lunes, 29 de abril de 2013

Capitulo 19

Capitulo 19

—No, estoy sólo yo y me voy a casa. —Le respondí dándome la vuelta y me encaminé al coche.
 
No le iba a dar el placer de mirar atrás. Abrí la puerta del coche con un poco más de fuerza de la que era necesaria y me metí dentro. Alcanzando las llaves que había dejado en el encendido, las busqué a tientas y no las pude encontrar. Frustrada, encendí la luz y miré alrededor del volante para ver que mis llaves no se encontraban allí.
 
Comprobé mis dos bolsillos y empecé a agacharme y buscar por el suelo cuando la puerta del lado del pasajero se abrió y Pablo se deslizó dentro con mis llaves colgando de sus dedos.
 
Grrrrrr… Las alcancé y se las arrebaté fácilmente de sus dedos y las empujé en el encendido.
 
—¿Qué planeas hacer, Pablo? ¿Irás conmigo a visitar a mi madre? Hmmm… Porque es más que probable que Euge esté allí poco después de que yo llegue y está deseando darte una patada en el culo.
 
Pablo se inclinó hacia atrás en el asiento, poniéndose cómodo.
 
—No, Lali, sólo pienso que tu y yo necesitamos hablar.
—¿Sobre qué? ¿Del hecho de que quieres quitarme mi alma para algún rito vudú o del hecho de que me has acechado toda mi vida y luego me quitaste mis recuerdos? ¡Ya lo se! Quieres hablar sobre cómo me mentiste sobre todo desde el principio y me hiciste pensar que eras un buen tipo. Elige un tema porque voy a hablar de todos.
 
Pablo dejó escapar un cansado suspiro y se frotó la palma en la rodilla casi nerviosamente. Antes, cuando pensaba que era humano, pensaba que era un gesto lindo. Ahora, yo no estoy muy encariñada con ese gesto.
 
—Estás enfadada conmigo. Lo cojo. Incluso lo entiendo. Yo siempre esperaba a que tú lo supieses…
—¿Entonces por qué no me lo dijiste?
—Porque te elegí. Era tu propósito. Es tu propósito. ¿No lo entiendes? Has muerto, Lali. Muerto. Desaparecido. Conseguido otra vida y completamente perdido la oportunidad en esta vida. Porque tú ibas a morir. La Muerte no estaba enamorada de ti entonces. Iba a cogerte como se suponía que debía. No había nada que nadie pudiese hacer para detenerle, excepto tu madre. Ella pudo elegir entregarte a Ghede, y así lo
hizo. Puede que no se diese cuenta, pero cuando le suplicó a un doctor vudú que salvase tu vida con magia vudú, ella te entregó a mi padre. Así que viviste. No moriste. La Muerte no te tomó. Tú tenías que crecer con tu madre y tener una amistad con Cande e incluso con Nacho. Tú tenías que VIVIR. Esos años no los habrías tenido si yo no te hubiese elegido. Esta vida que tienes ahora debió terminar esa noche en el Hospital Infantil de Nueva Orleans.
 
Escuchar esa explicación fue duro. Tragando el repentino nudo en mi garganta, empecé a dar la vuelta cuando Pablo agarró le volante.
 
—No. No hemos terminado de hablar.
 
Intenté girar, pero el volante no se movía. El coche se quedó encabezado hacia las afueras de la ciudad y el viejo puente East Gulf.
 
—Vale, de acuerdo. Me has mantenido viva. Tenía que vivir esta vida. Lo aprecio, pero ahora quiero mantenerla y a ti no te importa. Tú reclamas que me quieres y me necesitas, pero no te podría importar menos lo que yo quiero. Es muy egoísta de tu parte. Es todo sobre lo que Pablo quiere. No tomas en consideración lo que yo quiero. Actúas como si fuera tu posesión y yo debo estar feliz sobre eso.
 
Pablo no me contestó de inmediato. Intenté girar el volante otra vez y no pude. Sospechaba que si quitaba mis manos del volante, el coche conduciría solo. La idea de que posiblemente Pablo no me dejaría ir a casa empezó a crecer. Mi ritmo cardiaco se aceleró e intenté mantenerme en calma. Si ese no era su plan, no quería darle ninguna idea.
 
—He intentado hacértelo fácil. He intentado hacer esta transición de manera que lo pudieses aceptar. Te he protegido de la verdad. Quería que hicieses esta decisión porque tú lo querías. No porque te estuviese forzando, pero nos hemos quedado sin tiempo. Hay algo que debes saber. —Pablo señaló hacia la parte de la carretera justo antes del puente—. Detente.
 
No estaba segura si se dirigía a mí o al coche, porque yo no iba a detenerme, pero el coche se detuvo y se paró sin mi ayuda.
 
—¿Qué es lo que necesito saber? —Le pregunté, golpeando el volante por haberme traicionado.
—No te va a gustar esto. No quería que lo supieses. Pero cuando te negaste a aceptar que tu alma era la restitución por la vida que mi padre te concedió, mi padre decidió que el tomaría su restitución en otra parte.
 
¿Qué quería decir eso? ¿Significaba que la deuda fue pagada por completo y que sería libre ahora? Porque si era así, no había nada sobre eso que no me gustase.
 
—Lali, mírame. —Me ordenó Pablo, y volví mi cabeza para encontrarme con su firme mirada—. La muerte de Nacho fue solo el principio. Ghede tomará más. A todos a tu alrededor. Él los tomará uno por uno hasta que cedas y aceptes venir conmigo o hasta que no quede nadie más por tomar.

Un entumecimiento se estableció en mí y miré de regreso a Pablo. Era como si hubiera hablado en otro idioma. Entendí lo que decía, pero el significado debajo de sus palabras era casi imposible para mí de aceptar. Quería empujarlo hacia atrás, empujarlo fuera. No podía haber dicho lo que acababa de escuchar. No había manera de que esta restitución de mi alma afectase a otros. Solo a mí. No… no a Nacho. No, había estado allí. Había visto a Peter. Pablo mentía.
 
Sacudiendo mi cabeza casi violentamente grité

—¡NO! TÚ estás mintiendo. Eres un mentiroso. Yo vi a Peter. Lo vi sacar el alma de Nacho. Peter nunca habría tomado un alma para tu padre. Él nunca habría…
—Peter no lo sabía —Me interrumpió Pablo—, ¿Te dijo sobre eso de antemano? ¿Te preparó para la muerte de tu amigo? No. No lo hizo. Porque la muerte de Nacho no era el destino. Mi padre usó su poder sobre tu restitución sin pagar para matar el cuerpo que habitaba el alma de Nacho. Peter fue atraído a allí para recuperar el alma del cuerpo porque ese es su trabajo. Él estaba tan sorprendido como tú.
 
No tenía respuesta. Peter no me lo dijo. Nunca me había preparado para ello. ¿Podría esto simplemente ocurrir? ¿Podría este señor espiritual de los muertos tomar almas porque yo no cumplí sus órdenes?
 
—Pero… pero tu me dijiste que mi muerte y la de Nacho iban a ser las tragedias este año escolar. Eso significaría que la muerte de Nacho era el destino.
—Te mentí. Quería que estuvieses enfadada con Peter. Podía sentir tu dolor y sabía que te mantenías lejos de él.
 
Mentiras. Parecía que Pablo sólo sabía cómo vivir con mentiras. Me quería a su lado, así que mintió de todas las maneras que pudo para conseguir lo que quería. Y ahora, su padre iba a matar a personas inocentes que amaba si no me rendía. ¿Quién sería la siguiente? ¿Mamá? ¿Cande? No podía esperar a averiguarlo. Esto no ocurriría otra vez. Peter había dicho que él era más grande que esto. Él podría detenerlo, pero era muy tarde ahora. Nacho ya había perdido la vida por mí. No podía sentarme y esperar que alguien más muriese. El dolor y la culpa serían peores que una eternidad con Pablo. Dejé ir el férreo control que tenía en el volante y mis hombros se hundieron en derrota.
 
—Bien. Iré contigo.
 
Pablo no contestó inmediatamente. El coche se puso en marcha y se movió a la carretera. Miré a través de una neblina mientras se conducía a sí mismo hacia el puente. Al instante, mi cabeza se estrelló contra el reposacabezas por la velocidad del coche y agarré frenéticamente el volante y empecé a apretar los frenos inservibles.
 
—¡Pablo! ¡Ayúdame! —Lloré y el volante hizo un brusco giro a la derecha tan pronto como estuvimos en medio del puente.
—Te tengo, Lali. —La voz de Pablo era calmada, a pesar que el coche rompió a través de la barandilla y nos fuimos a toda velocidad a las aguas del océano de debajo de nosotros. Ni siquiera tuve tiempo de gritar antes de que todo se volviese oscuro.

Peter

Euge apareció delante de mí, deteniéndome de ir más lejos en mi búsqueda de espíritus vudú en su principal Meca de New Orleans. Sabía que tenían aquí, en alguna parte, un portal que los llevaba a Vilokan, el espíritu vudú de otro mundo. Sólo tres sitios en el mundo tenían un portal. Con el tiempo, New Orleans se había convertido en el portal más famoso para los espíritus. Aquí los humanos les daban la bienvenida y los celebraban. Incluso los católicos empezaron a aceptarlos e integrarlos en su religión.
 
—Tenemos un problema. —Las palabras de Euge no contenían sarcasmo ni humor. Eran serias. Lo que significaba que cualquiera que fuera el problema, involucraba a Lali.
 
Preparándome, le pregunté

—¿Qué?
—Fui a revisarla tal como me dijiste. Había coches de policía en su casa. Su madre está muy cerca de un colapso emocional, si no ha sufrido ya uno, y había lanchas de rescate, helicópteros y ambulancias en el Puente East Gulf. El coche de Lali fue encontrado a un kilometro río abajo. Hay marcas de patinazos en el puente y una apertura del tamaño de un coche en la barandilla donde el coche chocó.
 
—Ella no está ahogada —declaré, sabiendo que el cuerpo de Lali no había muerto. Yo no había sido convocado.
—Claro que no lo está. Pero todos piensan que ha muerto. Llevó a casa a Cande anoche y ella se emborracho. Pablo la acompañó a casa según lo que dice la madre de Cande. Ahora se están preguntando si también estaba intoxicada y por supuesto, si Pablo también está desaparecido, otra vez, y piensan que los dos se encontraban en el coche que cayó al río.
 
—Vilokan —gruñí.
 
Pablo la había llevado a Vilokan. Se sabía que había una isla debajo del agua. Pero sólo los espíritus vudú podrían entrar a través del fondo del mar. Los portales eran la única vía para cualquiera pudiera entrar.
 
—Eso es lo que yo pensé, también, pero no podría llevarla si ella se negara.
 
Él se lo había contado. Pablo le había dicho sobre Nacho y por supuesto ella acepto. Haría cualquier cosa para salvar a aquellos que amaba. La había visto rendirse por mí sin ninguna pregunta. Mi bella alma se sacrificaba una vez más. Maldito Ghede. Él pagaría por esto. Lo pagaría con la extinción del Vudú. Su mundo se cerrará a este mundo. Haré que desee nunca haberse acercado a Lali.
 
Con un rugido de furia, empujé la farola que estaba junto a mí con la suficiente fuerza para mandarla volando hacia el centro de la concurrida calle. El cristal se hizo añicos y la gente corrió gritando mientras las bocinas de los coches sonaban.
 
—Un movimiento brillante, Hulk. Ve y mata a alguien que no está destinado a morir hoy, ¿Por qué no? Como si el Creador no estuviera lo suficientemente enfadado ahora mismo. —Se quejó Euge antes de empujarme y empezar a andar con enojo.
 
No había matado a nadie. Lo máximo que había hecho era causar algún daño a unos pocos coches y a la farola. El caos que había creado no había sido intencional, pero sería muy útil.

20 comentarios :

  1. perdon por no comentar

    ResponderEliminar
  2. perdon por no comentarrrrrrrrrrr

    ResponderEliminar
  3. noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

    ResponderEliminar
  4. ooooooooooooooooooooooooooooooo

    ResponderEliminar
  5. holiiiis
    me encanta la noveee
    subii maaaaaas
    besoooooooos

    ResponderEliminar