lunes, 15 de julio de 2013

Capitulo 8

Capitulo 8

Peter nunca lo admitiría, pero se despertó a las 6:07. A pesar de su incapacidad de dormir por pensar en Lali, aún se levantó temprano, prácticamente temblando de la emoción. Saboreó la idea de pasar todo el día con ella, incluso si era en un lugar público tomando fotos.

El tiempo parecía no pasar más, por lo que Peter hizo un rápido viaje a la tienda y estuvo en el parque a las 7:30, pensando que mejor la esperaría. Sólo que no tuvo que esperar. Ella ya estaba allí.

No habían acordado un punto de encuentro, por lo que Peter creyó que debería caminar hacia el lugar donde la había visto por primera vez. Él no solía ser una persona muy sentimental, pero ese día, ese primer momento en que la vio, estaba grabado a fuego en su memoria.

Cuando llegó a la pequeña colina que llevaba al banco bajo el árbol, Peter se detuvo en seco. Allí, sentada bajo la débil luz del sol de la mañana, estaba Lali.

Ella estaba sola. El parque seguía tranquilo y vacío a su alrededor. Como siempre, llevaba una tranquila pero triste sonrisa mientras veía atentamente algo. Peter siguió su mirada y vio dos ardillas bajo un árbol. Estaban corriendo, persiguiéndose en un patrón espiral, primero subiendo por el tronco y luego bajando para corretear entre las hojas caídas. Aunque eran dulces y entretenidas, Peter no las encontraba tan fascinantes como la chica que las observaba.

Avanzando, con cuidado de no hacer ruidos que le alertaran de su presencia, Peter se arrodilló para sacar su cámara del bolso, dejando la otra a sus pies.

Tomó fotos de Lali sonriendo mientras las ardillas seguían corriendo. Tomó fotos de ella cerrando los ojos y reclinando la cabeza hacia el sol. Tomó fotos de ella mirando a la distancia, como perdida en sus pensamientos. Y tomó fotos de ella moviendo la cabeza, como si esos pensamientos fueran demasiado fuertes.

Peter la observó por casi una hora antes de comprender que estaba llegando técnicamente tarde. Volviendo a guardar la cámara, tomó el regalo del segundo estuche y se puso de pie para dirigirse a Lali.

Ella debió haber oído sus pasos cuando se acercó. La cabeza de Lali se volvió hacia él y le sonrió ampliamente. Casi demasiado ampliamente.

Peter supo inmediatamente que ella notó lo que llevaba. Vio su sonrisa desaparecer y su barbilla temblar. Cuando se detuvo frente a ella, vio lágrimas en esos hermosos ojos marrones.

—¿Qué es eso? —preguntó, con un deje de temor en su voz.

—Es un regalo. Para ti —dijo Peter, ofreciéndole el moño atado al gran globo rojo que tenía.

Lali se estiró y tomó el globo, con lágrimas en las mejillas.

—Gracias —susurró.

Peter estaba desconcertado. Creyó que la haría feliz, no llorar. Jugueteando con las correas de sus bolsos, confesó:

—No quería molestarte.

Lali sacudió la cabeza, luchando visiblemente para contener sus emociones.

—No lo hiciste. Es sólo… es tan… sólo estoy feliz. Eso es todo. Fuiste muy amable.

Sin saber qué más hacer, Peter se sentó a su lado. Lali miró el globo un rato más antes de volver a hablar.

Mirando de reojo a Peter, dijo:

—Me recuerdas.

Sosteniendo su mirada, Peter asintió.

Lali volvió a mirar el globo.

—Tuve cáncer de riñón. Oncocytoma. Me removieron el riñón izquierdo y estaban bastante seguros de haber sacado todo, pero aún tuve que hacer quimioterapia y algo de rayos. Estaba tan enferma en mi tratamiento que no tenía ganas de usar mi cámara. Veía un montón de cosas maravillosas a las que quería sacar fotos, pero nunca parecía tener ganas. Me prometí que si sobrevivía al último tratamiento, traería un globo rojo al parque y le tomaría una foto volando en el cielo. Cuando estaba tan enferma que apenas podía mantener mi cabeza, cerraba los ojos e imaginaba ese momento. Creo que en mi cabeza, era como ver al cáncer desaparecer.

Peter se mantuvo en silencio. No había palabras para expresar cómo se sentía. De ninguna manera podía decirle que su corazón se rompía por ella, que preferiría haber pasado por la quimio él para que ella no tuviera que sufrir. Sabía que sonaba absurdo, probablemente fuera absurdo, pero en su alma sabía que era verdad. De alguna manera, Lali lo había sacudido.

Aunque acababan de conocerse, Peter no quería nada más que tomar a Lali en sus brazos y protegerla del mundo, del dolor, de la enfermedad, del sufrimiento y la decepción. Quería mantenerla a salvo y feliz, darle una vida sin preocupaciones.

Los dedos suaves y fríos de ella en su brazo lo regresaron al presente.

—Gracias —repitió.

Las palabras por sí solas eran suficientes, pero en su mirada había una emoción y gratitud tan profunda que no podía entender. Ella lo apreciaba en una forma que la mayoría de la gente nunca lo hacía. Lo apreciaba como alguien que había perdido casi todo y que nunca daría otro día y respiración por sentado mientras viviera. Lo apreciaba como alguien que había mirado a la muerte a los ojos. Y sobrevivido.

—Un placer. —Consiguió decir Peter para disimular el nudo de emociones indescriptibles que tenía en su garganta.

Vio a Lali salir de su pozo de malos recuerdos y decidirse a vivir la felicidad del momento, del ahora. Sus labios se curvaron en una gran sonrisa y sus ojos brillaron de placer.

Ella se levantó del banco y estiró la mano hacia él.

—Vamos. Tenemos que dejar ir a este bebé y tomar unas fotos.

Peter, incapaz de recuperarse tan rápidamente, tuvo que esforzarse para poder devolverle la sonrisa. Pero lo hizo. Y luego le tomó la mano y se puso de pie.

—Guíame.

Ella sonrió picaronamente y lo arrastró a la fuente. En ese momento, Peter supo que la seguiría adonde fuera.

***
Se quedaron sin película para el almuerzo. Peter había llevado seis rollos más los que estaban en cada cámara, pero los habían acabado en nada de tiempo. Lo divertido era, que Peter sabía que cuando las revelara, habría muy pocas imágenes del globo flotando. Aunque ambos habían tomado algunas fotos, habían preferido pasar ese momento observándolo irse.

Un sollozo lo hizo mirar a Lali. Ella tenía la cabeza reclinada al cielo y las lágrimas caían por su rostro a su cabello debajo de sus hombros. Se sintió incómodo mirándola, aunque realmente quería hacerlo, por lo que se obligó a volver a mirar el globo. Pero se había sentido obligado a hacer algo, lo que fuera para reconfortarla y apoyarla, por lo que le tomó la mano, sosteniéndola con las suyas mientras estaban recostados en el pasto.

Ella lo dejó sostenerla por un rato, incluso después de que sus sollozos hubieran muerto. Peter podría haberse quedado así por siempre, sentado con Lali, sosteniendo su mano y mirando al cielo perfecto, pero la intimidad fue destruida por un grupo de niños con cometas que salieron de la nada.
Peter sabía exactamente cómo se sentía cuando oyó a Lali suspirar.

—¿Quieres ir a almorzar? Yo invito —preguntó alegremente. Aunque la mañana había pasado increíblemente, de repente se sintió incómodo.

Lali lo miró solemnemente, casi haciendo que su corazón se hundiera de decepción. Pero entonces sonrió.
—El almuerzo suena genial, pero sólo si yo puedo pagar.

—Nop. Yo lo haré.

—Absolutamente no. ¡Gasté toda tu película! —replicó ella.

—Para eso la traje. Por lo que igualmente pago yo.

Lali comenzó a discutir y Peter puso un dedo sobre sus labios. Se suponía que fuera un gesto juguetón. Sí, para Peter tenía el gran beneficio de ser una excusa para tocarla, pero realmente quería que fuera juguetón. Rápidamente se volvió más serio, cuando la mirada de Lali se encontró con la suya y la sintió entreabrir los labios. Peter perdió la consciencia de todo a su alrededor, excepto por la sensación de la suave boca de Lali contra su piel.

Lentamente, Lali levantó su mano y envolvió con los dedos su muñeca para quitarle la mano lo suficiente para hablar.

—Entonces la próxima invito yo. ¿Trato?

Con tal de asegurarse que hubiera una próxima vez, Peter habría accedido a lo que fuera.

—Trato —dijo—. Entonces, ¿qué tipo de comida te gusta?

—Todo y lo que sea. No soy exigente. —Con la gran sonrisa de Peter, Lali preguntó—: ¿Qué?

—Sólo que es un buen cambio, eso es todo.

—¿De qué?

—De las chicas superficiales que no comen. Preferiría a una como tú cuando fuera.

—Oh —dijo Lali, con una sonrisa tímida—. Gracias.

Peter realmente quería estarse y acariciarle las mejillas sonrosadas. Pero no lo hizo.

—¿Entonces qué te parece comida mejicana?

—Suena bien. ¡Amo los nachos! Con mucho queso. Y jalapeños.
—¿Jalapeños? ¡Oh por Dios, te amo! —exclamó Peter mirando al cielo.
—Amo la comida picante.
—Igual que yo. Y tengo el lugar ideal para eso.

Entonces, Peter guió a Lali a su auto y se fueron juntos a uno de los restaurantes favoritos de la familia de Peter

9 comentarios :

  1. Hayyyyyy buenicimo!!!!!!!!!!! te paso mi correo es leti2311@gmail.com
    para que me envíes la nove el jardín de atrás !!Cuando tu puedas


    Muchas gracias !!
    Perdon la molestia es que no se porque no puedo descargarla !!!!

    Esta nove esta genial !! me da pena lali !!

    Besoss
    leti

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  2. Quieeeeeero mas, me encanta! Beso :)

    arii

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  3. mas mas que me encantra uno mas uno mas porfa

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