miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capitulo 21

—¿Estamos hablando de tu Peter? —escucho detrás de mí. Dejo colgar mi cabeza con derrota. Ella ha vuelto—. Escuché hablar de él y del auto.


Capitulo 21

—Espera, se pone mejor —dice Ashley con entusiasmo. Obviamente, ajena al hecho de que Paula me tortura—. ¡Mira esta foto!
 
Paula gime, pero de todos modos toma el teléfono de Ashley. Sus ojos se ensanchan. Luego al instante su rostro cambia a una expresión bastante fría.
 
—Todavía no estoy exactamente segura de lo que estás haciendo con él.
 
—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta Pablo.
 
—Nada —dice Paula, dándome una mirada—. Veo que has hecho algo con tu... apariencia. Es diferente, eso es seguro.
 
Pablo interviene.
 
—Creo que ella luce fantástica.
 
Eso me hace sonrojar y sonreír torpemente al suelo.
 
—Sí, bueno, fue una gran mejora —ríe disimuladamente Paula.
 
Mi teléfono suena y rápidamente lo recojo para contestar. Cualquier cosa para callar a Paula.
 
—Hola.
 
Peter se está riendo:
 
—Entonces, ¿qué piensa todo el mundo?
 
—Es probable que estés alrededor de la escuela en un par de horas — respondo, sin entusiasmo.
 
—¿Qué pasa Mariana?
 
Suspirando, susurro:
 
—Necesito de nuevo la guillotina.

—Oh nena, lo siento —gime—. ¿Quieres que vaya allí y la ponga en su lugar?
 
No puedo evitar soltar una risita.
 
—Me gustaría, pero voy a estar bien. Me tengo que ir, sin embargo, la clase empieza pronto.
 
—Bueno, probablemente hablaré contigo más tarde, si no esta noche, mañana.
 
—Está bien —respondo—. Hablamos más tarde.
 
Susurrando, Peter dice:
 
—Di “Te amo”.
 
—¡No! —exclamo—. ¿Por qué iba a hacer eso?
 
—Para meterte bajo su piel, pero ¡NO IMPORTA! Hablaré contigo más tarde cariño.
 
Con una risita, digo:
 
—¡Adiós! —Colgando el teléfono, le sonrío a todos e ignoro a Paula—. Gracias por dejarme almorzar con ustedes. Tengo que ir a buscar algunos de mis libros.
 
—Deberías comer otra vez con nosotros mañana —dice Agus—. Eres más que bienvenida.
 
Vaya.
 
—Gracias, puede que lo haga.
 
Pablo se levanta conmigo.
 
—Te acompañaré. Tengo que agarrar mi libro de anatomía.
 
Empezamos a caminar y rozo a Paula, empujándola ligeramente. Ella grita:
 
—Oye, cuidado. —Yo sólo la miro, encontrando su mirada y sonrío con superioridad. Eso hace que su mandíbula caiga. Cuando nos movemos más allá de ella, mi corazón comienza a latir a mil por hora. ¿Realmente acabo de hacer eso? ¿De dónde en el mundo ha salido eso? Es como provocar al león. Quién sabe lo que va a hacer ahora. La cosa es, ¿eso va a molestarme? No lo sé.
 
Por el resto del día, en todo lo que puedo pensar es en el almuerzo y también… en esa foto de Peter. Quiero decir, sabía que él es atractivo, pero no de esa manera. No hay duda de que las chicas están en todas partes sobre él. Y la gente se pregunta si estamos saliendo, pfsh, eso nunca pasara. Ni siquiera sabría qué hacer.

Agarro mi proyecto de arte y me siento en la clase. Mi dibujo de Peter está casi completo. Me he tomado realmente el tiempo para hacer este. Si él lo va a ver, quiero que sea perfecto. Estoy completamente ajena al mundo mí alrededor mientras trabajo.
 
De repente, escucho ese sonido demasiado irritante.
 
—Así que, tú cabello… es... bueno, luce bien.
 
—Que gracioso, tus amigos piensan que es genial. En realidad, eres la única que dice que está bien. Completos extraños me han dicho que esta genial —le responde, sin levantar la mirada.
 
—¿Que estas tratando de hacer, tener un mágico cambio de imagen? —pregunta Paula.
 
Pasando mis dedos por el papel, respondo:
 
—Decidí que era hora de crecer. Así, que estoy creciendo. Deberías pensar en hacer lo mismo. 
 
—¡Como te atreves! —responde rápidamente ella.
 
—Por cierto —digo, mirándola—. Parece que tú también has tenido un mágico cambio de imagen. Solo que no puedo identificarlo —Toco mi nariz con mi dedo—. Me pregunto que fue.
 
Eso obviamente golpea un punto sensible. —Fue por mi tabique desviado.
 
—Uh huh, sigue diciéndote eso a ti misma —Rio. ¿¡Qué demonios estoy haciendo!? Ella va a matarme.
 
—Sin importar lo que te hagas, seguirás siendo tú —susurra ella en voz baja—. Eres una perdedora. Siempre lo has sido, siempre lo serás.
 
Agarro el teléfono y le doy vuelta, mostrándole la foto de Peter. — Una perdedora que puede tener esto
 
—¡Lo que sea! —exclama Paula.
 
—Mariana, sin teléfonos —dice mi profesor.
 
Guardándolo, grito—: Lo siento, Señor Rivas. Solo le estaba mostrando a Paula la persona que estoy dibujando.
 
—Está bien, solo que sin teléfonos. ¿Señorita Paula Reca, no tiene un proyecto en que trabajar, o está recibiendo consejos de la señorita Esposito?
 
—Nunca lo haría —gruñe Paula.
 
Mi profesor se acerca a nosotras:
 
—Bueno, no es una mala idea. Ella es una artista con mucho talento.

Paula grita en tono bajo y se da la vuelta alejándose. Mi profesor me da una péquela sonrisa, y eso me hace sonreír ampliamente.
 
Camino fuera de la escuela más tarde, dando saltos con cada paso. Nunca me he sentido tan bien. Es como que un ángel guardián ha venido a cambiarme la vida. Cuando llego a la acera, me detengo en seco.
 
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
 
—Pensé que podríamos ir de compras —dice Candela sentada en su pequeño escarabajo convertible.
 
—No tengo absolutamente nada de dinero conmigo —digo, caminando hacia su carro.
 
—Me lo puedes pagar después. —Ella solo sonríe.
 
—No puedo hacer eso Candela.
 
—Bien, Peter me dio el dinero. Él quería que fuéramos juntas. Los chicos y el van hacer cosas de chicos esta noche y quería que nos entretuviéramos —replica con una sonrisa Candela.
 
Gimiendo, me quejo:
 
—¿Porque sigue gastando dinero?
 
—Dijo que si te quejas, quería que supieras que él espera que tú le pagues… algún día. —Eso hace que ruede los ojos. Ella le da palmaditas al asiento—. Ven, entra. 
 
Lanzo mi mochila dentro del auto y entro. ¿Cómo si fuera a perderme esto? ¿En serio? Ella se relaja con algo de música para bailar y nos pone fuera de la acera. Veo a Paula y sus amigos. Saludo con la mano y luego les enseño el dedo medio. Me doy cuenta de que eso no es muy maduro, pero he soportado toda su basura el tiempo suficiente. 
 
Nos dirigimos al centro comercial una vez más. Esta vez es bueno estar solo con una chica con quien hablar. Nunca he tenido esto. Nosotras hablamos de actores lindos y quien nos hace babear. Nuestras preferencias musicales no son las mismas, pero a mi prácticamente me gusta todo. Bueno, excepto por el country, no me gusta el country. Nosotras compramos algunos suéteres que acaban de ser exhibidos.
 
—Necesitarás estos para el invierno. Está bien, ahora que estamos aquí tenemos que conseguirte algunos sujetadores de verdad. Iremos a la tienda de lencería.
 
—Nunca había pensado en siquiera ir allí. Quiero decir, esas cosas son realmente…
 
—Sexis. —Termina Candela—. Si, sé eso, pero eso es para que las chicas se sientan bonitas. Sera mejor que no estés mostrando tus bragas a ningún muchacho. Creo que los chicos le darían una paliza.

—Dudo que Vico o Nico harían eso. Pero Peter, si —resoplo.
 
—No, en serio, les gustas completamente. Estuvieron hablando el otro día. Es bueno tener a otra chica alrededor, déjame decirte. Estaba rodeada de demasiada testosterona. Definitivamente necesitábamos más estrógeno. Vamos. —Ella me introduce en la tienda de lencería.
 
Cuando entramos allí, solo me detengo y la miro a ella.
 
—No tengo ni idea de que hacer aquí.
 
—Bueno —comienza ella—. ¿Qué te gustaría? ¿Algo femenino? ¿Algo simple? ¿Algo descarado?
 
—Las tres cosas —replico, sonriendo.
 
Ella se ríe. —Buena respuesta, vamos.
 
Encontramos para mí seis sujetadores. Candela me tranquiliza acerca de que está bien que tenga sujetadores sexis. Es para mí, no para algún chico.
 
—Me sentiré incomoda al principio usando estos —digo.
 
—Una chica tiene que sentirse bonita, y lo siento, me siento bastante bonita usando cosas bonitas. Necesitamos buscarte varias bragas a juego.
 
—Eso es algo que necesito, bragas diferentes. Realmente nunca he usado nada que no fuera de paquete —suspiro.
 
Agarrando otro sujetador para mí. Candela sonríe. —Te conseguiremos suficientes para que te duren de un día de lavado al otro.
 
—Bien —contesto.
 
Cuando terminamos de comprar para mí, Candela comienza a buscar para ella, y Oh mi Dios, ella compra algunas cosas descaradas.
 
—Así que… ¿Estás comprando estas cosas para usarlas para Vico? — pregunto suavemente.
 
Candela me sonríe.
 
—Realmente no, vengo de una familia religiosa y todavía soy virgen. Tengo la intención de seguir así hasta que me case. Confía en mí, he pasado tiempos difíciles para mantenerme así, pero creo que es mejor esperar. Quiero decir, nos manoseamos como locos, pero nunca nada más que eso.
 
—Por lo tanto, no es malo que sienta que tengo que esperar.
 
—¿Con quién estas planeando dormir? —pregunta Candela, con los ojos un poco más abiertos.
 
Agitando mis manos, exclamo:

—¡Nadie! ¡Oh mi Dios, nadie! Nunca he besado a nadie excepto por Peter.
 
Su mandíbula cae. —¿Besaste a Peter?
 
—Más bien él me beso —contesto en voz baja—. No es lo que tú piensas. Nunca había besado a nadie y estaba hablando de que no quería andar a tientas en mi primera vez y luego de repente me beso.
 
—¡Así que, él fue tu primer beso! —chilla Candela—. ¡Eso es tan lindo!
 
Hago una mueca.
 
—Bueno, no fue realmente mi primer, primer beso. No es que signifique algo. La primera vez ni siquiera se lo devolví.
 
—¿La primera vez? ¿Hubo una segunda vez?
 
—Si —murmuro, de repente tímida—. Él quería ver si yo era una buena besando, o algo por el estilo.
 
Chasqueando la lengua, Candela sonríe. —Me quedaré con mi opinión de esto.
 
—¡No es así! —grito—. Oh por favor, no le digas a Vico o Nico, o incluso dejes que Peter sepa que tú lo sabes.
 
—No lo haré, no te preocupes. Cuando una chica le dice a una amiga algo, esa amiga no se lo cuenta a nadie más.
 
Con un suspiro de alivio, digo:
 
—Oh, Gracias.
 
—Déjame ir a la caja y ver cuánto es. —Candela se ríe—. Luego deberíamos conseguir algo de comer.
 
—En realidad, tengo un ensayo en el que tengo que trabajar. ¿Te importa si nos saltamos la cena? —pregunto.
 
Un resoplido sale de Candela.
 
—Hombre, no extraño la escuela secundaria. Si, está bien. Vamos a pagar por estas cosas.
 
Cuando salimos de la tienda, me sonrojo un poco porque veo algunos chicos de mi escuela. Sé que probablemente no saben quién soy, pero soy una chica caminando fuera de la tienda de lencería. Eso solo me hace querer reír.
 
Un rato más tarde, nos detenemos en mi casa.
 
—Gracias —digo—, la he pasado muy bien. Es bueno tener a una chica con quien hacer algo.

—No hay problema —contesta Candela—. También tuve un buen rato. Tenemos que ir juntas a comer alguna vez pronto.
 
—Definitivamente —contesto, con una amplia sonrisa.
 
Con una mirada pensativa, Candela exclama:
 
—¡Oh! ¡Quiero ver tu arte!
 
—La próxima vez que mi mamá salga, te invitaré a venir, no dejo que nadie la vea.
 
—Está bien, no preguntaré —Candela ríe—. Bueno, ten una buena noche chica.
 
Asiento. —Tú también.
 
Mientras corro hacia mi casa, siento la fuerte brisa rozando delante de mí. Miro hacia arriba para ver las nubes de tormenta que empiezan a formarse. Oh chico, va a ser una noche fría. Afortunadamente estoy en
casa ahora. Abro la puerta y escucho a mi madre hablando en la cocina. Genial. Corro escaleras arriba para poner mis cosas en mi habitación Cuanto menos vea mi mamá mejor.
 
Me pongo un jersey para protegerme del frio y bajo las escaleras. Me guste o no, tengo que ir a la cocina y comer algo. Doy la vuelta a la esquina para ver a mi mamá y a su “novio” Howard sentados en la mesa. Ellos por supuesto tienen vasos llenos de licor enfrente, vodka para ser exactos.
 
—Hola mamá —murmuro.
 
—¿Dónde has estado? —Ella espeta ligeramente.
 
—Con una amiga —contesto, abriendo el refrigerador.
 
Obviamente encontrando gracioso mi comentario, ella solo se ríe.
 
—De repente tienes un novio y amigos. ¿Qué paso?
 
—No pasó nada —suspiro—. Solo hice algunos amigos. —Agarro un yogurt y algo de fruta y digo: —Me voy arriba.
 
—Adiós —. Mi mama se ríe.
 
Rozándola al pasar, corro a mi habitación. Cielos, a veces la odio. Ella simplemente tiene que presumir frente a los chicos. A quien le importa si soy su hija. Lo que sea, cierro la puerta de mi habitación de un golpe. Gruñendo me siento en la cama y saco mi libro de texto.
 
Por lo menos trabajar en mi ensayo me mantiene distraída. Un rato más tarde me levanto para ir a mi escritorio. Estoy tratando de encontrar algunas tarjetas para tomar notas. Empiezo buscando en el cajón de mi escritorio cuando oigo la puerta abrirse.

—Vete mamá —gruño.
 
—No soy tu madre.
 
Me doy la vuelta par a ver a Howard de pie delante de mi puerta y mi corazón se detiene.
 
—¿Que estás haciendo?
 
—Estaba tratando de encontrar el baño —responde lentamente, con su mirada fija en mí.
 
—Bueno, este no es —chasqueo—. Está al otro lado del pasillo. Hay uno en la planta baja, también. Ahora por favor, sal de mi habitación.
 
El solo sonríe y se adentra en mi habitación. Mi mundo entero se detiene en este momento. Es uno de esos momentos en que sabes que algo malo va a suceder, algo muy, pero muy mal. Howard se da la vuelta y mira mi pared.
 
—Bonitas pinturas, ¿Tú las hiciste?
 
—¡Sal de mi habitación! —gruño.
 
Obviamente ignorándome, sigue caminando por la pared. Poco a poco me abro paso en la dirección opuesta. Mi teléfono está en mi cama. Solo tengo que llegar a él. Howard llega a mi armario y baja la mirada a mis bolsas.
 
—¿Lencería? ¿Qué hace una chica como tú en una tienda de lencería?
 
—¡Sal de mi habitación! —grito, ahora aterrorizada. Mis manos están sudando y mi cuerpo se queda congelado sin moverme. Sigo avanzado hacia mi cama. Probablemente no es la mejor idea, pero la puerta está demasiado cerca de él. Si simplemente puedo llamar, puedo pedir ayuda.
 
—¿Dónde está mi mamá? —pregunto finalmente.
 
—Ella fue a la tienda de licores…. así que estamos aquí solos.
 
Esto no puede estar pasando. Esto no puede estar pasando. Por favor, Dios.
 
—¡SAL… DE… Mi… HABITACIÓN! —grito.
 
Y en un segundo una mirada diabólica para por los ojos de Howard y sé que estoy en problemas. Salto a mi cama y agarro mi teléfono. Apenas lo tengo mis manos, antes de que sea enviado lejos de un golpe. Grito con toda la fuerza de mis pulmones. Siento a Howard dándome vuelta presionándome en la cama.
 
—No te muevas —susurra él.
 
Uno nunca entiende en realidad como va a ser ese momento, el momento en que todo va acabar. Apenas puedo respirar. Todo lo que me viene a la mente es Vico diciéndome que tengo que aprender a defenderme. Ese recuerdo de mí tomándolo en broma grita en mi cabeza.
 
Howard pone su mano en mi garganta y me sujeta en la cama. Hago mi mejor esfuerzo para quitármelo, pero él es más fuerte, pero cuando más lucho más me aprieta.
 
—¡¡Quédate quieta pequeña perra! —gruñe él. Con la otra mano, empieza a halar mis pantalones. Ni siquiera sé que hacer. No puedo gritar, no puedo luchar y no quiero morir. Por favor Dios, ayúdame.
 
Él logra desabrochar mis pantalones y empieza a halar para abajo. No puedo respirar. Trato y no puedo. El mundo comienza a oscurecerse por segundos. Puedo sentir mis pantalones un poco más abajo. Solo pido que no me vaya a desmayar antes que suceda algo.
 
De repente, escucho:
 
—¿¡Qué diablos está pasando aquí!?
 
Girando para apartarse de mí, Howard dice:
 
—nada.
 
Trato de quitar las manos que ya no están en mi garganta y jadeo. Mi madre entra en la habitación.
 
—¿¡Quiero saber que estabas haciendo!?
 
—Tu hija se me ofreció. Ella es un poco ofrecida.
 
—¡Lárgate! —grita mi mamá. 
 
Ese cabrón me da una última mirada malvada y resopla:
 
—Como sea, no necesito a ninguna de ustedes. —Avanza y roza a mi madre.
 
—Mamá —por fin puedo respirar después de unos segundos—. Mamá.
 
Con una mirada venenosa, ella dice—: Nada de mamá. ¿Por qué tenías que ir y hacer eso?
 
Mi corazón se rompe.
 
—¿Qué? —apenas susurro.
 
—Tú piensas que eres tan caliente ahora —escupe ella—. Mírame. Mira lo joven que soy. Tengo un nuevo corte y ropa nueva. Soy tan perfecta. ¡No podías dejarme tener algo para mí! Simplemente tenías que venir y hacer alarde de todo lo tuyo. —Mi mamá baja la mirada— ¿Y qué es esto? Te preguntas por qué él piensa que eres fácil. Dejando bolsas de lencería por cualquier lado.
 
—Yo no hice nada —grito. Las lágrimas finalmente comienzan a caer por mis mejillas—. Mamá, no hice nada. Él simplemente vino aquí.

—Sí, claro —gruñe ella—. Apuesto a que lamentas que allá entrado aquí. ¿Qué diría tu novio, si supiera que te estabas lanzando hacia un hombre mayor? ¿Quién te querría ahora? ¿Quién querría tocarte después de que te lanzaste a un tipo como ese? ¡Nadie!
 
Enderezándome, me niego a llorar.
 
—No he hecho nada.
 
—Cállate Mariana. Me voy al bar. Vete a la cama. No quiero verte la cara. —Ella se da la vuelta y cierra la puerta tras de sí.
 
Me deslizo de la cama y me agacho en el suelo. Mi cabeza cae en mis manos y quiero desaparecer. Mi mundo se ha ido. Todo se ha ido. Ella tiene razón. He sido muy estúpida. Arregle mi cabello, me vestí de manera diferente y mira a donde ha traído.
 
Todo el mundo me verá diferente ahora. Ellos sabrán. Tengo que irme. Necesito alejarme de todo.
 
Gateando por el piso, agarro mi teléfono. Apenas levantándome, mis piernas se sienten tambaleantes. Me abrocho el pantalón y lloro. Lanzo mi teléfono, mi cuaderno de bocetos y la billetera en mi mochila. Mi cuerpo está temblando por los duros sollozos. Casi me caigo mientras trato de ponerme los zapatos. Agarro mi sudadera, me dirijo hacia la puerta, salgo de mi casa, de mi vida y de mi mundo.

42 comentarios :

  1. OH MIERDA SUBE MASSSSSSSSSSSSS

    ResponderEliminar
  2. NONONONOO NO LA PODES DEJAR ASI

    ResponderEliminar
  3. MAAAAAAAAAS DIOS NO ME DEJES CON LA INTRIGA QUIERO SABER Q PASA X FAVOR X FAVOR X FAVOR X FAVOR SUBI OTROOOOOOO
    Naty

    ResponderEliminar
  4. ayy no lo puedo creer la mama esta mal como le va a creer a ese inbecir ojala peter la ayude quiero mas otro porfa masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  5. MÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

    Atte: Ludmi :)

    ResponderEliminar
  6. lo odio lo odio al tipo y a la madre
    perdon q no comentaba, estaba leyendo del celu y desde ahi no puedo
    quiero masssss
    besos

    ResponderEliminar
  7. MÁSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
    SILVANAB.

    ResponderEliminar
  8. nanananana porfavoy unos maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

    ResponderEliminar
  9. por queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee que tipo para mas inbeli me dejo llorando y quiero un nuvo cap po q recien llego del cole

    ResponderEliminar
  10. massss porfa.......... sabia q algo malo con ese tipo iba a pasar ....... no entendi con q se referia irse osea de peter tambn o irse a donde peter
    subi otrooooo

    ResponderEliminar
  11. ODISHNKFVBNSDKVNLOSFGL LA PUTA MADRES YO SABIA QUE ESE VIEJO ERA UN PERVERTIDO, DEPRABADOOO LO PRESENTIIAAAAAAA!! YO LO DIJEE "ME DA MALA ESPINAAA!!!.. La mama como puedo pensar que ella es capaz de esoooo LA ODIOOOOO!!! .. Pobre lali :c Tanto sufrimiento :c


    Att: Andrea antequera

    Laly angels

    ResponderEliminar