martes, 30 de abril de 2013

Capitulo 20

Capitulo 20

Lali

Chiffon negro flotaba encima de mi cabeza cuando abrí mis ojos. Esto era familiar. Había hecho esto antes. Parpadeando varias veces hasta que pude concentrarme, estudié el delicado tejido envuelto sobre mi cabeza. Era encantador pero espeluznante. Velas de todos los diferentes tipos en candelabros de plata presentaban los muebles de la habitación; las llamas llenaron la habitación con un brillo suave.
 
Había estado aquí antes. Tratando de concentrarme, me senté y mire a mí alrededor. Las paredes de piedra que me rodeaban daban a la larga habitación una sensación de oscuridad. Una lámpara de cristal grande flotaba en el centro de la habitación. El techo era alto y hecho de piedra, al igual que las paredes. Poco a poco, mi mente comenzó a trabajar y me acordé que esta era la habitación de Pablo. Él me trajo aquí antes. Me encontraba en Nueva Orleans. Esto era bueno. Había una puerta oculta en algún lugar de estos muros que me pondría en la calle Bourbon. Podría salir allí y llamaría a Peter. Él vendría por mí, estaré bien.
 
Me puse de pie y me quedé inmóvil a medida que más recuerdos comenzaron a brillar en mi mente. Mi auto volando por la carretera. Había sido incapaz de controlarlo. Pablo fue quien lo controlo.
 
Giró el volante y nos estrellamos contra la baranda y luego nosotros... entonces nosotros...
 
—Estás despierta. —La voz de Pablo rompió mi concentración y di la vuelta, para verlo entrar por una puerta oculta. Al otro lado de la habitación.
 
No es la misma que recordaba. ¿Cuántas puertas se encontraban en esta habitación?
 
—Nosotros. Tú, nos estrellamos con un puente. Sobre el océano. — Pablo asintió con la cabeza y una sonrisa sencilla. Por lo menos lucía arrepentido por habernos conducido a través del Golfo de México.
—Sí, lo hice. Lo siento, pero era la forma más rápida de llegar hasta aquí sin que tenga que transportarme. La última vez quedé realmente agotado, pero tenía que traerte aquí en tu forma humana. Tratar de extraer tu alma sería imposible, considerando que la Muerte nunca te haría eso, tenía que traerte a Vilokan a través de la ruta más cercana…
—¿Vilokan? ¿Que es Vilokan? ¿No estamos en Nueva Orleans? ¿Y lanzarnos en el océano es la ruta más cercana a dónde?
 
Pablo se echó a reír y se sentó en el borde de la cama. Quería estar enfadada con él, pero algo en mi mente me recordaba que no podía echarle la culpa.
 
—Lo siento. Vilokan es mi hogar. Es el mundo del espíritu en la religión vudú. Se encuentra bajo el agua. Es una isla preciosa. No puedo esperar para enseñártela.
 
Sacudiendo la cabeza, me acerqué a la puerta que la última vez me había conducido directamente a la calle Bourbon. 

—He estado fuera de esa puerta. Sé lo que hay allí afuera. Nosotros no estamos bajo el agua. Estamos en un edificio en la calle Bourbon.—Pablo se levantó, se acercó a la pared y empujó sobre ella 
 —No hay puerta, ves. 
—Pero he estado fuera de esa puerta —Insistí.
—Sí, cuando hice una puerta que salió de la misma. Pero a menos que haga una puerta allí, entonces no hay. Te fuiste a través de un portal especial que sólo los espíritus vudú pueden crear. Tenemos tres. Uno en Nueva Orleans, uno en Haití, y uno en Togo, en África. Todos estos lugares tienen la mayor población de creyentes. Nuestros espíritus son llamados allí y tenemos los portales para traer humanos o almas de aquellas ciudades en Vilokan.
—¿Estás manteniéndome aquí? —La comprensión de que esta vez podría estar atrapada en esta isla bajo el agua comenzó a hundirme. 

Pablo frunció el ceño, entonces la comprensión parecía asomar en su rostro.
 
—¿No te acuerdas? Debí haber adivinado que el viaje podría haber confundido tu cabeza un poco. Todo volverá a ti, pero no voy a sentarme alrededor a esperar por eso.
 
De pie, Pablo cerró el espacio entre nosotros y comencé a retroceder cuando él puso sus manos a cada lado de mi cabeza. Irradiaba calor, hasta que imágenes poco a poco comenzaron a parpadear en mis ojos. Entonces, como una pantalla de cine que se creó tras de mis párpados, me acordé de todo. Cada horrible detalle.
 
Dando un paso atrás, fuera de sus manos, me tapé la cara con ambas manos. Estaría aquí. Por siempre. Nacho se había ido por mi culpa. Cande había perdido tanto de nosotros, por mí culpa. Y Peter, nunca sabría que me pasó. ¿Podría incluso encontrarme aquí?
 
—Lo siento, tuve que hacerlo. Anoche sólo lidiaste con está noticia unos pocos minutos antes de hundirnos. Con el tiempo, estas cosas se curan. Te lo prometo.
 
El tono suave de Pablo era tan fuera de lugar como las palabras que salían de su boca. ¿Acaso se notaba que acababa de decir que mi amigo MURIÓ por MI? No había nada que decir. No había nada que decir sobre el hecho de que me encontraba atrapada aquí eternamente con él, mientras el chico que amo camina por la tierra buscándome. Mi madre llorando por mí. Cande...
 
¡Oh, Dios! No quiero pensar en Cande. No está emocionalmente estable. Esto no es algo que manejaría con facilidad.
 
—Sé que es mucho que procesar en este momento. Pero todas esas cosas son de ese mundo. Tienes que dejar de lado la vida que conocías. — Pablo me dirigió una sonrisa y extendió sus brazos a lo ancho, como si me estuviera ofreciendo el mundo—. Lali, puedes vivir aquí como nunca has vivido antes.
 
No tenía una respuesta a eso. Él realmente no lo entiende. La humanidad que pensé que poseía, al menos un poco, en realidad no existía, fue una ilusión. Las emociones y pensamientos de Pablo no eran las de un ser humano normal.
 
Creía que me ofrecía un maravilloso mundo, que era mucho más grande, que en el que yo había nacido. Pero era una prisionera. Siempre sería una prisionera. Me encontraba aquí, porque no podía permitir que su padre tomara ningún alma más. Era mi alma, la que había sido condenada. Era mi alma, la que tendría que pagar.
 
—Ven conmigo. Te voy a enseñar la isla. Es hermoso aquí. Te encantara. Es como un paraíso que otros podrían haber imaginado. Vamos a caminar a lo largo de la blanca costa y el agua es de un azul cristalino. Luego está mi padre. Quiere conocerte oficialmente. Y…
 
—No voy a salir de esta habitación. —Puede tener el poder para obligarme a permanecer aquí, pero eso no significaba que tuviera que obedecerlo. Era una maldito mascota molesta, él podía jugar conmigo. Me quedaría aquí. Tal vez voy a perder mi cordura y empezare a hablar con amigos imaginarios. Eso sería mucho más preferible que la realidad.
 
—Lali, por favor, no actúes de esta manera. Te aburrirás aquí. Quiero mostrarte todas las cosas que hay en Vikolan, te gustara. Es tu hogar. Por favor, ven conmigo.
 
De ninguna manera en el infierno. Negué con la cabeza y caminé para sentarme en la cama. 

—¿Tienes algún libro aquí? Dudo tener mi iPhone. —Metí la mano en mi bolsillo para ver si mi teléfono seguía en el último lugar que lo había visto. Pero, por supuesto, no.
—Tenemos una biblioteca entera. Llena de todo lo que quieras leer. Ven conmigo. Conseguiremos algunos, no te puedes llevar todos. —La esperanza en su voz sólo encendió más mi furia.
Sacudiendo mi cabeza, espete 
—No, gracias. Sólo dormiré —Le informé, sacudiendo las sabanas de satén negro, le di la espalda. No iba a ser capaz de dormir, pero tal vez si pensaba que lo hacía, sería capaz de deshacerme de él, por el momento. Tenerlo aquí no me ayuda a hacer frente a las cosas. La puerta detrás de mí, fue abierta y luego cerrada, dejé escapar un suspiro. Rodando sobre mi espalda, miré fijamente el chiffon negro y trate de imaginar mi eternidad. Se veía muy triste. Con suerte la locura llegaría rápidamente.
 
Debo haberme quedado dormida porque el sonido de la puerta de piedra moviéndose me asusto.
 
Frotándome los ojos, me senté y observe a Pablo entrando a la habitación.
 
Su sonrisa era tentativa cuando sus ojos se encontraron con los míos. Bien, lo ponía nervioso acercarse a mí.
 
Tal vez sería la peor "compañera" y me dejaría ir y buscaría una nueva compañera de juegos.
 
—¿Te sientes mejor después de la siesta? —preguntó, deteniéndose en los pies de la cama.
 
No, nunca me sentiré mejor de nuevo. Ni siquiera daré una respuesta a esa pregunta tan ridícula. Pablo acepto mi silencio, sin mucha preocupación. Trataba con mi actitud demasiado bien. ¿Y por qué llevaba un esmoquin?
 
—A mi padre le gustaría que te unieras con nosotros para la cena.
—No. —Nunca.
—Lali, no puedes rechazar a Ghede. No puedo protegerte de cualquier castigo que él decida que mereces. Por favor, no le desobedezcas.
 
Tenía que estar bromeando. ¿Estoy atascada en la versión vudú del infierno y piensa que me haré pis por su estúpido papi? 

—No —repetí.
 
La fría determinación de Pablo comenzó a resquebrajarse un poco. Pude ver la frustración en sus ojos y me pregunté si en verdad podría molestarlo, al punto que decida deshacerme de mí. Por supuesto, no esperaba que me enviara de vuelta a la tierra, pero me tiraría a su fosa de fuego o algo así. ¿Tendrían incluso uno de esos?
 
—Está bien, escucha. Si haces esto por mí yo... Voy a enviar el alma de Nacho a ti. Incluso serías capaz de hablar con él. Su alma es diferente cuando no está en la tierra. Una vez que un alma sin cuerpo deja la tierra y habita en el más allá, puede hablar. Es sólo en la tierra que se requiere un cuerpo para la comunicación. Sin embargo, cuando te hable va a ser diferente. No lo hará con su boca. La voz de Nacho estará en tu cabeza. Su alma hablara con tu alma.
 
Nacho. Podría ver y hablar con Nacho. Me puse de pie y caminé alrededor de la cama hacia la puerta. 

—Bueno, vamos a hacer esto.
Pablo se echó a reír detrás de mí. 
—Tengo que tomar nota de esto. Sólo tengo que encontrar el incentivo adecuado para ponerte en marcha y en movimiento. Ojala hubiera pensado antes en Nacho. Y no puedes llevar eso a la cena. Ghede exige respeto. Necesitas vestirte de acuerdo a sus deseos.
—Bueno, Ghede tendrá que superarlo porque cuando me lanzó del maldito puente sólo tenía un par de pantalones vaqueros, un suéter y una chaqueta de cuero. No sabía exactamente que empacar para esta excursión. —Sonriendo, Pablo hizo un gesto con su mano, que más bien parecía un patético intento de espantar a una mosca.
 
—Te ves hermosa y mi padre estará satisfecho.
 
Al bajar la mirada, contuve el aliento. Sabía que tenía algo de busto, pero el apretado escote del vestido ridículamente extravagante, había hecho subir mis pechos a mi nariz. O al menos eso parecía. La falda del vestido estaba a mí alrededor como un aro ¿Qué era esto, 1800?
 
—¿Por qué acabas de ponerme en un vestido de Scarlett O'Hara? ¿Eres conscientes de que nos trasladamos a la moda de hace mas de cien años?
Pablo se río entre dientes y me ofreció su codo. 
—Mi padre disfrutará de la fiesta. Mardi Gras8 es su época favorita del año. Hoy en día, el Mardi Gras está en su apogeo a lo largo de las calles de Nueva Orleans, de modo que mi padre tiene sus propias celebraciones aquí. Lo más probable es que él lance cuentas de rosario en la mesa y nos sirva King Cake9. Te gustara de verdad. Es conocido por ser el alma de las fiestas. 
—¿En serio? Y yo que pensaba que él era conocido por ser el espíritu maligno del mal de los muertos. Tonta de mí.
Pablo sacudió la cabeza hacia mí. 
—No puedes decir esas cosas, Lali. No lo va a aprobar. No puedo evitar que se te castigue. Por favor, escucha lo que dices. Si no lo haces, no seré capaz de traer a Nacho para ti esta noche.
 
Eso fue suficiente para hacerme callar. Tengo que morder mi lengua y negociar con él. Bajando la mirada, el vestido lavanda y púrpura oscuro con perlas que adornaban, me pregunté si tendría que soportar este ridículo vestido todas las noches. Si es así, ¿Significa eso que conseguiré ver a Nacho?
 
—Vamos. La cena espera y debes estar hambrienta.
 
Mi estómago gruñó en respuesta y Pablo sonrió antes de abrir la puerta y permitirme salir. Esta vez, no había calles malolientes. En cambio, el amplio pasillo se encontraba adornado con lámparas de gas y algunas esculturas con mascaras a lo largo de las paredes. Eran el tipo de máscaras que se ven en los bailes de disfraces.

Elegante y bueno… exquisitas eran las únicas maneras de describirlas.
 
—Estos son recuerdos del Mardi Gras pasado. Cada año, mi padre hace una fiesta de disfraces el Fat Tuesday10 y cada máscara es la asistencia que siempre es recordada por estas paredes.
 
Si no despreciara todo lo relacionado con este lugar podría encontrarlo interesante.

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