Capitulo 20

Capitulo 20

Al día siguiente, Lali evitó a Peter. Ella no era grosera, como tampoco era tan evidente que fuera doloroso, pero él sabía que lo estaba evitando. Ella llegó tarde al Laboratorio de Química y se apretó en una silla a la derecha cerca de la puerta, lejos de Peter. Se fue tan pronto como sonó la campana. Lo único que salvara a Peter habría sido su clase de Fotografía compartida, pero el señor Gault hizo asignaciones individuales. Peter estaba en el campo. Lali estaba en el gimnasio, donde el sol de la tarde entraba por todas las ventanas. Ella no era la única a la que le habían asignado el gimnasio, así que no había ninguna posibilidad de que Peter pudiera atraparla ahí a solas y hablar con ella. No estaba realmente preocupado, pensando que tendría una oportunidad al día siguiente para probar las aguas con ella.

Sólo que no la tuvo.
 

Lali hizo un trabajo increíble al evitarlo durante toda la semana, y cuanto más tiempo pasaba, más enojado se ponía Peter. No sólo estaba preocupado por la reacción de ella a todo el debacle de su estómago, sino que había llegado a darse cuenta de que era cada vez más miserable sin ella.
 

Él no podía dejar de preguntarse si evitarlo le estaba causando daño a Lali. A pesar de que actuaba diferente, ella seguía siendo dulce, soñadora y sonriente cuando la veía. Los oscuros círculos debajo de sus ojos y la palidez inusual de su piel lo hicieron dudar. También le daba miedo. No podía descartar que ella tuviera un legítimo problema de salud, lo cual lo preocupaba aún más que el que ella lo evitara. Con todo, Lali estaba volviéndolo loco.

Para el momento en que el viernes había llegado, Peter estaba de un humor terrible y había decidido que iba a hacerle una visita a Lali el sábado. Si podía esperar tanto. Por lo menos, tenía que saber que ella estaba bien, físicamente.
 

—¿Vienes esta tarde? —preguntó Pablo esta mañana cuando Peter llegó hasta su casillero. Peter estaba totalmente fuera de contacto con lo que estaba pasando con sus amigos. No había hecho nada más que obsesionarse con Lali. Sabía que sus amigos le habían mantenido dentro del círculo, pero él simplemente había seguido sus palabras y planes sin prestar atención.
 

—¿Eh? —Peter no tenía ni idea de que estaba hablando Pablo.
 

—Amigo, te dije el martes que tendría una fiesta previa al partido en mi casa esta tarde. Dijiste que ibas a venir.
 

—¿Lo hice?
 

Pablo soltó un bufido.
 

—Si lo hiciste. ¿Cuál es tu problema, amigo?
 

—Sólo que tengo muchas cosas en mi mente.
 

—¿Tal vez mucho de una morena de un metro con cincuenta y dos centímetros?
 

—Déjalo, Pablo. No estoy de humor.
 

—Puedo ver eso —murmuró—. Pero si quieres un poco de ánimo, especialmente del tipo que incluye buen licor, pásate por mi casa.
 

Con eso cerró su casillero y se alejó. Peter suspiró, arrastrando los dedos por su cabello con frustración, como lo había hecho miles de veces últimamente. Lali había puesto su mundo patas para arriba y ahora se sentía perdido sin ella. Era todo en lo que podía pensar y eso estaba arruinando su vida.
 

Después del almuerzo, Peter decidió ir donde Pablo. Podría beneficiarse con la distracción. Además, quería probarse a sí mismo que podía hacerlo igual de bien sin Lali, como parecía que ella estaba haciéndolo sin él.

Peter condujo alrededor por un rato antes de llegar donde Pablo. Antes de darse cuenta a donde estaba yendo, estaba en la calle de Lali. Él se había preguntado muchas veces que estaría haciendo ella este viernes por la tarde. Cuando vio un jeep estacionado frente a su casa, sin la capota y con las puertas abiertas para disfrutar de la belleza del sol de la tarde, Peter pensó, con su corazón hundido, que sabía exactamente lo que Lali estaba haciendo. O por lo menos con quien estaba pasando el tiempo.
 

Benjamin.
 

Apretando sus dientes y usando cada gramo de su fuerza de voluntad para no alejarse rápidamente, Peter dio vuelta al auto y se dirigió hacia donde Pablo.
 

Cuando llegó, la fiesta estaba en pleno apogeo. Como siempre, Mery estaba en el centro de todo, rodeada de un grupo de sus amigos. Desafortunadamente, eso no le impidió verlo. Inmediatamente los dejó y se dirigió hacia él.
 

—¿No podías quedarte lejos, eh? —se regodeó.
 

—No estoy aquí para verte, Mery. Estoy aquí porque es la fiesta de mi mejor amigo. Por eso.
 

Peter empezó a alejarse, pero Mery le cerró el paso.
 

—No sé por qué estás haciendo esto. Sabes que debemos estar juntos. Pero si realmente necesitas tener tu... flirteo con esa chica, entonces puedo esperar. Así de mucho te amo.
 

Peter examinó la perfecta cara de Mery. Sonrió cuando no vio absolutamente nada bajo esa apariencia perfecta. Era fría y superficial y no tenía idea lo que era el amor verdadero. Hasta recientemente, él tampoco lo sabía. Pero lo sabía ahora. La forma en que se sentía por Lali hacía palidecer lo que había sentido por Mery. La ridícula declaración de Mery le dio ganas de reírse. Pero no lo hizo. No tenía sentido remover el avispero.
 

—No estoy teniendo una aventura, Mery —dijo Peter de forma casual, antes de volverse para buscar a Pablo. Estaba comenzando a lamentar haber venido.

Cuando Peter encontró finalmente a Pablo. Él estaba en la sala de grabación con Charlie y Robert. Estaban de pie en el bar detrás de la mesa de billar, preparando las cosas para hacer unos tragos de tequila. Sabía por experiencia que sólo estaban desahogándose. Emborracharse e incluso estar un poco tomados antes de un partido estaba estrictamente prohibido. Habrían sido echados a patadas del equipo, sinhacerles preguntas, si eso pasara alguna vez.
 

—¡Hora de los tragos, amigo! —dijo Pablo cuando Peter se quedó parado en el umbral de la puerta.
 

Peter lo consideró. Quería desesperadamente olvidar a Lali sólo por un corto tiempo, pero sabía que eso no iba a suceder. Ni todo el tequila del mundo podría sacarla de su mente, y él lo sabía. Ella estaba en su cabeza y corazón para quedarse.
 

Con una sonrisa, declinó cortésmente.
 

—No, pero gracias hombre. Me dirijo a casa. Solo quería pasar por un segundo. Los veré esta noche.
 

Sacudiendo su cabeza con lástima, Pablo caminó alrededor de la mesa de billar y se acercó a Peter.
 

—Estás mal, ¿cierto?
 

Peter sabía que Pablo no lo estaba acosando, lo podía decir por su tono. Él simplemente estaba diciendo lo que pensaba que era un hecho. Y justo sucedía que tenía la razón.
 

Sonriendo, Peter golpeó su puño contra el que le presentaba Pablo. No respondió la pregunta de Pablo, ni siquiera reconoció que la hubiera oído. Pero en sus mentes eso significaba que estaba de acuerdo.
 

—Nos vemos esta noche.
 

Con eso Peter se volvió y salió de la casa, sin siquiera mirar en dirección a Mery a su paso. Sólo quería salir de ahí. Si no podía estar con la persona que más quería, prefería estar solo.

***

Debido a su ritual de los viernes y su habitual ausencia de la casa, la familia de Peter había hecho un hábito de salir a cenar antes de sus partidos. Stefano conduciría el autobús al club de campo donde su madre, Olivia, se encontraría cada viernes en la tarde, gobernando el mundo Middleton. Luego, más tarde, los dos se encontrarían con el padre de Peter en el restaurante cuando saliera del trabajo. Bartolome Peter creía en el ritual, incluso más que en su propia vida. Siendo ese el caso, Peter sabía que tendría la casa para sí mismo, que era exactamente lo que quería, estar miserablemente en paz.
 

Estaba tirado en el sillón, mirando el techo, perdido en sus pensamientos, cuando oyó la puerta del garaje. Su padre pisando fuerte al entrar en la sala de estar.
 

—¿Que estás haciendo aquí? —Su rostro era una nube de tormenta, y Peter se puso inmediatamente cauteloso, sin importar que él podría haberle preguntado lo mismo a su padre.
 

Lentamente como si la velocidad de sus movimientos pudiera calmar el temperamento de su padre, Peter se sentó.
 

—Fui a donde Pablo por un rato y luego decidí volver a casa antes del partido.
 

—¿Dónde está Mery?
 

—Papá, te dije…
 

—Y yo te dije que tu futuro era más importante que cualquier cosa en este momento ¿Cómo puedes ser tan egoísta e irresponsable?
 

Peter quería señalar que romper con alguien que había llegado a aborrecer no era la definición de irresponsable, pero no dijo nada. Sabía por años de experiencia que, en casos como estos, el silencio era su mejor opción. Así que se sentó, mirando tranquilamente a su padre, deseando haber estado donde Pablo después de todo.
 

—Bueno, empaca una maleta mientras estás aquí. Nos vamos al lago el fin de semana.

Bartolome Lanzani dio media vuelta y se alejó en dirección a su oficina, cerrando la puerta a cualquier conversación. En cierto modo, Peter se sintió aliviado. Podría haber sido mucho peor. Pero el gobierno dictatorial de su padre aún ardía en sus entrañas. Peter no veía la hora de salir de casa y comenzar su propia vida en otro lugar.
 

Mientras se dirigía escaleras arriba, su deseo de escapar de su padre dio paso a los sentimientos familiares de culpa y obligación. Peter tenía miedo de que su madre y hermano en la casa sin la protección de él tuvieran que soportar el peso del temperamento de su padre. Aunque era mucho más joven que Stefano cuando su padre le pegó con sus puños la primera vez en un ataque de rabia, Peter sabía que en suausencia, su padre se volvería sobre su hermano pequeño después de todo. Y Peter no podía dejar que eso sucediera. 

 

Apartando esos pensamientos, Peter obedientemente empacó su maleta. Su visita a la casa de Lali tenía que suceder más pronto de lo esperado.
 

***

Peter no creía que alguna vez hubiera tenido un peor juego. Había sido atrapado en tres ocasiones, había perdido el balón dos veces y había lanzado cuatro intercepciones. Ésta debía ser la falla más grande de su carrera en la historia del mundo. Suconcentración no había sido la mejor desde el principio, pero una vez que había visto a Lali en las gradas con Benjamin, las cosas habían ido cuesta abajo a un ritmo alarmante.
 

No ayudó que ocasionalmente Peter vislumbraba a su padre, mirándolo desde la grada. Casi podía sentir el calor de su ira y la decepción hasta el fondo del campo. Su madre sin duda lo había notado, ella se veía tan nerviosa como un pavo en acción de gracias. Stefano estaba curiosamente ausente. Peter esperaba que él tuviera el suficiente sentido común para quedarse con sus amigos cerca del puesto de comidas, lejos de Bartolome Lanzani.
 

Tan importante como lo era todo eso, sin embargo, Lali tomaba la mayor parte del espacio en el cerebro de Peter. Incluso cuando no estaba mirando, él la estaba imaginando en su cabeza. Una vez, miró hacia arriba y vio a Benjamin con su brazo alrededor de ella, con la cabeza inclinada hacia ella mientras le hablaba al oído. La sangre de Peter ardió con el deseo de lanzar el balón a las gradas tan fuerte como pudiera y darle directamente a Benjamin en el lado de su perfecta cabeza rubia.
 

Pero no lo hizo. En cambio, él jugó increíblemente mal al fútbol americano.
 

Sí, eso lo mostraría, Peter pensó sarcásticamente. 

 

Al final del juego, Peter tenía un poco menos de conflicto acerca de pasar el fin de semana en el lago. Sí, estaría atrapado con su padre contrariado, pero esperaba encontrar distracción allí. Cualquier cosa que lo ayudara a no pensar constantemente en Lali era una buena alternativa en lo que a él concernía. Una clara ventaja sería que él no podría verla, lo que no era una mala idea en todo caso, con Benjamin obviamente merodeando. Al menos él sabía que ella estaba bien. Si estuviera enferma, no estaría en el juego. Quizás la piel pálida y las ojeras significaban que era tan miserable como él. Por otra parte, no parecía muy triste esta noche.
 

Sacudiendo la cabeza para despejarse, Peter decidió que no le temía tanto al viaje como lo había hecho antes del partido. Necesitaba estar lejos de Lali. Si no podía estar con ella, tenía que encontrar una manera de no torturarse con ella. Tal vez encontraría eso en el lago.

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