sábado, 21 de diciembre de 2013

Capitulo 51

Peter ríe suavemente —Creo que es una buena idea. Buenas noches Mariana.

—Buenas noches, Peter —respondo, acurrucándome contra él.


Capitulo 51

A la mañana siguiente me despierto mirando el pecho de Peter. Cierro los ojos y a continuación los abro súbitamente. Estamos yaciendo aquí, con las piernas completamente entrelazadas, y mi mano derecha sosteniendo su izquierda. Nuestros dedos están apretados firmemente juntos, y Peter los tiene presionados contra su pecho. Cuando muevo mi cabeza, nuestras caras están a escasas pulgadas de distancia. Mi agitación parece despertarlo. Peter inclina la cabeza hacia abajo para que estemos cara a cara. —Buenos días.
 
—Buenos días —le susurro.
 
Peter coloca su frente en la mía y cierra los ojos. No estoy segura de qué hacer. Esto se siente muy bien, tan increíblemente bueno, pero sé que tiene que ser malo, ¿verdad? Empiezo a tirar de mi mano y Peter parece reacio a dejarla ir. Sin querer dar un tirón, tan sólo giro la mano. Me suelta y gira para ponerse sobre su espalda. —Lo siento —murmura—. No quiero que estés incómoda.
 
—No es eso —le digo, moviéndome a su lado—. Sólo quería levantarme.
 
Se vuelve y me mira. —Estas muy bonita esta mañana. Tu cabello son rizos desordenados colgando sobre tu cara.
 
—Ewwww —me quejo, poniendo mi cara en su pecho.
 
—No —me tranquiliza—. Es lindo.
 
Levanto la vista hacia él y nuestras caras están muy cerca. —Tú eres lindo cada momento de cada día, así que no creo que necesite decírtelo.
 
—Hey, todavía es agradable escucharlo de vez en cuando, sobre todo viniendo de ti —dice Peter.
 
—Bueno, entonces —comienzo—. Te ves caliente esta mañana. —Voy a rodar encima de él, y rápidamente me aparte y se sienta. Sorprendida, le digo—. ¿Qué he hecho?
 
Resoplando Peter responde—: Um, nada en particular. ¿Puedes ir a preparar nuestro café?
 
—Sí, claro, pero ¿por qué estás actuando tan gracioso?
 
Apartando la mirada, Peter presiona ligeramente—: Solo vete a hacer algo de café Mariana.
 
Eso me hace sentir un poco triste y rechazada. Me levanto y voy a la cocina. Mientras preparo el café, Peter sale y se une a mí. —Lo siento.

Me aparto de él. —No entiendo lo que hice mal.
 
—Confía en mí, no hiciste nada malo —Peter sonríe y suspira al mismo tiempo—. Mariana, si piensas en ello, creo que podrías entenderlo.
 
Girando, sólo lo miro. —¿Qué podría entender?
 
Peter gime y se frota la cara con las manos. —Un chico que se despierta con una chica apretada contra él en una manera tan íntima, hace que ciertas cosas sucedan.
 
Mi mente queda en blanco por un rato y luego mis ojos se abren enormes. —Oh... ¡OH! Oh, Dios mío, lo siento.
 
—¿Por qué demonios pedirías disculpas? —Peter ríe—. Yo soy el que se avergüenza.
 
—¿Estás avergonzado? —le pregunto.
 
Toma una respiración profunda. —Sí, sólo un poco.
 
—¡ANOTACIÓN! —exclamo, levantando las manos en el aire—. Encontré la única cosa que te avergüenza.
 
Sus ojos casi ruedan hacia la parte posterior de su cabeza. —¿Qué vas a tratar de hacer, excitarme en público ahora? De lo contrario, no estoy seguro de cómo te vas a beneficiar de esta vergüenza.
 
—Podría tratar de hacer eso —le respondo, tocando mi barbilla—. Eso podría hacer las cosas interesantes.
 
—Sabes una parte de mi dice va a decirte que no, pero entonces la parte del chico en mí es como... yo juego.
 
—Pervertido —me río—. No voy a hacer eso.
 
Poniendo una sonrisa muy pícara en su rostro, Peter dice—: Pero podría ser divertido.
 
—¿Qué? —Me río—, ¿deslizar mi pie por tu pierna debajo de la mesa?
 
—¡Dulce bondad, sí!
 
Con una mirada de muerte, digo—: No.
 
Chasqueando los dedos, Peter suspira. —Maldición.
 
—El café debería estar listo pronto —gimo, dándome la vuelta.
 
Peter viene detrás de mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. —Fue agradable despertarme contigo esta mañana.
 
—Obviamente —Me río.
 
—Oh demonios —Peter gime de nuevo—. ¿Te vas a divertir con eso todo el día no es así?

Asintiendo con la cabeza, respondo—: Más o menos. —De repente, empieza a morder mi cuello y me hace cosquillas—. ¡Basta! —chillo.
 
—¡Nunca! —grita, pasando a mis costados para hacerme cosquillas. Me giro para salir de su alcance, pero sólo terminamos en el suelo. Peter se sienta encima de mí—. ¿Vas a dejar de traer el tema de mi torpeza de esta mañana?
 
—Hablando sobre mencionarlo —grito, porque me hace más cosquillas. Después de unos segundos, finalmente me grito—: ¡Lo dejo, lo dejo, no más!
 
Se detiene y me mira. —Siempre voy a ganar.
 
—Sí, sí, sí —replico—. Ahora sal de encima de mí.
 
Poniéndose de pie, Peter extiende su mano y la tomo. —¿Qué quieres hacer hoy? —me pregunta.
 
—No tengo ni idea. ¿Tienes algo en mente?
 
—Quiero pasar el día contigo y quiero conseguir algo de ropa más cálida para el invierno, por lo que tú y yo vamos de compras. No con Candela esta vez —afirma.
 
—Ir de compras para ti suena divertido —comento—. Verte vestido todo sexy.
 
Eso hace que Peter levante una ceja. —¿Verme vestido todo qué?
 
Mis mejillas se ponen en llamas. —No lo quise decirlo en la forma en que ha sonado.
 
—Mmmm —tararea en respuesta—. Sé que mi atracción animal sexual es fuerte.
 
—Sí, llenas mis noches con los sueños más tentadores —Suspiro sarcásticamente.
 
Peter replica—: ¿En serio?
 
—No —le respondo, tratando de no reírme.
 
Tomamos nuestro café y luego nos preparamos. Peter me hace conducir, pero no es tan horripilante, como generalmente es. Estoy bastante cómoda haciéndolo. Incluso puedo aparcar el auto sin ningún problema. —Estas mejorando —señala.
 
—Lo sé —le digo—. Estoy muy orgullosa de mí misma.
 
Él sonríe y toma mi mano. Entramos y el centro comercial está realmente lleno. Es un domingo por la tarde después de todo. Lo primero que hacemos es ir a la tienda de chicos. Vago por detrás de Peter mientras él mira cosas. Sonrío y recojo una camisa. —Me gusta esta. —Es de color purpura oscuro y de botones.

—Estoy de acuerdo, es un bonito color —responde Peter—. Selecciónala de mi tamaño.
 
Vamos a través de la ropa y escojo unos suéteres. Tengo que decir que todos le quedan perfectamente y lucirán muy bien en su cuerpo. Un adicional para mí, está bien, realmente necesito dejar de pensar en eso. Quiero decir, está bien si yo lo admiro, ¿verdad? Él se prueba algunas camisas, pero al ser el típico chico, se queda parado allí con la puerta del probador abierta. Por lo tanto, me veo OBLIGADA a verlo poniéndose y quitándose camisas. Suspiro, este es un trabajo muy duro.
 
Finalmente, Peter parece estar satisfecho con lo que compramos. Le hice comprar un impresionante pantalón a rayas que se veía muy bien en él. Mientras estamos caminando por el centro comercial, de pronto me detengo en una ventana. —¡Estos son tan bonitos!
 
Peter se detiene a mi lado, y dice—: ¿Los pijamas?
 
—Sí, oh, Dios mío, se ve como un kimono, más o menos. Es como algo que puedes ver en la televisión, muy bonito.
 
—Bueno, entonces, vamos. —Peter agarra mi mano y tira de mi dentro de la tienda, y es la tienda de lencería... debería ser interesante. Cuando llegamos a los pijamas, busco a través de los bastidores
 
—. Son todos tan bonitos. Muy sexis y como para adultos, no como los pijamas de franela que suelo llevar.
 
—Consigue lo que quieras Mariana —responde Peter—. No tienes que usar pijamas de franela si no quieres.
 
Siendo un poco atrevida, digo—: ¿En serio? ¿Puedo usar algo más adulto?
 
—Puedes usar lo que quieras, no me importa —Peter responde, sin ni siquiera mirarme.
 
Recojo algo de un estante y me giro, sosteniéndolo contra mí. — Bueno, entonces, ¿qué hay de esto? ¿Preferirías que durmiera con esto esta noche?
 
Dando la vuelta para mirarme, los ojos de Peter sobresalen de su cabeza. —Mariana —es todo lo que puede decir.
 
—¿Qué? —chillo—. Tú fuiste el que dijo que no te importaría que estuviera andando alrededor de la casa en bragas y sujetador, no veo como esto sea muy diferente. —Me acerco a él con el camisón de encaje—. Quiero decir, ¿esto causaría un problema... para ti? No me gustaría que te sintieras de repente... —y subrayo—, INCÓMODO.
 
Peter me mira directo a los ojos. Hay una pizca de vacilación, y luego dice—: ¿Por qué crees que estaría incómodo?

Suspirando dramáticamente, digo—: Supongo que no lo estarías. Debería haber sabido mejor que tendrías la misma reacción que si otras chicas lo llevaran. —La mirada en el rostro de Peter no tiene precio—. ¿Qué? —le pregunto—. ¿Me equivoco?
 
Incapaz de encontrarse con mi mirada, Peter mira al suelo. —Yo... — empieza—. Necesito alejarme. —Con esto se vuelve y hace exactamente eso.
 
Mi mandíbula se cae al suelo. Rápidamente dejo el camisón y me precipito detrás de él. —Peter —grito, cuando me acerco a él—. Para. — Le agarró del brazo y tiro de él parándolo—. No era mi intención hacerte sentir incómodo.
 
Se vuelve y me mira. —No es eso. Solo. ¿Qué se supone que debo decirte? ¿Qué sería inapropiado? Quiero decir, hacemos bromas, pero si te dijera... no puedo... bien, sí, que te verías caliente como el infierno en eso, y que probablemente haría que un montón de pensamientos pasen por mi cabeza, pero ¿eso está mal?
 
Me quedo mirándolo. Finalmente, le susurro—: No, no creo que esté mal. Yo digo que eres sexy todo el tiempo. Sabes que te veo de esa manera, pero nunca haría nada... —Mierda, sí me gustaría hacerlo—. Vamos a dejar el tema está bien. Comprare pijamas normales y vamos a dejar de hablar de lencería.
 
Él abre la boca y la cierra. —Muy bien —él finalmente suspira—. Escoge lo que quieras.
 
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, solo debemos irnos.
 
Burlándose ahora, Peter resopla—: No seas ridícula. Si deseas pijamas más adultas, los obtendremos para ti. Vamos, no me siento avergonzado con esto. —Me agarra la mano y tira de mí de nuevo a través de la tienda.
 
Cuando llegamos al apartamento, lavo toda la ropa de Peter y la cuelgo. Me dijo que simplemente las pusiera en la secadora y rodé los ojos.
 
—Lavaré la ropa a partir de ahora —declaro—. No se ponen esas cosas en la secadora.
 
—Por lo tanto, vamos a ver si lo entiendo, si me equivoco en las tareas, ¿Simplemente las harás tú? Hmm, creo que me va a gustar eso —se burla Peter.
 
—Limpiare después de ti. No me importa —le digo—- Estoy acostumbrada a cuidar de la casa y de todos modos, tengo que hacer algo para recompensarte. —Abro la puerta del armario y saco la escoba. Cuando la cierro, Peter está de pie allí. Él me quita la escoba—. ¡Oye! — exclamo—. Voy a barrer.

Sosteniendo la escoba, Peter dice—: Tú no eres la sirvienta Mariana. No me debes nada. Nunca voy a dejar que hagas ni una sola tarea si tienes esa actitud.
 
—Este lugar se convertirá en una pocilga si vivimos con esa regla — declaro en serio—. Ahora, dame la escoba.
 
—No —afirma sosteniéndola aún más lejos. Salto hacia ella y él gira. Empieza un juego de mantenerse alejado durante unos diez minutos. Finalmente, la mantiene por encima de mi cabeza por completo—. Soy un poco más alto que tú. Nunca vas a conseguirla.
 
Cruzo los brazos. —Entonces barre el suelo. Está sucio.
 
—Bien —dice juguetonamente. Lo veo empezar a barrer el piso—. Ves, yo puedo limpiar.
 
—Veo eso, muy bien, conseguiste una galleta por hoy —replico.
 
Se ríe. Pasamos el resto del día sin hacer casi nada. Hay algunas películas que vemos y hago pollo parmesano para la cena. Sólo somos nosotros y eso me hace muy feliz.

Si quieres que te avise cuando suba nuevo capitulo dejame tu Twitter.

14 comentarios :

  1. Maaaaasss!!!💘💘💘

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  2. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssss

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  3. Empeze a leer esta novela hace poco y me encanto!!! Subi otro porfa o una maratón. Por cierto me he leído otras y ME HAN ENCANTADO :)

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  4. OHOHOOHOHOHOHOHOHOH MINIPITERSITO SE LEVANTO AJAJJAJAJAJJAJ!!!! Naaa muy tierno y caliente el capitulo de hoy ajjajajaja Sube mas...
    MARATONNNNNNNNNNNNNN!!!!!!!!!!!!

    Att: Andrea Antequera
    :D

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  5. Odio sus pensamientos !!!,y k no los lleven a cabo.

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  6. Me encanta que pasen todo el día juntos ellos dos
    Subí más noveeee me encanta

    ATTE: Valeria : )

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  7. Jaja estos en cualquier momento se van a terminar quemando. . Jaja maaaaaaas

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  8. masss porfi avisame cuando subas capitulos nuevos mi twitter es @NaylaMariana

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