martes, 16 de abril de 2013

Capitulo 2


Capiulo 2

Cuando Peter se detuvo en el estacionamiento de la escuela, hice mi búsqueda diaria por el coche de Pablo Y tal como los días anteriores, no se encontraba en su lugar. En vez de tomarse el codiciado lugar de aparcamiento del chico más popular de la escuela, se mantuvo vacío. Fue como si todos estuvieran esperándole. Preguntándose. La última vez que había visto a Pablo fue el día que pensé que Peter estaba perdido para siempre. Euge, una transportadora que intentaba matar mi cuerpo y forzar la mano de La Muerte, por extraño que parezca, se convirtió en mi amiga, consiguió sacar el alma de mi cuerpo sin la ayuda de La Muerte. El problema fue que ya era demasiado tarde. La Muerte ya había roto las reglas y tenía que pagar por ello. Me quedaba la decisión de convertirme en un alma en pena errante o volver a mi cuerpo y vivir. A pesar de que la única persona que había amado ardía en el infierno como un ángel caído por no hacer su trabajo cuando llegó el momento de quitarme la vida. Euge me había explicado que Peter estaría atormentado aún más en los abismos del infierno si sabía que yo era un alma perdida. Él querría saber que vivía. Que su sacrificio fue por algo. Yo haría cualquier cosa para aliviar su dolor. Así que volví a mi cuerpo por la mañana y elegí la vida. Por él.

Luego, él estuvo en la escuela esa mañana y yo no tuve ni siquiera un momento para hablar con Pablo y explicarle. Sólo corrí hacia Peter. Después que Peter me explicó todo y me puso al tanto del engaño, de que Pablo no era humano, habíamos ido a buscarlo. Pero Pablo Martinez había desaparecido. Eso fue hace un mes.

*****

—No frunzas el ceño. —La voz de Peter irrumpió en mis pensamientos mientras su mano ahuecaba mi rostro y me estudiaba. Podía oír mis miedos. No había razón para explicar mi repentino cambio de humor.
—¿Alguna vez regresará?
Peter dejó escapar un suspiro mientras miraba por encima de mi hombro. 
—Me temo que sí.
—¿Por qué te molesta? Sé que dices que Pablo no tiene alma, pero conozco a Pablo . He pasado tiempo con él. No es malo. Es increíblemente dulce.

Esos ojos verdes que amaba, se encendieron y el resplandor al que me estoy acostumbrando me advirtió que había dicho algo equivocado. Peter no llevaba bien la emoción de los celos. Era completamente nuevo para él y no era algo que pudiera manejar.

—Pablo es lo que debe ser. Fue creado, Lali. Hizo su trabajo. No es dulce. No tiene alma.
Me incliné hacia delante y besé su mandíbula luego susurré
— Tranquilo chico grande. Los dos sabemos quién es el dueño mi alma.
—Así es —respondió Peter, luego mordisqueó mi oído—, y no lo olvides.

Me estremecí por su cálido aliento sobre mi piel.

Golpecitos en mi ventana me sobresaltaron, me aparté de mi sexy novio y me volví para ver a Cande, mi mejor amiga, mirándome por la ventana con una expresión divertida.

—Salvada por la mejor amiga —murmuró Peter, presionando un último beso en mi cuello, antes de alcanzarme mi mochila y abrirme la puerta de su coche. Salió a la luz de la mañana luciendo como un Dios griego. Los pantalones que colgaban de sus caderas cubrían su trasero deliciosamente bien. Peter podía verdaderamente lucirse en una camiseta ajustada al cuerpo y lo hacía diariamente. Hoy la camisa que exhibía su impresionante pecho era de un azul oscuro. Sus botas negras nunca cambiaban, pero a mí me gustaban. Eran algo así como sexys. Parecía un chico malo incluso con mi mochila roja en su hombro izquierdo. Lo observé en una inevitable fascinación mientras se dirigía alrededor del frente de su Jeep para abrir mi puerta. Había aprendido por las malas a no abrir la puerta de mi lado del coche. No le gustaba. Podía sentir los ojos de Cande en mí, pero no me importaba. Podía verme comerme con los ojos a mi novio. Además, me entendía por completo. Cande pensaba, al igual que el resto del mundo, que Peter Lanzani era el vocalista de la banda de rock Cold Soul. Irónico, lo sé. Peter si cantaba con la banda, pero no pasaba tiempo con ellos a menudo. Cande era una gran fan.

Peter abrió mi puerta y salí por fin, apartando mis ojos de él para encontrar la mirada de mi amiga.

—Bueno, buenos días a ti también —Bromeó Cande, deslizando su brazo en el mío—. Me preguntaba cuánto tiempo te iba a llevar dejar de mirar a tu novio rockero con ojos de cachorro y notarme un poco.
Le di un codazo. 
—Cállate.
Se rió
—Chicas, por favor, dime que no trataste de ser sutil con tu mirada lujuriosa, porque has fracasado. Ese chico sabe que deseas su cuerpo.
—Ya basta —susurré. Peter vino detrás de mí, llenando de calidez y hormigueos todo mi interior.
—Es imposible que desee mi cuerpo más de lo que deseo el suyo.
Cande comenzó a abanicarse con la mano.
—Querido Señor, ten piedad, creo que podría desmayarme.
La mano de Peter cubrió la mía y la apretó. 
—Nos encontramos en el interior. Voy a llevar esto a tu casillero.

Siempre era tan bueno, procuraba darme tiempo a solas con Cande. Asentí con la cabeza, sin siquiera importarme que tuviera una sonrisa tonta en mi rostro.

Cande se quitó sus gafas de sol, apoyándolas sobre su cabeza. Sus rizos eran perfectamente armados, sabía por experiencia que le tomaba horas de trabajo. La chica dormía con los cilindros en su cabeza como si fuese 1980 o algo así. Sus ojos marrones brillaban mientras observaba el trasero de mi novio mientras se abría camino dentro de la escuela. 

—Ese es un buen pedazo de...
—¡Candela!—La reprendí con una sonrisa, porque por supuesto que tenía razón. Pero aún así, no tenía que decirlo en voz alta.
—¿Muy celosa? —Bromeó.

Sólo rodé mis ojos. La mirada de Cande recorrió el espacio vacío de estacionamiento de Pablo . No podía explicarle a Cande sobre Pablo . Ni siquiera sabía que veía gente muerta, o como Peter solía decirles, “almas errantes”. Hasta que conocí a Peter, había tenido que vivir con mi secreto.

—Me pregunto, ¿Dónde está?

Cuando Pablo desapareció, Peter y yo decidimos mantener un perfil bajo con nuestra relación. No fue sino hasta la semana pasada que habíamos comenzado a estar al aire libre juntos. Cuando las autoridades y los padres de Pablo me habían preguntado les dije a ambos que Pablo y yo acabábamos de romper. Que fue su decisión. Lo cuál no era una mentira total; desapareció sin dejar rastro. Eso es una forma de romper las cosas. Al principio, sus padres llamaban a diario para preguntarme si había oído hablar de él. Se detuvieron después de que Pablo llamó y les aseguró que se encontraba bien. Al parecer, les había dicho que necesitaba un tiempo para resolver ciertos problemas. Curiosamente, después de que llamara a sus padres, ellos parecían estar completamente a gusto con su desaparición. Ya no venían a buscarme. Había visto a su madre en la tienda de comestibles la semana pasada y me sonrió brillantemente como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Los chicos en la escuela fueron haciendo poco a poco la misma cosa. Nadie lo había mencionado demasiado. Era... extraño.

—Entonces, ¿Estudiaste para ese examen de trigonometría? — preguntó Cande sonriendo, como si no acabara de preocuparse por Pablo . Una vez más... extraño.

—Sí. Hasta tarde anoche. —Cande se quejó, y acomodó su cabello por encima del hombro. Era uno de sus gestos dramáticos que me hacía reír.
—Si no lo apruebo, mis padres me encerrarán en el desván de por vida. Tendrás que ir a verme y deslizar alimentos por debajo de la puerta.
—Dudo que sea tan malo. Además, si estudiaste, ¿verdad?
Rodó sus ojos una vez y me miró. 
—Un poco. Sí.
—Viste Pequeñas Mentirosas ayer por la noche, ¿No?
Con un profundo suspiro que hizo que sus hombros subieran y luego bajaran respondió
— Sí. El capítulo de la semana pasada y el de esta semana. No pude evitarlo. Tengo una cosa por Caleb.
Agarrando su brazo, la llevé hacia dentro. 
—Vamos. A la biblioteca. Tenemos treinta minutos para que no seas encerrada en un ático de por vida.
Cande me miró. 
—Te amo.
—Lo mismo.

Afortunadamente, el fantasma de la biblioteca se encontraba en otro lugar hoy. El alma que siempre deambulaba por ahí era una distracción.

Peter

Vi como Lali llevó a Cande hasta la biblioteca. Estaría ocupada por un rato y yo tenía un lugar adonde ir. Había un alma que no quería dejar esperando por mí. Tenía que estar allí para el momento de esta muerte. Una vez que Lali entró en la biblioteca y supe que estaba a salvo, por el momento, me marché.

*****

Antes de Lali no había entendido el amor. Antes de Lali, tomar las almas había sido fácil. Ahora, conocía las emociones. Sabía del dolor y el sentimiento de pérdida y eso hacía mi objetivo más difícil. Especialmente con los más jóvenes. A pesar de que sabía que conseguirían otra vida muy pronto, comprendía el dolor de su familia, ya que perdían a alguien amado. Porque si bien, el alma de ese niño regresaría, no sería lo mismo. Ellos no sabrían que el niño que amaban seguiría con ellos cuando el alma regresara con una nueva vida.

—Es hora, ¿no? —El niño me miró cuando entré en su habitación del hospital. Había ido a hablar con él antes. Varias veces, en realidad. Quería que entendiera que moriría pronto, pero si seguía mis instrucciones entonces se le daría otra vida. Su alma seguiría viviendo. Solo esta vida acabaría. Su labio inferior temblaba mientras me miraba fijamente.

—Sí, es hora.
—¿Dolerá?
Negué con la cabeza 
—Te prometí que no lo haría, ¿no?

Asintió con la cabeza y apretó el dinosaurio verde con más fuerza a su pecho, metiéndolo debajo de su barbilla. Había pasado una semana desde la última vez que estuve aquí. Su rostro parecía más pálido y los círculos bajo sus ojos eran más oscuros. La enfermedad tomaba el control.

—Mamá cree que voy a mejorar. Traté de decirle que no era así.
La opresión en el pecho apareció. Esto solía ser tan fácil.
—Aquellos que te aman no quieren aceptar que tu cuerpo en esta vida está demasiado enfermo para continuar. Pero recuerda: Vas a volver. Vas a nacer en un cuerpo nuevo y volverás a esta familia. Tal vez no mañana o al día siguiente, pero un día volverás.
Él suspiró y se frotó la nariz contra el animal de peluche que obviamente amaba.
—Sí, pero me dijiste que no recordaría esta vida. Que olvidaría quién fui antes. No quiero olvidar a mamá y papá. No quiero olvidar a Jessi, aunque es mala a veces, es mi hermana mayor.

Esta era la razón por la que La Muerte no estaba destinada a sentir emociones. Quería abrazar al niño en mis brazos y hacerle falsas promesas. Cualquier cosa para calmar su miedo, pero éste era su destino. Estaría de vuelta pronto. Ya me había preguntado por su alma tras reunirme con él la primera vez. Su hermana tenía dieciséis años. En seis años, daría a luz a un bebé que iba a nombrar como su hermano y esta alma volvería.

—Lo sé, pero tienes que confiar en mí. Esta es la manera en que funciona la vida. Puede que no recuerdes esta vida, pero tu alma siempre estará unida a tus seres queridos. Tu alma será feliz y aunque no recuerdes, tu alma se sentirá como si estuviera en casa.

El niño asintió con la cabeza y bajó el dinosaurio.

—Mamá acaba de salir a buscarme un poco de hielo. ¿Podemos esperar hasta que regrese? Quiero decirle adiós. —Se ahogó en esa última palabra.

Asentí y retrocedí, mientras la puerta de su habitación se abría. Su madre entró. También estaba más delgada desde mi última visita y el dolor y el miedo que la rodeaba era impresionante. Los círculos oscuros debajo de sus ojos se veían casi como si ella fuera la que podría morir hoy.

—Lamento haber tardado tanto, cariño. Tuve que ir al piso de arriba para conseguir el hielo que te gusta —Se apresuró a su lado. La ropa arrugada colgaba en su frágil figura. Ya estaba de duelo. Lo sabía. Puede haberle dicho a su hijo que iba a mejorar, pero sabía que no era así.

—Mamá —Su débil voz, sonó con más fuerza de lo que esperaba. Vi como el pequeño niño tomó de la mano a su madre. Se disponía a consolarla. Su cuerpo podría ser joven, pero su alma no lo era. Tenía un alma madura. Una que había visto muchas vidas. En el momento de la muerte el alma comenzaba a tomar el relevo. A pesar de que su mente era la de un niño de cinco años, su alma sabía que su madre lo necesitaba fuerte en estos momentos. —Te amo —dijo y un sollozo sacudió el cuerpo de ella. Quería abrazarla para ayudar a aliviar su dolor, pero no podía. La Muerte no estaba destinada a confortar.
—También te amo mi dulce niño —susurró apretando su pequeña mano entre las suyas.
—Nunca me iré, ¿Esta bien? No te pongas triste. —Intentó, como tantos otros, explicar a los que dejaban atrás que iba a volver. Pero al igual que todos los seres humanos, comenzó a llorar y a sacudir la cabeza en negación. Enfrentar la pérdida de su pequeño hijo era demasiado para que su mente comprendiera.
—No hables así, cariño. Vamos a luchar contra esto —dijo con una fiereza que sólo una madre desesperada podía reunir en un momento como este.
—No, mamá. Tengo que irme ahora, pero te prometo, que siempre estaré aquí.

Me acerqué a su lado mientras su madre cubría su pequeño cuerpo con el suyo. Su pequeña mano se extendió hacia mí y la agarré. Asintió y tomé su alma.

—Siempre me llamas para los más difíciles. ¿Por qué es eso? ¿Mmm...? ¿Por qué le agrado a tu novia, me llamas a mí? —gruñó Euge mientras se pavoneaba en la habitación del hospital.
—Esto no trata de ti, Euge. Se trata del niño. Toma su alma ahora. No necesita ver el resto. Tiene que ir arriba.

Euge miró a la madre llorando sobre el cuerpo que había albergado una vez a aquella alma. Sus sollozos eran cada vez más intensos y las enfermeras comenzaron a precipitarse en la sala gritando. Inmediatamente, Euge tomó la mano del alma y se fue sin decir una palabra. Podría ser un dolor en el trasero, pero no era cruel. Es por eso que siempre pedía por ella cuando se trataba de una muerte como ésta. Con una última mirada a la afligida madre, salí de la habitación. A ella le encantaría su nieto un día y lo abrasaría mientras le contaba todo acerca de su tío. El alma no puede recordar esa vida, pero él sabría lo luchador que fue su tío y que la vida que sólo había experimentado durante un corto período de tiempo nunca sería olvidada. En su siguiente vida, él se haría mayor junto a sus nietos para contarles historias.

18 comentarios :

  1. llore un montonnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn

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  4. que tristesa mannnnnn

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  5. soy nueva lectora esta hermsa y quiero massssssssss

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