jueves, 25 de julio de 2013

Capitulo 32

Capitulo 32

Lali ya se había cambiado en su bata de hospital. Gimena Esposito estaba doblando su ropa y poniéndola en la maleta que descansaba en el sillón reclinable de vinilo en un rincón. Peter estaba sosteniendo la mano de Lali. Con aire ausente, pasó sus dedos de la otra mano al lado de la prótesis que ya no necesitaría después de hoy.

—No tengas miedo —dijo. Aunque ella no había mencionado el miedo, podía leerlo en todo su rostro, en su muy brillante sonrisa. La conocía demasiado bien—. Vas a estar bien. Mejor que bien.

Lali sonrió.

—Voy a hacer pis como una campeona en poco tiempo.

Peter se rió entre dientes.

—El sueño de todos...

Echó un vistazo al reloj de la pared. Eran casi las 7a.m. Hora de que se vaya. Se aclaró la garganta.

—Bueno, volveré por ti en un momento. Te dejaré descansar, ¿de acuerdo?

Lali frunció el ceño.

—¿Te vas?

—Bueno, yo, eh, no quiero cansarte antes de, uh, ya sabes. Debes estar descansada para pasar por esta cosa, ¿verdad? —tartamudeó Peter.

Lali trató de sonreír, pero Peter podía ver que ella había tenido la impresión equivocada.

—Por supuesto. Quiero decir, estoy segura de que tienes razón. —Ella apartó la mirada, parpadeando rápidamente varias veces antes de pedirle a su madre su bolso. Gimena miró a Peter mientras llevaba el bolso de Lali a la cama. Abriéndolo, Lali retiró un sobre y se lo entregó a Peter—. Quería que vieras esto antes de entrar a la cirugía. Ya sabes, por si acaso...

—¡Por si acaso nada! Dámelo después.

—No, Peter. Tenemos que ser realistas. Siempre hay una posibilidad de que las cosas podrían no ir según lo previsto.

—No digas cosas como esas —reiteró Peter con exasperación—. Ya te dije…

—Lo sé, lo sé. Por favor. Sólo ábrelo.

El sobre ya estaba abierto. Tenía su nombre en él, pero la dirección de la calle de Lali. Decía Universidad del Norte de Florida en la esquina superior izquierda.

Peter metió la mano y sacó el pedazo de papel. Lo desplegó, leyó y volvió a leer las palabras.

—¿Qu-qué es esto? —Estaba completamente confundido.

—Por favor no te enojes. Sólo lo hice porque te amo —dijo Lali, con la barbilla temblorosa.

—Pero, ¿qué hiciste? No lo entiendo.

Lali jugó nerviosamente con su tubo de intravenosa, negándose a mirarlo a los ojos.

—Cuando te rompiste la mano y tomaste todas esas fotos increíbles de los partidos de fútbol que te perdiste, dejaste algunas de las que acabábamos de revelar en la casa una noche. Cuando parecía que no podrías ser capaz de obtener una beca completa para LSU con una beca de fútbol, imprimí una copia de tu ensayo desde mi ordenador portátil y lo presenté con esas fotos a un par de universidades con programas de Arte realmente buenos. Sólo quería ver. Quiero decir, sabía que eras lo suficientemente bueno, pero sabía que no harías nada al respecto debido a tu padre. —Lali se detuvo, mirándolo desde debajo de sus pestañas—. Así que lo hice.

Peter sólo se quedó mirando a Lali durante al menos dos minutos, digiriendo lo que ella había dicho, lo que había hecho. Cuando aún no podía encontrar las palabras para darle las gracias, decirle lo mucho que la quería y que su creencia en él le afectaba, enganchó un dedo debajo de su barbilla y le levantó la cara hacia la suya.

Mirando fijamente a sus ojos, Peter rezó para que todo lo que él sentía por ella se mostrara, que pudiera ver lo que él no podía expresar con palabras Cuando sus labios se curvaron en una sonrisa trémula, le tomó la cara entre sus manos y presionó su frente contra la de ella, cerrando los ojos.

Peter le susurró lo bastante alto para que Lali escuchara.

—Algún día me casaré contigo, Lali. Y tal vez algún día, después de eso, te mereceré.

Peter escuchó un sollozo débil y, sin abrir los ojos, apretó sus labios a los de ella. La sintió temblar contra él, sabía lo que ella estaba sintiendo.

Ella abrió los ojos, y echándose hacia atrás un par de centímetros, Peter le secó las lágrimas de sus ojos con los pulgares.

—Estaba muerto por dentro hasta que llegaste tú. Ahora no puedo imaginar mi vida sin ti. Ni por un solo día. También te extraño mucho.

—No me extrañarías —sollozó ella.

—Nah, probablemente tengas razón. Sólo te extraño un poco ahora. Cuando estoy despierto. Cuando estoy dormido. Cuando estoy respirando. —Cuando Lali finalmente encontró su mirada, Peter dejó que su corazón se vertiera en sus ojos—. Mi vida no es nada sin ti, Lali. Nada. Te amo. ¿Me oyes? ¡Te amo!

—También te amo —susurró.

En ese momento, una enfermera se aclaró la garganta desde la puerta. Peter se volvió a mirarla. Él sabía por qué estaba allí; era tarde.

—Tengo que dejarte ir. Te amo. Te veré en el otro lado.

Dándole un rápido beso a Lali, Peter se apresuró hacia la puerta.
***

Lali no sabía qué pensar. Había pensado en un principio que Peter se había dado cuenta de que el trasplante era demasiado, que tener una novia en una farmacia de medicamentos por el resto de su vida no era para lo que firmó.

Pero entonces... las cosas que él había dicho. Apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos, las lágrimas tibias aún estaban escurriéndose debajo de sus pestañas bajas.

Mientras viviera, ella recordaría sus palabras literalmente. Recordaría su toque, su beso y la sinceridad que fluía de sus ojos y corazón. Nunca olvidaría el momento que acababan de compartir.

Lali quería creerle desesperadamente, pero sólo el tiempo lo diría. Tal vez él estaría allí cuando ella se despertara. Tal vez no lo estaría.

Al menos había conseguido darle la carta. Había querido hacerlo antes de pasar por el quirófano. A pesar de que los médicos se mostraban muy optimistas acerca de la cirugía, aún había riesgos. Grandes riesgos. Pero estaba lista para ir. Ella creía en Dios y en Jesús. Y había tenido algunos maravillosos años con su madre y su hermana.
 
Y Peter.

Ella había conocido el amor por las pocas personas que había llegado a conocer. Y podría morir feliz por él, por lo que le había dado. Era suficiente. Más que suficiente.

Ella debió haberse dormido por el sedante que goteaba de la intravenosa, porque aquellos fueron los últimos pensamientos que Lali tuvo antes de dejarlos ir.
***

La enfermera puso a Lali en la sala de espera, en una de las seis cortinas movibles.

Solo una cortina estaba corrida. Lali se preguntó si detrás de ella estaba la persona que le donaría el riñón. Ella nunca lo sabría. La persona había pedido permanecer en el anonimato, para efectos legales. Lali no iba a discutir con alguien que estaba básicamente salvando su vida.

Otra enfermera salió detrás de la cortina y se apresuró a colaborar con la enfermera que había traído a Lali. Entonces las jeringas y tubos que colgaban de sus manos descendieron sobre ella.

Le pusieron oxígeno y la hicieron abrir la boca lo más que pudo. Confirmaron su nombre, sus alergias y el procedimiento que estaba teniendo. Ellas conectaron más tubos y la rociaron con más medicamento. Inspeccionaron el vientre e hicieron notas en su carpeta.

Cuando terminaron, se fueron, la segunda enfermera diciéndole que no pasaría mucho tiempo. Luego corrió la cortina y la dejó sola. Lali no sabía cuánto tiempo había trascurrido cuando oyó su voz, pero quien quiera que fuese, sus palabras iniciaron una intensa actividad. Entonces alguien retiró la cortina y descubrió su cama.

—Es casi la hora, pero voy a dejarte unos minutos antes de que te llevemos a la sala de cirugía, cariño ¿de acuerdo?

Lali sólo asintió. No tenía ni idea del protocolo normal. Si la hubieran dejado sentada en la sala durante dos horas, probablemente no los hubiera cuestionado. Sólo deseaba que dejaran a Peter por más tiempo.

La enfermera empujó la camilla de Lali hasta el extremo de la habitación y la llevó junto a el último puesto, el único otro con la cortina cerrada. Lali estaba un poco incomoda, porque no quería ir contra los deseos de su donante.

—Um, disculpe, pero creo que no tengo que ver a la persona de allí —susurró Lali a la enfermera mientras señalaba el próximo puesto.

La enfermera se limitó a sonreír y dio un paso a los pies de la cama de Lali. Cuando ella se marchó, nunca respondió a la preocupación de Lali. Lali parecía vacilante en lo que ocultaba a su lado. Ella estaba debatiendo que hacer con él cuando escuchó lo ganchos a lo largo de la línea. La cortina estaba abierta.

Lali miró, con los ojos abiertos y aterrorizados, mientras su donante se revelaba.

Y entonces ella se confundió.

Peter estaba en la cama frente a ella, sonriendo diabólicamente, su pelo castaño cubierto con un sombrero de cirugía azul y sus ojos verde pizarra brillando de alegría.

—¿Que estás haciendo?

Lali pensó al principio que era una broma.

—Me voy contigo —declaró—. Buena suerte.

—¿Qué quieres decir? No lo entiendo.

—Voy a ser una parte de ti te guste o no.

El cerebro confuso de Lali luchaba por comprender lo que quería decir.

—¿Dónde está la persona que está donando su riñón? No lo entiendo.

—Lali —empezó Peter tolerantemente—, vas a estar recibiendo mi riñón. Soy el donante.

—Pero... ¿cómo?

—Coincido perfectamente contigo. ¿No es genial? —Cuando Lali siguió mirándolo fijamente, Peter continuó—: Apuesto a que no pensaste que era literalmente perfecto para ti. ¿Verdad?

—¿Quieres decir que realmente coinciden tu riñón con el mío? ¿En serio?

—Sí, eso es lo que quiero decir. Estamos destinados a estar juntos. No se puede negar.

Peter supo el instante en que Lali realmente entendió lo que estaba pasando. Ella se echó a llorar.

—No, Peter —dijo ella, apretando sus ojos cerrados y moviendo la cabeza—. No, no, no, no.

Peter alargó su mano y agarró la de Lali.

—Páralo, Lali. Quiero hacerlo. Te dije que haría cualquier cosa por ti. Y lo decía en serio.

—No, no, no, no, Peter, no puedo dejar que hagas esto por mí. Estás arruinando tu vida y futuro. Nunca serás capaz de jugar futbol de nuevo, ni siquiera si entras en la universidad. Nunca, Peter. ¿Sabías eso?

Peter asintió.

—No me importa.

Lali intentó una táctica diferente.

—¿Y si algo te sucede a tu otro riñón? ¿Y si...si...? —Su mente volvió a tratar de encontrar algo para hacerlo cambiar de opinión—. No puedes tomar este riesgo. No puedes vivir así. No voy a dejarte.

Lali sintió como el miedo crecía en su garganta, haciéndole difícil respirar. Ella jadeó por aire. Peter se sentó en su cama, se puso de pie a un lado, y se levantó, arrastrando tubos y todo con él hasta que pudo llegar donde Lali.

—Lali —dijo bruscamente, sacudiéndola ligeramente. Él dijo su nombre dos veces más antes de que ella se calmara lo suficiente para escucharlo. Cuando lo hizo, se inclinó y la miró a los ojos—. Escúchame. Puedo vivir sin un riñón. Puedo vivir sin el futbol. Puedo vivir sin un motón de cosas. Sólo hay una cosa en este mundo con lo cual no puedo vivir. Y te estoy dando mi riñón para que puedas vivir, así podemos estar juntos.

Lali buscó los ojos de Peter.

Y ella lo sabía.

Eso la golpeó como una tonelada de ladrillos.

Peter nunca la dejaría. No. Nunca. Nunca decidiría un día que había tenido suficiente. Nunca la vería como una carga y una novia enferma. No, él solo veía a Lali como la chica de la que estaba profunda y verdaderamente enamorado. La amaba perfectamente, al igual que ella lo amaba.

Sentada, Lali echó los brazos alrededor del cuello a Peter y se echó a llorar de nuevo. Él la abrazó, acariciándole la espalda hasta que se calmó. Cuando Lali abrió los ojos, las dos enfermeras que estaban viendo desde la estación de enfermería estaban limpiándose los ojos.

28 comentarios :

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  2. masssssssssssssssssssssss

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  3. +++++++++++++++++++++++++++

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  4. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  5. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  6. Estoy llorandooooo, me muero de emocion, quiero mas porfaaaaaa

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  7. masss tiernoooooooooooo LO AMOOOOO quiero un novio asi

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  8. sos una genia!
    mejor nove que leí en mucho tiempo...
    me emocionaste

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  9. Que lindo capitulo, otro mas por favor

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  10. Que lindo capitulo juro que amo a peter y en este capitulo me iso llorar ME ENCANTAAAAA LANOVE espero el proximo

    @hermosurajpl

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  11. Leí la novela en todo un día, es una adaptación? me gustaría saber cual:) me encanta!

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