sábado, 7 de diciembre de 2013

Capitulo 29

Con un suspiro, dice—: Adiós Mariana.

—Adiós —le respondo, y cuelgo el teléfono. Mis manos están temblando un poco.


Capitulo 29

Bajo mi teléfono y empiezo a retorcerlas.
 
—Ugh —me quejo—. No debería estar así de molesta. Es simplemente demasiado.
 
—Estás manejándolo muy bien —afirma Peter, sentándose a mi lado. Pone su brazo alrededor de mí—. Estoy orgulloso de ti.
 
Girando envuelvo mis brazos alrededor de él.
 
—Gracias por todo lo que estás haciendo.
 
—Mariana, deja de darme las gracias. Me hace feliz ayudarte. Aprecio que estés agradecida, pero no lo digas más, ¿de acuerdo?
 
Asiento con la cabeza.
 
—Está bien.
 
—No sé tú, pero yo tengo hambre —murmura—. Vamos a ordenar pizza, porque realmente quiero algunos palitos de pan.
 
Eso me hace reír.
 
—Está bien, suena bien para mí.
 
Así que, Peter ordena la pizza, y yo empiezo a colgar mi obra artística en mi habitación. Es mucho tiempo, porque tengo que hacerlo de manera muy específica. Peter pasa el rato en la sala de estar, para ver las noticias. No me importa, es bueno tener un momento para mí.
 
Más tarde, después de haber comido y visto suficiente televisión para hacerme sentir enferma, bostezo.
 
—Voy a ir a dormir.

—Está bien —responde Peter—. Voy a dejar la puerta de mi habitación abierta esta noche. Si es necesario, entra.
 
—Gracias —contesto. Me inclino y lo beso en la mejilla—. Eres demasiado bueno para mí.
 
Agarra mi mano y la aprieta.
 
—Si me necesitas, estoy aquí.
 
Una sonrisa se arrastra a través de mi cara, y susurro—: Gracias. — Girando, voy a mi habitación para prepararme para dormir.
 
Esa noche, tengo pesadillas de nuevo. Me levanto de repente en la cama con un sudor frío. Estar en una habitación diferente me da algo a lo que aferrarme. Me paso los dedos por el cabello y suspiro. Por mucho que quiero ir a meterme en la cama de Peter, no creo que deba. Levantándome, voy a la cocina a buscar un poco de agua. Después de eso, apago la luz y voy de vuelta por el pasillo. De repente, Peter está de pie allí, y gritó.
 
Riendo, Peter toma mis brazos.
 
—Relájate, soy yo. ¿Estás bien?
 
—Sí —jadeo, sosteniendo mi pecho—. Me asustaste completamente.
 
—Veo eso. ¿No puedes dormir?
 
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, pesadillas. ¿Qué estás haciendo levantado?
 
—De hecho, realmente no he dormido mucho esta noche. Tengo muchas cosas en mi mente —responde.
 
—Oh —gimo—. Lo siento.
 
Peter frota mi brazo.
 
—No es necesariamente todo acerca de ti. Sí, estoy muy preocupado por ti. En realidad, antes de que te levantaras, estaba a punto de venir a ver como estabas. Solo... bueno, hay muchas cosas en mi pasado que me quitan el sueño. Es sólo una combinación de cosas.
 
—Pensé que te había despertado —murmuro—. No puedo hacer que las pesadillas se detengan.
 
—¿Quieres venir a dormir conmigo? —pregunta.
 
Me encojo de hombros.
 
—Sí y no. Eres realmente reconfortante, y eso me hace sentir mucho mejor, pero no creo que debería acostumbrarme a dormir en tu cama.
 
—Podemos dormir en tu cama —Peter bromea en respuesta.
 
Eso me hace reír.

—No, quiero decir, tengo que acostumbrarme a tener pesadillas. No puedo correr a ti cada vez que tenga una.
 
—Poco a poco empezaran a detenerse a medida que pase el tiempo —dice—. Confía en mí, sé esto.
 
—Eso espero. Estoy tan cansada y cada vez que cierro los ojos, lo veo.
 
Peter tira de mí hacia sus brazos.
 
—Vamos, simplemente ven a la cama. No es nada sexual. El solo hecho de tener a alguien cerca puede ayudar.
 
—Bien —suspiro en su camisa.
 
—Podemos dormir en tu cama. Eso colchón es realmente cómodo. Me olvidé de que compré uno tan bueno. —Agarra mi mano y tira de mí hacia mi habitación. Peter salta sobre la cama y se acuesta en el lado opuesto—. Vamos cariño.
 
Me meto en la cama y me acuesto ahí mirando al techo. Sabes, dormimos uno al lado del otro anoche, pero esta noche es igual de incómodo. Se da la vuelta hacia su lado y me mira.
 
—¿Qué? —le pregunto, girando para mirarlo.
 
—Nada —Peter se ríe—. Estás actuando como si fueras a saltar lejos de mí otra vez.
 
Tomando una respiración profunda, exhalo.
 
—Solo estoy abrumada.
 
—Cariño, soy irresistible —dice con una sonrisa.
 
—De verdad, ¿alguna vez eres serio? —le pregunto.
 
Esa parece alentar a Peter. Se arrastra para acercarse y se levanta a sí mismo sobre mí. Sólo levanto una ceja.
 
—Puedo ser muy serio cuando es necesario —murmura.
 
—¿Puedes por favor dejar de hacer eso? —digo bruscamente.
 
—¿Hacer qué? —responde Peter.
 
Agitando mi mano, digo—: Ser todo seductor. Soy inmune a ello.
 
Se inclina y susurra—: ¿De verdad? —Contra mis labios. Todo micuerpo se tensa y mis nervios hormiguean—. Me parece que causo cierta reacción en ti.
 
—Bueno —tartamudeo—. Sí, por supuesto que lo haces, pero simplemente detenlo.
 
—¿Por qué? —pregunta Peter. Apenas lo puedo ver, pero definitivamente lo veo sonriendo.

—Porque yo lo digo, se supone que vamos a dormir. Si no piensas hacerlo, iré a dormir en tu cama y tú te puedes quedar aquí.
 
Con un gemido, Peter cae a mi lado.
 
—Está bien.
 
Ruedo y lo enfrento.
 
—Puede que no quiera saltar sobre ti, pero no me importaría tenerte tocándome mientras duermo.
 
Peter levanta su brazo.
 
—Ven aquí, señorita soy inmune a mi gran atractivo.
 
—Eres ridículo —murmuro, mientras me deslizo a su lado.
 
Jalándome fuerte contra él, Peter dice—: A la mayoría de las personas les gusta dormir en posición de cuchara. ¿Estás segura de que quieres quedar de frente a mí?
 
—Entonces no tengo que despertar hacia un espacio vacío. Eso me asusta. Como si él fuera a salir y atraparme.
 
—Bueno, él no llegará a ningún lugar cerca de ti. Oye, y de esta manera, puedes olerme toda la noche —bromea Peter.
 
Eso me hace resoplar.
 
—Esa es una ventaja añadida. —Pongo mi cabeza contra su pecho y cierro los ojos. Bueno, huele bien y esto se siente muy bien—. Buenas noches Peter —susurro.
 
—Buenas noches Mariana —responde, besando mi cabeza. No me toma mucho tiempo conciliar el sueño.
 
A la mañana siguiente, me despierto todavía en los brazos de Peter. Su respiración es constante, lo que me dice que está profundamente dormido. Una parte de mí sólo quiere quedarse así para siempre. Se siente muy bien. Sabiendo muy bien que no puedo, empiezo a apartarme de él. Estoy casi libre, cuando sus brazos se tensan y me devuelve a donde estaba.
 
—¿A dónde vas? —murmura Peter, sin siquiera abrir los ojos.
 
—Voy a ir a hacer café y a usar el baño —le susurro.
 
Resopla, situado al lado de mí.
 
—¿Vas a hacer el café en el baño?
 
Río.
 
—Sí, le da sabor extra.
 
—Es repugnante, Mariana. No quiero que te vayas. Quiero seguir durmiendo.

—Entonces duerme —le respondo—. ¿Por qué tengo que estar aquí?
 
Peter abre un ojo y responde.
 
—Porque esto se siente bien.
 
—Lo hace, lo sé, pero estoy completamente despierta.
 
Encogiéndose de hombros, dice—: No me importa. Puedes ser mi osito de felpa humano.
 
—Este osito de felpa va a mojar la cama muy pronto —manifiesto, apartando de él.
 
Con un gemido, Peter me suelta. Salgo de la cama y me pongo de pie. Él se da la vuelta sobre su estómago y se vuelve a dormir. Con una sonrisa, me vuelvo y camino fuera de la habitación.
 
Cuando el café se está haciendo, voy y uso el baño. Compruebo mi cuello y hago una mueca. Desearía que hubiera una manera de hacer que sane más rápido. Cepillo mis dientes mientras estoy allí. Estoy viviendo con un chico ahora. No hay necesidad del mal aliento mañanero. Un poco más tarde, estoy sentada en la mesa con una taza de café caliente. Fui y conseguí mi cuaderno de bocetos, porque me acordé de que no he hecho nada más que la imagen de ese idiota. Saco un lápiz, y empiezo a dibujar.
 
Se convierte en un sauce. Me dejo llevar más y más mientras dibujo. De repente, siento una mano sobre mi hombro, pero no salto.
 
—Desearía tener tanta paciencia a esta hora de la mañana — bosteza Peter.
 
—Es relajante para mí —suspiro, dejando mi lápiz—. No quería que te despertaras.
 
—Habría dormido más tiempo si alguien no se hubiera ido de la cama —rezonga sarcásticamente.
 
Levantándome digo—: Ya era hora de que me levantara. Tengo que volver a la escuela pronto. Espera, ¿no tienes que trabajar? Han pasado unos días.
 
—Llamé a mi jefe —responde Peter—. Le dije que tenía una emergencia familiar y que iba a estar ausente hasta el jueves. Si no vas a la escuela mañana, Vico va a venir a pasar el rato contigo.
 
—Eso es amable de su parte —murmuro—. Diría que no quiero ser una carga, pero tengo la sensación de que te enojarías conmigo.
 
Peter asiente con la cabeza.
 
—Tu suposición sería correcta. De todos modos, quiere enseñarte cómo defenderte y no hay nadie mejor para hacerlo.

—Pensé en eso cuando Howard me estaba atacando. En cómo lo tome en broma. Me gustaría que más chicas aprendieran a defenderse.  Eso habría ayudado.
 
—Bueno, aprenderás a patear traseros y luego, si ves a Howard otra vez, tendré que detenerte de matarlo —bromea con una sonrisa.
 
Sacudiendo la cabeza, le digo—: La violencia no resuelve nada.
 
—Sí, bueno, a veces siento que está justificada, pero probablemente tengas razón —responde Peter—. Por eso último, necesito un poco de café.
 
Nos hago el desayuno y luego nos preparamos. Mi consejera va a venir, tenemos que lucir bien. Me doy una ducha primero, ya que me va a tomar más tiempo por mi cabello.
 
Mientras Peter está en la ducha, me pongo uno de los vestidos que Candela me ayudó a elegir. Es bonito pero informal a la vez. Me siento un poco incómoda con vestido, pero tengo que acostumbrarme tarde o temprano. Después de un tiempo, noto que Peter se toma ducha obscenamente largas. Voy a tomarme un vaso de jugo, si tengo queesperar para maquillarme.
 
Cuando llevo la bebida a mi habitación, se abre la puerta del baño. Peter sale campantemente.... sólo con una toalla alrededor de su cintura. Uuuhhhh. Creo que mi mandíbula cayó el suelo. Rápidamente, me tapo los ojos.
 
—¡Oh, Dios mío Peter! No me di cuenta que ibas a salir.
 
—Sí, eso es lo que haces cuando terminas de usar el baño. ¿Por qué demonios estás cubriéndote los ojos? —pregunta.
 
—¡Estás desnudo! —grito.
 
Riendo, responde—: ¡No, no lo estoy! Estoy completamente cubierto. No puedes ver nada.
 
—Peter —chillo—. Estar en una toalla es lo suficientemente desnudo para mí.
 
—¿Tienes miedo de que la toalla se caiga o algo así?
 
Gimo.
 
—¡Peter, por favor, ve a ponerte ropa!
 
—¿Cuál es la diferencia entre que este caminando en bóxer y esto? —dice—. Quiero decir, ¿de verdad Mariana?
 
Mi mente está corriendo con un manojo de pensamientos sucios y sacudo cabeza.
 
—Peter —ruego—. Por favor, sólo ve a ponerte algo de ropa.

—Me encanta hacerte sonrojar —se ríe—. Está bien, voy a ir a ponerme algo de ropa. No más toallas, pero te vas a tener que acostumbrar a mí sin ropa. Ando en mucho en bóxer. No voy a renunciar a eso.
 
—Está bien —me quejo—. No tengo que preocuparme por qué se caigan.
 
Se acerca y lo siento besarme la frente.
 
—Eres demasiado divertida.
 
Manteniendo mi mano fuertemente en mis ojos, digo—: Ve a ponerte ropa, por favor.
 
—Estoy yendo. Por cierto, te ves muy linda hoy. Bonito vestido. La bufanda hace que sea muy bonito.
 
—Gracias —murmuro. Cuando escucho la puerta cerrarse, finalmente bajo mi mano. Mi corazón corre a mil por hora. ¡Eres ridícula Mariana! ¡Deja de babear por él! ¡Sólo porque es extremadamente atractivo, y te hace derretir, no significa que está bien estar embobada! Suspiro, porque es muy difícil vivir con esas reglas.
 
Quejándome de mí misma, voy al baño para terminar de arreglarme. Cuando la puerta de Peter se abre de nuevo, no miro. No quiero ni saber lo que está usando ahora. Entra al baño. Lo puedo ver cruzado de brazos por el rabillo del ojo.
 
—¿Esto es mejor? —pregunta.
 
Me doy vuelta y miro. Lleva una bonita camisa de botones y pantalones negros.
 
—Sí —le respondo—. Eso no me hace poner toda... bueno, es simplemente mejor.
 
—Bueno, no quiero que estés incomoda por más divertido que sea. Así que, te prometo, no más toallas. —Peter pone sus brazos alrededor de mí—. ¿Me perdonas?
 
—No hay nada que perdonar —suspiro—.Todavía soy realmente tímida. No estoy acostumbrada a estar con chicos, y sé que tú eres mi mejor amigo, pero sigues siendo un chico. Me hace tener mariposas en el estómago.
 
Peter besa la parte superior de mi cabeza.
 
—Es bueno que todavía seas modesta. Debe ser de esa manera. Te prometo que no me descontrolaré.
 
—Está bien —le respondo—. ¿Qué quieres hacer ahora mismo? Tenemos como tres horas y media antes de que la señorita Cunningham esté aquí.

—Vamos a comprarte una cómoda y un escritorio —responde Peter—. La tienda de muebles no está tan lejos.
 
Asiento con la cabeza.
 
—De acuerdo.


Si quieres que te avise cuando suba sigueme en Twitter(@Amor_Laliter1) o dejame tu Twitter!!!

17 comentarios :

  1. quiero tener un amigo asi yaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  2. ayyy q lindo !! se imaginan ver a peter ai n toalla todas las manana (baba)
    atte monse

    ResponderEliminar
  3. Subí más noveeee me encanta
    Quiero más laliter porfíss

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  4. me encanto la parte que le dijo "osito" fue tan tan tan... Thiaguella/laliter que no fue difícil imaginarselo quiero más! Besos Naara

    ResponderEliminar
  5. más más más más más

    ResponderEliminar
  6. maratón de domingo maratón de domingo!!!!!

    ResponderEliminar
  7. maratón de domingo maratón de domingo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Podes poner "art of life" de Sarah Carter en Google y te aparece, me lo leí en menos de un día.

      Eliminar
    2. Gracias! Pero me gusta en LALITER !;D

      Eliminar
  8. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  9. noo Vaas a subiiirr hooyy?? quiero noveee porfiis

    ResponderEliminar