miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capitulo 35

—Bueno, Nico es lindo —bromeo.

Ambos, Vico y Candela se echan a reír.


Capitulo 35

—No dejes que Nico te escuche decir eso —dice Vico—. Él tiene un ego tan grande como el de Peter.
 
—Sí, pero ustedes chicos son muy atractivos. Estoy sorprendida de que su ego no sea más grande.
 
Con un resoplido Candela responde.
 
—El suyo lo es, solo que lo esconde muy bien.
 
Eso me hace reír.
 
—¿Cómo le pediste a Candela salir la primera vez?
 
Vico entra en histeria.
 
—Está bien, Peter, Nicolas y yo hacemos esta cosa…
 
—No se lo arruines. En resumen, vino a mí y dijo: “me estaba preguntando si tenías un corazón extra porque el mío parece que ha sido robado”.
 
Mi mirada se centra en Vico.
 
—¿En serio?
 
Él se ríe.
 
—Síp. Pero ¡oye, funcionó!
 
—Fue tan patético que me hizo reír. Ya sentía una cosa por él, así que podría haber dicho cualquier cosa y yo habría dicho algo como… ESTÁ BIEN —declara Candela.
 
—Bueno, habría dicho algo más cursi si lo hubiera sabido —responde Vico.
 
Candela rueda los ojos.
 
—¡Oh Dios!
 
Mientras se levanta para sentarse con Candela, Vico dice—: ¿Tienes frío? porque puedes usarme de manta.
 
—¡Por Dios Vico! —exclama Candela empujándolo.
 
Los tres estallamos en risas. Nos calmamos cuando Courtney vuelve. Ella pone nuestras bebidas en la mesa.
 
—¿Qué puedo traerles de comer?

—Voy a querer una ensalada César —responde complacida Candela. Courtney asiente y luego me mira.
 
—Yo quiero una hamburguesa de queso —digo, entregándole el menú.
 
—No, no, no —dice Vico—. No puedes pedir solo la hamburguesa de queso; necesitas algo especial.
 
—Entonces ordena por mí.
 
Vico sonríe.
 
—¿Te gusta la cebolla? —Asiento. Se voltea hacia Courtney—. Apunta una hamburguesa Patty Melt para la señorita.
 
—Muy bien —dice Courtney—. Pondré la orden.
 
Se voltea y se va.
 
—Bueno —suspira Vico—. Necesito ir a trabajar. Señorita que tengan un buen almuerzo. Volveré tan rápido como pueda.
 
—Te amo —afirma Cande con una gran sonrisa.
 
Él le guiña un ojo.
 
—Yo también te amo nena. —Y volviéndose hacia mí, dice—: Te veo luego, Lali.
 
—Adiós —respondo despidiéndolo con la mano.
 
Cuando él ya se ha ido. Candela sonríe.
 
—Él es genial.
 
—Realmente lo es. —Estoy de acuerdo—. Los tres parecen ser buenas personas.
 
—Lo son —me responde—. Ahora, dime más de tu vida en la escuela.
 
Con un suspiro le comienzo a contar.
 
Comemos el almuerzo y está MUY bueno. Candela me pide que pruebe su ensalada así que como un poco y definitivamente veo por qué ordenó esto. Antes de irnos, Vico regresa para decir adiós. Dice que no tenemos que pagar por nada y Candela declara que ya lo sabía.
 
No recuerdo dónde está Rick´s, pero Candela sí. Nos detenemos y una de las puertas del garaje está abierta. No veo a Peter, sin embargo.
 
—Tú ve —susurro.
 
—¿Por qué iría? —contesta—. Es tu compañero.
 
Le suplico.
 
—¿Por favor?
 
—No —Candela se ríe—. Ve tú. Recuerda que quiere darte un beso.

Ahora la fulmino con la mirada.
 
—Traidora. —Sonríe con satisfacción. Yo gimoteo—. Bien. Allá voy.
 
Salgo del auto y me detengo un minuto. Finalmente respiro profundo y camino al edificio.
 
Hay unos chicos trabajando en un auto justamente frente a mí. Uno de ellos levanta la mirada.
 
—¿Podemos ayudarte?
 
Los miro cambiando mi peso de una pierna a la otra con incomodidad.
 
—Estoy buscando a Peter.
 
El mismo chico se levanta y grita—: ¡PETER!
 
—¿QUÉ? —lo escucho responder.
 
—Aquí hay una chica muy persuasiva que quiere verte —le grita el chico.
 
Unos segundos más tarde aparece Peter. Instantáneamente sonríe.
 
—Hola cariño.
 
—Hola —mascullo caminando hacia él—. Vine por la llave.
 
—Seguro —dice Peter buscando en su bolsillo. Saca la llave del anillo diciendo—: Aquí está.
 
Extiendo la mano.
 
—Gracias.
 
Pero no la suelta.
 
—No, uh, hay un precio.
 
—¿Qué? —pregunto desconcertada.
 
—Te dije que quería un beso. Me besas o me quedo con la llave.
 
Mis ojos se estrechan.
 
—No te besaré —siseo despacio.
 
—Entonces tendrás que esperar en las escaleras porque no podrás entrar al apartamento sin la llave —declara pestañeando.
 
—¿Por qué me haces esto? —me quejo.
 
Peter da un paso hacia adelante.
 
—Porque me encanta que te sonrojes, además, aún no he llenado mi cuota de besos.
 
—¡No tienes ninguna cuota de besos!
 
Sonríe satisfecho.

—Sí, la tengo y no está llena.
 
—¡Eres tremendo! Hay otras personas aquí —gimo.
 
—Sí, un montón de chicos. ¿No lo hace más incómodo? —Peter ríe.
 
—¡Esto no es divertido! —digo con el ceño fruncido.
 
—Solo bésame —contestas, dando un paso más cerca—. ¿Qué hay de malo?
 
—Te odio —le gruño.
 
Las llaves tintinean en el aire mientras las sostiene.
 
—Vamos Mariana. Solo un beso.
 
Suspiro y me levanto de puntillas. Nuestros labios se unen. Sus brazos me rodean instantáneamente y me empuja contra él. Eso hace que mi pecho se apriete. Cuando nos separamos, de pronto hay silbidos detrás de nosotros. Fulmino con la mirada a Peter y piso fuerte su pie. Deja caer las llaves mientras grita. Me doblo y las recojo.
 
—Gracias por las llaves y el beso.
 
Me mira de forma pícara.
 
—Oh, estoy en eso.
 
—Suéltalo —declaro contemplándolo.
 
—Tendrás mi venganza y será mala, mala, mala, mala —suspira Peter juguetonamente.
 
Mi sonrisa desaparece y digo—: ¡Sé bueno!
 
—No —responde—. Creerás que había sido bueno hasta ahora.
 
—Peter —lo reprendo nerviosamente.
 
Con una enorme sonrisa, se burla.
 
—Mariana. —Me guiña un ojo—. Ve a casa. Te veré en dos horas. Los de la mudanza irán con tus cosas.
 
—¿Qué me harás? —pregunto con ligereza y sin nervios.
 
—¡Aún no lo sé! pero será ¡ESPECTACULAR!
 
Suelto un gemido.
 
—Genial —digo suspirando.
 
Peter da un paso hacia delante y me da un beso en la cabeza.
 
—Te prometo que no será hoy. Ve a casa. Necesito terminar unas cosas.

—Está bien. Adiós —digo dando la vuelta. Tan pronto como estoy caminando, siento un golpe en mi trasero. Me giro y Peter tiene una toalla en sus manos—. ¡Dijiste que no sería hoy!
 
—¿Eso? Eso no es una venganza. Lo que te espera será ENORME. ¡ENORME!
 
—Genial —mascullo.
 
—Ve a casa nena. Estaré pronto allá —sonríe. Lo veo darse la vuelta e irse. Inclino la cabeza y pienso que luce realmente bien en uniforme. El darme cuenta me hace sonrojar. Me muevo de prisa y salgo del edificio. Por supuesto que Candela me pregunta qué pasó y todo lo que respondo es—: Nada.
 
Viajamos hacia el apartamento escuchando música. Mi mente corre con temor, pensando qué va a hacer para vengarse. Cuando llegamos al apartamento aumento la calefacción porque está un poco frío. Candela y yo hacemos té y nos sentamos hablar.
 
Hora y media más tarde, escucho la puerta abrirse. Nos volvemos y vemos a Peter entrando. Está sosteniendo unas flores. Por supuesto la primera pila es de lirios, pero las otras son rosas y púrpuras. Lo miro con extrañeza.
 
Camina hacia adelante y me arroja las flores.
 
—Esto es para ti querida.
 
—¿Esto es por? —pregunto oliéndolas.
 
—Oh, me gusta comprar flores así que probablemente tendrás muchas —bromea Peter. Se detiene y me besa la cabeza—. Tienes que decirme cuál es tu flor favorita.
 
—Tulipanes —respondo sin dudar.
 
—Bonitos —declara—. ¿Puedes poner las flores en un jarrón? Hay algunos arriba del estante. Iré a tomar una ducha.
 
—Sí. —Lo veo caminar por el pasillo y dejo salir un suspiro. Observo que Candela estrecha los ojos. Le siseo—. ¿Qué?
 
—Nada, absolutamente nada —responde. Candela se queda por un tiempo. Cuando la mudanza llega me ayuda a decidir dónde va todo. Peter se apoya contra la pared y se ríe de nosotras. Le saco la lengua. Él me dedica esa maravillosa sonrisa que me hace sonrojar por alguna razón.
 
Paso la tarde organizando mi habitación. Finalmente Peter se tumba en mi cama el resto del tiempo y habla conmigo. Se entretiene haciendo comentarios sobre la ropa interior que estoy guardando. Lo fulmino con la mirada y él sonríe.

Más tarde estamos en el sofá viendo una horrible película acerca de un cazador de demonios. Peter pidió que la viéramos en la oscuridad. Me estoy controlando para no matarlo. Desde media película me paso la mayor parte del tiempo escondiendo el rostro en la camisa de Peter.
 
—¡Tienes que verla! —me reclama.
 
—Lo estoy haciendo —mascullo en su pecho.
 
—La película no está en mi camiseta —se ríe—. MIRA la película.
 
Temerosa lo hago. Peter sostiene mi mano y la aprieto tan fuerte como puedo. Cuando la película termina, solo me quedo ahí sentada. Él me mira y sonríe.
 
—Entonces dime ¿qué te pareció?
 
—Duermo en tu cama hoy —declaro mirándolo fijamente.
 
—Pero ¿por qué? —Se acerca.
 
Ruedo los ojos.
 
—¡Porque no seré capaz de dormir sola! ¡Muchas gracias!
 
—Cobarde.
 
Lo golpeo en el brazo con las dos manos.
 
—Bien. ¡Dormiré sola!
 
Peter se ríe más fuerte.
 
—Te daré media hora antes de ir a mi habitación.
 
—Bien, ¡tú eres el que me hizo ver esa ridícula película!
 
—No es real —responde dramáticamente.
 
Frunciendo el ceño, chasqueo.
 
—Sí bueno, creo en apariciones y todo eso. Así que sí me asusta.
 
—Bien, es media noche. Preparémonos para ir a la cama. Puedes dormir en mi habitación SUPONGO. —Se queja sarcásticamente.
 
Lo empujo.
 
—Lo que digas. Iré a ponerme mi pijama.
 
Entro en mi habitación. Me aseguro de encender la luz. Es realmente brillante. No hay sombras en la habitación. Me pongo un pijama cálido. Hace frío esta noche. Además, es muy cómoda.
 
Caminando fuera de la habitación encuentro a Peter cepillándose los dientes. Está en pantalón de pijama sin camiseta. Cerrando la pasta de dientes Peter me mira.
 
—Lindo pijama.

—No tienes camiseta —contesto y me quedo mirándolo.
 
Él se mira.
 
—Que astuta. Estoy planeando ponerme una. A menos —sonríe—, que me prefieras sin ella.
 
—¡Eres un tonto! —digo con un poco de brusquedad. Camino y lo empujo apartándolo del lavamanos.
 
—Déjame cepillarme los dientes.
 
De pronto, estoy en los brazos de Peter.
 
—Oh, oh, uh, oh, estás tocando mi piel desnuda otra vez, uh oh. ¿No te hace eso sentir caliente y molesta Mariana?
 
Me río histéricamente.
 
—Bájame tonto.
 
Muy suavemente me baja al piso.
 
—Eres muy tímida conmigo aún. Soy yo. Me has visto más piel que muchas chicas. Vivimos juntos. Te prometí que nunca me verías desnudo. Bueno, a menos que quieras.
 
—¡Oh Dios mío! —grito—. ¡Supérate!
 
—¿Qué si te quiero sobre mí? —bromea.
 
Con toda mi fuerza lo empujo fuera del baño.
 
—¡Sal!
 
Él ríe y camina hacia su habitación. Ruedo los ojos dramáticamente, aunque no pueda verme. Luego me cepillo los dientes y apago la luz del baño.
 
Ahora queda un suave resplandor que viene de la lámpara de Peter. Prácticamente corro por el pasillo y salto sobre su cama. Él abre los brazos.
 
—¿La película te asustó tanto?
 
Jalo el cobertor de mi lado hasta arriba.
 
—Sí. Te dije que creo en fantasmas.
 
—Bueno, de ningún modo te atraparán —me asegura apagando la luz. Me muevo para estar tan cerca de él como es posible. Pero con la cara vuelta hacia el otro lado.
 
—Usualmente duermes dándome la cara, ¿por qué el cambio?
 
—Así puedo ver cuando vengan por mí —digo con nerviosismo.
 
Peter se voltea y me pone contra él.
 
—Te mantendré segura de esas cosas que aparecen en la noche.

—Más te vale —suspiro. Nos quedamos quietos por un tiempo, entonces pregunto—: ¿Estás despierto?
 
Hay una risa detrás de mí.
 
—Si no lo estuviera, acabarías de despertarme.
 
—Cierto —respondo—. ¿Crees en fantasma?
 
—No sé si hay fantasmas, pero creo que hay cosas que no podemos ver.
 
Me doy la vuelta y lo miro.
 
—¿Alguna vez has visto uno?
 
—No, pero viví en una casa donde ese tipo de cosas pasaban. Por suerte, no viví ahí mucho tiempo. Era pequeño y estaba asustado de que algo en esa casa viniera por mí —declara Peter.
 
—¿Qué clase de cosas pasaban? —pregunto
 
—Déjame ver —comienza—. Podías escuchar personas hablando cuando no había nadie en casa. Una noche estaba en el baño y escuché a un niño susurrándome cosas al oído. Confía en mí, no había nadie alrededor. Otra noche, unos chicos y yo estábamos usando la tabla Ouija. Éramos otros dos chicos y yo. Uno de ellos se salió diciendo que eso era una falsedad y blah, blah, blah, blah. Bueno, fue al baño, el otro chico y yo decidimos hacerlo durante su ausencia. Mi espalda estaba casi contra la puerta del closet y este otro chico estaba contra la pared. Estábamos diciendo cosas sin sentido, cuando de pronto él preguntó. ¨Muéstranos una señal de que estás aquí¨ y la vela que estaba entre nosotros se disparó hacia arriba por el aire.
 
Me estremecí haciendo una mueca.
 
—¡Eso es terrorífico!
 
—Oh no. Miedo fue cuando vi la cara del otro chico. Él estaba mirando detrás de mí y estaba blanco, más allá del color blanco. Cuando me volví para ver lo que lo había asustado la puerta del closet se cerró de golpe. Nos levantamos y corrimos lo más rápido que pudimos. Cuando pregunté qué pasó. Él dijo ¨la vela se levantó y luego la puerta del closet empezó a abrirse despacio”.
 
—No estás diciéndolo en serio ¿verdad? —pregunto.
 
Peter me mira.
 
—Oh no, lo estoy diciendo mortalmente en serio.
 
—¿Lo prometes?
 
Él asiente.

—Te lo prometo. Más tarde entramos en la habitación. Necesitábamos ver lo que había en el closet. Así que caminamos hacia el closet y tomé la manija de la puerta —Peter hace un pausa por un segundo y mi corazón golpetea—. Abrimos la puerta lentamente y de pronto…
 
Peter grita y me agarra.
 
Grito deseándole un asesinato sangriento. Me detiene y me pone sobre él.
 
—¡Te odio! —le grito golpeándolo.
 
Se ríe tan fuerte que se le salen las lágrimas.
 
—Oh Dios mío, eso fue increíble.
 
—Prometiste que era cierto —lo regaño sentándome sobre él.
 
Pone las manos detrás de su cabeza.
 
—Lo que te prometí que había pasado, pasó. La última parte no pasó. Tratamos de no volver allí si no teníamos que hacerlo.
 
—¿Cómo diablos voy a dormir? —pregunto cruzada de brazos.
 
—En mis brazos —dice Peter.
 
—Oh sí, ahora tengo más miedo de ti que del fantasma.
 
Peter cruza los dedos sobre el corazón.
 
—Cruz en mi corazón, no te asustaré más.
 
Mis ojos se estrechan.
 
—¿Lo prometes?
 
—Sí, lo prometo. Ven y recuéstate.
 
Me tumbo en la cama a su lado. Él se da la vuelta y me mira. Suspiro.
 
—¿Por qué me quedo contigo?
 
Saca su mejor sonrisa malvada,
 
—Porque me amas, no lo niegues.
 
Gimo y me muevo lejos de él. Me jala y me pone de vuelta contra él.
 
—Buenas noches Peter —suspiro.
 
—Buenas noches, Lali.

18 comentarios :

  1. Ay hasta yo me asuste al leer jaja pobre lali sustote que le dio peter
    Subí más noveee me encanta

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  2. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  3. jajajajajaja se pasa peter
    yo tambien quiero dormir entre sus brazos
    quiero masssss
    beso

    ResponderEliminar
  4. Ah peter se lo hizo al propi para que durmie no el! Quiero más! Besos Naara

    ResponderEliminar
  5. masssssssssssssssssssssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  6. se lo hizo al propósito para que duerma con el es su venganza que va a pasar cuando este con Pablo porque seguro eso va a pasar!

    ResponderEliminar
  7. Peterr!!!!!yo tmbien quiero dormir en tus hermosos brazos jajajajaj , lalai tiene que empezra aceptar que le pasa cositas con ell!!!!!!

    Att: andres antequera
    @AntequeraCruz
    Laly angels

    ResponderEliminar
  8. más más más más más maratón !!!

    ResponderEliminar
  9. Otrooo, quiero saber que va a pasar si lali en realidad consigue la cita con pablo porque no creo que peter solo la quiera como amiga!

    ResponderEliminar
  10. subii maas porfiiiisss. hoy no subiste en todo el diaaa:(:(:((:

    ResponderEliminar
  11. que pacho estoy triste quiero cap!

    ResponderEliminar
  12. hicieron huelga! No postean ninguna! =$

    ResponderEliminar