miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capitulo 34

—Gracias y buenas noches —le digo.

—Que duermas bien.
 
Sonriendo me doy vuelta y me voy a la cama.
Capitulo 34
 
Me despierto a la mañana siguiente y me enderezo rápidamente en la cama. ¡No tuve pesadillas! ¡No tuve pesadillas! Aplaudo con emoción y de repente me detengo. ¿En serio estoy aplaudiendo? Salgo feliz de la cama. El reloj dice que son las ocho y media. Bien, tengo tiempo para estar lista y desayunar.
 
Entro en la cocina y encuentro el café ya listo. Hay una nota puesta contra la jarra. Dice: Lali, algo bueno, algo malo. Lo bueno es que no parecías tener pesadillas anoche, lo malo es que te extrañé. Diviértete con Candela hoy. Probablemente te envíe un mensaje de texto en el almuerzo. No te metas en problemas. Peter.
 
Aww, eso hace que mi corazón se expanda. ¿Me extrañó? ¿En serio? Wow, muy bien. Dejo la nota en el mostrador y la miro. ¿Por qué una parte de mí quiere conservarla? ¿Ponerla en un lugar seguro y guardarla? Sacudo la cabeza. Eso es tonto. Tomo la nota y la arrugo. Me volteo y la lanzo a la basura. Parte de mí se siente desgarrada. Respirando hondo sigo con mi mañana.
 
Un rato después, oigo un golpe en la puerta. Camino hacia ella.
 
—¿Sí?
 
—Mariana, es Candela. ¿Estás lista?
 
Abriendo la puerta respondo—: Sí.
 
Candela está de pie allí, con una enorme sonrisa en la cara.
 
—¿Peter te dejó una llave?
 
—No tengo idea. Entra. Revisaré. —Abro más la puerta y Candela entra—. Dejó una nota pero no menciona una llave.
 
—Bueno, no le dije precisamente que saldríamos —responde Candela—. Podemos detenernos en su trabajo y recogerlas de regreso.
 
Asiento.
 
—¿A dónde vamos?
 
—Es una sorpresa. —Se ríe—. Necesitas más experiencia en cosas de chicas. Así queee vamos a estar ocupadas por las próximas horas.
 
Buscamos pero no parece haber llaves por ningún lado.
 
—Peter dijo que probablemente me envíe un mensaje de texto hoy, así que le preguntaré por la llave.
 
—Suena bien, necesitamos irnos para no llegar tarde.

Agarro mi chaqueta.
 
—Vamos —respondo.
 
Conducimos a través de la ciudad.
 
—¿A dónde vamos? —pregunto finalmente.
 
—Ya verás —responde Candela con una sonrisa. Cuando entramos a un edificio, solo me quedo mirándola.
 
—¿En serio?
 
—Sí, sal del auto —ordena. Mientras entramos al edificio, estoy abrumada.
 
—Esto es demasiado de chicas para mí.
 
—No tiene sentido. En la vida, a veces una chica debe experimentar la manicura y la pedicura.
 
Mirando a Candela gimo.
 
—Acabo de aprender a luchar ayer. ¡El próximo paso no puede ser ir a hacerme las uñas!
 
—Sí, lo es. Y cállate que llegamos unos minutos tarde a nuestra cita.
 
A disgusto camino hacia la recepcionista con ella.
 
—Sí. Dos citas bajo el nombre de Candela Vetrano.
 
La recepcionista asiente y gesticula para que la sigamos.
 
—Te odio —siseo por lo bajo sin aliento. Candela solo sonríe y me ignora. Dos chicas nos encuentran en las sillas de pedicura.
 
—Mi nombre es Kelli —dice una de ellas— y esta es Jasmine. Nos ocuparemos de ustedes.
 
—Mi nombre es Candela y ella es Mariana —responde Candela.
 
Jasmine sonríe.
 
—Bueno Mariana, si quieres tomar asiento podemos comenzar.
 
Miro a Candela apuñalándola con los ojos. Esto parece hacerla sonreír incluso más. Me quito los zapatos y me subo en la silla. Jasmine llena la tina de pedicura y pone mis pies dentro.
 
—¿Qué tipo de esmalte te gustaría? —pregunta.
 
—¿Esmalte? —digo—. ¿Quién dijo algo de esmalte?
 
—Vas a salir de aquí con las uñas pintadas —aclaró juguetonamente Candela—. Diles un color que te guste. Ellas te dejarán elegir entre un montón.
 
Inclino la cabeza pensativa.

—No lo sé. Elige tú y ¡QUE NO SEA ROSA!
 
Candela se ríe.
 
—¿Cuál es tu color favorito?
 
—Azul —respondo.
 
Jasmine interviene.
 
—Oh, tenemos algunos azules realmente divertidos. Iré por ellos mientras remojas tus pies.
 
Ella y Kelli se van y tomo una respiración profunda. Está bien, la tina de pies de hecho se siente bien.
 
—Así que, déjame hacerte una pregunta —empieza Candela. La miro—. Me muero por preguntar. ¿Qué está pasando entre Peter y tú?
 
—¿Qué quieres decir? —pregunto.
 
—En serio Mariana, ustedes chicos hacen la pareja más ridículamente hermosa. Amo a Vico, pero él nunca me ha mirado de la manera en que Peter te mira.
 
Mi boca cae abierta.
 
—Peter NO me mira de ninguna forma. Somos AMIGOS.
 
—Sí claro. Escucha como suena: amigos que están en el baño juntos, amigos que terminan en el suelo juntos, amigos que se besan como si nada y, confía en mí, ese no es Peter besando a una chica, ese fue un beso que tenía algún sentimiento detrás —declara Candela.
 
Me pongo a balbucear.
 
—¿Qué? No. Eso es ridículo. Somos amigos, así que sí hay emoción detrás, nos preocupamos el uno por el otro, pero no así. No con Peter — tartamudeo.
 
Candela solo levanta una ceja.
 
—¿No ha pasado nada más? ¿No ha hecho NADA más afectuoso?
 
Muerdo mi labio.
 
—Está bien, me abraza mientras dormimos cuando tengo pesadillas.
 
Candela estalla en carcajadas.
 
—¡Vamos! —exclama—. Eso es lo que los amigos hacen. He vivido engañada todos estos años. Habría amado ser AMIGA de un chico súper caliente cuando tenía tu edad y tenerlo abrazándome toda la noche.
 
—Cállate —me río—. En serio, te lo prometo, no es nada. Él es muy protector conmigo, por alguna razón.

—Está bien —suspira Candela, obviamente no creyéndome—. Así que, si no estás interesada en Peter, tiene que haber alguien más.
 
Avergonzada miro al suelo.
 
—Pablo, su nombre es Pablo. 
 
—¿Un chico de la escuela? —pregunta ella.
 
—Sí, nunca me hizo caso pero desde que Peter entró en mi vida, él ha mostrado interés.
 
—Los chicos son así. Si este chico no te pone atención ¿por qué estás tan enamorada de él?
 
Me encojo de hombros.
 
—No lo sé. Él ha tenido su casillero junto al mío toda la preparatoria. Todos siempre dicen lo lindo que es y eso parece ser verdad. Él no ha sido nada, salvo genuinamente amable conmigo. Peter dice que me conseguirá una cita con él.
 
—Bueno, Peter sería el único que podría conseguirte una cita con alguien más —asegura Candela.
 
—¿Él sale mucho? ¿huh? Es decir, eso es lo que dice, pero no ha tenido una cita últimamente.
 
Candela me mira pensativamente.
 
—Honestamente, has sido el centro de su atención. No me malentiendas, esto no es una cosa mala, pero no creo que él haya NECESITADO una cita. Tú llenas ese vacío.
 
—Sí, pero algún día él querrá algo… bueno, algo más, y no podré llenar esa necesidad —susurro incómodamente.
 
Una maliciosa sonrisa pasa sobre la cara de Candela.
 
—Podrías si quisieras.
 
Pongo cara de sorpresa y me río.
 
—¡Candela! ¡Oh Dios!
 
—Olvida que lo dije. —Ríe—. Pero la mirada en tu cara no tuvo precio.
 
—Nunca he hecho nada más que besar a alguien y fue a Peter. No creo que él quisiera que yo llenara esa NECESIDAD. Querido Señor, ten piedad de mí. Me has avergonzado casi tanto como Peter.
 
Ella solo se río en respuesta.
 
—Olvidé que tenemos algunos años más que tú. Si estás lo suficiente con chicos alrededor, aprenderás a no ser tan fácilmente avergonzada. Ellos son una vergüenza para sí mismos pero les importa poco.

—Me gusta tenerlos alrededor. Nunca tuve amigos, me hacen sentir muy bien. No creía que ese tipo de amistad pudiera existir —murmuro.
 
—Oh, te adoramos. Eres como una explosión que expande nuestro alrededor. No entiendo qué problema ven los demás —asegura Candela—. Cuando seas mayor toda esa superficialidad de la preparatoria comenzará a desaparecer.
 
Respiro hondo.
 
—Eso sería agradable.
 
De repente las chicas vuelven.
 
—Mira, estos son los azules más originales e inusuales que tenemos — dice Jasmine—. ¿Te gusta alguno?
 
Me enderezo y los observo con cuidado.
 
—¡Oh! El azul eléctrico, ese color está increíble.
 
—¿Ves? —interviene Candela—. Te dije que te gustaría.
 
Acomodándome otra vez pienso que, de hecho, puede tener razón. Miro con algo de fascinación mientras Jasmine hace mis uñas. Nunca me imaginé lo bonitos que pueden lucir los pies. Cuando termina levanto los pies.
 
—Muy bonitos —declara Candela.
 
—Me encantaron —declaro muy feliz—. ¿Y ahora qué?
 
—Ahora haremos tus manos —responde Jasmine—. ¿Quieres solo una manicura o quieres uñas postizas?
 
Me vuelvo para mirar a Candela.
 
—No lo sé. ¿Qué te harás tú?
 
Ella levanta una mano.
 
—Tengo postizas. Duran algún tiempo pero tienes que arreglártelas regularmente.
 
—No lo sé —digo dudando—. No quiero que interfiera con mi trabajo de arte.
 
—Entonces no lo hagas por ahora —replica Candela—. Una manicura también hará que tus dedos luzcan increíbles.
 
Sonrío.
 
—Está bien.
 
Así que terminamos las pedicuras y comenzamos las manicuras. Justo antes de que me pongan el esmalte mi teléfono suena. Jasmine sonríe.
 
—¿Quieres contestar?

—Sí, un minuto por favor —digo agarrando mi teléfono. Es Peter. El mensaje de texto dice:
 
Hora de almuerzo ¿qué estás haciendo?
 
Respondo:
 
Ocupada. Haciendo cosas de chicas. ¿Puedo ir por una llave? Nos fuimos y tuvimos que cerrar la puerta.
 
Unos pocos segundos después, el texto dice:
 
¿Cosa de chicas? Está bien. Sí, ven y te daré la llave. Necesitamos hacerte una copia. Ven por la llave y un beso.
 
—Oh, diablos —digo en voz alta.
 
—¿Qué? —pregunta.
 
—Nada, Peter a veces es ridículo.
 
Le contesto diciendo:
 
Lo que quieras, eres muy raro. Me detendré y conseguiré una LLAVE.
 
Jajaja está bien. Es la única respuesta que consigo.
 
—¿Qué dijo? —pregunta Candela.
 
—Que nos podemos detener ahí y recoger la llave —respondo—. Dijo que fuera y consiguiera la llave… y un beso.
 
—Ajá. NADA está pasando —dice riendo.
 
—¡Estaba bromeando! —exclamo con una sonrisa—. Voy a mantener mi boca cerrada la próxima vez.
 
Candela solo se ríe más.
 
Las chicas ponen nuestras manos bajo esas pequeñas lámparas. Supuestamente esto las seca. Cuando terminamos, las miro. Lindo.
 
—¿Tienes hambre? —pregunta Candela.
 
—Sí —respondo—. Puedo hacer algo en el apartamento si quieres.
 
—Tonterías, vamos a ir a almorzar. Iremos a molestar a Vico al trabajo —dice con una sonrisa—. Si batimos nuestras pestañas y coqueteamos con él, nos comprará el almuerzo.
 
Eso me hace reír.
 
—Increíble.
 
Candela paga nuestras uñas y nos vamos. Le agradezco y le digo que no hacía falta, pero solo me calla. Entramos al auto y conduce hasta el restaurante. Cuando entramos la anfitriona obviamente conoce a Candela y le sonríe.

—Vico está atrás.
 
—Lo imaginé —dice Candela—. ¿Podemos tener una mesa para dos, por favor?
 
—No hay problema —responde la anfitriona. Nos lleva y nos sienta en un reservado—. Courtney estará aquí en un momento. 
 
Cuando la anfitriona se aleja, Candela hace cara de asco.
 
—Courtney me vuelve loca. Quiere demasiado a Vico, pero él no lo ve. Cuando traigo a colación el tema, lo evade.
 
—¿No estás preocupada? —pregunto—. Trabajan juntos.
 
Estallando en carcajadas, Candela responde.
 
—No, confío en Vico completamente. Su última novia lo engañó y le rompió el corazón. Nunca haría algo así. Y después de todo él me tiene ¿por qué necesitaría algo más?
 
—Cierto —respondo—. Así que ¿qué hay bueno aquí?
 
—Nada. —Escuchamos a nuestro lado. Levanto la mirada y veo a Vico. Él sonríe.
 
—¿Qué están haciendo chicas?
 
—Estamos aquí para deleitarnos nuestros ojos con algo muy lindo — declara Candela con una enorme sonrisa. Vico sonríe.
 
—Aww, gracias.
 
Con una astuta mirada ella lo desinfla.
 
—Quién dijo que eras tú.
 
—¡Auch! —exclama Vico agarrándose el pecho—. Bueno, en ese caso puedes comprar tu propio almuerzo.
 
—Candela dijo que si coqueteamos contigo y batimos nuestras pestañas te ganaríamos —digo sonriendo. Vico se desliza en la banca a mi lado.
 
—Sí, puede que sí, si TÚ coqueteas conmigo. —Él se recuesta hasta atrás y pone su brazo alrededor de mí—. Verás, no te necesito Candela. Tengo a Mariana ahora.
 
—Hey, ¡whoa, whoa, whoa! —río—. Lo siento Vico, ya tengo que lidiar con Peter. No necesito lidiar contigo también.
 
Candela interviene.
 
—Sí, eso es lo que tienes que hacer, lidiar con Vico.
 
—Oh, me amas. No lo niegues —replica Vico.
 
—Sí, es cierto. ¿Por qué? No tengo ni idea —responde Candela.

Tirándome hacia él, Vico dice:
 
—A propósito ¿Qué están haciendo, chicas locas?
 
Le enseño mis manos.
 
—Candela consiguió que me hiciera las uñas.
 
—Bueno, lucen muy bien. Me gusta el color —responde Vico—. ¿Entonces de qué tienen hambre?
 
—No lo sé —digo—. ¿Qué es bueno aquí?
 
Vico se ríe.
 
—Bueno, soy el gerente así que tengo que decir que todo, pero nuestras hamburguesas son asesinas.
 
—¡Su ensalada César también es muuuuuyy buena! —dice Candela.
 
—Cariño, ¿vas alguna vez a pedir otra cosa? Cada vez que vienes pides la misma cosa —reclama Vico. Ella solo le saca la lengua.
 
—No importa lo que digas Vico, comeré lo que me gusta.
 
Él rueda los ojos y me mira.
 
—Pide una hamburguesa, son geniales.
 
—¿Tan buenas como tus panqueques? —pregunto.
 
—Mejores. —Ríe.
 
De repente, una chica viene caminando. Es una rubia con demasiado maquillaje.
 
—Hola Candela. —dice ligeramente aunque un poco brusco.
 
—Hola —responde Candela—. Nos gustaría ordenar algo para almorzar.
 
—Seguro —contesta—. ¿Qué les gustaría beber?
 
Candela responde.
 
—Té helado para mí. ¿Qué hay de ti Mariana?
 
Incómodamente respondo.
 
—Lo mismo.
 
—Los traeré enseguida.
 
Cuando se aleja, Vico mira a Candela.
 
—En verdad deseo que ustedes dos lo dejen. Se hace incómodo.
 
Candela se ve infeliz.
 
—Ella siente algo por ti Vico. ¿Por qué no lo notas?

—Incluso si lo tuviera no me importa. Primero, te amo y nadie va a cambiar eso, y segundo, ella es mi empleada. Además no la encuentro atractiva. Preferiría salir con Nico.
 
—Bueno, Nico es lindo —bromeo.
 
Ambos, Vico y Candela se echan a reír.

28 comentarios :

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

    ResponderEliminar
  2. Cande es única ,me encanta .

    ResponderEliminar
  3. Ya quiero que lali balla por las llaves y su beso jajaja
    Subí más noveeee me encanta

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  4. se buena Dale subinos más besos Naara

    ResponderEliminar
  5. Holaaa!!!!!!!!!!!! Me encanta el capitulo, Si lali no quiere el beso me lo puede dar a mi :3 Jajajja es un tierno peter, Candela es una genia, y lali es una idola!!!!!!!

    Att: Andrea Antequera
    @Antequera Cruz
    Laly angels

    ResponderEliminar