martes, 24 de diciembre de 2013

Capitulo 56

Un grupo de chicas, oh, hmmmm.

—Está bien —le susurro—. Hasta luego.

—Adiós nena —Y cuelga.


Capitulo 56

—Peter cree que es muy divertido —gime Candela—. Casi me da un ataque al corazón. Así que, ¿qué dijo?
 
Le entrego la tarjeta de crédito.
 
—Comprémoslo.
 
Unas horas más tarde, Candela se ha ido y yo tengo mi pijama puesta. Estoy sentada en el sofá, hojeando una revista de bodas. Hay un sonido de llaves y la puerta se abre.
 
—Hola —le digo, sin siquiera levantar la vista.
 
Peter viene detrás de mí, se inclina y me besa en la mejilla.
 
—¿Cómo estás cariño?
 
—Bien, ¿lo has pasado bien? —le pregunto, sin querer oír de las chicas.
 
—Sí, hemos educado a esos chicos en el billar y luego fuimos a un bar y sólo nos relajamos. —Peter se acerca y se deja caer a mi lado—. ¿Qué estás haciendo?
 
Levantando la revista, le digo:
 
—Mirando esto.
 
—¿Planificando tu boda de ensueño? —Peter trina.
 
—No lo sé —murmuro—. Hay mucho aquí.
 
Se inclina y recoge otra de las revistas de novia.
 
—Esta cosa es como un libro. ¿Cuánto puede haber sobre bodas?
 
—Te sorprenderías de cuánto entra en bodas y otras cosas. Es loco. — Peter simplemente sacude la cabeza y pasa las páginas de la revista. De repente, va a una página.
 
Le digo—: Oye, detente.
 
—¿Qué? —Peter pregunta.
 
Tomo la revista de él.
 
—Eso es muy bonito.
 
—¿El anillo?

—No, la mano, SI, el anillo, tonto. Es hermoso.
 
—Lo es —Peter responde. Me siento y miro el anillo por un rato.
 
—¿Es eso es lo que quisieras cuando un hombre pida tu mano?
 
Burlándome, digo:
 
—Sí, si el tipo fuera un millonario. —Luego hay un profundo silencio—. Eso no salió como quería —afirmo, cerrando los ojos.
 
—No me considero un millonario —Peter replica—. Así que no te preocupes. Puedes casarte con un rico anciano con una enfermedad del corazón.
 
—Ewwww, Peter, eso es desagradable —me río. Suspirando, le susurro—: No, no importa con lo que pida mi mano, mientras que él me ame para siempre.
 
Peter se vuelve y me mira.
 
—No creo que le tomaría mucho a un hombre amarte para siempre.
 
Mis ojos se mueven hacia él.
 
—Eso es dulce.
 
—Mejor que pida mi permiso primero —articula Peter.
 
—¿En serio? —Me río—. ¿Por qué es eso?
 
Sus ojos obtienen un brillo en ellos.
 
—¿Por qué te parece?
 
Sacudo la cabeza y miro de nuevo la revista.
 
—Es lindo, sin embargo.
 
—¿Quieres una gran boda? —pregunta Peter.
 
—No tengo a nadie para invitar a una boda, por lo que sería un no — contesto.
 
Él pone su brazo a mí alrededor.
 
—Para el momento en que te cases, tendrás montones de personas para invitar. No te casaras mañana.
 
—Es cierto —Suspiro.
 
—Por lo tanto, una boda pequeña entonces —afirma Peter.
 
Mirando hacia él, le digo:
 
—No, una gran boda.
 
—¿En serio? —Él contesta, luciendo un poco sorprendido.
 
Eso me hace sonreír.

—Sorprendido, ¿eh?
 
—Un poco —responde Peter—. Dime.
 
—Quiero que sea en una iglesia grande, blanca, con hermosos vitrales. Quiero cientos de flores, todas blancas. Tulipanes en el ramo. Quiero que mis padrinos de boda utilicen esmoquin con cola. Mis damas de honor estarán en elegantes vestidos largos hasta el piso. Quiero que sean de cuento de hadas el vestido y las decoraciones. Quiero que sea perfecto.
 
Hay una risa suave de parte de Peter.
 
—Nunca me hubiera imaginado nada de eso. Tendrás una boda hermosa, y serás una impresionante novia.
 
—¿Estarás allí? —Susurro, poniendo mi cabeza en su hombro.
 
Hay una repentina tensión en sus músculos, pero rápidamente desaparece.
 
—Por supuesto, estaré donde quieras que esté.
 
Estamos justo en silencio durante un rato. Finalmente, le digo:
 
—Debería ir a dormir. Es tarde y estoy cansada.
 
—¿Quieres un poco de compañía? —susurra Peter.
 
Vuelvo la cara hacia él.
 
—¿Vas a tener pesadillas esta noche?
 
—Tal vez —murmura en respuesta, con una sonrisa.
 
—Mmmhmmm, lo apuesto —replico—. Sí, vamos semental. Prepárate para ir a la cama.
 
Peter sonríe y se inclina para darme un beso en la nariz.





Las siguientes dos semanas son un poco raras. Todas las chicas hablan sin parar sobre el baile.
 
Me preguntan cómo luce mi vestido, y les digo que ya lo verán. Quiero que sea un tipo de sorpresa para Pablo. Él compra mi boleto y sigue mencionando que tenemos que bailar juntos. Le digo a Agus que él va a conducir mi auto, porque no creo que mi vestido sirva para eso. Eso parece mejorar su semana.
 
Luego viene el sábado del baile. Me despierto con un impresionante estado de ánimo. Prácticamente salto, voy a la cocina a hacer café. Estoy gratamente sorprendida al encontrar a Peter allí.
 
—¿Sabes qué día es hoy? —chillo.

—¿Cómo podría olvidarlo? —dice Peter—. ¿A qué hora te recoge Candela?
 
—A la una —le respondo—. ¿Qué pasa?
 
Peter me mira y realmente no da una expresión facial.
 
—Nada está mal.
 
—Está bien —articulo vacilante—. ¿Vas a venir a verme antes de que vayamos al baile? Por supuesto que sí, pregunta estúpida.
 
—No, en realidad no. Tengo una cita.
 
Mi corazón no podía caer más allá en mi estómago.
 
—Oh —chillo—. Está bien, bueno, entonces...
 
—Sácate una foto y envíamela —dice.
 
Me doy vuelta y miro hacia otro lado. No quiero que él vea las lágrimas en mis ojos.
 
—Por supuesto.
 
Sólo hay silencio durante un minuto.
 
—No me necesitas allí de todos modos. Esto es una cosa de chicas y tendrás a Candela.
 
—Sí, por supuesto, espero que te diviertas en tu cita. —Me quedo allí por unos segundos y luego salgo.
 
—¿A dónde vas ? —grita Peter.
 
Sin dar la vuelta le digo:
 
—A la ducha.
 
Por supuesto, lloro desconsolada en la ducha. No debería estar tan afectada por él no estando allí. El agua caliente me calma y la dejó caer sobre mí. Después entro en mi habitación y permanezco allí. Peter llama a mi puerta después y pregunta:
 
—¿Estás bien?
 
—Sí —le respondo—. Sólo hago cosas de chicas.
 
—Está bien —suspira. Cuando la una llega, por fin dejo mi habitación.
 
Peter está de pie en la sala de estar.
 
—¿Tienes todo?
 
—Candela lo tiene todo —le susurro. Hicimos que enviaran el vestido a su casa. De esa manera nada le pasaría. Mi armario aquí no es lo suficientemente grande.
 
—Aquí —dice Peter, estirando su mano—. Esto es para ti.
 
Me acerco y la tomo. Se trata de una tarjeta de crédito.

—¿Para qué es esto?
 
—Es una tarjeta de crédito prepaga, desde que tuviste tal infarto acerca de tener una tarjeta de débito para mi cuenta. Es así como tendrás dinero. Puedes sacar dinero en efectivo de ella o usarla como tarjeta de crédito. Hay 500 dólares en ella. Por lo tanto, puedes pagar para que te arreglen el cabello y esas cosas con esto.
 
—Gracias —murmuro.
 
Él se acerca y pone sus manos en mis brazos.
 
—¿Qué está mal?
 
Forzando una sonrisa en mi cara, respondo:
 
—Nada. Sólo nerviosa, supongo. No he hecho esto antes.
 
—Estarás hermosa —Peter me tranquiliza—. Y tendrás mucha la diversión.
 
—Lo sé —murmuro, asintiendo con la cabeza—. Diviértete en tu cita ¿de acuerdo?
 
Peter asiente.
 
—Lo haré.
 
—¿Puedo preguntar en dónde conociste a esta chica? —le pregunto—. No has dicho nada.
 
—La última noche en que los chicos y yo salimos —responde—. No te dije nada porque realmente no era nada.
 
Mi pecho se aprieta y quiero vomitar.
 
—Bueno, será agradable. No has tenido una cita en mucho tiempo. Tal vez puedas llenar esa cuota de besos.
 
Hay una mirada casi triste en los ojos de Peter.
 
—Sí, quizás.
 
De repente, hay un golpe en la puerta. Nos quedamos ahí por un segundo y entonces me muevo para ir a abrirla. Candela está del otro lado.
 
—¿Estás lista? ¡Probablemente estoy más emocionada por esto que tú!
 
Eso me hace reír:
 
—Probablemente.
 
—Mariana —Peter dice—. Tengo algo para ti.
 
Me doy la vuelta.
 
—¿Qué es? —Me doy la vuelta.

—Espera un segundo —me pide. Vemos que va a su cuarto. Candela levanta sus cejas hacia mí. Me encojo de hombros. Peter viene caminando de vuelta unos segundos más tarde, con una bolsa de ropa. —Esto es para ti. Va a ser una noche fría.
 
—Qué es —Enarco mis cejas.
 
—Ábrelo más tarde —Peter responde—. Prométeme, que no lo abrirás hasta después.
 
—Está bien, lo prometo —le digo.
 
Candela señala a la puerta.
 
—Deberíamos irnos Mariana. Tu cita para el cabello es a las 1:30.
 
—Muy bien —Suspiro. Volviéndome hacia Peter, sonrío—. Nos vemos más tarde. Permanece alejado de los problemas.
 
—Nunca —Sonríe él.
 
Me pongo de puntillas y lo beso suavemente en la mejilla. Peter me agarra rápidamente en sus brazos y me abraza con fuerza. Devuelvo el afecto. Cuando me alejo, susurra:
 
—Diviértete.
 
Asiento con la cabeza. Con eso, Candela y yo nos vamos. Vamos a donde Debbie para organizar mi cabello. Mientras, ella está escandalizándose con mi cabello, Candela aplaude.
 
—Tengo una sorpresa para ti.
 
—¿Qué es? —le pregunto.
 
Ella agarra su bolso y busca dentro. Miro en confusión. De repente, ella saca un clip hermoso de flores.
 
—Esto va muy bien con tu vestido. Ya lo comprobé.
 
—Eso va a ser perfecto —dice Debbie—. Voy a ponerlo de lado, justo aquí.
 
—Gracias Candela —Rio alegremente—. ¡Es perfecto!
 
Una hora y media más tarde, mi cabello y maquillaje están listos. Cuando miro en el espejo, se me llenan los ojos de lágrimas.
 
—No puedo creer que soy yo.
 
—No te atrevas a empezar a llorar —me ordena Debbie—. No puedes tener tu maquillaje corriéndose.
 
Rápidamente, me tomo un respiro y asiento.
 
—Muchas gracias Debbie.
 
—No hay problema —responde ella—. Ten un montón de diversión.

—Lo haré, ¡gracias! —exclamo, mientras nos vamos.
 
Es un poco angustiante ponerme el vestido. Candela ata el corsé en la espalda. Me siento como si pudiera vomitar de estar tan nerviosa. Por último, estoy completamente vestida y me miro en el espejo. No puedo dejar de jadear.
 
—Estoy muy bonita.
 
—Estas magnífica —chilla Candela detrás mío—. Tenemos que tomar una foto y enviársela a Peter.
 
—No quiero molestarlo —le digo—. Él puede ver las fotos más tarde.
 
Candela se queda mirándome.
 
—¿En serio ?
 
—Él va a salir en una cita. Tal vez ya está en ella —le respondo—. No quiero interrumpirlo.
 
Dándome una mirada burlona, Candela pregunta:
 
—¿Peter tiene una cita esta noche? ¿Ahí es donde está?
 
—Sí, está bien. Todo esto sería aburrido para él. —Tengo que mirar para otro lado.
 
—¿Estás segura de que estas bien con eso?
 
—Sí —insisto—. Tenemos que bajar las escaleras. Agus llegará en cualquier minuto.
 
Y unos minutos más tarde, aparece en la puerta.
 
—Awww —Rio. —Te ves muy guapo en tu esmoquin.
 
Agus tira del cuello.
 
—Estas cosas son muy incómodas, pero te ves increíble Mariana. Realmente lo haces. Oh —chilla—. Esto es para ti. —Él empuja hacia adelante una caja.
 
Dentro hay un ramillete.
 
—¿Para qué es esto? —Lo miro.
 
—Mi madre pensó que era una buena idea. Ella sabía que técnicamente no estamos saliendo juntos, pero pensó que deberías tener un ramillete. Yo pensé que era un gesto dulce —responde.
 
—Gracias —le digo. Candela lo saca de la caja y lo coloca en mi muñeca—. Bueno, ¿estás listo? —le pregunto a Agus.
 
—Sí. —Él asiente.
 
—¡Espera Mariana! —grita Candela—. El regalo de Peter.

—Oh, sí —le digo, girando hacia la bolsa de ropa—. Casi me olvidé. — Camino hacia él y deslizo la cremallera abriéndola—. Oh, Dios mío — Susurro. En el interior hay una preciosa chaqueta de piloto.
 
Candela lo saca de la bolsa.
 
—Wow, es hermosa.
 
—No puedo creer que recordara que quería uno. —Pongo mi mano en el pecho.
 
—Bueno, mejor te lo pones y te vas. La cena empieza pronto —me insta Candela.
 
Me lo pongo y se siente como el cielo. —Está bien, ustedes dos manténganse fuera de problemas.
 
—¿Qué hay de divertido en eso? —Agus ríe. Candela sólo pone los ojos en blanco y nos indica la puerta.
 
Agus tiene un poco demasiada diversión conduciendo mi auto. Cuando llegamos al hotel, él es un caballero y me abre la puerta.
 
—Gracias —me río.
 
Él sólo sonríe y me da su brazo.
 
—Vamos mi señora. —Nos reímos y entramos al hotel. Es muy extravagante y Agus y yo solo miramos alrededor por un minuto.
 
El guardarropa está a la derecha cuando caminamos y le entregamos nuestras cosas. Pocos minutos más tarde, nos encontramos con nuestros compañeros que esperaban en el gran pasillo. Nos lleva un tiempo, mientras que decimos hola a todos. Por supuesto, me mantengo buscando a Pablo. Finalmente, llegamos al pequeño grupo. Veo a Pablo y sonrió. Sus ojos parecen iluminarse y hace que me sonroje.
 
Me acerco a él.
 
—Te ves muy guapo —le digo, sonriendo.
 
—Te ves deslumbrante —responde.
 
De repente, veo un brazo a través del suyo.
 
—Sí, veo que te vestiste muy bien. —En un instante mi mundo se viene abajo. Paula está de pie allí.
 
—¿Dónde está Peter?
 
—No está aquí —le susurro en estado de shock.
 
Paula pone su mano sobre Pablo.
 
—Mi cita fallo y Pablo fue lo suficientemente agradable para traerme.
 
—Bueno, yo... —él empieza, mirándome.

—Eso es amable de tu parte —Me ahogo.
 
—Él es dulce, ¿verdad? —Paula suspira, mirándome directamente a los ojos.
 
Mi corazón está en mi estómago y siento como que me quiero morir.

14 comentarios :

  1. otro porfa tengo la esperanza de q peter llegue ............ subi otro regalo de navidad quiero leerlo antes de irme a la cena porfaaaaa

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  2. Uno mas de regalo de papa noel por faa! Pablo se recibió de idiota. . Mass

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  3. Uno mas de regalo navideño por fii maaass

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  4. aaah que tarado que es pablo espero que paula no le arruine la noche a lali

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  5. yo todavia tengo la esperanza de que aparesca peter en el baile seria lo maaaaas tiernooo ♥

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  6. Mas noveee me encantaaaa!!

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  7. Si que peter llegue y porfín Paula esta haciendo algo bien que aleje a Pablo así lali esta más rápido con peter me encanta

    ATTE: Valeria : )

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