domingo, 15 de diciembre de 2013

Capitulo 37

Sonriendo, voy a buscar mi proyecto y suministros. Sentándome, respiro profundamente. Ahora esto, esto es lo que me hace sentir completa. Levantando un lápiz me pongo a trabajar.

Capitulo 37

No sé si es porque he conocido a Peter desde hace tiempo, pero hay ciertas cosas que ahora sé de él, que me perdí antes. Eso lo hace mucho más fácil de dibujar.

Un rato más tarde, escucho:

—Linda bufanda.

Bajo con cuidado mi lápiz y miro hacia arriba. Paula está de pie allí. Con una sonrisa, replico:

—Cállate.

—¿Perdón? —suelta ella.

—CALLATE —digo con énfasis—. Ve a molestar a alguien más, estoy ocupada.

Recogiendo mi lápiz, vuelvo al trabajo.

Da pasos acercándose a mi escritorio y furiosa dice:

—No creo que puedas hablarme de esa manera y salirte con la tuya.

—Discúlpame —gruño—. Estás en mi luz. Tu gran cabeza está en mi camino.

La mandíbula de Paula cae.

—¡No la tengo!

—Por lo que he oído, la tienes... grande —contesto, sonriendo. ¿Qué demonios estoy haciendo? Ella va a saltar a través de la mesa y ahogarme. Bueno, mal pensamiento—. Paula, sólo ve a sentarte y déjame en paz.

—Escúchame —susurra, agachándose—. Ahora has abierto una puerta que no se puede cerrar. Si pensabas que yo era mala antes, sólo espera.

Oh, mierda.

—Lo que sea —refunfuño—. Sólo vete.

Con una última mirada, ella se voltea y camina de vuelta a su escritorio. Solo cierro mis ojos. ¿Qué diablos acabo de hacer? ¿Por qué demonios siquiera haría eso? Si ella se entera, mi vida terminará repentinamente. Tal vez podría ser educada en casa.

Peter parece inteligente. Uf. Mirando hacia abajo vuelvo a mi trabajo.

Al final del día, agarro mis libros y suspiro. Una parte de mí se siente muy cansada. Sé que no hice mucho hoy, pero aun así, estoy prevenida. Arrojando mi mochila sobre mi hombro, salgo por las puertas. No estoy prestando mucha atención, pero cuando levanto la mirada, me detengo en seco. Riendo, pongo los ojos en blanco. Nico está de pie junto a su  moto, y hay un montón de chicas de la escuela paradas a su alrededor.

Me dirijo hacia él y levanto una ceja. Nico me ve y exclama:

—¡Mariana! —Viene y envuelve sus brazos a mí alrededor. Susurrando en mi oído, dice: —Ayúdame, hay un montón de niñas menores de edad cayendo  sobre mí. Me niego a ser el sucio hombre mayor.

Eso me hace reír.

—¿Qué? ¿No quieres a una chica mucho más joven que tú?

—El tiempo encarcelado no es un buen tiempo —dice Nico con una  sonrisa—. Tú tienes 18, así que si coqueteo contigo, es diferente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto.

Él pone su brazo a mí alrededor y me jala hacia la moto.

—Peter quería que uno de nosotros te recogiera de la escuela, y yo  felizmente dije que lo haría. Supuse que podríamos pasar algún tiempo  juntos, y te puedo mostrar cómo jugar correctamente un juego de video.

—Sin hacer trampa esta vez —respondo.

Exasperado, Nico grita:

—¡No hice trampa! —Me deja ir. Mirando a la pandilla de chicas,  hace un guiño—. Las veo después damas. —Todas se ríen. Nico se sube a la  moto y la enciende. Tomo el casco y me lo pongo.

Montando atrás, digo:

—Tú no las quieres sobre ti, pero ¿les guiñas un ojo?

—Oh vamos, eso fue sólo por diversión. Ahora sostente nena. —Con  eso, él acelera.

Cuando llegamos al apartamento, hacemos un poco de palomitas y  luego nos sentamos en el sofá. Nico me da un control y procede a decirme  todos los impresionantes movimientos que puedo hacer. Él en realidad nos  deja tomarnos nuestro tiempo, así sé lo que estoy haciendo. Es muy  divertido y nos reímos mucho.

Alrededor de las 5, Peter llega a casa. Entra, nos mira y rueda los  ojos.

—¿Por qué no estoy sorprendido de encontrarlos haciendo eso?

—¡Hola! —exclama Nico—. Alguien tiene que enseñarle.

—Lo que sea. —Gime Peter. Él se acerca y me besa en la cabeza—.  ¿Cómo estuvo tu día cariño?

Encogiéndome de hombros, digo:

—Muy bien, almorcé con Pablo y Paula va a matarme ahora. En  general, un día lleno de pocos acontecimientos.

—Está bien, explícamelos ambos —dice Peter, mirando su correo.

—Bueno, Pablo preguntó dónde había estado y yo dije que surgió una  emergencia. Entonces me preguntó si iba a almorzar con ellos y me rehusé,  por lo que sugirió que comiéramos en uno de los salones de ciencias.  Entonces, bueno, yo le dije lo que pasó —digo, alejando mi mirada de  Peter.

—¿Hiciste qué? —Suelta Peter en voz baja.

—Bueno, sin pensar de alguna forma deje salir que vivíamos juntos. Así  que, tuve que explicar el por qué, porque, obviamente, vivir con un tipo es  una gran cosa. Fue muy comprensivo —respondo con nerviosismo.

Peter suspira profundamente.

—Es tu vida, cariño. Sólo quiero mantenerte segura. Es tu vida para  decirle a quien sea que sientas la necesidad. ¡Por favor, sólo mantenme  fuera de lo que digas!

—¡Peter! Nunca le diría a nadie de tus asuntos. ¡Lo siento si estás  enojado conmigo!

Levantándose, Nico dice torpemente:

—Está bien, me voy a casa ahora. Ustedes dos tengan una buena  noche. —Él camina hacia la puerta.

—Gracias por recogerme Nico —murmuro.

—No hay problema, los veré luego —contesta Nico mientras se va.

Me giro hacia Peter.

—¡Te das cuenta de que acabas de asustarlo!

Volteándose, Peter parece ignorarme. Genial. Él coloca el correo  en la mesa y respira profundamente.

—Mariana, es solo que soy muy reservado. Fácilmente le dijiste a Pablo  cuál es tu secreto, lo que me inquieta.

Rápidamente, salto del sofá.

—Peter. —Gruño—. Nunca le diría a nadie lo que me dices. Puedes  confiar en mí. Te lo juro, sólo le dije que estamos viviendo juntos y que eres  súper protector conmigo. Lo siento.

Él se vuelve hacia mí y me pone los ojos tristes.

—No digas que lo sientes. Es tu vida Mariana, no estoy aquí para decir  lo que puedes y no puedes hacer. Es simplemente difícil para mí confiar en la gente, y quiero confiar en ti.

—No fui a decirle a Paula. Le dije a Pablo y él es un buen tipo.

—Mariana, parece un buen tipo, pero no lo sabemos a ciencia cierta. —Peter hace una pausa—. Soy súper protector contigo, tal vez demasiado protector. Sólo quiero mantenerte a salvo del mundo y no tengo ningún control sobre otras personas. Por lo tanto, me preocupa.

Caminando, envuelvo mis brazos alrededor de él.

—Gracias por ser protector conmigo. No pienso decírselo a nadie más.

—Creo que es lo mejor por ahora —responde Peter, abrazándome. Él besa la parte superior de mi cabeza—. No quiero que te lastimen.

—Yo tampoco —susurro. Estamos allí parados por un tiempo, sólo abrazándonos el uno al otro.

Finalmente, Peter me deja ir.

—Tengo que ir a tomar una ducha.

—Está bien —digo—. Voy a hacer mi tarea. Por suerte, sólo tengo una asignación. Me mantuve al día con el resto.

—Bueno, bien, voy a ir a limpiarme.

Peter va hacia el baño y yo voy a mi cuarto. Me siento y hago mi tarea. No me toma mucho tiempo terminar. Cuando la estoy guardando, Peter entra a mi habitación. Está metiendo una camisa en un par de pantalones de vestir negros. Lo miro.

—¿Vas a alguna parte?

Él abotona su bonita camisa hasta arriba y se baja los puños.

—Sí, tengo una cita. Vamos a este muy buen restaurante de carnes. Es un poco exclusivo.

—Oh —digo en tono agudo. Mi corazón cae un poco, lo cual es una estupidez—. Bueno, que se diviertan.

Peter suspira y dice:

—Estoy preocupado de que no vaya a conseguir llegar a tiempo para la reservación.

—¿Por qué? —pregunto.

—Debido a que mi cita ni siquiera ha entrado al cuarto de baño todavía.

Inclinando la cabeza, sigo.

—¿Eh?

Dándome esa gran sonrisa, Peter explica.

—Estoy ESPERANDO a que mi cita esté lista, pero justo ahora, me está dando una mirada realmente estupefacta, lo que no está ayudando.

—¿Yo? —Jadeo.

—Sí. —Se ríe Peter—. Anda, prepárate.

Desconcertada, pregunto:

—¿Por qué me estás llevando? Quiero decir, ¿no quieres llevar a una cita de verdad a ese agradable restaurante?

—Tú eres mi cita para la noche. Ahora, ve a alistarte —dice, mientras toma mi mano y me pone de pie—. Voy a elegir un vestido, ve a hacer las cosas femeninas que tengas que hacer.

Con un ligero tartamudeo, susurro:

—Um, está bien. —Peter va a mi armario y yo me voy al baño. No tengo que hacer mucho. Vuelvo a alisar mi cabello rebelde y me pongo un poco de maquillaje. Cuando camino de vuelta a mi habitación, Peter está sosteniendo un vestido... y un sujetador.

—¡Peter! ―grito.

—Oh, no, si estoy llevándote a una cita, vas a usar esto. Te hará sonrojar toda la noche.

Caminando, lo arranco de él.

—Eres un idiota.

—Un idiota que te quiere. —Bromea en respuesta.

—Bueno, entonces, hay una braga a juego, si eso dispara tu motivación.

Eso envía a Peter a rugir.

—¡Eso es impresionante! Oh, Dios mío, eres genial. Ahora, vístete. — Sale de la habitación, y cierro la puerta de golpe detrás de él. Incluso con sus comentarios, sonrío. Me pongo el sujetador y la braga. ¿Por qué?, no lo sé.

Cuando entro en la sala de estar, Peter sonríe.

—Te ves muy bonita jovencita.

—Todavía no sé por qué me estás llevando y no a una cita verdadera. Quiero decir... ¿no quieres a una chica de verdad?

Peter se detiene y me mira.

—Te he visto con apenas ropa puesta. No recuerdo que luzcas como un chico.

—Eso no es lo que quise decir. —Me río, caminando hacia él. Arreglo su camisa un poco—. Nunca he ido a un restaurante bonito, como siempre. Probablemente sólo te avergonzaré.

—Mariana, no vas a avergonzarme, deja de ser tan tonta. Nosotros vamos a disfrutar de una buena comida y una buena conversación, como una cita debe ser —replica Peter.

Mis mejillas se sonrojan.

—Deja de llamarlo una cita. Me estás sacando para cenar. Eso es todo. Decir que es una cita es hacerlo que suene como que algo está pasando.

—Tonterías —murmura—. Estoy llevándote a una cita, aunque sea una de práctica. ¿No quieres ser asociada con ser mi cita? ¿Es algo malo?

—Dios no. —Suspiro—. Por favor, ¿en serio? Ir a una cita contigo, eh está bien, me presiona.

Las cejas de Peter suben.

—Vaya, no sabía que fuera una mercancía tan ardiente. ¿No soy especial?

—Eres un chico caliente, que tiene un gran sentido del humor y una personalidad estelar. ¿A qué chica no le gustaría salir contigo?

—Bueno, la que está parada delante de mí de seguro está poniendo un infierno de dificultades. No dije que iba a tocarte por debajo de la mesa. Sólo quiero llevarte a una cita —afirma Peter con una sonrisa.

Ahora, mis mejillas están ardiendo.

—Apuñalaría tu mano con un cuchillo para carne.

—No, no lo harías —susurra Peter, acercándose a mí—. Sabes que te encantaría el toque de mi mano en tu piel.

Jugando con su botón, le respondo:

—¿Sabes el toque de que realmente me gustaría?

—¿Qué es eso?

Lo golpeo en la frente.

—¡Me encantaría la sensación de mi rodilla entre tus piernas! ¿Tocarme? ¡Voy a romper tu mano!

Riendo a carcajadas, Peter me besa en la frente.

—Eso es lo que quiero que tu reacción sea hacia otros chicos.

—Sí, bueno, será un largo tiempo antes de que un hombre trate de tocarme. No veo a Pablo siendo de ese tipo —articulo con aire de suficiencia.

—Lo partiría en dos si lo hiciera —dice Peter, yendo a buscar mi chaqueta.

Con una ceja levantada, me doy la vuelta y lo miro.

—Algún día, voy a querer que un tipo me toque. Tienes que darte cuenta de eso. ¿Y si fuera Pablo?

Peter agarra mi abrigo y lo mantiene abierto.

—Bien entonces, no soy tu guardián. No puedo esperar a que permanezcas virgen para siempre. Si fuera mi decisión lo serías.

Eso me hace reír.

—No pienso tener relaciones sexuales con nadie en el corto PLAZO. Creo que quiero esperar. Me refiero a realmente esperar, hasta que encuentre a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Sé que los chicos piensan que es tonto, y tal vez esto me hace anticuada, pero realmente siento que sólo quiero estar con una persona.

—Recuerdas cuando dijiste que no hablarías de sexo conmigo. —Se ríe Peter.

Deslizando mis brazos en mi chaqueta, respondo:

—En realidad, no estamos hablando de ESO, como en detalle.

—Alguien debería probablemente hablarlo contigo. —Suspira Peter—. No creo que tengas los mejores ejemplos de tu madre.

—Peter, ¿de qué hay que hablar? Sé lo que pasa. Está cubierto en la clase de salud. ¿Alguien tuvo que hablar contigo? —pregunto con vehemencia.

Él resopla.

—Bueno, no, así que buen punto. Sólo te quiero preparada.

Dejo caer mi cabeza. —Peter, no tengo planes de tener relaciones sexuales en algún momento pronto. NO soy mercancía caliente, así que no es que tengamos que preocuparnos por eso de todos modos.

Sus brazos me envuelven y susurra:

—Eres hermosa y el chico para el que te guardas va a ser muy afortunado. Guardarte no te hace anticuada y los chicos no te van a mirar como si fueras tonta. Te van a tener respeto.

—Es bueno escuchar eso. —Exhalo—. Tal vez, cuando llegue ese día voy a hablar contigo, pero te juro que si lo vuelves sucio y tratas de darme consejos, te voy a lastimar.

Peter se inclina.

—Nunca lo haría. Mariana, oh Dios mío, ¿por quién me tomas?

—Por un hombre —respondo, tratando de no sonreír—. Vamos a irnos antes de que lleguemos tarde.


MARATON 
+10

17 comentarios :

  1. siiiiiiiii MARATON hacela x faaaaaaaa ME ENCANTO EL CAP
    Naty

    ResponderEliminar
  2. Realmente es muy buena esta nove!
    Me encantan estos 2 juntos,se nota q peter siente cosas x lali,y ella tambn aunq no lps entienda ahora!
    Espero masss
    Besos
    @lalitter08

    ResponderEliminar