viernes, 6 de diciembre de 2013

Capitulo 27

—Bueno, yo te lo diría en un santiamén. Me gusta verte sonrojar. — Camina despreocupadamente por el pasillo hacia su dormitorio. Cuando desaparece, jadeo suavemente. Nunca he actuado de esa manera con un chico. Me gustaría pensar que podríamos estar coqueteando si realmente estuviéramos interesados el uno por el otro, pero ¡Oh mi Dios!

Capitulo 27

Hay un repentino golpe en la puerta y retrocedo.

—Peter, hay alguien en la puerta, y no voy a atenderla.

El vuelve a la sala y abre la puerta. Candela y Vico están de pie en el pasillo.

—Oye —dice suavemente Candela—. Están muy lejos de estar listos.

—Vamos a trasladar sus cosas. No pienso que necesitemos ducharnos—contesta Peter.

Mi estómago se contrae y da un giro hacia atrás cuando Vico entra. Agacho mi cabeza y pongo mi mano en mi garganta.

—Entonces —comienza Vico—, Candela no dirá lo que está pasando. Todo lo que sé es que se supone no debo hacer preguntas o hablar realmente con Mariana. ¿Qué diablos está pasando? —Me mira y entrecierra los ojos. Aprieto mi garganta con fuerza. Con una mirada enojada Vico se acerca y quita de un tirón mi mano.

—¡PETER! —grita—. ¿¡Qué es esto!? ¿¡Quién le puso las manos encima!?

—No hagas preguntas —contesta Peter—. No fui yo, es todo lo que necesitas saber.

Respirando duro Vico se vuelve hacia mí.

—¿Tu madre te hizo esto? —Niego y me escondo—. Personalmente voy a patear a esa persona. ¡Quiero saber quién fue!

Peter se acerca a su amigo y le pone una mano en el brazo.

—Ha pasado por demasiado, por favor, no la presiones. 

Con una mueca contrariada, Vico escupe—: Bien.

Candela camina con una bolsa.

—Aquí, te he traído algunas coas. Elegí bufandas para combinar con la ropa que te compramos. Si quieres vestirte, te mostraré lo que puedes hacer con ellas.

—Está bien —apenas susurro—. Iré a cambiarme. —Me doy la vuelta y camino por el pasillo. Peter viene detrás de mí, y pone su mano en mi espalda. Girándome hacia él, me pongo a llorar. Me hace entrar en su habitación y cierra la puerta.

—Ven aquí —suspira. Tirando de mí hacia la cama, Peter se sienta y me pone en su regazo.

Pongo mi cabeza en su hombro, y me atraganto.

—¡Así es como todo el mundo va a reaccionar! ¿Cómo se supone que vaya a la escuela?

—Hey, no tienes que volver a la escuela hasta que te sientas cómoda. Ellos entenderán. Creo que deberías llamar a tu consejero. Alguien tiene que saber, sobre todo si la policía contacta con ellos.

—Sí, pero no en este momento. —Estornudo en su camisa—. Estoy asustada de volver a casa.

—Esa ya no es tu casa Mariana —me regaña Peter—. Vives aquí. Vamos a recoger tus cosas de la casa de tu madre y traerlas a casa, y ni la furia del infierno podrá detenernos, si alguien trata de ponerse en nuestro camino.

Levanto mi cabeza, estoy cara a cara con Peter.

—¿Estás seguro de esto?

—Oh —dice con una sonrisa—. Absolutamente.

Con un impulso, le doy un suave beso en sus labios y susurro—: Gracias.

—¿Que no haría un hada padrino por ti? —contesta junto a mis labios. Retrocediendo, dice —: Debemos cambiarnos. ¿Cuál quieres, el baño o el dormitorio? A menos que, ya sabes, podamos cambiarnos en la misma habitación. Estoy totalmente de acuerdo con eso.

Me pongo de pie.

—¿Te gustaría eso no es cierto, pervertido?

—¿Qué? —ríe—. Vamos a vivir juntos. Tarde o temprano, probablemente nos veamos desvistiéndonos. Quiero decir, en lo personal ando en bóxer después de que salgo de la ducha.

—Bueno, yo no ando caminando por ahí en ropa interior, lo siento.

Peter se apoya hacia atrás en sus manos.

—Bueno, eso es un fastidio. Iba a disfrutar viéndote así. ¿Cuál es la ventaja de tener una chica viviendo contigo entonces?

—Puedo cocinar y limpiar —respondo.

—¿En traje de baño? —bromea.

Con una mirada penetrante, chasqueo—: No, lo siento.

—Bien —se queja—. Anda, vístete. Me cambio aquí.

Mi mente divaga hacia el hecho de que realmente me gustaría ver eso. Mis ojos se agrandan por el pensamiento. Me doy vuelta y agarro mis cosas rápidamente, dejando inmediatamente la habitación.

¿¡Cuál es mi problema!? ¿En serio?

Entro en el baño y me cambio. Apoyando mis manos me miro a mi misma por un tiempo. Luzco como si me hubiera golpeado una tonelada de ladrillos. Mi garganta esta de color morado oscuro con negro. Tengo los ojos inyectados de sangre y rojos. Tengo ojeras bajo los ojos. Por Dios, nunca me he visto tan mal. De repente, golpean la puerta.

—¿Si? —grito.

—¿Puedo lavarme los dientes o te quedaste dormida ahí dentro? — pregunta Peter.

 Yendo hasta ahí, abro la puerta y arqueo una ceja. —Eres un dolor en el trasero. Lo sabes, ¿no?

—Hey, me gusta tener una boca limpia, tenemos que seguir adelante. ¿Estás lista? —Me empuja hacia un lado gentilmente y va a tomar su cepillo de dientes.

—Tengo que lavarme los dientes, también —contesto. Nos encontramos y chocamos mientras lo hacemos. No puedo evitar reír. Peter me empuja fuera del camino, mientras estoy enjuagando mi boca—. ¡Oye! —exclamo.

Escupe la pasta de dientes y sonríe.

—Eres lenta y estás en mi camino.

—Lo que sea —digo, limpiándome la boca—. Tenemos que irnos. No quiero que mi madre este ahí.

Peter asiente.

—Vámonos entonces.

Vico y Candela nos siguen en el auto de Vico. Trato de explicarle a Peter que no tengo muchas cosas y el parece ignorarme.

—Tú no sabes. Podríamos llenar varias cajas.

—Está bien —suspiro, mirando por la ventana. Cuando nos detenemos en la casa de mi mama, me siento y la miro.

—¿Estas lista? —pregunta Peter, tomando mi mano.

Tomo una respiración profunda, asiento.

—Sí, hagámoslo. —Salimos para encontrar a Nico apoyado en una camioneta. Nerviosamente juego con la bufanda alrededor de mi cuello.

Nico nos mira desconcertado.

—¿Puedo preguntar qué está pasando?

—No —dice Peter, halándome cuando paso—. Necesitamos poner en las cajas sus cosas rápidamente y sacarlas de aquí.

Voy y abro la puerta. Tomando una respiración profunda, camino un centímetro y es como si hubiera pesas de plomo en mis zapatos cuando camino por la escalera, y cuando llegamos a mi puerta, me congelo. Sólo me rompo un poco. Una parte de mi quiere correr y gritar. Siento a Peter poner una mano en mi hombro. Mis ojos lo miran y me devuelve la mirada, y mira inquisitivamente la puerta. Asiento con la cabeza y la abre.

No hay nada realmente fuera de lugar. Pensarías que con semejante cosa horrible pasando, que todo iba a estar desordenado, pero no es así. Mis ojos viajan a la cama, y eso es lo único que hace que mi estómago se revuelva. Puede verla toda arrugada, con la cobija apartada, mi cama siempre está bien hecha.

Un nudo crece en mi garganta y no puedo moverme. Peter se inclina y me susurra.

—Estás bien. Estás bien, no tienes que estar aquí si no quieres sólo tienes que decirnos que quieres llevarte.

—No —respondo, tomando su mano y apretándola tan fuerte como puedo—. Puedo hacer esto. —Con eso, doy un paso en mi dormitorio. Nico, Vico y Candela vienen detrás de nosotros. Nico arroja varias cajas y empieza a armarlas con cinta adhesiva.

—¿Qué quieres que tomemos? —pregunta suavemente Candela.

—Mi arte —digo—. Quiero todo de eso.
 
Vico va hacia la pared.

—Puedo hacer eso. Necesitamos cajas grandes para poner estos. No quiero arruinarlo.

—¿Qué más? —consulta Peter.

—Mi ropa, supongo —le respondo, poniendo mi mano en la cabeza— . Oh, y mis libros, quiero esos. —Peter mira a Candela—. Tú ayúdala con su ropa. Voy a empacar sus libros.

Candela asiente y camina hacia mi armario. Nico trae una caja y la deja caer junto a nosotras.

—No tienes que doblarla ni nada. Solo tírala —digo.

—Está bien —replica Candela, asintiendo con la cabeza. Abre el armario y empieza a sacar las cosas.

Me doy la vuelta y miro mi cama. Horribles visiones comienzan a formarse en mi cabeza. Mi pecho se aprieta y no puedo respirar. Empiezo a retroceder hacia la pared, encogiéndome del miedo. Peter se levanta.

—¿Lali, estás bien?

Sacudiendo la cabeza, me pongo a llorar.

—No, no puedo hacerlo. No puedo sacarlo de mi mente.

—Por qué no esperas abajo —murmura dulcemente Peter—. Podemos hacerlo.

—¿Qué ocurrió exactamente? —pregunta Nico, mirándome con una expresión desconcertada.

Con una respiración profunda me quedo sin aliento, jadeo.

—El novio de mi mamá… vino a mi cuarto. Me empujo a la cama… y…

—Oh, Mariana —dice Vico—. ¿La llevaste a emergencias?

—No llegó hasta ahí —tartamudeo—. Mi mamá entró.

Nico se cruza de brazos.

—¿No es eso algo bueno?

Agacho mi cabeza y me pongo a llorar. Peter pone sus brazos alrededor de mí.

—Su madre dijo que fue culpa de Mariana. Ella es una malvada y vil mujer y necesitamos sacar a Mariana de aquí.

—Por lo tanto, esa marca en tu cuello, ¿te la hizo él? —pregunta Vico.

—Sí —susurro—. Me estaba ahogando. De hecho empecé a ver negro.

—¿Que marca? —pregunta Nico. Nerviosamente, me deshago de la bufanda y expongo mi cuello. Gruñendo, Nico chasquea—: ¿Quién es este tipo?

Peter suspira.

—no sabemos exactamente quién es. Fuimos a la estación de policía y presentamos la denuncia. Iban hablar con su madre. No he dejado que Mariana tenga algún contacto con ella. Creo que es lo mejor, al menos por ahora.

—Estoy de acuerdo —replica Nico—. Bueno, vamos a empacar rápidamente entonces.

Medio me siento en la silla de mi escritorio mientras todos empacan y mis cosas. Mis manos no dejan de temblar, así que Peter hace que me siente. Los chicos comienzan a llevar las cosas a la camioneta y los autos. Peter estaba en lo cierto, hay muchas más cajas de lo que pensaba. Candela guarda toda mi ropa, lo cual está bien. Realmente no quiero a Peter revisando mi ropa interior.

Finalmente, solo quedan unas cuantas cajas. Vico lleva una caja y Peter recoge otra.

—Te llevaremos abajo ahora. Nico puede poner las demás cajas en la camioneta.

—Está bien —susurro.

Salimos de mi habitación, cuando de repente escuchamos.

—Ugh, Peter, hay alguien aquí.

Con una velocidad muy rápida, Peter vuela por las escaleras. Oigo a mi madre gritar.

—¿¡Quién diablos son ustedes!? ¿Qué están haciendo aquí? ¡Voy a llamar a la policía!

—Mamá —le grito—. ¡No lo hagas! —Corro escaleras abajo—. Déjalos en paz, son mis amigos.

—¿¡Qué piensas que estás haciendo!? —chasquea.

Peter se pone en frente de mí, furioso.

—Se está mudando y tú no vas hablar con ella.

—¡Es mi hija! ¡No puedes decirme que hacer! Está en la secundaria, no puede mudarse.

—Mariana tiene 18 —grita severamente Peter—. Puede hacer lo que quiera y se está mudando. Y si fuera por mí, no sabría a dónde se va.

Mi madre se cruza de brazos.

—No te vas a mudar. No lo permitiré. ¿No crees que estás siendo un poco dramática?

—¿¡Dramática!? —grita Peter—. Tu hija fue atacada en su habitación, en su cama y ¿¡piensas que está siendo dramática!? —Da un paso a un lado y señala mi garganta—. ¡No sé qué creas, pero eso luce como que probablemente dolió! ¡Tu perra estúpida!

Entrecerrando los ojos, mi madre finalmente me mira. Tan pronto como ve mi garganta, se lleva la mano a la boca.

—Mariana —Es todo lo que puede decir.

—No hablarás con ella —gruñe Peter—. Nico, llévate a Mariana afuera. Buscaré el resto de sus cosas.

Nico pone su brazo alrededor de mí y me saca afuera. Mi mamá viene detrás de nosotros.

—Mariana, no puedes mudarte. ¡Te amo! ¡Soy tu mamá!

Dándome la vuelta, solo grito.

—¡No me amas! ¡No sabes que es amar! ¡Tal vez te darás cuenta de lo que has perdido cuando no esté alrededor tuyo para cuidar de ti nunca más!

Es obvio que eso enfada a mi mamá. Gruñe.

—Bueno, múdate con un chico a la edad de 18 años. No vengas corriendo devuelta cuando estés embarazada.

—Tú eres una… —grito, saltando hacia adelante. Nico me agarra y me levanta del suelo. Trato de retorcerme fuera de su agarre. Porque realmente quiero ir a darle un golpe a mi mamá—. ¡Suéltame! —ordeno.

—No —contesta Nico—. No necesito un derramamiento de sangre.

Pateando y gritando, me arrastra hacia el auto, Vico abre la puerta y Nico me empuja dentro. Hago pucheros y lo miro furiosa.

—No me mires así —demanda Nico—. Nos vamos antes que pase cualquier otra cosa.

—Tengo muchas ganas de darle una patada —chasqueo.

—Lo sé —ríe—. Y por mucho que quiero que pase, necesito asegurarme que eso no va a ocurrir.

Candela aparece al lado del auto.

—Vayan, ayuden a Peter. —Nico asiente y se va.

Miro a Candela.

—Es un traidor.

—No, sólo te estaba cuidando —replica ella—. Todos nosotros. Eres una de nosotros, te guste o no.

Las lágrimas comienzan a nublar mi visión.

—La odio, de verdad lo hago. ¿Qué le he hecho al mundo para merecer una madre como esa?

Más gritos se escuchan desde el porche. Miro por la ventana para ver a Peter y mi mama gritándose el uno al otro. Vico y Nico trayendo las últimas cajas.

—¡Peter! —grita Vico—. ¡Vámonos!

El mira a mi madre una última vez antes de venir al auto. Observo con los ojos abiertos. Peter se mete en el auto y cierra la puerta de golpe. Solamente mira a través del parabrisas, apretando el volante.

—No vas a regresar aquí.

—No estaba planeando hacerlo —suspiro. Extendiendo mi mano, quito una de sus manos del volante y la halo a mi regazo—. Gracias por defenderme.

Peter frota su pulgar en mi mano.

—Tengo que hacerlo.

—¿Tienes que hacer qué?

—No —susurra—. Quiero hacerlo. —Peter hala mi mano a su cara y la besa—. Déjame llevarte a casa. Tenemos un serio proceso de desempacar y organizarlo todo por delante.

Resoplo.

—Tenemos que atacar la habitación de invitados y sacar tus cosas primero.

—Déjame entrar ahí primero. Hay algunas cosas de las que necesito encargarme —dice tranquilamente Peter.

Por supuesto sé de lo que está hablando, del álbum de fotos. Un momento, la chica de las fotos, me pregunto si es de la que estaba enamorado. Sin embargo parecen tan jóvenes. ¿Quién es ella, si no la persona que amó tanto? Hmmm, tal vez nunca lo sepa.


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17 comentarios :

  1. masssssss me encanta y peter es todo tierno y como la defendió y peter ojala que llegue a confiar y enamorarse de ella asi lali sabe que paso y nosotras tambien ya cquiero saber que esconde3 peter masssssssssssssssssmnasssssssss

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  2. MÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

    Atte: Ludmi

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  3. Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhh Nose que decirte pero tus adaptaciones son las mejores :D Las amo.. Peter es tan tierno, Como la defendio con uña y diente, Yo quiero a alguien haci jajajaja..Lali pobresita la mama tengo ganas de matarlaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Como la puede tratar asi.. Porfa sube mas :D

    PD: estuve leyendo los comentarios de el capitulo anterior y me di cuentas que eres de venezuela , Yo soy de colombia,De la costa :D

    SUBE MAS QUE ME ENCANTA!!!!!!!!!!!!
    ATT: andrea antequera
    @AntequeraCruz
    Laly angels

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  4. attt lindoo!!! lo amo mas por favor

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  5. maaaaaaaaaaaaaaaaaaas !!!!!!!!!!!!!!!!!!! me encanta :)

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  6. Es un tiernooo peteerr ... odio a la madree no puede ser tan forraa.....

    De mas esta decir qe quiero otroo capiiiiii jsajjajajajaja

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  7. que buenos capítulos peter por lo menos algo ya contó de su pasado besos Naara

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  8. otrooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

    Arii

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  9. mas varios maass o a lmenos dos , bueno uno

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. mas mas porfiiss amo la adaptacionn


    Quiero maraton plischuuu

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  12. Me súper encanta tu nove no me canso de desirlo
    Subí más noveeeeee

    ATTE: Valeria : )

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  13. Con un par ,la defendió d su propia madre.

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  14. lo amo a peter
    amo como es con lali
    beso

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