sábado, 13 de julio de 2013

Capitulo 4

Capitulo 4

—¿Qué son esos? —preguntó Lali a toda prisa, como si estuviera ansiosa por cambiar de tema. Sus ojos habían cambiado, y ella estaba mirando más allá de Peter hacia el final de la suma definitiva a la pared del fondo, donde había una hilera de macetas alineadas en un solo estante. Las flores que emergían de ellas lucían muy diferente a las otras orquídeas.

—Creo que son orquídeas nocturnas. La flor se abre sólo por la noche y luego se cierra de nuevo durante el día.
 
—Son increíbles —exclamó ella, deslizándose al lado de Peter para investigar más a fondo las flores de aspecto modesto. A su paso, un ligero aroma flotaba envolviéndolo. Incapaz de detenerse, Peter inhaló. Lavanda. De alguna manera, el delicado aroma encajaba perfectamente con Lali.
 
—Me encantan las flores, casi tanto como me encanta la fotografía —musitó Lali suavemente, pasando un dedo por una hoja verde—. Hay pocas cosas que me hacen feliz. —Peter notó que, mientras hablaba, acariciaba distraídamente el pequeño bolso negro de su cámara que colgaba de su lado izquierdo.
 
Para gran consternación de Peter, la campana eligió ese momento para sonar. No parecía posible que el recreo ya se hubiese acabado.
 
—Wow, eso fue rápido —observó Lali, volviéndose hacia la salida.
 
Sin decir una palabra, Peter guardó la cámara en su bolso y se lo echó al hombro. Hizo un gesto para que Lali fuera adelante hacia la puerta, flexionando los dedos para evitar poner su mano en la parte baja de su espalda al pasar. Nunca había querido tocar a otra persona tanto en toda su vida.

Ambos guardaron silencio mientras se abrían camino de regreso a la escuela. Peter miró a Lali a medida que caminaban. Tenía los ojos fijos en el suelo. No podía dejar de preguntarse qué estaba pensando.
 
Demasiado pronto, estaban de vuelta en la puerta frente al laboratorio fotográfico y Peter se encontró sin saber qué decir. Él sabía que lo que dijera pondría fin a su tiempo con Lali, un hecho por el que habría hecho cualquier cosa por evitar.
 
—Bueno, gracias —dijo finalmente, sonriendo tímidamente hacia él—. Realmente aprecio...
 
—Ahí estás —exclamó Mery, doblando la esquina hacia el pasillo—. He estado esperándote en tu casillero. —Haciendo su camino rápidamente hacia el lado de Peter, Mery enganchó su brazo alrededor de él y sonrió brillantemente a Lali—. ¡Hola! Soy Mery.
 
—Hola —dijo Lali, una sonrisa tolerante curvando sus labios—. Soy Lali.
 
Obligándose a no alejar a Mery como quería hacer desesperadamente, Peter observó el rostro de Lali. Aunque era sutil, pensó que podía detectar una diferencia en su sonrisa. Parecía un poco más fría, aunque sospechaba que nadie más lo hubiera notado. Él acababa de prestar una cantidad excesiva de atención a su sonrisa. Estaba empezando a sentir como algo sin lo cual no podría vivir, lo que era ridículo. Ridículo, pero cierto.
 
—Siento lo de antes —dijo Mery, arrugando la nariz. Peter se sorprendió por el cambio en su comportamiento. Ella parecía casi... genuina—. SPM(Síndrome Pre-Menstrual). No es una excusa, pero al menos es una explicación.
 
La sonrisa de Lali se hizo un poco más cálida, no del todo, para sorpresa de Peter. Se imaginó que era del tipo de las que perdonaban.
 
—Sé lo que es. —Simpatizó.
 
—¿También estás en Fotografía?

—Sip.
 
—Pobre Peter, tiene que tomar una clase como ésta para hacer de él el mejor candidato para las mejores escuelas, pero odia cada minuto de ella. No está exactamente inclinado por lo artístico —bromeó Mery, tocándole las costillas.
 
Interiormente, Peter puso los ojos en blanco. Mery no lo conocía en absoluto.
 
Lali no dijo nada. Aunque siguió sonriendo a su manera pacífica, Peter vio la piel entre sus cejas fruncirse. Un gesto pequeño apareció allí por el espacio de un latido del corazón antes de que desapareciera como si nunca hubiera existido. Aclarando su garganta, Mery cambió rápidamente a otro tema.
 
—Así que eres de Dakota del Norte, ¿no?
 
Lali asintió.
 
—Entonces tienes que venir con nosotros mañana para la Tarde Libre del Viernes. Casi siempre hacemos algo fuera y no hay nada como el sol de Florida.
 
Peter vio los ojos de Lali iluminarse. Se llenaron de tal anticipación que sintió un tirón de una sonrisa en las comisuras de su boca.
 
—¡Gracias! Eso suena muy bien, ¿pero qué es eso de la Tarde Libre del Viernes?
 
—Los mayores salimos de la escuela después del almuerzo del viernes. Supongo que imaginaron que nos saltaríamos la escuela más los viernes. Ellos lo empezaron hace unos años. Y nosotros —dijo Mery, apretando el brazo de Peter y otorgando una sonrisa brillante hacia él—, siempre vamos a hacer algo divertido antes del partido. Es parte del ritual de Peter.
 
—¿Ritual? —preguntó Lali, sus ojos saltando de Mery a Peter y viceversa.
 
—Sí, Peter tiene un gran futuro en el fútbol y todos estamos haciendo nuestra parte para asegurarnos de que nada cambie y que tenga el mejor año de su vida.
 
—¿No lo arruinaré si voy yo?

—Oh, no. Mientras yo esté ahí, va a estar bien —se jactó Mery dulcemente. Tal vez demasiado dulce—. ¿Así que vienes?
 
—Por supuesto.
 
—Bien —dijo Mery con un asentimiento de cabeza—. Entonces, nos encontraremos después del almuerzo en el estacionamiento, ¿está bien?
 
—¿Tengo que llevar algo?
 
—Nop. Si resulta que necesitas algo, yo lo llevaré.
 
—Está bien. Bueno, supongo que te veré mañana entonces —dijo Lali, sonriendo educadamente antes de dirigirse a Peter—. Gracias de nuevo por mostrarme los alrededores.
 
—No hay problema —dijo Peter, reteniendo todas las otras cosas que deseaba poder decir.
 
Con eso, Lali se alejó en una dirección y Mery tiró de Peter por el pasillo en la otra. Fue con perplejidad creciente que notó que su mente —y su corazón— se fueron con Lali.

***

Peter estaba más ansioso que nunca para que llegara la tarde del viernes. Siempre era un manojo de nervios antes de un partido, pero esto era algo diferente. Descubrió que tenía más ganas de pasar la tarde del viernes con Lali que jugar bien. Y eso era una primera vez.
 
Después de la que parecía la mañana más larga de la historia del tiempo, el almuerzo por fin había terminado y Peter se dirigía al estacionamiento para esperar a Lali. Ella había estado en el Laboratorio de Química, sin embargo, sólo había sonreído amablemente y luego volteado para mirar por la ventana durante la mayoría de la clase. Y ella había estado en el almuerzo, la había visto de nuevo con la estudiante de Arte. Lucy, creía que era su nombre. La había mirado discretamente por la esquina de su ojo, prácticamente haciendo cabriolas en el momento en que la última campana del almuerzo sonó, oficialmente marcando el final de la jornada escolar truncada.
 
Y ahora él la estaba esperando, mirando ansiosamente cada rostro que salía de las puertas delanteras de la escuela. Mery estaba charlando con su mejor amiga, Elise, dejando a Peter con sus propios pensamientos, los que estos días parecían siempre girar en torno a Lali.
 
Peter miró su reloj. Se estaba haciendo tarde. La decepción lo inundó cuando se dio cuenta de que Lali probablemente no iba a venir. Eso fue suficiente para hacerlo querer cancelar. Se volvió hacia Mery para discutir, justo cuando vio a una cabeza oscura apareciendo a través de las puertas. Era Lali.
 
Flotaba a la altura del hombro de todo el mundo cerca de ella. Peter se enderezó, mirándola mientras se abría paso entre la multitud a la orilla de la playa de estacionamiento.
 
Se detuvo para mirar a su alrededor, protegiéndose los ojos del sol brillante mientras examinaba los coches en busca de una cara conocida. Cuando su mirada lo alcanzó, Peter sonrió ampliamente y la saludó. Su estómago se retorció de entusiasmo cuando ella le devolvió la sonrisa y bajó de la acera. La observó mientras caminaba hacia él. Su pequeño cuerpo bordeaba alrededor en movimientos lentos. Ella sonrió y habló con cada persona. Era como si no pudiera entrar en contacto con nada ni nadie sin impartir algo de su bondad hacia ellos. Nunca había conocido a alguien como ella.
 
Cuando finalmente los alcanzó, Peter vio su mirada expectante pasar de él a Mery y viceversa. Fue entonces cuando Peter notó cuán silencioso estaban sus alrededores. Mery ya no estaba charlando. Miró a su derecha a donde ella se encontraba, y vio que estaba en silencio mirándolo. Ella le sostuvo la mirada durante varios segundos antes de volverse hacia Lali.
 
Para gran alivio de Peter, Mery puso una falsa y demasiado brillante sonrisa. No creía que Lali se diera cuenta. Sólo estaba agradecido de que Mery estuviera siendo agradable.
 
—¿Lista para ir?

—Cuando ustedes lo estén —respondió Lali.
 
—Viajaremos todos juntos. Los demás ya se han ido.
 
—¿A dónde vamos? —preguntó Lali mientras subía al asiento trasero del convertible de Mery.
 
—Ten paciencia —le regañó Mery suavemente con una sonrisa—. Ya verás.
 
Con eso, Mery encendió el motor y salió fuera de la zona de aparcamiento. Diez minutos más tarde, ella estaba entrando en una parcela privada a una cuadra de la playa.
 
Apagando el motor, Mery saltó del coche. Elise rápidamente siguió su ejemplo, dejando a Peter para que levantara su asiento y dejara salir a Lali. Le tendió la mano y contuvo el aliento cuando ella la tomó. Nunca olvidaría lo suave que era su piel.
 
Una vez que ella estaba a salvo fuera del asiento trasero, Peter soltó su mano. Sabía que Mery le observaba; podía sentirlo. Y él no quería aumentar su ira. Ella podría arruinar el día si no tenía cuidado.
 
Mery rodeó el coche hacia tronco donde ella y Elise habían tomado dos bolsas enormes. El cuarteto se lanzó a cruzar la calle.
 
A medida que se abrían paso entre los dos hoteles, el vasto océano apareció a la vista.
 
—¿Vamos a la playa? —preguntó Lali. Peter olvidó que probablemente no estaba familiarizada con Middleton todavía y no sabía dónde estaban.
 
—Seguro que sí —respondió alegremente Mery.
 
—Um, no traje un traje de baño.
 
—He traído uno para ti —informó Mery con una sonrisa—. ¿Ves? Te dije que no te preocuparas por nada.
 
—Te lo agradezco, pero creo que no participaré.

—No seas ridícula. Tienes que tomar algo de sol. El clima es perfecto en esta época del año.
 
—Lo veo, pero puedo disfrutar de ello sin cambiarme de ropa.
 
—En serio, Lali, herirás mis sentimientos si al menos no tomas un poco de sol, y nunca serás capaz de hacer eso con esa ropa puesta.
 
Peter vio las mejillas de Lali enrojecerse mientras tiraba tímidamente de su jersey de manga larga con un pequeño escote. Vio la indecisión en su rostro y estaba a punto de intervenir cuando ella estuvo de acuerdo.
 
—Está bien.
 
—¡Sí! —exclamó Mery, aplaudiendo.
 
Con esto, se dirigieron a la arena y a la cabaña que poseía la familia de Mery.
 
—Tu traje de baño todavía está en el cajón —aconsejó Mery a Peter—. Después de que él se cambie, podrás hacerlo tú, Lali. Tengo todo lo que necesitas aquí. — Sacando una toalla para ella, Mery le entregó a Lali la mochila.
 
—¿Dónde está tu traje? —preguntó Lali.
 
—Lo estoy usando —dijo Mery, tomando el dobladillo de su camiseta y tirando de ella por encima de su cabeza para revelar su bikini rojo brillante, procedió a desabotonar y contonearse para salir de sus short, estando de pie orgullosa delante del grupo. Peter tuvo que admitir que ciertamente podía llenar un bikini.
 
Peter miró a Lali, quien estaba observando a Mery con una expresión preocupada. Inmediatamente vio a Mery en una luz totalmente diferente. Y a él no le gustaba.
 
—Voy a cambiarme —anunció, irritado con la exposición de Mery. Por alguna razón, sentía que se había metido con Lali, a pesar de que ella no había dicho ni una palabra cruel.

Menos de cinco minutos después, Peter apareció vestido con su traje de baño. Su otra ropa estaba hecha un ovillo en un puño apretado. Lali estaba sentada incómoda en el extremo de una silla, mirando hacia Mery, mordiéndose el labio inferior.
 
—Es todo tuyo —dijo, señalando el pequeño vestuario.
 
Con una sonrisa tensa, Lali se puso de pie y caminó junto a él, cerrando la puerta firmemente detrás de ella. Ya en la arena, Peter se colocó en un lugar donde pudiera fingir prestarle toda su atención a Mery, pero en realidad estaba observando a que Lali saliera de la cabaña. Con sus gafas de sol puestas, no tenía que preocuparse acerca de que Mery notara la frecuencia con que miraba tras de ella.
 
Cuando apareció Lali, lo primero que Peter notó fue que tenía una toalla envuelta alrededor de ella y la estaba apretando contra su pecho. La única prueba que podía ver de su ropa era la correa color coral de su traje de baño envolviendo su cuello. Parecía inquieta cuando se acercó al grupo y se detuvo.
 
Elise señaló hacia Lali, y Mery giró en su dirección.
 
—¿Te queda?
 
Lali asintió.
 
—Bien. Pensé que lo haría —dijo Mery, pareciendo complacida consigo misma— . Vamos. Vamos a buscar a los demás.
 
Mery y Elise tomaron la delantera, dejando a Peter y Lali caminando detrás de ellas. El observar a Mery brincando y remilgándose delante de él, dejó a Peter sin duda de que lo estaba haciendo a propósito. No estaba teniendo el efecto deseado, sin embargo. En lugar de impresionar a Peter, sólo lo avergonzaba y hacía sentir incómodo frente a Lali. No podía imaginarla actuando de esa manera bajo ninguna circunstancia, lo que le hizo preguntarse qué había visto en una chica como Mery.
 
Un numeroso grupo de sus amigos ya estaban descansando en sus toallas cerca del agua. Cuando Mery se detuvo frente a ellos, desplegó la toalla y la extendió sobre la arena.

—Está bien, ¿quién entrará? —preguntó.
 
Varias personas saltaron y sacudieron la arena de sus trajes, listos para dirigirse al mar.
 
—¿Lali? —preguntó Mery intencionadamente.
 
—No, creo que voy a quedarme aquí, pero gracias. Continúen ustedes.
 
—Oh, ¡vamos! El agua está cálida en esta época del año.
 
—Preferiría no hacerlo, pero gracias.
 
—Tienes que venir por lo menos abajo y salpicarte.
 
—Creo que sólo me quedaré aquí. Vayan ustedes.
 
—¡Oh, vamos, Lali! —dijo Mery, agarrando la mano de Lali y jalando—. Sólo un minuto.
 
Mery tiró de Lali, pero Lali clavó sus pies en la arena y se resistió.
 
—En realidad, preferiría no hacerlo.
 
—Por favor. Vamos —rogó Mery, jalando de nuevo.
 
—En serio, todos sigan adelante.
 
—No me obligues a hacer que Peter te cargue hasta allá —amenazó Mery con una sonrisa, agarrando la otra mano de Lali, donde sostenía la toalla en su lugar. Lali apretó la toalla, casi frenéticamente, alejándose de Mery.
 
—Yo no voy. Ustedes sigan adelante. Me quedaré aquí.
 
Riendo, Mery rápidamente se adelantó y tiró de la cola de la toalla de Lali, sorprendiéndola y tirándola lejos de su cuerpo. Lali jadeó, parada con vergüenza y conmoción por varios segundos antes de que moviera sus brazos para tratar de cubrirse ella misma.


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13 comentarios :

  1. Ajhh pelotuda de mery me caga T U R R A!!! Me encanta la nove

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  2. maassssssssssss por favor pobre lali me mala mery

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  3. otro capi´por favorrrr

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  12. no nos dejes asi subi el sigt por favor

    que turra Mery ojala y a lali no la haga pasar un mal rat0

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  13. sube mas xfa
    me encanto la nove

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