domingo, 21 de julio de 2013

Capitulo 22

Capitulo 22

Poco después de arribar a la casa del lago, Peter afirmó estar cansado para poder escaparse a su habitación. A pesar de que estaba realmente cansado, no fue capaz de dormir sin pensar en Lali.

Se debatió sobre enviarle mensajes de texto a ella al menos una docena de veces. Él se giró y luchó con las sábanas mientras se debatía con cómo hacer las cosas con Lali. Le hubiera ayudado saber dónde estaba parado en lo que a ella se refería. Y donde estaba Benjamin. ¿Estaba en algo serio con él? ¿O sólo era un viejo hábito, algo cómodo de su otra vida?
 
Mientras más pensaba Peter en la Lali que conocía, más estaba convencido de que ella no tenía sentimientos reales por Benjamin, que ella era muy dulce y buena para apartarlo.
 
O al menos eso era lo que Peter se decía.
 
Después de eso, no le tomó demasiado convencerse a sí mismo de mandarle un mensaje de texto. Él usó la excusa de que si ella realmente no tenía sentimientos por Benjamin, él no estaría parándose en los pies de alguien más.
 
Él escribió y borró el mensaje como unas cien veces antes de que presionara por error el botón equivocado la centésima vez y lo enviara por accidente. Él miró al bosque, tratando de imaginar cómo Lali lo interpretaría.
 
Siento lo del otro día en el bosque. Te he extrañado en la escuela.
 
Después de agonizar por ello durante un raro, Peter finalmente decidió dejarlo ir, recordándose que lo hecho está hecho. Él no podía deshacerlo y mandar otro mensajeen un intento de controlar el daño, quizás sólo hiciera las cosas peor. Así que, poniendo su celular a un lado, Peter se giró y trató de ponerlo a él, y a Lali, fuera de su mente.
 
Cuando escuchó el ruido de un mensaje entrante, él casi rodó fuera de la cama apurado por agarrar su celular.
 
Es mi culpa. No tuya. Y no puedo explicar por qué, pero también te extraño.
 
El corazón de Peter se aceleró. De repente, ya no estaba cansado, estaba eufórico.
 
Sentándose en la cama, Peter se previno para no leer demasiado en el corto mensaje. Dos preguntas salían en su mente: Qué significaba el mensaje y qué quería él que significara.
 
Él había estado tan envuelto en sólo experimentar a Lali, en impresionarla que realmente no se había tomado el tiempo para pensar en lo que él quería de ella. Pero necesitaba hacerlo. Lali había pasado por mucho. Una chica así merecía su atención en lugar de sus impulsos y egoísmo.
 
Mientras él se sentaba en la oscuridad pensando en ella, en la manera que lo hacía sentir, la manera en que sus ojos brillaban con travesura, la manera en que ella veía el mundo, su fuerza y amabilidad, se dio cuenta que todo lo que quería de ella era tiempo. Tiempo con ella. Tiempo en su presencia. Todas las otras cosas en las que pensaba eran cosas que le gustaría hacer por ella. Bueno, con la excepción de la larga lista de cosas que quería hacerle.
 
Peter se endureció con sólo pensar en tener sexo con Lali, así que puso los pensamientos a un lado. Lali también se merecía más que su lujuria. Y lo  obtendría. De lo que ella probablemente no se daba cuenta era que ya lo tenía. Sólo tenía que aceptarlo. Él ya era de ella para que lo tomara.
 
Impulsivamente, Peter escribió una respuesta.
 
¿Puedo verte?
 
A él no le importaba que su padre se volviera loco si salía. No le importaba si tenía que manejar una hora en cada dirección. No le importaba que fuera la mitad de la noche.

No le importaba que estuviera técnicamente en la casa del lago con alguien más. Su corazón ya estaba de vuelta en Middleton. Con Lali. El resto era sólo logístico.
 
Él aguantó su respiración mientras esperaba una respuesta. La pantalla se volvió negra con su silencio. Él esperaba que ella no lo matara por su audacia, aunque no podía imaginar a Lali haciendo tal cosa.
 
Cuando ella finalmente respondió, el pulso de Peter estaba acelerado por la ansiedad. Y por la anticipación.
 
¿Ahora?
 
Peter sonrió. Al menos no era un no.
 
No, en aproximadamente una hora.
 
Viendo su respuesta como una buena señal, Peter se levantó y se apuró a ponerse sus pantalones vaqueros y una playera de manga larga. Habían estado teniendo un clima frío fuera de temporada, donde la temperatura caía a diez grados en la noche. Él estaba seguro de que si ella aceptaba, tendría que verla afuera.
 
Estaba poniéndose sus zapatos deportivos cuando el celular sonó de nuevo. Aguantó la respiración mientras lo tomaba y leía la pantalla.
 
Aparca en el callejón sin salida y mándame un mensaje de texto cuando estés ahí. Yo saldré.
 
Peter levantó su puño en el aire y luego se sintió ridículo por estar extraordinariamente complacido. Quería decirse a sí mismo que Lali sólo era una chica, pero sabía que no era el caso. Lali no era sólo una chica. Ella era… algo especial.
 
Él hizo una pausa sólo el tiempo suficiente para escribirle: En camino, antes de salir a hurtadillas de su cuarto y salir por el pasillo. Afortunadamente, la casa estaba en silencio. Parecía que todos se habían ido a dormir.
 
Con cuidado evitando los bordes filosos que había identificado a través de los años, Peter salió silenciosamente de la casa. Lo único que no había considerado era el ruido del motor al ser arrancando. Él consideró la amplitud de ello, el cual era algo bajo, ya que era un modelo reciente, y la proximidad del carro al dormitorio de sus padres. Él estaba seguro que los despertaría si lo intentaba, así que decidió poner el carro en neutral y sacarlo del camino de entrada, para arrancarlo sobre el camino.
 
Sonaba como un plan sólido, sólo que el camino de entrada era gravilla. El crujido de las piedras debajo de las llantas hacía que fuera necesario que Peter fuera más lento. También hacía que empujar fuera más difícil. La última pequeña colina hizo que fuera más difícil empujar. Para el momento en que puso el carro en el camino, ya estaba sin respiración y sudoroso.
 
Una vez que lo puso al nivel de la superficie, el carro se movía más fácilmente. En ese punto, la dirección era un problema, era imposible hacer incluso pequeñas correcciones a la dirección del carro. Peter apretaba los dientes mientras luchaba por girar las ruedas.
 
Se le ocurrió que una persona menos determinada que él se hubiera dado por vencido. Pero no Peter. Él aparentemente estaba dispuesto a ir con posibilidades insanas para ver a Lali unos minutos, pero eso le hizo darse cuenta de que nada lo detendría. Prácticamente podía oler su piel de lavanda, saborear su suave boca y escuchar su risa contagiosa y eso lo apuraba. No, no había nada que lo detuviera esta noche.
 
Una vez que se hubo alejado lo suficiente de la casa arrancó el motor, Peter subió al carro e hizo justo eso, subiendo la velocidad y esperando que su padre no se levantara y se diera cuenta que su carro no estaba. Él mantenía una velocidad casi peligrosa de regreso a Middleton, arribando casi diez minutos antes de lo establecido. Cuando se estacionó en el callejón sin salida, apagó el motor y le mandó un mensaje de texto a Lali como ella le había instruido. Su corazón volaba mientras miraba por la ventana buscándola.
 
Él no obtuvo respuesta a su mensaje y empezó a pensar que había estado ahí por casi quince minutos y no había señal de Lali. No estaba molesto, como debería estarlo, sólo estaba increíblemente decepcionado. Se sentía como si tuviera hambre de rayos de sol y no tuviera la oportunidad de pararse en su calor.

Él se debatía si debía enviar otro mensaje o irse cuando vislumbró un movimiento. Él vio una pequeña figura oscura moviéndose por las casas al otro lado de la calle. Su estómago se torció por la emoción. Seguro tenía que ser Lali.
 
Observó por bastante tiempo para ver salir la figura por el otro lado de la casa, pero nunca salió. Después de varios minutos, se dio cuenta de que no había sido Lali después de todo.
 
—Probablemente hay un psicópata que acecha a la gente que está en carros estacionados —murmuró Peter entre dientes, sin estar completamente seguro de que su broma tenía humor. Extraño, las cosas más horribles pasaban todo el tiempo por todo el país. Él podría ser el primer caso en Middleton.
 
Justo entonces, algo salió y golpeó el cristal de su parabrisas. Peter brincó como si le hubieran disparado. Su corazón no disminuyó sus latidos erráticos hasta mucho después de que Lali se había disuelto en carcajadas.
 
Después de que recuperó su respiración, el pulso de Peter se aceleró, pero por otra razón. Lali estaba parada fuera de su ventana con pantalones vaqueros negros y una sudadera negra a la que le habían cortado el cuello. Ella tenía la más hermosa sonrisa que alguna vez hubiera visto.
 
—Vamos —dijo ella, lo suficientemente fuerte para que él la escuchara a través de la ventana cerrada.
 
Sin dudar, Peter quitó las llaves del contacto y salió para seguirla.
 
—¿A dónde vamos? —preguntó silenciosamente.
 
—Hay un camino que pasa por el río. Podemos llegar hasta allí sin entrar al bosque. Pensé que sería hermoso en la noche.
 
—Suena genial. —A Peter no le importaba dónde fueran, mientras fuera con ella.
 
Ellos caminaron por la calle en silencio. Después de un rato, Lali giró para cruzar un campo que estaba en el otro lado de su pequeña subdivisión.
 
—Así que, ¿qué estamos haciendo aquí, Peter?

—¿A qué te refieres?
 
Lali se detuvo, cerrando sus ojos e inclinando su cabeza hacia atrás mientras respiraba el aire frío, ligeramente perfumado de la noche. Cuando exhaló, miró a Peter.
 
—Tienes una novia y…
 
—No, no tengo. Mery y yo rompimos.
 
—¿No estabas con ella esta noche?
 
La boca de Peter se abrió y cerró muchas veces, como si fuera un pez fuera del agua.
 
—No fue mi idea. Fue de mi padre.
 
—¿Así que estabas con ella?
 
—Sí. Mi papá la invitó a la casa del lago por el fin de semana. Él quiere que regresemos.
 
—¿Pero tú no?
 
—¡No! —Peter sintió vergüenza.
 
—Entonces, ¿por qué no decirlo simplemente?
 
—Se los he dicho… a ambos… que no vamos a regresar.
 
—Y aun así tu padre la invitó.
 
—Sí, pero… —Peter podía decir que Lali dudaba mientras empezaba a caminar de nuevo. Sonaba sospechoso, incluso para él—. Mi padre no me escucha. No le importa lo que quiero. Él hace lo que cree que es mejor.
 
—¿Has hablado con él sobre eso? Me refiero a, ¿realmente hablado con él?
 
Peter se rió amargamente.
 
—No. No hablas con Bartolome Lanzani de esa manera.

—Él no se ve como una persona mala.
 
—Simplemente no lo conoces.
 
Lali se detuvo y miró de nuevo a Peter. Sus ojos buscaban los de él. Él pensó que prácticamente podía ver que los engranes de su intuición giraban. Ella lo unía todo.
 
Cuando finalmente sacó sus propias conclusiones, una mirada de tristeza se deslizó en sus rasgos. Ella puso una mano en su brazo.
 
—Le tienes miedo.
 
—Ya no.
 
—Entonces, ¿a qué le tienes miedo?
 
—Él ya no me acosa tanto, pero a mi madre y mi hermano… bueno, sólo es mejor no hacerlo molestar.
 
Cuando ella digirió lo que él dijo, una vez que comprendió completamente las implicaciones, jadeó.
 
—¡Oh Dios mío, Peter!
 
Moviéndose hacia adelante, Lali se levantó sobre las puntas de sus pies y envolvió sus brazos en su cuello.
 
Peter hacía tiempo había llegado a un acuerdo con tener un padre abusivo, pero nunca en todos los años que él había sido abusado había encontrado tal comprensión. La reacción de Lali lo calentó, él envolvió sus brazos alrededor de su cintura y la jaló para acercarla, derritiéndose en su compasión como un cubo de hielo en el pavimento caliente.
 
—Ya no es tan malo. En su mayor parte, él dejó de irse a los golpes cuando crecí… — murmuró Peter contra la piel del cuello de Lali. Él lamió sus labios, podía saborear su piel ligeramente salada.
 
Lali se inclinó hacia atrás para encontrarse con sus ojos.

—Espera un momento. Dijiste que estabas pasando el fin de semana en la casa del lago. ¿Así que dejaste a Mery y a tu padre en medio de la noche y manejaste todoel camino de regreso hasta aquí?
 
Peter asintió, esperando que ella no pudiera ver que la sangre llenaba sus mejillas. Cuando lo decía así, lo hacía sonar como un acosador enfermo de amor.
 
Ahí está esa palabra de nuevo, pensó exasperado.
 
—¿Por mí? —agregó suavemente ella, sus ojos miraban su rostro.
 
De nuevo, él asintió.
 
Lali no dijo nada por un rato. Peter empezó a preguntarse si quizás la había sacado un poco de sus casillas. Pero cuando ella finalmente habló, todas sus dudas fueron borradas.
 
—¿Cómo puedes hacerme sentir de esta manera? Apenas te conozco.
 
El corazón de Peter latía tan fuerte, que pensó que quizás explotaría en su pecho.
 
—No lo sé, pero me haces lo mismo.
 
—Así que, ¿qué se supone que debemos hacer?
 
Peter odiaba sacar el tema, pero tenía que saberlo.
 
—Sé lo que quiero, pero, ¿qué hay de ti? ¿Qué hay de Benjamin?
 
—Benjamin es sólo un amigo. Bueno, al menos así me siento sobre él. Creo que él sólo se siente culpable.
 
—¿Culpable?
 
—Sí, por hundirse bajo la presión.
 
—¿Presión?

—Ya sabes, con todo lo de la novia enferma. Debes correr rápido —agregó Lali en un intento de ponerle humor. Ella trató de verse inafectada, pero la manera en que bajaron sus ojos era un contrato de muerte. Peter podía decir que le molestaba.
 
—No puedo imaginar que alguien huya de ti por ninguna razón.
 
—Quizás no todavía.
 
—Ni nunca.
 
—Dices eso ahora…
 
—Dame una oportunidad, Lali. Te lo probaré.
 
—Nadie se merece todo el equipaje con el que vengo, Peter. Yo debería ser la que huya de ti.
 
—Simplemente te seguiría.
 
Lali rió, pero entonces lo miró de manera extraña.
 
—¿Por qué tengo la sensación de que quizás me estás diciendo la verdad?
 
—Porque la es.
 
La expresión de Lali se puso seria, como si pensara algo poco placentero, pero entonces, segundos después se aclaró y ella sonrió de nuevo.
 
—Caminemos —sugirió ella, deslizándose fuera de los brazos de Peter y agarrando su mano.
 
Ellos caminaron por el camino junto al río, sosteniéndose de la mano y hablando por horas. Cuando regresaron, se detuvieron y sentaron en un parche de tréboles en el campo cercano al vecindario de Lali. No fue hasta que Peter estuvo admirando la manera en que el sol se levantaba e iluminaba su piel de alabastro que se dio cuenta dela hora que era.
 
—Tanto como lo odio, me tengo que ir.
 
Lali frunció el ceño.

—¿Crees que él averiguará que te fuiste?
 
Peter se encogió de hombros.
 
—Nah, no veo como pueda. Él debería estar durmiendo para cuando regrese.
 
—Entonces será mejor que te vayas —dijo ella, poniéndose de pie y sacudiendo el trasero de sus pantalones.
 
—¿Puedo verte el domingo por la noche?
 
Peter detestaba la idea de no verla hasta entonces, pero el fin de semana se volvería más soportable si podía anhelar eso.
 
Lali sonrió alegremente.
 
—Por supuesto.

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