martes, 2 de abril de 2013

Capitulo 55

Capitulo 55

Alisé su cabello fuera de su sudorosa frente. Ella estaba sonriéndome y luciendo tan feliz que hizo que mi corazón se saltara un latido.
—Te amo, Ángel. —Yacimos allí intentando ralentizar nuestros ritmos cardiacos. Presioné mi rostro en la curva de su cuello besándola, sintiendo su pulso acelerado bajo mis labios. Me sentí más feliz de lo que me había sentido en toda mi vida. Luego de un minuto o algo, me bajé de ella y me giré a mi lado. Apreté mis brazos en ella, tirándola cerca de mí, recorriendo con mis dedos su desnudo, sudoroso cuerpo, demorándome en sus pechos—. Siento haberte lastimado —dije silenciosamente. Me sentí terrible de que fuera el que tuviera que causarle dolor, pero supongo que cada chica tiene que pasar por lo mismo la primera vez.

Ella rió.
—Peter, lo valió tanto —bromeó, presionando su cuerpo más cerca al mío, acurrucándose en mis brazos. 
Reí.
 —Bueno estoy feliz de que lo disfrutaras —declaré, sonriéndole con suficiencia.
No había recibido quejas antes, pero nunca me importo realmente si la chica lo disfrutaba antes. Normalmente, sólo hacía lo que quería; nunca me había tomado el tiempo para pensar sobre aquello, era gracioso cuán diferente era eso con mi Ángel. Todo lo que me importaba era ella; mis sentimientos eran secundarios.
—Definitivamente lo disfruté. ¿Lo hiciste tú? Quiero decir, no sabía qué hacer o nada, ¿debería haber hecho algo diferente? —preguntó, mordiéndose el labio, mirándome preocupadamente.
Reí y besé su frente.
—Ángel, fue lo mejor que me ha pasado alguna vez. Fue perfecto, eres perfecta, y te amo tanto —prometí.
Se acurrucó más cerca de mí, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos; suspiró con satisfacción y cerró sus ojos.
—También te amo, Peter —susurró, besando mi pecho suavemente. No pude contener mi reacción corporal; comencé a encenderme de nuevo. Estaba tan cerca y ahora que ya la había tenido una vez no podía tener suficiente. Alejé mis caderas para que no me sintiera excitándome de nuevo. Era su primera vez; tenía que estar adolorida así que no necesitaba saber mi reacción corporal caliente por ella.
Pero me moví muy tarde, ella debe haberlo notado. Levantó su cabeza y miró hacia abajo. Me miró de vuelta un poco sorprendida. Sonreí disculpándome y ella rió dulcemente.
—¿En serio? ¿Ya? —bromeó, mientras las yemas de sus dedos recorrían bajando por mi pecho, haciéndome estremecer.

—Lo siento; bajará en un minuto. Sólo eres demasiado sexi. Deberías descansar, estarás adolorida —dije un poco tímidamente. Levantó sus cejas, una lenta sonrisa esparciéndose a través de su rostro mientras me giraba a mi espalda, a horcajadas en mí, luciendo como una alucinante diosa del sexo sentada arriba de mí.
—Estoy bien. Esta vez quiero intentarlo, dime si hago algo mal —dijo, besándome apasionadamente.
¡Santa mierda, esta chica es malditamente asombrosa!
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Me desperté temprano en la mañana. Lali tenía que estar en práctica de danza a las ocho treinta, ahora eran solo pasadas las siete. No pude quitar la sonrisa de mi rostro. Anoche fue increíble, la mejor noche de todas. Oírla gemir mi nombre fue el mejor sonido en el mundo. Ella lo disfrutó también lo que lo hizo más especial para mí. No le había dolido tanto, bueno, ella dijo que no de todas formas. No pudo haber sido tan doloroso porque me hizo hacerle el amor de nuevo después. Envolví mis brazos más fuerte alrededor de ella, amando la sensación de su piel desnuda contra la mía. Solo yací allí y la miré dormir hasta que la alarma sonó. Ella era tan malditamente hermosa; honestamente era justo como imaginaría que luce un ángel.
Se acurrucó más cerca de mí mientras abría sus ojos, una lenta sonrisa esparciéndose en su rostro cuando me miraba.
—Hola, novio.
No pude evitar sonreírle de vuelta.
—Hola, novia. —Envolvió sus brazos alrededor de mí más fuerte mientras suspiraba con satisfacción—. ¿Cómo te sientes hoy? —pregunté, recorriendo con mis dedos a través de su desordenado cabello de sexo.
Ella sonrió.
—Estoy bien, un poco adolorida, pero extremadamente feliz —declaró, riendo dulcemente.
Giré arriba de ella, presionando mi cuerpo con el de ella.
—Un poco adolorida, ¿huh? Mejor podría besar eso para ti —coqueteé.
Ella mordió su labio, mirándome emocionada.
—Oh puedes, ¿huh?
Asentí, sonriendo perversamente.
—Oh sí. —Le sonreí con suficiencia antes de besar mi camino bajando por su cuerpo, apenas pudiendo contener mi emoción.

36 comentarios :

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  4. que llegue el lunes quiero ver que pasa con la apuesta

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