caer en la lápida detrás de ella. 

—Oh, mierda. 
—No quiero que le digas a Lali aún. No si podemos arreglar esto sin que ella lo sepa. Las implicaciones de la muerte de Nacho serían demasiado para que ella les hiciera frente. Se sacrificaría sin lugar a dudas. No lo permitiré. Detendré esto.

Euge asintió con la cabeza totalmente de acuerdo. Sabía que podía contar con ella. Jaslyn por el contrario, estaría dispuesta a ofrecer a Lali en bandeja de plata. Ella no entendía, pero aun así se me era difícil tenerla cerca de mí. Quería saciar mi enojo con alguien y su indiferencia la ponía directo en el camino de mi ira.

—¿Dónde está Lali ahora? —Le pregunté, variando mi ceño fruncido de Jaslyn a Euge de nuevo.
—Ella está con Candela —Me aseguró.

Eso era bueno. Necesitaba a Euge en estos momentos. Teníamos que encontrar una manera de penetrar Vilokan. El infierno habría sido mucho más fácil.

Lali

Convencer a Cande para un día de compras no fue fácil, pero tenía que salir. Después de forzarla a alistarse y empujarla hacia mi coche, nos dirigimos al centro comercial. Cuatro horas más tarde, ella mostró señales de vida. Estuve muy agradecida.

—Necesito un café —Anuncie cuando salimos de nuestra tercer tienda de zapatos a la hora. Me las arreglé para encontrar dos pares de zapatos sin los que no podría vivir. Uno de ellos era un par de sandalias amarillas sin respaldo que tenían un poco de tacón. Los otros eran botas de color beige que combinan perfectamente con mi chaqueta de cuero beige. La mejor parte era que tenían descuento. Cande, sin embargo, no había comprado nada. Fuimos poco a poco para llegar allí. Ella había intentado medirse unos zapatos en la tienda anterior. Yo la había obligado, pero al menos se los había puesto.

—Yo también —respondió Cande, volviéndose hacia el Starbucks en vez de ir a la siguiente ala del centro, donde se ubicaba Wide Mouth, la cafetería favorita de Nacho. Entendí, y honestamente, no estoy segura de poder entrar en Wide Mouth ahora tampoco.
—¿Qué quieres? —Le pregunté, sacando mi cartera.
—No sé, consígueme lo mismo que tú pidas —dijo ella con un gesto de la mano y se acercó a encontrar una mesa.

No podía pedirle lo mismo que yo. Yo siempre pedía un café con leche con caramelo, crema batida al igual que lo hacia Nacho. Me hice a un lado para que las personas detrás de mí pudieran ordenar y estudié el menú detrás del mostrador. Hacía años que no ordenaba algo más que un café con leche y caramelo. Ni siquiera estoy segura de conocer algo más para ordenar.

—He oído que el chocolate caliente es increíble —Susurró en mi oído Pablo. Él tenía forma humana, porque los vellos de mis brazos no se erizaron.
—Soy una niña grande. Prefiero el café —Le espeté sin mirar hacia atrás a él. Él rió en voz baja.
—Sí, lo sé. Café con caramelo, leche con crema batida. — Tensándome, miré hacia donde se encontraba sentada Cande. Nos observaba con una mirada divertida y triste en su rostro. Sabía que verme con Pablo le recordaba a Nacho. Sin embargo, era otra razón para permanecer malditamente lejos de él. Si sólo entendiera la insinuación y me dejara en paz. Nunca estaría de acuerdo en darle mi alma. Que se jodiera la estúpida restitución o lo que fuera.
—No —Replique y me acerqué al mostrador para ordenar y poner espacio entre los dos.

La chica en el mostrador se comía con los ojos a Pablo y no me prestaba ni un ápice de atención. Ella empezó a jugar con un mechón de su cabello castaño alrededor de su dedo y bateo sus pestañas. Si la chica tonta supiera… Él no era el Sr. Todo-Americano.

Me aclaré la garganta para llamar su atención y cuando eso no funcionó, literalmente, tuve golpear el área del mostrador frente a ella.

—Hola, perdón, pero es mi turno. —Apartó su intensa mirada de “ven a por mí” de Pablo y me miró. Bien, ahora va a escupir en mi café.
—Ya lo sé. Esperaba que ordenaras —El tono de la muchacha fue molesto.
—Bueno, no me di cuenta. Parecías ocupada.

Tenía las mejillas enrojecidas y lista para dar rienda suelta a su réplica ágil cuando Pablo tosió ruidosamente. Su voz sonaba sospechosa, como si estuviera ocultando una sonrisa.

—Creo que hemos comenzado con el pie equivocado —La voz de Pablo fue suave y profunda. Tal como imaginó la chica en su mente. Las chicas realmente eran débiles cuando se trataba de hombres atractivos—. Sólo necesitamos ordenar, necesito un chocolate caliente y tú necesitas un... —Fijo la mirada en mí, como si estuviéramos aquí juntos. Empecé a abrir la boca para corregirlo, cuando decidí que era mejor ir con él si no quería la saliva de la chica en mi café con leche.
—Oh, eh, que sean dos grandes... uh.... dos grandes.... um... — Pude sentir la molestia e impaciencia en la chica, pero no deje que eso me detuviera. Traté de encontrar algo en el menú que seguramente nosotras ordenaríamos.
—Quiere dos cafés con leche, de moka, con nata y chocolate espolvoreado en la cima, grandes, por favor -—Informó Pablo a la chica.
  
¿Qué diablos? No le di permiso para ordenar por mí. Incluso, si lo que él ordenó sonaba tan bien. Se acercó a mí, le pagó a la chica mientras coqueteaba con ella, me crucé de brazos y espere hasta que terminara. Cuando se volvió para sonreírme, gruñí.

—¿Qué? No podías decidir. Te he ayudado. Te encanta el chocolate. Te gusta el moca con leche.
—No recuerdo haber pedido tu ayuda. Puedo ordenar yo sola — Susurré. Pablo se encogió de hombros y tomó mi brazo, poniéndome a un lado para que la gente que hacía fila detrás de nosotros pudiera ordenar. Quise alejarme de él, pero tiro de mi brazo hasta él.
—¿Por qué insistes en estar molesta conmigo todo el tiempo? — ¿Acaso no lo sabía? Abrí la boca para decirle exactamente cómo me sentía acerca de su reclamo sobre mi alma, cuando Cande se puso de pie y corrió hacia la puerta de la cafetería hacia el Centro comercial.

Empujé a Pablo mientras pasaba y salí detrás de ella.

Ella giró a la izquierda y se dirigió a la puerta de atrás por la que habíamos entrado. Cogí mi ritmo y esquive las personas que se detenían a ver como perseguía a Cande. Mi primera preocupación fue que quizás le recordé algún momento doloroso. Mi segunda preocupación fue que un policía me iba a arrestar por pensar que iba a hacerle daño. Y luego me preocupé por chocar accidentalmente contra una persona en mi búsqueda.

Menos mal, se detuvo en las puertas que llevaban al estacionamiento donde nos estacionamos. Sus hombros se movían mientras se aferraba a la manija para tratar de recuperar el aliento. Mis dos bolsas que había estado llevando estaban a sus pies.

—Cande, ¿Qué pasa? —Le pregunté sin aliento cuando definitivamente me encontré con ella.

Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras miraba lejos. La devastación estaba tan profundamente grabada en su rostro que me pregunte si alguna vez el dolor se iría.

La chica que había conocido toda mi vida cambió completamente ese día en el campo de futbol, mientras que vimos el cuerpo sin vida de Nacho.

—No puedo —Sollozó sacudiendo la cabeza—, Sólo no puedo.

Envolví mi brazo alrededor de sus hombros y la acerqué. Ella se desplomó a mi lado, llorando y triste. Fui demasiado lejos hoy. No estaba preparada para ello. La culpa me carcomía. Debía haber hecho esto en una excursión más pequeña. Salir de poco a poco. Yo y mis grandes ideas.

—Ven, vámonos a casa —Inste a que abriera la puerta y que entrara en el auto.
—¿Podemos...? —Cande hipo—, ¿Podemos ir a visitar su tumba? Tengo que hacerlo. —No estaba de acuerdo. Ella no estaba lista para eso todavía. Yo tampoco estoy preparada para eso. Pero no podía negarme. Abrí la puerta del lado del pasajero y Cande se deslizó en el interior.

Tal vez, podríamos ir. Si eso era lo que ella quería hacer, entonces yo sería fuerte e iría con ella. Pero primero, íbamos a pasar por su casa. Ella necesitaría una pequeña dosis de coraje y su madre tenía un armario entero con valor alcohólico que iba a necesitar.

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