martes, 9 de abril de 2013

Capitulo 80

Capitulo 80

Me reí y asentí confirmándolo.

—Tienes razón. No lo tengo, pero mi familia lo hace. Se las envié hace un momento. Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias y pervertidas manos de mí en este momento, irán a la policía —declaré con aire de suficiencia.

Me abofeteó fuertemente en la cara, haciéndome gritar cuando su mano se estrelló en mi piel ya inflamada. Me agarré la cara y lo miré fijamente; lo odiaba más de lo que alguna vez había odiado algo en mi vida.

—¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y lo dejaré estar. Sólo quiero a Peter libre —ordené.

No me importaba nada más. Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y despacharlo para siempre. Pero no podía hacer eso ahora, Peter todavía estaba enfrentándose a la cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarado culpable y enviado a la cárcel por defenderme.

Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y un par de reportes de agresión entonces tenía que estar de acuerdo con lo que yo estaba diciendo.

—Eres igual que tu maldito hermano —gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo.
Sonreí.
—Me tomaré eso como un cumplido. Nico es el mejor hermano del mundo.
—Pequeña perra —dijo entre dientes.
Saqué mi brazo de su agarre.
—Llámalos ahora, retira los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho —ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar.

Oí a un auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Nico irrumpió por la puerta. Parecía criminalmente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños cerrados.

—Nico, todo está bien. Sólo estábamos hablando. Ha decidido retirar los cargos e irse de la ciudad. ¿Verdad, Benjamin? —expliqué, burlándome de su nombre. Nico me miró, con evidente sorpresa en su cara. Me agarró del brazo y me puso detrás de él, mientras fulminaba con la mirada a mi padre. ¡Vaya, si las miradas mataran! Agarré su brazo, apretando suavemente para llamar su atención—. Todo está bien Nico, cálmate. He arreglado todo —declaré, luchando contra la tentación de dejar que lo matara, pero no podía dejar que también Nico se metiera en problemas.

—¿Arreglado todo? —preguntó, sin apartar los ojos de la cara de mi padre que en realidad parecía asustado de Nico en este momento. Para ser honesta, no me sorprendió que estuviera asustado. Nico podría ser malditamente aterrador cuando quería serlo.

—Llámalos y retira los cargos —ordené. Mi padre nos miró con desprecio y se volvió para agarrar su teléfono. Mientras estaba de espaldas, Nico me miró.

—¿Qué pasó? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —preguntó rápidamente.
Sonreí.
—Revisa tu teléfono.
Frunció el ceño, y sacó su celular.
—Un mensaje de voz —dijo, lo abrió y lo reprodujo. Vi su cara mientras lo escuchaba; pasó de ira, a sorpresa, a felicidad. Me miró con orgullo y metió su teléfono de nuevo en el bolsillo, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros, sosteniéndome firmemente a su lado.

Empecé a sentirme un poco débil sobre mis pies, necesitaba sentarme y descansar. Todo lo que quería hacer era volver a dormir.

—Nico, mantén la calma y termina esto, ¿de acuerdo? Él va a irse de la ciudad. También le envié el mensaje a mamá, Peter, Vico y Melody, así que sólo tienes que asegurarte de que hace lo que dice. Sólo necesito a Peter libre —dije, cuando me senté en el sillón detrás de él.
—¿Estás bien? —preguntó, con algo de preocupación en su voz.
Asentí con la cabeza, sonriendo.
—Estoy totalmente bien. Sólo tengo que sentarme. Tú puedes encargarte desde aquí, sólo mantén la calma —respondí, sintiendo que mi cuerpo se relajaba al saber que no tenía que hablar con él de nuevo. Nico solucionaría todo, siempre lo hacía.

Vi como mi padre llamó a la policía y retiro los cargos. Nico los llamó desde su teléfono y le confirmaron que los cargos habían sido retirados y que ninguna otra acción sería tomada contra Peter. Él se cernió protectoramente frente a mí todo el tiempo, permaneciendo entre mi padre y yo. Realmente era el mejor hermano que alguien alguna vez haya tenido.

Después de unos diez minutos, Nico se volvió hacia mí.

—Estamos listos para irnos, La. —Tomó mi mano y me levantó del sofá. Me empujó hacia la puerta frente a él, sus ojos no dejando a mi padre en ningún momento—. Será mejor que no vuelvas, viejo. La próxima vez que te vea, te mataré o iremos a la comisaría a presentar cargos, todos nosotros. No estoy seguro de qué opción prefiero, personalmente, me encantaría estar allí y verte quemar —afirmó, con una pequeña sonrisa, como si estuviera imaginándolo. Él no estaba bromeando, no había ninguna duda en mi mente de que Nico lo mataría, y si no lo hacía Nico, estaba bastante segura de que Peter lo haría—. ¡Vete de la ciudad hoy! —gruñó Nico cuando cerró de golpe la puerta, empujándome hacia su auto. Se aseguró de que estuviera dentro antes de dirigirse a su lado y conducir velozmente por la calle sin decir una palabra.

Después de dos minutos de conducción se detuvo y apagó el motor. Sus manos agarraron el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mandíbula estaba apretada con tanta fuerza que me sorprendió que sus dientes no se rompieran bajo la presión. ¡Bueno, sabía que estaría enojado conmigo! Tomó unas cuantas respiraciones profundas, obviamente tratando de calmarse.

—¿Qué demonios fue eso? —gruñó.
Respingué y lo miré disculpándome.
 —Nico, funcionó.
—¿Tienes alguna idea de cuán malditamente estúpido fue eso, Lali? Piensa en ello, ¿y si no funcionaba? ¿Y si no recibía tu mensaje? ¿Y si él había decidido lastimarte? ¡O peor! —gritó, golpeando furiosamente su mano contra el volante.

Me sobresalté. Había gritado muy fuerte y se hizo eco en el auto haciéndolo aún más fuerte.

—Nico, lo siento. Tenía que hacerlo; fue la única manera en la que pude pensar para liberar a Peter. Ahora siempre tendremos esa grabación para que no se acerque a nosotros de nuevo —expliqué, rogándole que entendiera mis razones. No dijo nada, todavía estaba muy enojado—. Debes estar orgulloso de mí — susurré, poniéndole mi cara de cachorro.

Suspiró.

—Me siento orgulloso de tu idea, La, pero eso fue malditamente estúpido. Simplemente porque funcionó, no quiere decir que lo que hiciste estuvo bien. Se supone que debes estar en el hospital por amor de Dios. ¿Cómo diablos saliste? Oh, mierda, por favor, dime que no te escapaste o algo así y que están buscándote —dijo, haciendo una mueca.
Me reí y meneé la cabeza.
—Pedí el alta voluntaria. Estoy bien, sólo necesito reposo en cama, del cual tendréun montón una vez que mi novio esté fuera de custodia —dije, sonriendo ante la idea.
Nico se rió malvadamente.
—¿Sabes qué? Ya no voy a gritarte. Peter también va a estar seriamente enojado contigo por hacer esto. Lo dejaré ocuparse de ello —dijo, riendo mientras arrancaba el auto de nuevo. Oh, mierda, estaba en lo cierto; Peter iba a estar muy enojado de que me pusiera en un peligro como ese. Nico me miró y se rió de nuevo —. Bueno, me alegra ya no tener que ser el único en refrenarte todo el tiempo. Peter puede encargarse. —Se burló de mí y no pude evitar reír, él enrealidad parecía un poco aliviado—. ¿Necesitas volver al hospital? —preguntó.

Negué con la cabeza. Me sentía bien, sólo estaba cansada y necesitaba sentarme, mi cuerpo se sentía como si hubiera corrido un maratón pero no sentía dolor ni nada.

—Estoy bien, de verdad. Podemos ir a recoger a Peter y luego ir a casa —sugerí, apoyando mi cabeza en el reposacabezas. Sólo necesitaba que Peter me abrazara. 
—Me dijeron por teléfono que estará allí otra hora por lo menos. Necesitan tramitar su salida o algo así. Te llevaré a casa y puedes esperarlo allí. —Me sonrió tranquilizadoramente y se dirigió en la dirección de nuestra casa.

Cuando nos detuvimos en nuestro camino de entrada, Melody y Vico salieron corriendo de la casa, mirándome preocupados.

—Oh, Lali, ¿estás bien, cariño? —preguntó Melody, preocupándose por mí mientras caminábamos hacia la casa.
—Estoy bien. Sólo estoy cansada. —Asentí con la cabeza.
—¿Qué era ese mensaje? ¿Fuiste a ver a Benjamin? —preguntó Melody, frunciendo el ceño.

Asentí y miré a Nico de manera suplicante; sólo quería ir a la cama.

—Te contaré en un rato, Mel. La necesita descansar —intervino Nico, dirigiéndome hacia el pasillo de atrás. Le sonreí agradecida. Ya no podía tratar con ello; estaba asimilando la realidad de lo que acababa de hacer. Realmente había sido estúpida. Traté de no imaginar todas las cosas que él podría haberme hecho. Me estremecí ligeramente y aparté los pensamientos, ya había terminado, no pasó nada. Tuve suerte. Nico me siguió hasta mi habitación poniendo mi bolsa en el suelo por mí; me quité los zapatos y me metí en la cama con la ropa puesta. Él se sentó en el borde de mi cama, mirándome con tristeza.

—La, lamento mucho que perdieras a tu bebé, lo sabes, ¿verdad? —preguntó en voz baja.
Asentí con la cabeza.
—Sí, lo sé. Habrías sido un tío estupendo —bromeé, sonriendo débilmente.
Se rió.
—Sí, habría malcriado mucho a ese niño, sólo para fastidiarte a ti y a Peter. 
Sonreí.
 —Apuesto a que lo hubieras hecho.
Se agachó y me abrazó, besándome en la mejilla.
—Fuiste muy valiente, y estoy orgulloso de ti, pero nunca vuelvas a hacer algo como eso —dijo con fiereza.
Asentí con la cabeza y bostecé.
—No lo haré. ¿Irás a recoger a Peter?
Negó con la cabeza.
—No, le pediré a Vico que vaya a recogerlo. No quiero dejarte aquí hasta que sepa que ese cabrón está fuera de la ciudad —respondió. Asentí con la cabeza y cerré los ojos, necesitando dormir; estaba física y emocionalmente agotada.

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