martes, 3 de diciembre de 2013

Capitulo 19

Eso me hace reír. Miro a Peter y él rueda los ojos. Nos sentamos y comemos el almuerzo. A los chicos les encanta, lo que me hace muy feliz. Hablan a mil por hora de las cosas más aleatorias. Yo solo me siento ahí y escucho. Peter se mantiene empujándome con su rodilla y mirando por el rabillo del ojo. Sonrío y le empujo en respuesta.

Capitulo 19

Después de que Peter y los chicos limpian, porque Peter los manda a hacerlo, nos sentamos a la mesa.
 
—Entonces —dice Peter—. ¿Qué estaban haciendo aquí de todos modos? ¿Aparte de comerse toda mi comida?
 
—Queríamos ver si querías ir a dar un paseo hoy. No sabíamos que tenías compañía —replica Vico.
 
Volteándose, Peter me pregunta:
 
—¿Te gustaría ir a dar un paseo hoy? Quiero decir, solemos irnos por unas horas.
 
—Claro —respondo con una sonrisa—. Me gustaría ducharme, sin embargo, si eso está bien.
 
—¿Necesitas ayuda? —Nico bromea con una sonrisa.
 
De repente, Peter lo golpea en el brazo.
 
—No le hables de esa manera. Mantén tus lejos Nico.
 
—Grrr —se burla Nico—. Relájate, me comportaré.
 
Ruedo los ojos.
 
—Estaré de vuelta en poco tiempo.
 
—Sí, horas —dice Peter con una sonrisa.
 
Lo golpeo en la cabeza. Él agarra mi brazo y me arrastra a su regazo.
 
—No empieces una pelea que no puede ganar.
 
—Podría ganarte —replico sarcásticamente.

Nico y Vico se ríen.
 
—Probablemente. —dice Vico
 
Peter tiene una mirada horrorizada en su rostro.
 
—Tal vez no pueda patearte el trasero, pero estoy seguro de que puedo ganarle a Nico.
 
—Oh, vaya. —Gimo.
 
—Hey, debería enseñarte algunas cosas Mariana —me dice Vico.
 
Mis ojos se amplían.
 
—No creo que pudiera defenderme aunque quisiera.
 
—Eso no es una buena cosa —responde Peter—. Tendremos que enseñarte lo básico.
 
Sacudiendo la cabeza, sólo suspiro.
 
—Muy bien, probablemente solo me lastimaré.
 
—Tienes que ser capaz de hacerle daño a otra persona, no a ti misma. —Se ríe Vico.
 
—Sí, bueno, trataré, eso es todo lo que puedo darte. —Trato de bajar del regazo de Peter, pero él me sostiene en mi lugar.
 
—¿Puedo ir a tomar una ducha ahora? —digo mirándolo.
 
—Claro. Diviértete —dice sonriendo.
 
—Con suerte no morirás por algo dentro de ese baño —grita Nico, mientras me alejo—. Probablemente hay un monstruo escondido en algún lugar de ese desastre.
 
Escucho el puño de Peter golpearlo de nuevo. Agarrando mi bolsa, me dirijo al baño. Es una especie de caos. No necesariamente sucio, pero tiene cosas por todas partes. Empujo toda su ropa sucia hacia la esquina, y luego pongo todos mis artículos en la ducha. Quitándome mi pijama, la pongo cuidadosamente en el mostrador. La ducha no toma mucho tiempo para calentarse, lo cual es bueno.
 
Después de lavarme el cabello, me pongo acondicionador en él y agarro mi gel de baño. De repente, hay golpes en la puerta.
 
—Uh, ¿sí? —grito.
 
—¡Tengo que orinar urgentemente! —grita Peter.
 
—¿¡No pensaste en eso ANTES de que me metiera en la ducha!?
 
Hay un gemido en el otro lado de la puerta.
 
—No tenía que orinar entonces.
 
—¿Qué quieres que haga? —digo bruscamente.

—¡Solo quédate en la ducha! —responde.
 
Oigo la puerta abrirse y grito.
 
—¡PETER!
 
—Tengo que ir —murmura—. Quédate en la ducha.
 
Cubriendo mi cara, estoy mortificada.
 
—No puedo creer que estés haciendo esto.
 
—Relájate, no puedo verte. —Suspira Peter, mientras va al baño.
 
—¡Voy a matarte cuando salga de aquí! —gruño. Lo escucho bajar el asiento del inodoro, pero no se oye nada más.
 
Así que, me paro allí por un minuto. De repente, la cortina da una sacudida. Yo grito y salto.
 
Peter solo se ríe al otro lado.
 
—¿Qué tan incómoda estás ahora?
 
—¿¡Tú qué piensas!? Apenas he estado cerca de los chicos. Ahora, hay uno en el otro lado de la cortina, mientras estoy en la ducha. En un nivel de incomodidad, ¡estoy en un diez!
 
—Simplemente podría quedarme aquí y podríamos hablar —dice, obviamente apoyándose en el mostrador.
 
—Peter, POR FAVOR, sal del baño —digo suplicando.
 
—¡Bieeen! —deja salir—. Date prisa. —Lo oigo abrir y cerrar la puerta.
 
Mi corazón va a mil por hora. Me quedo ahí por un tiempo en estado de shock. Finalmente, sacudo la cabeza y enjuago mi acondicionador.
 
Un rato después, estoy vestida y poniendo el producto para rizar en mi cabello. Hay un ligero golpe en la puerta. Me acerco y la abro. Peter se apoya contra el marco de la puerta con una enorme sonrisa en su rostro.
 
—Quería venir a comprobarte.
 
Atraigo mi pie hacia atrás y lo pateó justo en la espinilla. Él agarra su pierna y empieza a saltar alrededor. —¡No te atrevas a entrar en el cuarto de baño mientras estoy en la ducha nunca más!
 
Hay una explosión de risas desde la sala de estar. —¡Increíble disparo!—Vico grita.
 
—¡No la animes! —Peter réplica.
 
Cruzando los brazos, le digo—: ¿En serio? ¿Te gustaría que alguna chica caminara dentro del baño mientras estas en la ducha? —Peter me mira. Pongo mi mano hacia arriba y digo de golpe—: ¡Ni siquiera contestes eso!
 
—¿Estás lista finalmente? —grita Nico.

—Sí —le respondo—. Lo siento si me tomé un tiempo.
 
Vico se pone de pie mientras camino de vuelta a la sala de estar. — No te preocupes. Candela se toma cerca de diez minutos más.
 
—Aquí —Peter gruñe—. Toma tu teléfono.
 
—Oh —Suspiro sarcásticamente—. ¿Estás enojado conmigo?
 
Se pone muy cerca de mí y me susurra—: La venganza vendrá, oh espera, llegará.
 
Con una mirada de disgusto, le digo—: No puedes patearme. ¡Soy una chica!
 
—Nunca te haría daño, cielos —replica—. Pero la venganza viene en muchas formas.
 
—¿Qué es peor de lo que hiciste? —pregunto.
 
Arqueando su ceja, Peter murmura—: Podría haber tirado de la cortina.
 
—Te habría apuñalado.
 
—¿¡Te bañas con cuchillos!? —Vico grita—. ¡Genial!
 
Eso hace que rompa a reír. Peter me da un codazo y dice—: Puse música en tu teléfono. Así que aquí. —Me da unos auriculares—. Puedes tener alguna melodía mientras paseamos.
 
—Aww, eso es dulce. Gracias —le digo, con una sonrisa.
 
—Te hace desear no haberme pateado en la espinilla, ¿eh? ¿Te sientes mal ahora? —me pregunta.
 
Burlándome, digo—: ¡No! Todavía fuiste un idiota por entrar.
 
—Ah, me amas, no lo niegues —dice Peter, mientras me da una palmada en el trasero. Mi mandíbula cae y él se ríe.
 
Vamos fuera y veo otras dos motos. Una es roja y la otra es una moto deportiva. —¿Quién tiene la moto azul? —pregunto.
 
—Esa sería la mía —responde Nico.
 
—Se siente como que necesita compensar lo que le falta con un cohete en la entrepierna. —Vico se ríe.
 
—¡Auch! Hay una chica real aquí. No lastimes su ego demasiado. — exclama Peter.
 
—Oye, Mariana, ¿quieres ir a un paseo real? —Nico pregunta con un tono seductor.
 
—Umm —digo, mirando a Peter.

Poniendo una mirada de asombro en su rostro, Peter hace una mueca—: Estás abandonándome para ir de paseo con Nico. Lali, estoy herido.
 
—Bueno, ya sabes, quieres que tenga más experiencia con los chicos, y él es un chico, no, espera, un hombre, pero decir eso lo hace sonar sucio.
 
Vico ríe y Peter se ve realmente herido. —Pensé que montar era lo nuestro.
 
—Lo es —suspiro, sintiéndome como una estúpida—. Montaré contigo.
 
Peter se echa a reír. —Sólo estaba bromeando, pero no hay otra chica que me gustaría llevar en mi moto que no seas tú.
 
—Sí, hasta que una chica caliente que te tenga babeando venga. Entonces, querrás exhibir tu moto mucho más para ella que para mí — replico con una sonrisa.
 
—Lali, puedo decir esto ahora. Estás por encima de las chicas con las que he salido. Quiero decir que puede que consiga una novia y que eso cambie las cosas, pero eres mi amiga y eso significa más de una cita casual aquí o allá.
 
—Oh, Dios mío —suspiro—. Esa es la cosa más dulce que he escuchado.
 
Nico responde—: Amordázame con tu ternura. ¿Vas a venir en una
moto de verdad, Mari?
 
—Creo que lo haré —replico, sacándole la lengua a Peter.
 
Nico enciende su moto y baja de nuevo el pedal para mí. Me subo y esto una vez más se siente un poco incómodo.
 
—Tendrás que agarrarte de mí. No quiero arriesgarme a que te sientas incómoda. Esto es diferente a andar en la moto de Peter —dice Nico volteándose.
 
—Está bien —le respondo—. No creo que refutaría por colgarme de un chico lindo durante una hora. —¿Acabo de decir eso?
 
—Uhmmm, oh, Peter, Mariana me acaba de llamar lindo. Voy a tener que coquetear con ella.
 
Peter le da a Nico una mirada sucia.
 
—Trátala gentilmente. No quiero tener que darte un puñetazo en la cara.
 
Nico simplemente sonríe. —Vamos nena, ponte el casco.
 
—Espera —le digo, mientras me pongo mis auriculares y enciendo la música. Luego me pongo el casco y doy el visto bueno subiendo mis pulgares. Con eso, Nico sale al camino. Esta moto tiene mucho más tirón en ella. Me aferro por mi estimada vida, porque es un poco aterrador.
 
Paseamos por las carreteras antiguas y por los parques. Es muy divertido. También estoy disfrutando de la selección de música que Peter ha puesto en mi teléfono. Todavía no puedo creer que esto esté pasando. Este tipo de cosas no suceden realmente. Siempre me he sentido tan incómoda y fuera de lugar. Esto rasga mi interior, porque he anhelado compañía durante mucho tiempo. Me sentía vacía todo el tiempo.
 
El arte era mi único escape. Podía entrar en mundos diferentes y escapar del mío. Ahora, tengo un chico precioso que parece realmente ser mi amigo. Esto no parece real. Siento que en cualquier momento él va a volverse contra mí y reír, pero cuando realmente miro hacia Peter, especialmente a sus ojos, me siento segura. Él me hace sentir querida, segura y feliz. Nunca pensé que fuera posible. Y ahora, ahora me siento lo suficientemente cómoda para divertirme con otras personas. Nunca habría sido capaz de reír y bromear con chicos antes, pero Vico y Nico son tan divertidos. Esto es increíble y estoy muy feliz. No puedo evitar sonreír.
 
Una hora y media más tarde, regresamos al apartamento de Peter. Nico aparca su moto y brinco bajándome. —¿Qué piensas? —pregunta.
 
—Fue increíble, pero estoy un poco dolorida. Es una posición sentada muy incómoda —le respondo, tratando de estirarme.
 
—Ves, por qué deberías haberte quedado conmigo —dice Peter, caminando hacia mí—. Siempre deberías estar con mi sexy persona.
 
Pongo los ojos en blanco. —Oh caramba Peter. ¿Podrías no rendirte a tu atractivo sexual?
 
—No mencioné nada de atractivo sexual. ¿Así que te estoy atrayendo sexualmente? —Él pregunta, con una sonrisa diabólica.
 
—¡No! —Digo riendo al mismo tiempo—. Estoy caminando lejos de ti ahora.
 
Vico se ríe. —Crees que eres tan atractivo y, sin embargo, hay una chica aquí mismo, que puede resistirse a tu encanto.
 
—Ella simplemente está escondiendo una pasión ardiente por mi buen aspecto —Peter réplica.
 
—¿Puedo tener las llaves para entrar en el apartamento? —le pregunto, con mi mano extendida.
 
Peter las saca de su bolsillo y las deja caer en mi mano.
 
—Aquí tienes chica.
 
Sonriendo, le digo—: Me he divertido, pero debo llegar a casa. Tengo ropa que lavar y toda esa ropa con la que tratar.

—Bueno, ve a buscar tu mochila, te llevare a casa.
 
—Podemos llevarla —interviene Vico—. Tengo que ir donde Cande de todos modos.
 
Hay una pausa, mientras Peter casi tartamudea. —Oh, por lo general soy la única persona que la lleva a su casa.
 
Pongo mi mano sobre él y digo—: Está bien. Probablemente no ha vuelto todavía.
 
—¿Quién no ha vuelto todavía? —pregunta Nico.
 
Mirándome por el rabillo del ojo, Peter simplemente responde lentamente—: Su madre.
 
Mis ojos escanean las caras tanto de Nico como de Vico. Tomando una respiración profunda, les digo todo. —Mi mamá es alcohólica. Realmente nunca he tenido amigos y nadie sabe de ello. Peter ha sido el único que lo ha visto. Normalmente no comparto esta información con la gente, pero ambos parecen dignos de confianza.
 
—No estás sola —dice Nico—. Mi padre fue un alcohólico la mayor parte de mi infancia. Tuve suerte de que mi madre lo abandonó cuando éramos pequeños. Eso destruyó su vida y la nuestra de alguna manera. No tuve un padre cuando se suponía que debía. Mi mamá era genial, pero a veces un niño necesita un padre y yo no tuve eso.
 
—No tengo padre y mi madre ha estado bebiendo la mayor parte de mi vida. No tengo hermanos, primos... nada, ninguna familia. Porque mi mamá era tan vergonzante y yo era tan socialmente torpe, me encerré en mi misma y no tenía amigos. Mi mamá puede trabajar y funcionar, pero cuando está en casa, es otra historia. —Resoplo.
 
—Bueno, lo entiendo —replica Nico—. Entonces, ¿por qué no te llevo a casa? Nada de eso me perturbará.
 
—Me parece bien —le respondo. Me doy vuelta y camino directo hacia Peter.
 
Baja la mirada y dice—: ¿Estás segura de esto?
 
Encogiéndome de hombros, le respondo—: Creo que sí. Alguien, distinto a ti, tiene que ver mi mundo algún día, ¿no? Tus amigos no van a mi escuela, y no creo que sean del tipo que decir algo.
 
—No, los patearía en algún lugar más doloroso que su espinilla, si alguna vez hacen algo para lastimarte.
 
Eso me hace sonreír. —Tan protector conmigo, y apenas nos conocemos.

—Creo que nos conocemos ahora —Peter responde, mientras sólo se queda mirándome. Lo miro en respuesta por un breve segundo. Tiene unos ojos muy bonitos y contienen mucha calidez.
 
—No es por interrumpirlos —grita Vico grita—.Pero tenemos que ponernos en marcha.
 
Girando, sacudo las llaves de Peter. —Voy a ir a tomar mi bolsa y mis cosas. —Por lo tanto, corro escaleras arriba y tiro todo en mi mochila.
 
Cuando me doy la vuelta, encuentro a Peter esperándome en la sala de estar.
 
—¿Tienes todo? —pregunta.
 
—Sí, gracias por el gran fin de semana. No tienes ni idea de lo que ha significado para mí, sobre todo el dejar que me quede. Me alegro de que no tuviera que estar en casa por mi cuenta.
 
Peter toma un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja.
 
—Siempre estoy aquí si me necesitas.
 
—¿No estás harto de mí? —le pregunto—. Soy como un lastre si quieres a otras chicas alrededor.
 
—Todavía puedo ir a citas si quiero —responde Peter—. Simplemente no he encontrado a alguien con quien salir.
 
Pongo mi mano sobre la suya. —Lo harás, te lo prometo. Eres un gran tipo, con mucho que ofrecer, y no me refiero a tu auto y moto. Quiero decir, tú personalmente, tienes mucho que ofrecer a una chica.
 
—Eres tan malditamente dulce —Se ríe de nuevo—. Un tipo va a ser muy afortunado de TENERTE. También lo digo en serio. —Agachándose me besa en la frente—. Será mejor que te pongas en marcha antes de que Vico tenga un infarto.
 
—Está bien —le digo—, adiós Peter.
 
—Adiós dulzura —responde. Con eso camino a la puerta y vuelvo a casa.
 
Por suerte mi mamá no está ahí cuando vuelvo. Me paso la noche lavando toda la ropa nueva. Cuelgo todo para que se seque, porque no quiero arruinarla de inmediato. ¿Debería usar algo mañana? Creo que lo haré.
 
Finalmente, estoy haciéndome una taza de té en pijama, y oigo la puerta abrirse. —¿Mamá? —grito.
 
─Sí, ¿quién más podría ser? —Se ríe.
 
Agarrando mi taza de té, entro en la sala de estar. Es entonces cuando me encuentro cara a cara con un hombre. Él es mucho más joven que mi madre, eso es seguro. —Uhmm, hola —murmuro.

—Hey —dice arrastrando las palabras—. Mi nombre es Howard.
 
—Soy Mariana —digo lentamente. Howard me da escalofríos en grande—. Es un placer conocerte, pero me voy a la cama.
 
Mi estómago se revuelve al caminar junto a él y subir las escaleras. Cuando llego a mi habitación, me encierro. Un espeluznante tipo en mi sala de estar, un espeluznante tipo en mi sala de estar.
 
Pongo mi té sobre mi mesita de noche y cojo un libro. Metiéndome en la cama, abro mi libro y lo leo. De repente, oigo una canción de rock sonando. En realidad, hace que sobresaltarme en la cama. Me siento allí por un momento antes de decir—: ¡Oh! —Me lanzo a través de mi habitación y agarro mi teléfono celular.
 
Dice que tengo un mensaje de texto. Me toma un minuto, pero finalmente lo abro.
 
El texto dice: Estoy aburrido.
 
¿De verdad Peter? Le escribo en respuesta: Estoy bebiendo té, leyendo y yendo a la cama.
 
Él responde: Eso es correcto. Alguien tiene ESCUELA por la mañana. ¡Ja, ja!
 
Mordiéndome el labio, escribo: Así que, hay un tipo espeluznante en mi casa. Su nombre es Howard. ¿Quién nombra a su niño así?
 
¿¡Estás bien!? Recibo como respuesta.
 
Yo digo: Sí, bloquee mi puerta. Voy a beber el resto de mi té e ir a dormir.
 
Peter responde: Muy bien, hablamos mañana. Buenas noches, nena.
 
Yo le escribo: Buenas noches, semental.
 
Mi té se ha enfriado y sólo bebo el resto. Apagando mi luz, me voy a dormir. Por supuesto, me quedo dormida con una sonrisa en mi cara.


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