martes, 2 de abril de 2013

Capitulo 54


Capitulo 54

Ella tiró mi camiseta por mis hombros y bajó sus manos por mi pecho. Cuando llegó a mis jeans inmediatamente comenzó a desabrocharlos también. Me tensé levemente. ¿Qué rayos está haciendo? Me giró sobre mi espalda y se sentó, a horcajadas sobre mí, luciendo tan sexi que era irreal. Se mordió el labio, pareciendo un poco nerviosa por algo.

—¿Estás bien? —pregunté curiosamente, frotando mis manos en sus muslos tranquilizadoramente. ¿Por qué en la tierra está nerviosa? Ella asintió y sostuvo el borde de su vestido, levantándolo por su cabeza, sacudiendo su cabello después, haciéndolo colgar alrededor de su hermoso rostro. La miré en su sostén de encaje negro strapless y ropa interior a juego, y miles pensamientos lujuriosos bombardearon mi cerebro a la vez. La deseaba tanto que era irreal. Esto era lo más lejos que habíamos ido, la había visto sin camiseta pero no casi desnuda como esto. Era increíble. Se inclinó y me besó apasionadamente, alejándose para mirarme, todavía luciendo un poco nerviosa pero emocionada al mismo tiempo.

—¿Me deseas, Peter? —preguntó. Mierda, ¿es algún tipo de broma o algo? 
—Ángel, te he querido desde siempre. 
Sonrió haciendo que mi corazón latiera más rápido. 
—Hazme el amor —susurró,besándome suavemente. Mi corazón se detuvo. Acaba de pedirme… no, de ninguna manera, ¡dijo algo más y luego vas a parecer como un idiota cuando resulta que no la escuchaste bien!

—¿Qué? —pregunté débilmente, empujando su cabello detrás de su oreja.
—Estoy lista ahora; quiero que me hagas el amor. —Se sonrojó levemente, luciendo más adorable todavía por cuan dulce e inocente era. 

La giré en su espalda. ¿Ella cree que tiene que rendirse por mí? Jesús, ¿no me cree cuando le digo que la esperaré?

—Ángel, te esperaré tanto como quieras. Prometo que puedo esperar —prometí, disponiéndola a que me creyera. Nunca tocaría a otra mujer de nuevo, sólo no me interesaban, nunca lo hicieron.
Ella rió.
—Bueno lo siento, Peter, pero yo solo no puedo esperar por ti más tiempo. Necesito que estés listo ahora —bromeó, apretando su mano en mi trasero.
Reí; era tan malditamente graciosa.
—Oh no puedes esperar por mí, ¿huh? Bueno eso no es muy justo; como que estás poniendo excesiva presión en mi desempeño —bromeé. Mi corazón estaba volviendo a su ritmo normal ahora que me di cuenta de que sólo estaba bromeando. Ella sonrió y bajó sus manos por mi pecho de nuevo, cuando llegó a mis jeans deslizó su mano adentro, frotándome a través de mis bóxer. ¿Qué diablos? Oh mierda, ¿no está bromeando?— Ángel, ¿qué estás haciendo? — pregunté sin aliento. Mierda, ¡eso se siente bien!
—Peter, deja de hablar —susurró, acercándome mientras bajaba mis jeans.

Bien, sólo seguiré con esto hasta que me diga que me detenga; sé qué se siente lo suficientemente cómoda como para pedirme que me detenga, lo que amo. Amo que tenga fe en que no la apuraré o la presionaré. La beso hambrientamente, moviendo mis manos sobre su sostén, amando la sensación del material de encaje. Lo desabroché, tirándolo, lentamente, esperando que me detenga. Estaba tan nervioso que mis manos estaban temblando levemente. Sus pechos eran perfectos. Incliné mi cabeza besándolos por todas partes, haciéndola arquear su espalda y gemir sin aliento. Bien, así que este esta es una primera vez, ¡no he llegado tan lejos con ella antes! Pateé mis jeans para sacarlos ahora que estaban casi en mis rodillas y recorrí mis manos bajando por su cuerpo, deteniéndome cuando llegué a su ropa interior, mi mano rozando sobre ella suavemente, lo que hace que levante sus caderas intentando obtener más. Sonreí ligeramente mientras la frotaba a través de su ropa interior, haciéndola gemir y sostener su mano libre en mi hombro fuertemente. Sus ojos estaban conectados con los míos.
—Hazme el amor, Peter —susurró.

Mierda, ¡era en serio! Me detuve y me alejé, no quitando mis ojos de los suyos. No había señal de confusión; se había decidido. Todo lo que veía en su rostro era amor, felicidad y necesidad, y apostaría cualquier cosa a que mi cara lucía exactamente igual.

—Ángel, puedo esperar —prometí de nuevo.
—Sé que puedes, pero estoy lista ahora. —Asintió, mirándome suavemente.
—¿No debería ser especial tu primera vez? ¿En un lindo hotel o algo, con pétalos de rosas y velas dispersas alrededor? —pregunté, frunciendo el ceño. Podía reservar uno para mañana en la noche si estaba realmente lista. Ella sacudió su cabeza.
—Será especial, Peter. Será nuestra primera vez. Eso es lo suficientemente especial para mí. ¿Por favor? —rogó, moviendo su mano por mi espalda.

Todo mi cuerpo estaba regocijándose al pensamiento de estar con ella, pero mi cabeza sabía que tenía que estar segura de que no estuviera haciendo esto por las razones equivocadas; nunca me perdonaría si se arrepintiera de esto en la mañana.

—Esto no es por la apuesta, ¿no? —pregunté curiosamente.
Rió y sacudió su cabeza.
—No podría importarme menos la apuesta. Confío en ti, te amo, quiero que me hagas el amor.
Sentí mi corazón saltándose un latido cuando me ponía tan emocionado y nervioso al mismo tiempo que juro que me mataría.
—También te amo, Ángel, más que todo. —Me incliné para besarla de nuevo dulcemente, sabiendo que necesito tomarlo lenta y suavemente, sólo recé a Dios que no le doliera tanto.

Recorrí con mis manos bajando por su cuerpo, amando la sensación de su suave piel bajo mis manos mientras la beso apasionadamente, mostrándole cuánto la amo y la deseo. Enganché mis pulgares en su ropa interior, bajándola lentamente, molestándola, obteniendo la revancha. Estaba enterrando sus dedos en mi espalda, su respiración acelerándose con excitación, poniéndome más caliente por ella. La besé bajando por su cuerpo, recorriendo con mi lengua a través de sus pechos y bajando por su estómago, deteniéndome para morder justo debajo de su ombligo, haciéndola jadear y levantar sus caderas. Me senté y bajé su ropa interior quitándola por completo y sólo la miré. Era pura y completa perfección, yaciendo allí desnuda y vulnerable. Supe que nunca sería capaz de mirar a otra chica de nuevo sin compararla a la visión de mi Ángel, mientras sólo yacía allí, sonrojándose. Obviamente estaba avergonzada de que la estuviera viendo desnuda por primera vez.

—Eres tan hermosa, Ángel —susurré. Sonrió y sostuvo su mano alrededor de mi nuca, guiando mi boca de vuelta a la suya. Sentí mi corazón hinchándose mientras la besaba apasionadamente, mostrándole cuanto la amaba y la apreciaba antes de prepararme para hacerle el amor por primera vez.

28 comentarios :

  1. ++++++++NOVE+++++++NOVE++++++++NOVE++++NOVE

    ResponderEliminar
  2. nooo como que lo dejaste ahi?! ajjaja Esta genial..espero mas!Giu

    ResponderEliminar