sábado, 28 de diciembre de 2013

Epilogo parte 1

—También te amo —susurro—. Ahora, bésame. —Peter envuelve sus brazos alrededor de mí y hace lo que le pido. Esto es perfecto. Todo es simplemente perfecto.

Epilogo parte 1

Tres Años Despues...

—¡Despierta!
 
Me levanto de repente y agarro mi pecho por la sorpresa. —¿Estás tratando de matarme hoy? —pregunto.
 
Candela sonríe. —No, hoy es un día importante. ¡Ya es hora de que te levantes!
 
—Hmm —me quejo, cayendo de nuevo sobre la almohada—. Casi no  dormí anoche.
 
—¿Nerviosa? —pregunta con una sonrisa.
 
Dándole una mirada, digo—: ¿Tú qué crees?
 
—Oh, vamos, no es tan malo. Confía en mí, ya atravesé esto. Ahora, levántate.
 
Con un gruñido, hago lo que dice. —Sí, pero fue más fácil estar al margen cuando tú pasaste por esto.
 
—Ayudaste mucho ese día. DE CUALQUIER MODO, vamos. ¡Tenemos un montón de cosas que hacer! ¡Levántate!
 
—Café, necesito café —murmuro.
 
Candela rueda los ojos y ruedo los míos en respuesta. Candela ríe.
 
—¿¡Cómo puedes estar somnolienta!? Sabes qué día es hoy, ¿verdad?
 
—Por supuesto que sí —resoplo y sonrío. Levantando la mano izquierda, contoneo mis dedos—. No creo que pueda olvidarlo.
 
—Hay un chico completamente caliente esperando por ti —bromea Candela.
 
Me río. —¿Qué diría tu marido si te oyera decir eso acerca de Peter?
 
—Ohhhhh, él sabe que mis ojos son sólo para él. De todos modos, hoy es el último día en que cualquier chica debería poner sus ojos en Peter.
 
Me río. —¡No voy a poner una bolsa de papel sobre su cabeza!
 
—Cierto, pero ahora puedes golpear a una chica por coquetearle.
 
Doblándome, me río en un ataque. —¡Nunca lo haría! De todos modos, me siento orgullosa al tener otras chicas que lo admiren. Es muy, muy, muy guapo.
 
—Y es todo tuyo.

—Y es todo mío.
 
—Seriamente, iré a buscar tú café, y tú salta a la ducha —Candela me instruye.
 
Saltando de la cama, digo—: ¡Suena bien para mí!
 
Fue raro no dormir al lado de Peter. No hacemos eso muy a menudo. Entro en el cuarto de baño de nuestra habitación. Debería decir que estoy caminando a MI cuarto de baño. Peter rara vez llega a usarlo. Dice que tiene demasiadas cosas de chica en él. Ya conoces a los chicos, podrían contagiarse de piojos. Entro en el cuarto de baño y miro hacia el suelo. Obviamente, él ha estado aquí. Recojo su ropa sucia y la pongo en la canasta. Volviéndome, cierro las cortinas en la pequeña ventana que da al patio trasero. Cuando compramos una casa, exigí tres cosas. Quería un enorme porche al frente, así podíamos tener un columpio. Quise, pero nunca tuve un gran patio trasero, de modo que eso también era imprescindible. Y por último, no podía ser nada extremo.
 
Así que, él me compró está perfectamente linda casa victoriana. La puso a mi nombre, lo que me pareció ridículo, pero me dijo que quería que tuviera lo que necesitara en caso de que algo le pasara. También tomó un seguro de vida a su nombre y me hizo su beneficiaria complementaría de TODO. Podrías pensar que estábamos casados… le dije que iba a deshacerme de él y tomar todo el botín. Él me dijo que mejor me asegurará de que se viera bien, así no me atraparan. Romántico, lo sé.
 
La ducha caliente me tranquiliza un poco. Mis nervios están un poco agotados en estos momentos. Cuando salgo, Candela está sosteniendo una taza de café. —Aquí tienes querida, esto ayudará.
 
—Gracias —Suspiro.
 
—Entonces —comienza Candela—. Nos reuniremos con Euge en el salón en dos horas.
 
Sonrío. Euge y yo hemos seguido siendo amigas desde la secundaria. Terminamos yendo a la misma universidad, por una gran coincidencia. Ahora, está aquí hoy. —Bien, ¿has hablado con Vico?
 
—Sí, dice que Peter está rebotando en las paredes, lo que no me sorprende.
 
—No, a mí tampoco —le respondo—. Bien, supongo que debería vestirme.
 
—Todo está en el hotel. Lo comprobé tres veces antes de venir aquí esta mañana.
 
Con una mirada perpleja, pregunto—: ¿A qué hora te levantaste?
 
Ella sonríe. —A las seis a.m.

—¡Vas a caer dormida esta noche!
 
Agitando la mano, Candela ríe. —¡Dormir! ¿¡Quién necesita dormir!?
 
Resoplo. —Tú me haces reír. Vamos a comer. Tengo que comer. Me enfermaré si no lo hago. —Bajamos a la cocina y saco los panecillos—. Sólo estoy feliz de que esto no sea nada grande.
 
—¿Me estás tomando el pelo? ¿Cuánto has invertido en el día de hoy?
 
—Bueno, sí, supongo que tienes razón —murmuro.
 
Candela se apoya contra el mostrador. —Podría deberse a que Peter es un millonario.
 
—Oye —chasqueo ligeramente—. Él se los dijo chicos en secreto. Odia ser etiquetado así.
 
Sonriendo, ella dice—: Lo sé, pero lo que me deja pasmada es que no te perturba en absoluto. Eres como, eh, no es nada.
 
—Hay tanto detrás del dinero. Su amor por el otro era muy fuerte y ella quería asegurarse de que fuera cuidado. Me gustaría haber tenido el privilegio de conocer a Milagros. Ella y yo habríamos sido amigas rápidamente, lo que Peter me señala todo el tiempo. Ese dinero es una cosa hermosa y honesta. Lo tratamos con respeto.
 
—Te has vuelto muy cercana a los padres de ella —Candela indica.
 
Sonrío. —Roberto y Norma son familia. Vamos a visitarlos cada pocos meses y pasamos al menos de Acción de Gracias o Navidad con ellos. Ellos son la familia de Peter. Es por eso que Roberto va a ayudarnos hoy. Creo que eso significará mucho para Peter.
 
—Ellos son súper agradables.
 
Suspirando, me quejo—: También están pagando por la mayor parte de lo de hoy. Discutí hasta que estaba con la cara azul, pero dijeron que ellos lo querían. No es como si Peter y yo no pudiéramos costearlo.
 
—Sí, bueno, Vico y yo apreciamos nuestro regalo de bodas. Pensamos que era un poco ridículo, pero no es como si no fuera impresionante. Una luna de miel en París, fue como salido de un sueño.
 
Mi sonrisa se ensancha. —Valió totalmente la pena entonces. —Como mi panecillo, mientras Candela habla y habla sobre hoy. Por último, estamos de camino a la peluquería. Cuando llegamos allí, somos recibidas con mucha exuberancia. Supongo que es normal en un día como hoy. Me ofrecen un poco de champán. Me niego. No es que no beba. Es sólo que no bebo mucho. Los chicos estuvieron terriblemente decepcionados por mi cumpleaños 21. Me hicieron probar algunos tragos y eso es todo lo que haría. Sabían horrible y no tengo ni idea de cómo mi madre bebió licor puro todos esos años. Ahora, LOS CHICOS por otro lado estuvieron un poco fuera de control en mi cumpleaños. Creo que estaban tratando de revivir su juventud.
 
Diez minutos más tarde, Euge llega corriendo por detrás de nosotras. — ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡El tráfico era horrible y luego me olvidé de mis zapatos y tuve que regresar!
 
Incapaz de controlarme, empiezo a reír. —Está bien. Estás aquí, y en una sola pieza. Eso es todo lo que necesito.
 
Euge resopla y se sienta en una de las sillas. De repente, salta de golpe. —¡Oh! ¡Tengo la cosa que necesitas!
 
—¿Eh? —pregunto.
 
—Aquí —dice Euge, sosteniendo en sus manos una caja—. Ábrelo.
 
Poco a poco, levanto la tapa. En el interior hay un pequeño pedazo de seda azul. —¿Esto es lo que se te ocurrió? —Me río.
 
—¿Qué? —Euge dice juguetonamente—. ¡Es algo azul!
 
—Veo eso —replico—. ¿Qué se supone que debo hacer con ello?
 
Candela se da golpecitos en su barbilla. —Guárdalo en tu sostén.
 
—Así Peter puede encontrarlo más tarde —exclama Euge. Palmeó mi frente. Ella me mira desconcertada—. ¿Qué?
 
Sacudiendo mi cabeza, le digo—: Nada.
 
—Está bien —la estilista interviene—. ¿Está lista señorita Esposito?
 
—Señorita Esposito —suspira Euge—. No vas a ser la señorita Esposito por mucho más tiempo.
 
Lanzo la revista hacia ella. Todas nos reímos mientras me pongo de pie y me voy a sentar en la silla de la esteticista. —Esto es lo que me gustaría, —declaro a la estilista, sosteniendo una imagen—. ¡Me dejé crecer el cabello para esto y mañana, no me importa donde esté, será cortado de nuevo!
 
—Todavía no puedo creer lo bien que te ves con el cabello rojo. Quiero decir, es una preciosidad —Candela dice efusivamente—. ¿A Peter le gustó?
 
—Sí, me dijo que siempre tuvo debilidad por las pelirrojas, lo que no es totalmente cierto. Él prefiere a las rubias, pero no iré allí.
 
Sacudiendo la cabeza, Candela dice—: Él te ama Mariana. Así que él ama cualquier color de cabello que tengas.
 
—Ojalá que pueda conocer a alguien como Peter. Tan dulce, divertido, inteligente, talentoso y más caliente que la mayoría de los hombres en este planeta. Tienes suerte de contar con él, Mariana —Euge dice entusiasmada.
 
Candela la golpea con la otra revista. —Peter tiene suerte de tenerla. No tienes ni idea de lo que significa para él. Él habla de ello todo el tiempo. Mariana es la mejor en esto y me encanta cuando hace eso. Bla, bla, bla, barf. No, en serio, tienen un amor muy profundo, muy fuerte. ¡Van a durar toda la vida y ahora lo harán!
 
—Lo supe con mi primer beso —suspiro feliz.
 
—¿En serio? —Candela chilla—. ¿Cuándo te beso y dejaste caer la espátula?
 
Estallando en carcajadas, le respondo—: No, el que tuvimos justo después de que él me dijo que me amaba. Él estaba a mi nivel, contra mí y su aliento cálido en mis labios. Y para ser un idiota, me dijo que estaba enamorado de la pasta de dientes detrás de mí. Pero cuando me di la vuelta, sus labios estaban en los míos. Fue mi primer beso REAL. Cuando todo tu mundo entero se detiene y sabes que has encontrado al hombre que amas. Ese fue mi primer beso. Fue perfecto. Y así fue el beso después de eso, y el beso después de eso, y el beso después de eso.
 
—Oh para —Euge gime juguetonamente—. Ya estoy celosa. Tienes el hombre perfecto.
 
—Oh, no es tan perfecto. —La corrijo con una sonrisa—. Todavía no sabe cocinar o lavar la ropa adecuadamente. Deja su ropa por todas partes, pero lo amo y no me importa recoger su ropa, porque huele a él y él huele tannn bien. Si tan sólo pudiera embotellarlo y conservarlo.
 
Interrumpiendo, Candela dice—: Pero, sí llegaste a conservarlo y olerlo cuando lo desees.
 
—Es verdad —argumento.
 
Hablamos mientras nos arreglan el cabello a todas. Cuanto más tiempo pasa, más nerviosa me pongo. Es estúpido, lo sé. Peter estará allí. No estoy preocupada por eso. Sólo quiero que sea perfecto, como la mayoría de las chicas. Finalmente, mi cabello está listo y el estilista desliza el peine en la parte de atrás de mi cabeza. Candela viene detrás de mí.
 
—Perfecto, luces hermosa.
 
—Gracias —suspiro nerviosa—. Ahora el maquillaje y luego nos vamos al hotel.
 
No quiero nada drástico para el maquillaje. Suave y natural, eso es todo. Candela sugirió pestañas postizas y le dije que estaba loca. La dejé ponerme esas cosas para el Halloween pasado y me volvieron demente toda la noche. Peter estaba emocionado porque los chicos se vistieron como policías y Candela y yo nos vestimos como… ladronas ligeras de ropa. Eso hizo que su noche fuera genial. La de Vico también, creo.
 
De camino al hotel, me retuerzo las manos. —Puedo hacer esto. Puedo hacer esto —susurro.
 
—Estarás bien —Candela me tranquiliza.
 
—Es fácil decirlo —exhalo fuertemente—. Está bien. Una vez que lo vea, estaré bien. ¿Estás segura de que no me dejaras verlo antes de que me organice?
 
Dándome una mirada, Candela exclama—: ¡No! ¡No debes verlo! Tú y Peter pueden estar separados por un día y no morir.
 
—Él me calma. Peter siempre lo hace. Es lo que hace.
 
Candela agarra mi mano y la aprieta. —Él está allí. Eso es todo lo que importa.
 
Llegamos al hotel y las chicas me escoltan a la habitación de Candela. Hay cosas por todas partes. —Bueno, ¿por dónde empiezo? — pregunto.
 
Recogiendo una bolsa, Candela sonríe. —Necesitas ponerte esto.
 
—¿No se supone que me ponga eso más tarde?
 
—Nooooo, tienes que ponértelo ahora. Luego, puedes provocarlo y mencionarle que hay una bonita sorpresa reservada para él.
 
Tomo la bolsa. —Ni siquiera estoy segura de cómo ponerme esto.
 
—Te ayudaré. ¡Para eso estoy aquí! —Cande grita alegremente.
 
Bueno, déjenme decirles. Vestirse en lencería es más trabajo del necesario. Digo que ya es mucho y Candela me hace callar. Cuando he terminado de ponérmelo, tengo que admitir que me siento bastante sexy.
 
—Está bien —suspiro—. ¿Me puedo vestir ahora?
 
—No, debes tratar de comer algo pequeño —responde Euge—. Sólo para que no te desmayes ni nada.
 
—Eso suena como una buena idea —le digo, apretando la bata a mi alrededor.
 
Comemos unos pequeños bocadillos que son entregados a la habitación. Mientras estamos terminando, hay un golpe en la puerta. Voy y la abro. Sonriendo, digo—: ¡Hola!
 
Norma me da una respuesta brillante. —Hola querida. Te traje algo.
 
—Adelante —le digo, señalando dentro de la habitación. Ella entra y asiente con la cabeza a las chicas. Tiene un hermoso vestido rosa. Le sienta muy bien—. No es que no esté feliz de verte, pero ¿qué pasa?

—Te traje tu collar —Norma responde, sosteniendo una caja—. Peter dijo que querías usar el collar de Milagros hoy. Lo sacó de tu caja de seguridad. Es un collar muy antiguo, por lo que va a servir como tu algo viejo. También hay una pulsera de diamantes sólo de piedras de allí que te estoy dando para tu algo prestado. Además las peinetas en tu cabello son verdaderas joyas así que ten cuidado con eso, pero eso es nuevo. Así que eso cubre esas bases.
 
Asintiendo, digo—: Muchas gracias. No puedo decirlo lo suficiente. Has hecho mucho por nosotros. Realmente lo apreciamos.
 
—Oh por favor, querida —Norma suspira con una sonrisa—. Ustedes son familia. Sólo tenemos una oportunidad de hacer esto. Te lo prometo, nos hace muy felices.
 
—Sabes que ella está aquí hoy. Apuesto a que ella está mirando — afirmo suavemente.
 
Inclinando la cabeza, Norma responde—: Sé que Milagros lo está. Ella amaba mucho a Peter. Estaría muy feliz.
 
Sin ser capaz de detenerme, me río entre dientes—: Si Milagros no se hubiera puesto enferma, probablemente estaría aquí de pie en mi lugar.
 
Con una expresión apacible, Norma niega con la cabeza. —No, mi querida, no era esa clase de amor. —Mirando hacia el lado, se ríe ligeramente—. Sabíamos de la relación de Peter y Milagros. No somos unos viejos tontos, pero no eran lo que tú y Peter son. Tú eres a quien ama. No vuelvas nunca a suponer eso por un segundo.
 
—Gracias —le susurro, un poco avergonzada—. ¿Roberto todavía caminará conmigo?
 
—Sí —Norma responde con una gran sonrisa—. Él está MUY emocionado.
 
Asiento con la cabeza nerviosamente. —Él está emocionado y estoy nerviosa. Tal vez no me deje tropezar entonces.
 
—Vas a estar bien querida. Creo que Peter está más nervioso de lo que tú lo estas.
 
Niego con la cabeza. —Lo dudo. Tengo muchas ganas de verlo, pero qCandela no me deja.
 
—No, no debes verlo. Él ya trató de averiguar dónde te encuentras — qafirma Norma—. Ustedes dos estarán juntos muy pronto.
 
—Bueno, es hora de que nos vistamos —dice Candela, poniéndose de pie—. ¿Deberíamos vestirte primero o a nosotras?
 
Mis cejas se levantan. —A mi primero. Creo que eso es más importante. Sin ánimo de ofender.

Candela sonríe. —Vamos chica, es tu momento de brillar.
 
Hacer esto es mucho más complicado de lo que pensaba. Sabes, me probe esto antes y nunca me sentí tan involucrada. Finalmente, estoy lista. Me miro en el espejo y mi corazón se detiene. Me veo hermosa, y nunca dije eso sobre mí. Ahora, sólo espero Peter crea que lo mismo.
 
Las chicas son las siguientes. Cada una tiene un color diferente, púrpura y azul. Las deje escoger los vestidos. Los chicos querían usar pantalones vaqueros y les dije que no. Son tan extraños a veces.
 
Cuando todo está listo, Candela me mira. —Muy bien, es hora del espectáculo. ¿Estás lista?
 
—Síp, si no vomito sobre mí, me desmayo, o tropiezo. Estaré bien.
 
Las chicas me escoltan a la planta baja. Encontramos a Roberto de pie allí con mi madre y Norma. Me gustaría señalar que mi madre se ha abstenido de consumir alcohol y se ha vuelto más hermosa. Mi mamá se ve mucho más saludable ahora. Me sonríe y dice—: ¡Oh, cariño, estás hermosa!
 
—Sí, estas absolutamente radiante —añade Roberto.
 
Tomo una respiración profunda. —Gracias, creo que tendré un ataque al corazón en un segundo, sin embargo.
 
—Estarás bien —Roberto me tranquiliza—. Yo te sostendré si lo necesitas.
 
—Está bien, es tu momento de brillar —dice Candela.
 
De repente oímos—: ¡Ahí está! ¡La chica más hermosa en el mundo! 
 
Todos nos volvemos para ver a Nico y Vico caminando hacia nosotros.
 
—Gracias Nico —digo con una sonrisa.
 
Vico se acerca y besa a Candela en la mejilla. —Sé que es mejor no intentar besarte en los labios —declara—. ¡No arruines mi lápiz labial Vico!
 
—Condenadamente correcto —replica Candela.
 
Roberto extiende su brazo. —¿Estás lista jovencita?
 
—Sí —le susurro—. No hay tiempo como el presente.
 
Mi mamá se inclina y me abraza. —Eres hermosa. Trataré de no llorar demasiado.
 
—Está bien —me río. Ella asiente y se va al salón.
 
Un minuto más tarde, la música comienza. Candela toma el brazo de Vico, y Euge toma el de Nico. Todos caminamos hacia la puerta doble. Las dos parejas entran en la puerta y Candela me sonríe, antes de empezar a hacer su recorrido. —Bueno, querida, este es el momento. Simplemente toma respiraciones profundas —Roberto dice en un tono paternal.
 
Yo asiento con la cabeza. Caminamos hacia la puerta y la música cambia. Bueno, aquí voy. Tiempo de casarme. Aspiro y empezamos a caminar. Mis ojos van a la deriva y veo a Peter de pie al final del pasillo. Al instante, mis nervios se calman y no puedo evitar sonreír. Él regresa la cálida expresión. Espero que le guste lo que ve. Llevo un vestido de boda de un solo hombro. Tiene un corpiño de cuentas que se extiende en la falda. Me encantó en el momento en que lo vi.
 
Él está usando un esmoquin normal. Me dijo que podía hacer cualquier cosa que yo quisiera para la boda, siempre y cuando no tuviera que usar colas. Le dije bien de un modo muy sarcástico. Él luce caliente con un esmoquin y en unos minutos será todo mío.
 
Mientras caminamos más allá de la pequeña multitud, veo a mis amigos de la escuela secundaria. Le sonrío a Pablo y Agus. Se han convertido en parte de nuestro pequeño grupo. Agus y Peter están en realidad reconstruyendo un auto juntos, por lo que Agus está muy emocionado.
 
Mi corazón se expande hasta un tamaño inimaginable cuando llegamos hasta Peter. Sus ojos están realmente llorosos. Eso me hace empezar a llorar. La música se detiene y el ministro comienza. — Bienvenidos a la jubilosa unión de Mariana y Peter en este hermoso día. Pueden sentarse. —El ministro nos mira a Roberto y a mí—. ¿Quién entrega a la novia hoy?
 
—Yo lo hago —Roberto responde—. Estoy muy feliz por ustedes dos — dice mientras le da a Peter mi mano.
 
Ambos decimos—: Gracias —Y giramos hacia el ministro. Peter me aprieta la mano con fuerza y la aprieto en respuesta. La ceremonia no es muy larga. No queríamos uno de esos largos servicios de una hora, en los que todo el mundo no está prestando atención o está a punto de caerse dormido. Yo nunca sería capaz de caer dormida porque mi rápido ritmo cardíaco me mantendría despierta.
 
Cuando llega el momento de nuestros votos, Peter y yo nos giramos hacia el otro. Decidimos escribir nuestros propios votos, lo que debería ser interesante, ya que ni Peter ni yo somos escritores. Me tomó un tiempo, porque quería que fuera perfecto, pero luego me di cuenta de que era analizar de más las cosas. Así que, finalmente, sólo me senté y escribí lo que sentía acerca de estar casada con Peter.
 
El ministro me mira para que vaya primero. Nerviosa, agarro las manos de Peter con fuerza. —Peter, hoy te doy mi corazón y mi alma. Irrumpiste en mi vida y todo cambió… para mejor. No he olvidado un solo momento o toque que hemos compartido, y sólo espero ansiosa hacer más recuerdos. Tú eres mi luz y mi vida. Voy a estar allí cuando estés feliz, triste e incluso cuando estés enfermo, porque eres como un bebe cuando estás enfermo. —Hay carcajadas entre la multitud. Peter me sonríe—. Te amo y no puedo decirlo lo suficiente. Tú eres mi mundo Peter y hoy he recibido mi mayor deseo, y ese es tenerte como mi esposo.
 
Peter respira hondo y dice—: Mariana, mi razón de ser, hoy te doy todo, porque eso es lo que me has dado. Tú derribaste los muros que había construido. Me enseñaste a vivir y a amar de nuevo. Me trajiste de vuelta a la vida y por eso te debo el mundo, y mi plan es hacer mi mejor esfuerzo para darte eso. Te quiero más y más cada día. Tu sonrisa ilumina mi vida y derrite mi corazón. Mi promesa para ti es siempre amarte, siempre protegerte, y siempre darme por completo a ti. Hoy doy gracias a Dios por qué serás mi esposa. Con estas palabras, prometo ser siempre tuyo, incluso cuando probablemente no me quieras porque estoy siendo un tonto.
 
Eso me hace y a todo el público estallar en carcajadas. Peter sólo contonea sus cejas. El ministro dice—: ¿Mariana Esposito tomas a Peter para ser tu legítimo esposo?
 
—Sí —declaro con entusiasmo, deslizando el anillo en su dedo.
 
El ministro se vuelve a Peter. —¿Tú Peter Lanzani tomas a Mariana como tu legítima esposa?
 
—Definitivamente sí, al millonésimo grado —Peter responde, mientras nerviosamente desliza mi anillo de bodas en mi dedo.
 
—Entonces, con esas palabras, los declaro marido y mujer. Que se amen toda la vida. Puede besar a la novia.
 
Peter se inclina y susurra. —Te amo.
 
—Yo también te amo —dejo salir antes de él presione sus labios contra los míos. Es más de lo que alguna vez espere. Peter se resiste a alejarse por un minuto, pero finalmente se aparta riendo.
 
—¡Les presento al señor y la señora Lanzani! —exclama el ministro.
 
Todos en el salón se ponen de pie y comienzan a aplaudir. Peter me abraza y me besa de nuevo. Regreso el abrazo con una sonrisa. Finalmente, me ofrece su brazo y paso el mío través del suyo. Con esto damos nuestros primeros pasos como marido y mujer. Todo el mundo nos da un enorme aplauso mientras pasamos. Me río de alegría.

Si quieres que te avise cuando suba nuevo capitulo dejame tu Twitter.

4 comentarios :

  1. Ay el final llego no lo puedo creer me encanta tu nove quiero que no se acabe jaja
    Más más más quiero más : D

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  2. ME ENCANTO!!! Espero el siguiente capitulo con ganas :). Yo tampoco me creo que se acabe ya la nove, ha sido increíble me ha encantado una de las mejores que he leído, espero con muchísimas ganas para leer la nueva novela que escribas.

    P.S: Tienes una nueva seguidora y fan.

    ResponderEliminar