domingo, 1 de diciembre de 2013

Capitulo 9

—Bien. LO QUE SEA, al menos está hablando contigo. Ese es un paso en la dirección correcta.

De repente, Vicky está detrás de nosotros. Miro hacia arriba. Ella le sonríe a Peter.


Capitulo 9

—¿Cómo está tu vino?

Él titubea un poco.
 
—Oh, aún no lo he probado. —Levantando la copa, toma un sorbo—.Es bueno, gracias.
 
—Tu copa tiene nuestro mejor vino —susurra Vicky—. No se lo digas a nadie.
 
—Será nuestro pequeño secreto —responde Peter, guiñándole un ojo.
 
La sonrisa de Vicky se hace más grande.
 
—Su cena estará lista pronto —dice—. Si necesitas algo, solo pregunta.
 
—Me aseguraré de hacerlo —responde Peter muy suave.
 
Con los ojos en él, Vicky camina de espalda y luego gira. Peter la observa irse.
 
—¡Peter! —siseo—. Pon tus ojos de vuelta en tu cara.
 
—¿Por qué? —ríe.
 
—Eres muy obvio.
 
Riendo, Peter dice.
 
—Esa es la parte divertida.
 
Tomo una respiración profunda.
 
—No puedo coquetear. Bueno, nunca he tratado de hacerlo. En realidad, nunca he estado en una situación en la que debiera coquetear —suspiro.
 
—Coquetea conmigo entonces —murmura, inclinándose hacia adelante. Sus ojos verdes esmeralda solo me miran. Me hace sentir nerviosa—. Luces hermosa esta noche, lo sabes, ¿cierto?
 
Sonrojada, miro hacia otro lado.
 
—No diría eso. Solo me veo mejor
 
—No —Peter dice—. Eres hermosa. —Extiende su mano sobre la mesa y gentilmente pone mi cabello detrás de mi oreja. Sus dedos lentamente trazan el camino hacia mi mandíbula. Mi corazón por poco se sale de mi pecho.
 
—¿Qué estás haciendo? —apenas susurro.
 
Sonríe.
 
—Haciendo que te sonrojes.
 
—Bueno, para —chasqueo incomoda.
 
Eso hace que ría.

—¿Por qué?
 
—¡Me estás poniendo nerviosa!
 
Peter me mira y suspira.
 
—¿Qué vas hacer cuando un chico realmente lo intente?
 
—No tengo idea. Probablemente tenga un ataque al corazón, tartamudear y caer —gimo.
 
—No tienes fe en ti misma.
 
Levantando mi ceja, respondo.
 
—¿Tendrías fe en ti mismo, si fueras yo?
 
Antes de que pueda responderme, Vicky llega con nuestra comida. Pone la mía en la mesa sin decir una palabra, pero definitivamente habla con Peter. Eso me irrita.
 
—Aquí está tu lasaña. Espero que te guste.
 
—Oh, amo la lasaña de aquí —dice Peter suavemente. Estoy en shock, porque no está mintiendo o eso pienso. Me mira—. Pero también me encanta lo que tiene Mariana, espero que le guste también.
 
Vicky me mira.
 
—Creo que así será. Si necesitan algo, chicos, déjenme saber.
 
—Lo haremos, gracias —respondo tranquilamente.
 
Sigue sonriéndole a Peter. El casualmente le guiña un ojo. Vicky suelta una risita y camina de regreso.
 
Tomo una pieza de Tortellini y la como. ¿Por qué de pronto me siento irritada?, no lo sé. Esa chica solo me envía en el camino equivocado. Risita, risita mi nombre es Vicky. ¿Qué? ¡Luzco como una súper modelo, que bien! Las chicas como ella lo tienen todo fácil. Me hace sentir enferma. Tomo otra pieza de Tortellini.
 
—¿Qué te hizo el Tortellini? —pregunta Peter.
 
Levantando la mirada digo.
 
—¿Qué?
 
—Veo que pareces realmente molesta con tu comida. Se buena con tu comida, y tendrá un mejor sabor.
 
—Lo siento —murmuro.
 
Peter baja su cubierto.
 
—¿Qué está mal?
 
—Nada. —Rápidamente tomo otra porción de comida y miro el restaurante.

—Algo está mal. ¿Te hice enojar? Solo te estaba probando. Eso es lo que pasará cuando un chico te coquetee. Nada de lo que dije fue una mentira si eso es en lo que estás pensando.
 
Genial.
 
—No —me quejo—. Sé eso. Es solo que… eh… Nunca he tenido un chico que me mire de la forma en que la miras a ella. Para algunas chicas es muy fácil. Mira cuanto esfuerzo tengo que poner en eso. Solo me parece injusto.
 
—Ella podría ser una perra total —responde Peter.
 
—¿Qué?
 
Inclinándose hacia delante susurra.
 
—Soy un chico atractivo. Sé eso. No es difícil atraer a las chicas. Tengo una buena moto y un auto aún mejor. Eso lo hace muy fácil, pero cuando se llega a esto, luego de algunas citas, debes mostrar tu propio color. Ella puede ser la pintura perfecta, pero no tienes idea de lo que realmente es. Podría vivir con 50 gatos. No tengo idea. Salir en citas y conseguir números telefónicos puede ser aterrador y difícil. 

—Eso está bien y todo —respondo—. Pero al menos tienes la opción de conseguir número telefónicos. Este es el primer día en que me siento incluso la mitad de normal. Conseguir el número telefónico de un chico está a mil años luz.
 
Peter se estira y saca un lapicero de la mesa detrás de él. Toma su servilleta y empieza a escribir algo. Solo levanto mi ceja. De pronto, me pasa la servilleta. La tomo y miro. Peter solo sonríe.
 
—Ahora, tienes el número de un chico.
 
—Conseguir tu número no cuenta —suspiro, tratando de no reír.
 
—¿No me encuentras sexy? —pregunta con una enorme sonrisa. Solo ruedo mis ojos—. Oh vamos, fuiste tú quien me dijo sexy primero.
 
Cruzando mis brazos, digo.
 
—Bien, eres muy guapo, pero ya sabes eso.
 
—Así que, técnicamente un chico sexy te dio su número.
 
—¡Eso no cuenta! Eres mi amigo. Anula totalmente el efecto.
 
Luciendo exasperado, Peter gruñe.
 
—Detalles, detalles.
 
—Come tu lasaña.

Río mientras tomo otro bocado de mi comida. Mis ojos solo miran su número. ¿Por qué esto me hace sentir mareada? Eso es muy estúpido Mariana. ¡Sabes donde vive! Hago una pausa y luego me río.
 
—¿De qué te estás riendo? —Peter curiosea.
 
No puedo dejar de reír.
 
—Pensaba para mis adentros que dudo que Paula alguna vez haya conseguido el número de teléfono de un chico tan caliente antes. ¡Oh, espera! ¡OH! ¡Idiota! ¡Me había olvidado por completo de las flores!
 
—Oh, vamos. ¡Eran hermosas!
 
—Sí, lo eran, pero ese es el punto. ¡Hablando acerca de ser el centro de atención! Paula me quito la tarjeta antes de que siquiera pudiera leerla.
 
Peter para de masticar y dice—: ¿Fue un problema?
 
—No, no sabía lo que era una guillotina, sin embargo. Entonces este chico le dijo que debería comprobar cómo funcionaba, y todo el mundo lo encontró gracioso. Ella terminó luciendo bastante estúpida, así que al final fue bueno. Fue simplemente vergonzoso que todos me miraran.
 
Poniendo una sonrisa bastante maliciosa, Peter responde.
 
—Bueno, lo hice para molestar a Paula, así que mi plan funcionó. Además, pensé que te gustarían. Las vi en tu habitación. ¿Las mantienes ahí para así poder mirarlas y pensar en mí?
 
—¡Estás muy seguro de ti mismo! —digo juguetonamente—. Caray, Peter, no todas las chicas caen a tus pies.
 
—Maldición, estoy perdiendo mi toque.
 
Los dos reímos y luego comemos la cena.

El resto de la conversación es acerca de películas y bandas que nos gustan. Es bueno saber que tenemos mucho en común. Y al final de la comida, Vicky trae la cuenta.
 
—¿Disfrutaron la comida?
 
—Sí, estaba MUY buena. TENDREMOS que volver —responde Peter amablemente.
 
—Es bueno escuchar eso. Si necesitas algo más… por favor siéntete libre y házmelo saberlo.
 
Peter solo le sonríe. Cuando se aleja, levanta la cuenta.
 
Un pequeño pedazo de papel cae de debajo. Recogiéndolo, Peter sacude la cabeza.

—Ves, conseguir un número no es difícil para mí. Encontrar una chica en la que esté realmente interesado es otra cosa.
 
—¿No la llamarás? —pregunto.
 
Encogiéndose de hombros, Peter responde.
 
—Probablemente lo haga. Solo estoy tratando de decirte que conseguir un número no siempre significa que tendrás éxito.
 
—No sé si querría conseguir el número de un extraño —respondo—. Sin importar que pase, soy tímida. Sería más fácil para mí salir con alguien si lo conozco de algún tiempo.
 
—Eso no es algo malo —dice Peter—. Es probablemente mejor idea que lo que yo hago. —Pone algo de dinero dentro de la carpeta de la factura, y desliza el número en su bolsillo—. Vámonos, cariño.
 
Salimos de nuestras sillas.
 
—Gracias por la cena, Peter. Gracias por todo.
 
—Me alegra poder hacerlo. Ahora, te llevaré algún lugar, porque me gustaría que hicieras un bosquejo para mí.
 
—Haré un bosquejo de lo que quieras —digo—. Te debo mucho.
 
Mirándome, Peter, enfatiza.
 
—No me debes nada.
 
—Bueno, sigo ofreciéndome a hacer lo que quieras.
 
Eso lo hizo reír.
 
—Ten cuidado con lo que le dices a la gente, joven dama. Un chico puede tomarlo por otro lado.
 
Mis mejillas brillan a fuego de la vergüenza.
 
—No lo dije en ese sentido.
 
—Lo sé, solo estoy cuidando de ti. Vamos. —Peter gesticula para que lo siga. Al ir por el pasillo. Se acerca y arroja su brazo sobre mí—. Pon tu brazo alrededor de mi cintura —susurra.
 
—¿Por qué? —susurro por lo bajo.
 
—Solo hazlo. —Así que lo hago. Y tan pronto como caminamos fuera, miro a nuestra derecha. Pablo está sentado ahí. Sonríe y le sonrío en respuesta. Ahora entiendo por qué estoy tocando a Peter. No es que sea malo tener tus brazos alrededor de un chico caliente. Espero que sea tan fácil tener a un chico tocándome en realidad. Peter lo hace muy confortable y fácil de llevar.
 
Nos dirigimos hacia el auto. Peter me deja ir para abrirme la puerta.
 
—¿Por qué? Gracias. —río al entrar.

—Siempre le abres la puerta a una hermosa chica —responde.
 
—De seguro estas tratando de aumentar mi autoestima.
 
Recostándose contra la puerta, Peter dice—: Estoy tratando de que veas que eres atractiva y alguien importante.
 
—Creo que me tomará un tiempo llegar ahí —digo tranquilamente.
 
Peter me da una sonrisa.
 
—Prometo que te llevaremos ahí.
 
Con eso, cierra la puerta.
 
Cuando entra al auto, Peter me mira.
 
—Así que, quiero que me dibujes algo, pero quiere decir, como profesionalmente. Quiero ser capaz de enmarcarlo, tan grande como tu libro y colorido.
 
—Digo que sí, haré lo que quieras.
 
—Está bien —responde—. Te lo mostraré.
 
Escuchamos música mientras conduce. Finalmente, llegamos a su apartamento. Me giro y lo miro.
 
—¿Quieres que dibuje tu apartamento? ¿En serio?
 
—No —Peter ríe—. Te mostraré. Sal de auto.
 
Sacudiendo mi cabeza, salgo del auto. Peter inclina su cabeza para que lo siga, así que lo hago. Las escaleras para llegar a su apartamento son viejas y empinadas.
 
—Estas cosas son como trampas mortales —digo.
 
—Sí, ten cuidado. Me caí una vez y tuve suerte de que no rompí mi cuello. —Cuando llegamos arriba, Peter se detiene y se gira—. Mi apartamento es un desastre. No estés sorprendida. No te preocupes. Soy limpio, pero soltero.
 
Bufo.
 
—Está bien. —Abre la puerta y lo sigo—. Debería preocuparme de entrar a tu apartamento en la noche… sola.
 
—Si estás nerviosa, podemos irnos.
 
—¡No! —exclamo—. Estoy bien. Solo comentaba.
 
Peter asiente con su cabeza y enciende más luces. Mis ojos escanean el apartamento. La mayoría es espacio abierto. La cocina da al comedor y sala de estar. Hay un pequeño pasillo con tres puertas. El mobiliario es sorprendentemente nuevo. Tiene un televisor de pantalla plana en la pared y sistema estéreo. Bueno, Peter debe robar bancos... un montón de bancos.

—Lindo lugar —digo lentamente.
 
Peter camina hacia la cocina.
 
—¿Quieres algo de beber?
 
—Seguro —respondo. Y continúo mirando alrededor. Hay cosas apiladas en todos lados. Nada está realmente sucio. Solo parece como si él ubicara todo en cualquier lugar donde está.
 
—Realmente voy a necesitar tu ayuda limpiando este lugar. No sabría dónde irían tus cosas.
 
Cerrando la puerta del refrigerador, Peter suspira.
 
—Sí, Sí, va a ser un esfuerzo de equipo. Creo que una vez me organice, te ayudará. En cierto modo me mudé, desempaque y simplemente lo dejé allí.
 
—Veo eso —digo. Peter camina hacia mí y me ofrece una botella de agua—. Así que, ¿qué quieres que dibuje?
 
—Esto —responde mientras señala a la mesa de la cocina. Sobre ella hay un jarrón con lirios.
 
Entrecerrando los ojos, abro la boca y luego la cierro.
 
—¿Una chica te las envió?
 
—No —declara—. Siempre las tengo a mi alrededor. —Rápidamente agrega—. No voy a entrar en el porqué de eso. Sé que no es una cosa de chicos, pero son… seguridad para mí. Si le dices a alguien eso, lo negaré.
 
—Son preciosas —digo, oliéndolas—. ¿Qué clase de lirios son?
 
Peter saca una silla y se sienta.
 
—Lirios Stargazer, son hermosos. Todos los lirios son hermosos, pero estos son especiales.
 
—¿Por qué? —pregunto. Luego rápidamente digo—. No importa. ¿Quieres que dibuje estos? ¿Cómo los quieres, en el jarrón o solo los lirios o qué?
 
Hay una pausa mientras Peter mira las flores.
 
—Solo quiero dos de las flores. No me importa lo que hagas con el resto. Quiero decir, no quiero un unicornio en el fondo, pero confío en tu gusto. Vi suficiente alma en tu arte. Estas flores significan mucho para mí. Si lo haces bien, te pagaré suficiente.
 
—Buscaré una imagen mañana en el Internet y empezaré mañana.
 
—No —rápidamente interfiere—. Te llevaré mañana a conseguir los suministros y podrás dibujar estas. Son frescas, las conseguí ayer.
 
—¿Las compraste con mis flores? —pregunto.

Asiente.
 
—Esto significa mucho para mí.
 
—Lo que hiciste por mí también significa mucho. Nos podemos hacer felices el uno al otro, entonces. Ya tengo los lápices y todo lo que necesito. Lo único que necesito es el papel y la tela. Podemos conseguirlo mañana. Tendrás que lidiar conmigo por otro día más.
 
—¿Quieres quedarte a dormir? —pregunta Peter. 

Jadeo.
 
—¿Quieres que haga qué?
 
—Quédate —repite.
 
—Como… ¿en tu cama? —pregunto lentamente.
 
Riéndose entre dientes, Peter responde.
 
—Bueno, dormiría en el sofá y tú en mi cama. Creo que es una pregunta un poco tonta, no muy apropiada para mí. A tu mamá seguramente le daría un ataque.
 
—Mi mamá ni siquiera se daría cuenta, pero no me he quedado a dormir en ningún lugar desde que soy una niña. Creo que quedarme en la casa de un chico, incluso si es un amigo, es un gran paso para mí. Y tal vez, probablemente un poco inapropiado.
 
—Nunca te toque —afirma Peter rápidamente. Mi boca cae abierta y él extiende sus manos—. No lo tomes a mal. No me refiero a un toque- toque. Solo estoy diciendo que estás a salvo conmigo.
 
Trato realmente duro de no reírme, y digo.
 
—Sé que estoy a salvo contigo. No debería de sentirme de ese modo, pero lo hago. Podría quedarme, pero aún no estoy preparada. Paula probablemente estaría sobre eso y probablemente tú.
 
—Ella no es mi tipo —responde Peter—. Se puede decir que tiene problemas desde unos cinco kilómetros de distancia. Una chica como ella necesita ser rebajada unas cuantas muescas. A decir verdad, su equipaje debe ser bastante grande si la hace atacar a los débiles
 
—¡No soy débil! —chasqueo. Pero luego pienso en ello—. Está bien, lo soy, pero aun así. Cuanto más te juntas conmigo, más me haces creer en mí, y me hago más fuerte. Tal vez un día, no voy a dejar que lo que Paula diga llegue a mí.
 
Peter sacude la cabeza.
 
—Cuando ese día llegue, ella perderá su poder sobre ti y eso es lo que necesitas. Ella no será capaz de presionarte nunca más y seguirá adelante, tristemente, a alguien más.

—Deseo que pudiera pararlo completamente. No quiero que se mueva a otra víctima más débil.
 
—Con suerte, seré capaz de encontrar algo que la hará pensar dos veces antes de molestar a alguien más. No quiero decir que la voy a golpear, sino tal vez burlarme de ella.
 
—Suena bien para mí. —Con un profundo suspiro, bostezo—. Creo que debo irme a casa ahora. La tienda de arte solo está abierta de 9 a 1 mañana. Por lo tanto depende de ti cuando vayamos.
 
—¿Y si te recojo a las 9:30 y vamos a desayunar? Después de eso vamos a la tienda de arte —sugiere Peter.
 
Eso me hace sonreír.
 
—Tengo una idea mejor, ¿por qué no me recoges, podemos parar en la tienda de comestibles y podemos comprar cosas para preparar el desayuno? Hacer el desayuno es lo mío, hash browns reales y tortillas asesinas, además lo que quieras para acompañar.
 
—Un verdadero desayuno casero, moriría por eso.
 
—Entonces ese es el plan. Necesitas por lo menos lavar tus platos esta noche. Necesito un poco de espacio para cocinar —menciono, señalando a su cocina.
 
Peter dice—: Puedo hacer eso. Los platos estarán lavados.
 
—Bueno, quiero ir a casa y a dormir ahora —bostezo.
 
Peter se acerca y agarra mi mano.
 
—Vamos a llevarte a casa entonces.
 
Cuando nos detenemos en mi casa, giro y lo miro.
 
—Muchas gracias por hoy. No tienes idea de lo que significó para mí.
 
—Estoy feliz cuando puedo hacerte sonreír. —Peter se inclina y me besa en la mejilla—. Buenas noche, cariño, duerme bien.
 
El roce de sus labios en mi mejilla me hace tartamudear durante un minuto.
 
—Lo haré. Tú también, ¿de acuerdo?
 
—Definitivamente —responde Peter—. Te veré en la mañana.
 
—Está bien —le digo, mientras salgo del auto. Cuando cierro la puerta, le digo—. Adiós. —Peter simplemente me sonríe a través de la ventana. Saludo con la mano, mientras se aleja. Rápidamente me llevo la mano a la mejilla. Sé que no significa nada, pero eso fue lo más parecido a un beso que he tenido.
 
Con un salto en mi paso, entro a la casa.

5 comentarios :

  1. Que lindo me encanta como es peter con lali pero me intriga su pasado
    Subí más noveee me encanta

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  2. Más me encanta!!! Es un dulce peter!!

    ResponderEliminar
  3. Más más más porfavor, sube mááaaaaaaaas

    ATTE: Ludmi !

    ResponderEliminar
  4. más maratón me encanta esarelación que empieza a ser tan íntima en cierto punto a el le interesa lo que le pasa pero porque?habrá tenido una Hermana así? Besos Naara

    ResponderEliminar