domingo, 14 de abril de 2013

Capitulo 12

Capitulo 12

En el momento en que intenté abrir la puerta y la encontré cerrada con llave, supe que tenía problemas. La nota de mi madre en el mostrador diciéndome que ella y Roger habían ido al cine envió un escalofrío de miedo a través de mí. No quería estar sola en casa. No le había pedido a Cande que viniera a pasar la noche conmigo, porque había planeado dormir en la cama con mi madre. Entré en mi habitación y escaneé cada centímetro de su cuerpo buscando un cabello largo y castaño. No había señales del alma extraña. Eché un vistazo al cuarto de baño y pensé en cuánto quería una ducha. Entrar allí, y encender la ducha y cerrar la cortina me asustaba. Seguía recibiendo visiones de las películas de terror que había visto, donde cosas malas pasaban cuando alguien se daba una ducha. Nunca sería capaz de tomar una ducha sin que mamá estuviera en casa. Tal vez ni siquiera entonces. ¡Oh, mierda! ¡Me iba a convertir en una chica increíblemente apestosa! Si trataba de convencer a mi mamá de que entrara al cuarto de baño conmigo, para así poder tomar una ducha, ella pensaría que estoy loca. Me dejé caer en mi cama y dejé escapar un suspiro de derrota.

—¿Qué está mal? —Preguntó una voz desde mi puerta. Me levanté rápidamente, gritando. Sin embargo, esta murió casi de inmediato cuando vi a Peter apoyado en el marco de la puerta, observándome.
—Peter. —Tomé una respiración profunda para calmar mi acelerado corazón.
—Lo siento, no me di cuenta de que te sentías tan alterada por esto. — dijo, frunciendo el ceño y entrando en la habitación. Volví a sentarme en mi cama y solté una carcajada profunda.
—Bueno, discúlpame si almas extrañas aparecen en mi casa, hablando conmigo y tocándome y asustándome un poco. —Le lancé una mirada acusadora—. Entonces, te pregunto sobre ello y tú maldices en la oscuridad y te pones todo enojado.

Caminó y se sentó al final de mi cama.

—Lo siento por eso. No debería haberte asustado de esa manera. —No había ninguna duda respecto al tono preocupado de su voz.
—Bueno, ¿Puedes decirme lo que está sucediendo, quién es ella? — Pregunté. Negó con la cabeza e, inmediatamente, dirigió su mirada lejos de mí.
—No, eso es lo único que no puedo hacer por ti. Pídeme cualquier cosa en el mundo, Lali, y me aseguraré de que sea tuyo, pero eso no lo puedo hacer. —Su voz sonaba intensa y dolorosa, al mismo tiempo. Me decepcionó, pero sabía que empujarlo en el tema no tenía sentido.
—¿Por qué estás aquí, entonces? —Le pregunté, recordando cómo, hace menos de una hora atrás, lo había dejado en la esquina de una cabina, con Mery acurrucada contra su costado. Se puso de pie y se acercó a la ventana y miró hacia afuera.
—Hasta que no sepa que todo está bien... hasta que me ocupe de lo que debe hacerse, voy a pasar las noches aquí en tu habitación. —Se volvió hacia mí con una expresión determinada—. Tengo que protegerte. —Hizo un gesto hacia la puerta—. Si quieres tomar esa ducha, me aseguraré de que estés completamente a salvo, mientras lo haces.

Por supuesto que sí, quería esa ducha. Empecé a levantarme y después me senté de nuevo, mirándolo.

—¿Puedes leer mi mente? —Esta no era la primera vez que él sabía lo que pensaba.
Me sonrió con malicia.
—No exactamente. Es más bien como que puedo sentir tus miedos con tanta fuerza que los puedo oír. —Asentí con la cabeza y pensé en la vez en que me había reído entre dientes de la manera que sólo yo podría haberlo oído, y fue como si me hubiera escuchado en la cafetería pensando en él y Mery.
Le devolví la mirada.
—Me oíste en la cafetería cuando seguías con Mery, no tenía miedo entonces. —Arqueó las cejas ligeramente.
—¿No tenías? —Mi cara se puso caliente y me di vuelta y salí de la habitación antes de que él pudiera verme sonrojada.

Comencé a cerrar la puerta del baño, pero me volví y miré las paredes sabiendo que un alma podría entrar en cualquier momento. Devolví la mirada al pasillo, donde Peter descansaba en mi cama. Él no podría ver si el alma entraba en el cuarto de baño. Su cabeza se volvió de inmediato hacia mí. Lentamente una sonrisa maliciosa se formó en su boca.

—Me encantaría acompañarte en el baño mientras te duchas, y, si en verdad fuera tan malo como piensas que soy, haría exactamente eso. Sin embargo, puedo sentir a cualquier alma intentar entrar en esta casa incluso antes de que lo haga. Estaría allí antes de que cualquier otra entrara. Estás a salvo conmigo aquí. —Terminó con un guiño. Cerré la puerta con rapidez antes de que dijera otra cosa que me avergonzara.

***

Me puse un par de pantalones de chándal y una camiseta sin mangas, en lugar de mi vestimenta de noche habitual. Si iba a tener compañía mientras dormía, tenía que usar ropa. Mi corazón se aceleró ante la idea de Peter estando en mi dormitorio, en mi cama y tomé varias respiraciones profundas para calmar mis pensamientos y emociones.

—Lali, cariño ¿Estás en el baño? —Llamó mamá desde el pasillo.
Abrí la puerta y miré más allá de ella, a la cama donde Peter todavía descansaba.
—No puede verme ni oírme. Cálmate. —Miré a mi madre, sonriendo en la puerta.
—¿Tuviste un buen rato con Pablo?
—Sí, ganamos el partido y después salimos con Cande y Nacho al Grill. Fue muy agradable. —dije pensando en él besándome y una vez más, mi mente volvió al increíblemente, sexy macho no humano en mi habitación, al que parecía que no podía mantener al margen de mi cabeza.
Mamá se echó a reír.
—Agradable, ¿Eh? Pobre chico, no tiene ni idea de que eres un hueso duro de roer. Ah, bueno, eso es bueno por ahora. Un día, el chico correcto va a llegar y te quedarás fascinada, no serás capaz de ver con claridad. Disfruta de los otros hasta entonces. —Besó mi mejilla y se dirigió hacia su habitación.

Cuando entré en mi habitación, miré lo que parecía ser un durmiente Peter. Cerré la puerta de la habitación con suavidad, no queriendo despertarlo. Abrió los ojos y miró hacia mí, sonriendo.

—¿No hay posibilidad de que me dejes dormir en la cama también?
Negué con la cabeza y me reí.
—No, no la hay. —Suspiró y se sentó.
—Ya lo había adivinado, pero esperaba un momento de piedad de la “hueso duro”. —Fruncí el ceño, odiando que hubiera oído a mi madre.

Realmente no quería que Peter supiera que tenía dudas de estar enamorada de Pablo. Era mejor así. Me fui a mi armario en busca del saco de dormir que había comprado para ir de camping el verano pasado.

—No duermo, Lali, te tomaba el pelo. —Me di la vuelta y fruncí el ceño.
—Bueno, supongo que tiene sentido… para las almas normales. Ellas no tienen cuerpos, pero tú sí, entonces tú no lo haces. Es como si pudieras elegir si quieres ser humano o alma. Eso no es normal, ¿Verdad? —Le pregunté, sin saber nada de cómo funcionaba. Lo único que sabía era que no funcionaba de la manera que siempre me habían enseñado. La Escuela Dominical lo tenía todo mal.

Él se rió y se sentó en el sofá al lado de mi ventana.

—No soy precisamente un alma. Eso es todo lo que puedes saber. — Tomó la guitarra que no había notado, parada en la esquina detrás de la silla.—Vete a dormir, Lali. Estás a salvo y necesitas descansar. — Comenzó a tocar la guitarra y me volví a mi cama y saqué la colcha antes de caer en el interior. Las luces se apagaron y miré a Peter.—No hay necesidad de dormir con las luces encendidas. Puedo ver de cualquier manera. —Explicó. Asentí con la cabeza y me obligué a cerrar los ojos. Quería hacer más preguntas, pero sabía que no iba a responderlas esta noche. El sonido de la música comenzó a calmarme. La voz baja de Peter se unió a la guitarra y me perdí en el sonido y la seguridad de su presencia…
“No estabas destinada para el hielo, no te hicieron para el dolor. El mundo que vive dentro de mí no era el mundo que estabas destinada a contener. Estabas destinada para los castillos y la vida bajo el sol. El frío corriendo a través de mí debería haberte hecho correr. 

Sin embargo, te quedas. Aferrándote a mí, sin embargo, te quedas, extendiendo la mano que empujo lejos. El frío no es para ti, sin embargo te quedas, te quedas, te quedas. Cuando yo sé que no es correcto para ti. 

El hielo llena mis venas y no puedo sentir el dolor, sin embargo, estás ahí como el calor que me manda a gritar de miedo. No puedo sentir el calor, necesito sentir el hielo. Quiero tener todo dentro y adormecido hasta que no pueda sentir el cuchillo. 

Tu calor amenaza con derretir todo y sé que no puedo soportar el dolor si el hielo se derrite. Así que te empujo lejos y grito tu nombre y sé que no puedo necesitarte sin embargo, me lo das de todos modos y corro, deseando que corrieras también. 

Sin embargo, te quedas. Aferrándote a mí, sin embargo, te quedas, extendiendo la mano que empujo lejos. El frío no es para ti, sin embargo te quedas, te quedas, te quedas. Cuando sé que no correcto para ti. La oscuridad es mi escudo. La tiro aún más cerca. 

Eres la luz de la que me escondo, la luz que aborrezco. Eres la luz de esta oscuridad y no puedo permitir que te quedes. Necesito la oscuridad a mí alrededor como si necesitara el hielo en mis venas. El frío es mi sanador. El frío es mi lugar seguro. No eres bienvenida con tu calor, no perteneces a mi lado. 

Te odio pero me encantas, no te quiero, pero te necesito. La oscuridad siempre será mi capa y tú eres la amenaza para dar a conocer mi dolor, así que vete. Vete y borra los recuerdos. 

Tengo que hacer frente a la vida que ha significado para mí. No te quedes y arruines todos mis planes. No puedes tener mi alma, no soy un hombre. El recipiente vacío que habito no tiene la intención de sentir el calor que traes. Te aparto y te rechazo. 

Sin embargo, te quedas.”

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