martes, 24 de diciembre de 2013

Capitulo 55

Asiento con la cabeza. —Gracias, te haré saber lo que decida —El segundo timbre suena y sonrío—. Te veo después Pablo.

—Adiós Mariana —responde, mientras me alejo.

Capitulo 55

Mi cabeza gira por el resto del día. Cuando llego a casa esa noche, Peter no está, pero en realidad no pienso nada de ello. Me siento en mi escritorio y suspiro. ¿Qué hago? ¿Voy? Estaré por mi cuenta en este. Sin Peter para que me sostenga. ¿Estoy lista para eso? Vamos Mariana, te hiciste un tatuaje, puedes hacerlo. Tienes que aprender a ser independiente de Peter. Asintiendo con mi cabeza, tomo mi teléfono celular, y le escribo un mensaje de texto a Pablo: Voy a ir.

La respuesta que obtengo es: ¡Excelente!

Unos minutos después, mi celular suena. —¿Hola? —respondo.

—Hola chica —se ríe Candela—. Los chicos salieron a jugar billar está noche, dejándonos a nosotras para que nos las arregláramos por nosotras mismas y me estaba preguntando si querías tener una noche de chicas. Y por noche de chicas quiero decir mirar revistas de novias conmigo.

—En realidad, me estaba preguntando si me harías un favor —digo lentamente.

—¿Qué es? —trina Candela.

Tomando una respiración profunda, respondo—: Necesito encontrar un vestido para ir al baile de invierno.

Hay una pausa. —¿Peter va a ir a un baile de escuela secundaria?

—No —la corrijo—. Solo mis amigos y yo, pero no sé ni siquiera lo mínimo acerca de comprar un vestido.

—Ohhhh, vamos a tener una noche divertida. Conozco está magnifica página web de ropa formal. Tendrás que pedirle dinero a Peter. No tengo dinero extra ahora mismo.

Sonriendo, digo—: No creo que ese vaya a ser un problema.

—Está bien, bueno, compraré comida china y estaré allí en un rato. ¡Esto va a ser genial!

—Está bien, te veo pronto —respondo. Colgamos y rápidamente marco el número de Peter.

—Hola nena —responde—. Salí con los chicos y Candela va a llamarte.

Sacudo mi cabeza aunque él no puede verme. —Lo sé, ya hable con ella. Tengo un favor que pedirte, uno grande.

—¿Qué es? —pregunta.

—Sé que ya has hecho un montón por mí, pero de verdad quiero ir al baile de invierno y necesito un vestido, pero obviamente no tengo dinero para eso.

Hay una pausa. —Sabes… lo siento… pero no me gustan esas cosas.

—Oh —chillo—. Lo sé. Vamos a ir todos como un grupo. No todos tienen citas, especialmente Pablo. Él es en realidad el que está presionándome para ir, así que quiero lucir realmente bien, porque él quiere bailar conmigo.

Un suave tarareo viene del teléfono. —Mmmm, ya veo. Bueno, ¿Cuándo vas a ir a comprar el vestido?

—Candela y yo vamos a mirar una página web hoy y elegiremos algo.

—Está bien, si vas a mi armario. Hay una caja de piedra en el estante superior debajo de mis suéteres. Dentro hay una de mis tarjetas de crédito. Usa esa y consigue lo que quieras —declara Peter.

Levantándome y yendo hacia su cuarto, pregunto—: ¿Estás seguro?

—Positivo cariño, consigue lo que quieras. Quiero que esto sea perfecto para ti.

El único pensamiento que viene a mi cabeza es: si tú fueras a ir sería perfecto. Rápidamente sacudo mi cabeza, y me agradezco a mi misma por no decir eso en voz alta. —Está bien, tengo la tarjeta de crédito.

—Bien, bueno es mi turno de tirar, así que tengo que irme, pero probablemente te vea más tarde, a menos que los chicos y yo salgamos a tomarnos algo. ¿Cuándo es el baile?

—En dos semanas a partir de mañana —respondo.

Peter contesta—: Entonces tienes suficiente tiempo. Está bien, diviértete con Candela. No se metan en muchos problemas.

—Está bien.

—Adiós cariño.

Susurro—: Adiós —Y cuelgo el teléfono.

Candela aparece media hora después. Está cargando una bolsa de revistas de novias en una mano y comida china en la otra. —Oh, esto es pesado —dice.

Agarrando las bolsas, digo—: Déjame ayudar entonces.

—¡Oh! —dice Candela felizmente—. Mira el anillo.

Es hermoso, y digo justamente eso—: Es precioso.

—Lo sé. —Suspira en respuesta—. No puedo creer que me vaya a casar, pero no podría estar más feliz.

—Vico es un buen chico —declaro seriamente—. Tendrás un grandioso matrimonio.

Candela aplaude

.—Bueno, podemos seguir hablando, pero estoy muriéndome de hambre, así que comamos.

Nos sentamos y comemos de inmediato. Empiezo a mirar las revistas y a señalarle a Candela lo que me gusta. Parecemos estar de acuerdo en muchos de los estilos y colores. Ella quiere un vestido muy simple. Después de un par de horas de mirar cosas de matrimonio, decidimos mirar vestidos formales.

El portátil de Peter está en su cuarto, así que voy y lo agarro. Nos sentamos en mi cama y lo encendemos. Candela me mira. —¿No estás un poco preocupada de que puedas encontrarte algo que no quieras aquí?

—¿Cómo qué? —pregunto.

—Ugh, cosas que los chicos tienen en sus computadoras. Estoy sorprendida de que Peter al ser tan reservado te permita usar esto.

No puedo evitar resoplar. —En realidad no hay nada que Peter y yo no sepamos del otro. Ya no nos ocultamos cosas.

Lentamente, ella se gira y me mira. —Así que, ¿Sabes acerca de su pasado? Como el misterio que es Peter, ¿lo sabes?

—Síp —articulo—. Pero nunca lo diré.

—No te estaba pidiendo que lo hicieras. Solo estoy sorprendida, eso es todo. Es bueno que él finalmente tengo alguien con quien pueda conectarse. Esto no quiere decir que haya algo sucediendo entre ustedes, ¿verdad? —pregunta Candela curiosamente.

Eso me hace mirar a un lado. —No hay nada sucediendo. Créeme, no habrá nada sucediendo de nuevo. No si puedo evitarlo.

—Vaya, despacio, ¿de nuevo? ¿Qué quieres decir con de nuevo? — dice Candela.

—Oh, nada, no importa —tartamudeo—. ¿Cuál es la página web?

Ella pone su mano sobre la mía. —No, escupe chica, ¿qué paso?

—No quiero hablar de eso —murmuro—. Todavía duele.

—¿Qué hizo ese idiota? —dice bruscamente Candela.

Vigorosamente, sacudo mi cabeza. —No hizo nada. No es algo que hizo a propósito. Fue solo un error.

—Mariana, suenas molesta. De verdad creo que deberías hablar de ello.

Tomo una respiración profunda. —Hace unas semanas, Peter vino a casa borracho. Estaba con otra chica en la salsa y los interrumpí accidentalmente. Así que entré a mi habitación para darle privacidad. Unos minutos después él estaba en mi puerta. Envió a la chica a casa, porque, él dijo, su toque era vacío, o algo por el estilo. Preguntó si alguna vez simplemente necesitaba el toque de alguien, alguien que importara. Me enoje, porque obviamente eso nunca me había pasado. Lo siguiente que supe fue que me estaba besando.

—Se habían besado antes, sin embargo —indico Candela.

—Umm, no con nuestras lenguas —replico—. Pasamos la noche juntos.

Prácticamente gritando, Candela grita—: ¡TUVIERON SEXO!

—¡No! —exclamo—. No, no, no. Creo que él quería, pero le dije que necesitábamos detenernos. Quiero decir, teníamos toda la ropa puesta, excepto por su camisa, lo cual, déjame decirte, hacía muy difícil que mantuviera mi cabeza en orden. De todos modos, estábamos totalmente vestidos pero no fue completamente inocente. No había experimentado nada antes, así que es difícil describirlo.

—Está bien, pero obviamente él dijo algo estúpido para herir tus sentimientos con respecto a eso.

Eso me hace chasquear la lengua. —No exactamente, es peor que eso, él no lo recuerda.

Hay una pausa realmente larga. —Déjame adivinar, nunca le dijiste lo que paso.

Lentamente, sacudo mi cabeza. —¿Qué le diría? Eso simplemente haría las cosas extrañas.

—Mariana, debes decirle.

—No —declaro duramente—. Él no necesita saberlo, pero me voy a asegurar de que no suceda de nuevo.

Estamos en silencio por un minuto y entonces Candela pregunta—: ¿Esto fue antes de la noche en el club?

—Sí —susurro.

—Así que, la mirada en tu rostro cuando él fue y beso a esa chica, ¿fue por todo eso? —dice Candela suavemente.

Limpiándome una lágrima que ni siquiera sabía que estaba allí, susurro—: Supongo.

—Te preocupas por él, ¿verdad? Como más que amigos.

Me muerdo el labio y entonces sacudo mi cabeza. —No, no, no es de esa manera. Fue solo una estúpida noche.

—Mmmhmmmm —canturrea Candela—. Bueno, creo que deberías decirle. No deberías aferrarte a esto. No es saludable.

—No —Me ahogo—. No puedo decirle. Él no puede saberlo. Prométemelo, júrame, que no se lo dirás.

Suspirando, Candela asiente con su cabeza. —Está bien, lo prometo.

—Preferiría que él no lo supiera, a que… se arrepienta —apenas susurro.

—¿Qué pasa si no se arrepintiera? ¿Has pensado en eso? —pregunta Candela.

El pensamiento nunca ha cruzado mi mente en realidad. —No creo que siquiera haya registrado esa idea alguna vez.

—Dile —me insta Candela—. Él se preocupa mucho por ti. Nada lo ha espantado aún. No creo que esto lo haga —Asiento lentamente—. Respóndeme una pregunta.

—¿Qué? —pregunto.

—¿Qué tan frecuentemente piensas en ello?

Mi boca se abre, pero no puedo hablar. —No entiendo…

—Mantenlo para ti misma, pero quiero que pienses realmente acerca de cómo te hace sentir cuando piensas en lo que sucedió. No su respuesta, no lo que has pensado de más, sino que te hizo sentir. Creo que te estás mintiendo a ti misma Mariana —Candela suspira.

No parecen haber palabras después de eso. Solo nos sentamos en silencio mirando la pared. Finalmente, murmuro—: ¿Cuál es la página web?

—Aquí —dice Candela, tomando la computadora—. Déjame mostrarte como se hace.

Vamos de vestido en vestido. Algunos de ellos son tan malos que nos reímos hasta llorar, pero entonces es como una luz disparándose.

Encontramos el vestido. Exclamo—: ¡Oh, oh, oh, ese es!

—¡Es precioso! —Candela está de acuerdo.

Es un vestido largo purpura. La parte superior es un corsé cubierto de cristales y la falda son unas delgadas capas que llegan hasta el piso. Es de un profundo mármol, ricos purpuras y violetas. —¿Es demasiado?

—Es un baile formal ¿verdad? —pregunta Candela.

—Sí, hay una cena de antemano —le respondo.

Sonriendo, Candela dice:

—Entonces, este es el vestido.

Da clic en él y entonces mis ojos se agrandan.

—¡Querido Señor, ese vestido vale 600 dólares! ¡Peter me mataría!

—No, no lo haría.

Estoy a punto de discutir y luego me detengo.

—Sí, estas probablemente en lo cierto, pero él acaba de gastarse un montón de dinero en un auto para mí.

—Sí —Candela está de acuerdo. —¿De dónde diablos saco en el dinero para eso?

—Él es muy bueno ahorrando —le respondo—. Estamos haciendo pagos. Aun así voy a llamarlo acerca del vestido. —Recogiendo mi teléfono, marco su número. Suena y suena y luego oigo que responden. Solo hay un montón de ruido de fondo. —¿Peter?

Hay algunas risas de fondo y luego—: Sí, ¿qué pasa?

—Umm, no es por molestarte, pero encontré un vestido.

—Ajá —él responde, mientras hay más risas.

Eso hace que me detenga porque es como que no me está prestando atención.

—Y he sido secuestrada por extraterrestres.

Después de un arranque fuerte de ruido, Peter dice:

—¿Qué?

¿Por qué está esto exasperándome?

—Encontré un vestido —enfatizo.

—¿Un vestido? OH, sí, está bien... ¿por qué me llamas entonces? — pregunta.

—Dios, no sabía que necesitaba una razón para llamarte —replico con dureza, probablemente con demasiada dureza.

—Espera nena —lo oigo decir. Hay un montón de ruido de fondo y entonces escucho silencio—. Ahora, ¿qué está pasando?

Casi haciendo pucheros contesto:

—No quise molestarte.

Peter se ríe.

—No me estás molestando. No podía oír y un millón de personas estaban hablando a la vez.

—Oh —le digo en voz baja—. ¿Dónde estás?

—En un club de desnudistas —afirma Peter.

Casi dejando caer el teléfono, le grito:

—¿¡Estás en un club de desnudistas!?

Candela se endereza.

—¿¡Están DONDE!?

—Sí —dice Peter—. ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en eso?

—¿Qué quieres decir con ¿qué tiene eso de malo ? ¡Hay un millón de cosas malas en ello!

Sacando de un tirón su teléfono celular, Candela sisea.

—Voy a matar a mi prometido.

—Uh oh —articulo—. Candela está llamando a Vico.

De repente, Peter exclama:

—¡No, no, no! ¡Detenla! ¡Estaba bromeando!

Agarro su mano.

—Estaba bromeando.

—¡Eso no es divertido Peter! —Hay una pausa—. Sí, no pensé que Vico lo haría, pero ¡no sé sobre ti y Nico! —Ella mira la pared—. No lo encuentro gracioso. Bien. —Candela empuja el teléfono hacia mí.

Tomándolo, me río.

—Estas en un gran problema Peter.

—Sí, creo que sí, pero ¿qué necesitabas cariño? —Peter pregunta amablemente.

Cariño, me gusta el sonido de eso. ¡Para Mariana!

—Encontré un vestido, que es muy bonito y no me emociono sobre los vestidos, no como con este.

—Pues bien, cómpralo —afirma Peter fácilmente.

—Hay un problema —murmuro.

—¿Qué es?

Mordiéndome el labio, le digo:

—Cuesta 600 dólares.

—¿¡Por un vestido!? —exclama Peter.

Con un profundo suspiro, respondo:

—Sí, está bien. Voy a encontrar algo más barato.

—No sabía que los vestidos cuestan tanto, pero si lo quieres, lo entiendo, Mariana. Sólo llegas a hacer esto una vez, bueno aparte del baile de graduación.

—Esto es mucho más formal que la fiesta de graduación —le respondo—. ¡Pero vale 600 dólares!

Peter se ríe.

—Hay un límite de gasto de 5 millones de dólares. No le des vueltas.

—¡PETER! —siseo—. ¡No se pueden decir cosas como esa!

—¿Por qué no? ¿Quién lo va a tomar en serio? Solo compra el vestido. Apuesto a que es hermoso.

Suspirando feliz, digo:

—Lo es.

—Bueno, creo que será mejor vuelva al bar. Hay un grupo de chicas alrededor y tengo que mantener a Nico bajo control, antes de que se meta en problemas —afirma Peter.

Un grupo de chicas, oh, hmmmm.

—Está bien —le susurro—. Hasta luego.

—Adiós nena —Y cuelga.

20 comentarios :

  1. Me encanto el capitulo :) tengo muchas ganas de ver como reacciona Peter cuando la vea con el vestido.

    ResponderEliminar
  2. q mal con estos dos jajajaja cuando se van a animar a declararse su amorrr

    ResponderEliminar
  3. masssssssssssss por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrr

    ResponderEliminar
  4. es navidad danos capitulo laliter :)

    Feliz Navidad pásalo bonito con todos tus seres queridos

    ResponderEliminar
  5. Maas nove! Feliz navidad!

    ResponderEliminar
  6. Cdo lali va a dejar de negar q le gusta peter?? Queremos laliter!!! Regalo de papa noel.. feliz navidad!

    ResponderEliminar