domingo, 7 de julio de 2013

Capitulo 29

Capitulo 29

Peter

Cris y yo desempacamos la última caja de ropa que traje desde Los Ángeles. Había decidido hacer de Beaumont mi hogar y viajaría de ida y vuelta entre aquí y Los Ángeles. Tacho y Mateo se nos unirían para Navidad. Tacho no tiene mucha familia y cuando le hablé de Beaumont, preguntó si podían venir.

La única cosa que no había hecho es decirle a Mery que me fui. Tengo mi penthouse hasta finales de marzo para ese tiempo tendré que encontrar alojamiento temporal. Espero que a Jimmy y Tacho no les importe grabar música aquí.

Cuando le dije a Tacho de Cris, estaba emocionado y completamente a bordo con mi nuevo plan. Dijo que entendía por qué necesitaba hacer el cambio y dijo que probablemente haría lo mismo si acabara de averiguar acerca de Mateo.

Las cosas con Mar eran mejores pero inexistentes y estoy bien con eso. Ella necesita tiempo para sanar de su separación y yo necesito tiempo para ser un papá. Tengo un montón de años por recuperar.

Estamos consiguiendo un árbol de navidad mañana. Con todo desempacado y en su sitio, la entrega no pudo venir en un mejor momento. Eugenia y las chicas están viniendo para decorar (aparentemente es la especialidad de Luz). ¿Quién soy yo para negar a tres hermosas mujeres la oportunidad de hacer todo el trabajo duro?

El timbre de la puerta suena y Cris grita.

—¡Yo voy!

Desde la cima de las escaleras. Me encojo cuando lo escucho pisar bajo las escaleras. Mar y yo tenemos miedo de que vaya a resbalar y quebrar algo, pero no nos escucha a ninguno de los dos. Tal vez nos escuchará cuando esté en la sala de emergencias.

Escucho un estruendo y algo hacerse añicos. Corro desde la cocina a través del comedor, el pánico asentándose porque no puedo escuchar a Cris; él está demasiado callado.

—Cris, ¿estás…?

Detengo en seco mis pasos. Ella está de pie ahí con guiso esparcido por todos sus pies, su mano cubriendo su boca jadeante, ojos llenos de agua. Pongo mi mano en el hombro de Cris y la miro. Ella está vieja, pero obviamente tenía algún trabajo hecho. No puedo decir si sigue usando el mismo brillo labial rojo que usaba cuando estaba creciendo, pero de algún modo creo que no ha cambiado mucho.

—Cris, ¿por qué no vas a traer algunos guantes, una toalla y una bolsa de plástico y conseguiremos esto limpio?

—Está bien, papá.

Cris corre hacia la cocina. Espero unos cuantos latidos antes de mirarla a los ojos. Ella está mirando a Cris.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Ella me mira, la misma fría mirada con la que crecí. Si no supiera mejor pensaría que me odia. Eso quizás porque arruiné su vida.

—Yo estaba… él es… guisado y… tú eres…

—¿En verdad estás estupefacta o el vodka finalmente afectó tu habilidad de función como un humano normal?

—No he tenido un trago en cinco años —dice ella.

—Felicidades. Debes irte antes de que mi hijo vuelva. No quiero explicar por qué estamos hablando como si nos conociéramos.

—Peter…

—No —digo mientras doy un paso hacia el desastre que ella creó en mi porche. Cierro la puerta silenciosamente detrás de mí así puedo ser franco con ella—. No me llames Peter. Te quedaste ahí y viste mientras él me lanzaba fuera de la casa. Se suponía que me protegieras y debiste haber estado protegiendo a Cris. Vives en el mismo maldito pueblo y él luce igual a mí, así que no me digas que no lo habías visto o a Mar alrededor. Debiste decirme. Eras la única que sabía cómo localizarme y no lo hiciste.

—Lo siento, traté, pero conoces a tu padre. Él es inflexible.

—No quiero excusas. Perdí diez años con él. ¡Diez!

—¿Puedo conocerlo? —Tengo que mirar lejos porque mirarla, la máscara corriendo por su cara como un caminante por la calle Sunset Strip no está haciendo mucho por mí. Odio verla así y, tristemente, es mi más vivido recuerdo de ella.

—¿Por qué debería dejarte?

—No debes. No soy una buena persona, Peter. Sé eso. Trato, aunque, todo el tiempo de hacer algo bien por alguien. Estoy tratando de ser independiente y no tan…

—¿Robótica?

—¿Es así como me veías?

—Sí —digo moviéndome hacia la puerta—. Puedes conocerlo, pero Juan Pablo no. No lo quiero en ningún lugar cerca de mi hijo.

Ella asiente y me sigue dentro de la casa. Cris está sentado en los escalones con las provisiones en sus manos.

—¿Qué estás haciendo sentado ahí? —le pregunto.

—Estaban teniendo una conversación privada. No quería interrumpir.

—Es tan educado. —Asiento porque lo es. Mar lo educó bien.

—El baño está abajo en el pasillo, Cris y yo limpiaremos este desastre.

Claudia Lanzani caminó bajo el pasillo en una casa que me pertenece. Juro que nunca pensé que vería este día en mi vida. Limpiamos el desastre y Cris riega el porche. Tengo miedo de los escalones con hielo esta noche, así que tendremos que mirar eso en la mañana.

—¿Quién es la señora? —pregunta. Quiero decir una extraña, pero ella está aquí y pidiendo una oportunidad que estoy seguro Mar no querría que tenga. Supongo que si quiere ver a Cris, puedo venir hacia aquí y hacerlo.

Miro sobre mi hombro para ver a Claudia de pie retorciendo sus manos. Se limpió lo mejor que pudo, pero está nerviosa. Nunca la he visto tan insegura de sí misma. Me muevo por ella para sentarse en la sala. Toma una de las sillas del ala trasera mientras Cris y yo nos sentamos en el sofá.

—¿Recuerdas cuando preguntaste si podías conocer a mis padres? — Cris asiente. Sus ojos se iluminan ante la mención de mis padres. Deseo que no lo hicieran, ellos en realidad no son nada del otro mundo—. Cris, esta es Claudia Lanzani, mi madre.

Cris mira a mi madre como si la estudiara, aprendiendo todo lo que puede de ella. Ella toca su cabello y le sonríe suavemente. Junta sus manos y entonces endereza su falda otra vez.

Cris mira de ida y vuelta entre nosotros y se encoge de hombros.

—¿Cómo te llamo?

Claudia se sienta hacia adelante, sus manos descansando en sus rodillas.

—Oh, um… no sé… yo… veamos…

—Puedo llamarte mi nana y papá, nana y… ¿oh es gracioso, papá?

—Papá —susurra Claudia. Me mira y sonríe—. Creo que si me llamas Abuela Claudia estaría bien.

Asiente y su cara se ilumina.

—Sí, creo que me gustará Abuela Claudia. Está bien, eso está cool.

—Sí, cool —dice ella. Comienzo a reír y entonces Cris. No creo que Claudia haya nunca dicho la palabra “cool” antes en su vida.

—Cris, cuéntame todo de ti. —Con esas palabras estoy definitivamente fuera de esta conversación. Ella se mueve hacia el sofá y se sienta a su lado. La recuerdo así cuando era pequeño antes de que las cosas comenzaran a cambiar en mi casa.

Los dejo en la sala de estar para que se conozcan uno al otro. Saco mi teléfono y llamo a Mar. Ella necesita saber de mi madre viniendo aquí y conociendo a Cris y prefiero decirle antes de que Cris lo deje salir.

—Hola —dice Mar al tercer timbre. Comenzamos a hablar cada día, pero he evitado decirle como me siento. Quiero que venga a mí cuando esté lista.

No estoy en ser el rebote de alguien y si ella me quiere tiene que ser para siempre. Ahora estoy feliz teniéndola en mi vida sin drama.

—No creerías quién golpeó en la puerta hace media hora.

—¿El repartidor? —Ella ha estado dándome mucha mierda acerca de la cantidad de entregas, pero nunca he tenido mi propio mobiliario antes. Puedo haberme excedido un poco con unas cuantas de mis compras, pero planeo poseer esta casa para siempre y necesita ser amueblada apropiadamente.
Me río de ella.

—Claudia.

Mar solo conoce cómo me sentía acerca de mis padres en la preparatoria. No le he contado acerca del ultimátum de Juan Pablo cuando decidí dejar la escuela. Espero que Mar diga algo. No hay nada salvo silencio de ella al final.

—¿Qué es, Lali?

—¿Ella solo se presentó?

—Estaba trayendo un guiso a la nueva gente. ¿Qué pasa? —Su tono me da curiosidad. Ella por lo general está llena de vida cuando estamos hablando y ahora parece deprimida.

—Nada —dice, aclarándose la garganta—. ¿Así que no quieres que lleve la cena esta noche?

Incluso si el guiso estuviera en mi cocina, seguiría queriendo que trajera la cena porque tenerla en mi casa, sabiendo que no va a casa de nadie, es una sensación genial. No puedo esperar a cargarla escaleras arriba y acostarla en nuestra cama y mantenerla ahí por siempre.

—Estoy esperándote para cenar así que deberías querer apurarte. —Ella empieza a reír y acusarme de usarla por sus locas habilidades de cocina, incluso si está ordenando pizza. No lo niego, pero es una buena excusa para conseguirla en la puerta noche tras noche—. Te veré pronto —digo antes de colgar.

Miro de vuelta a la sala de estar. Están todavía sentados juntos inmersos en conversación. Los veo interactuando y me pregunto cómo pudo haber permitido que Juan Pablo ser de la forma en que era. Ella irradiaba con emoción cuando hablaba a Cris; ¿por qué no pudo haber sido así conmigo?

8 comentarios :

  1. Me encanta, sube mas por favor

    ResponderEliminar
  2. Wow me perdí eso de la separación????? Mar dejo a Pablo?????dime que siiiiiiii no me puedes dejar así no seas mala por favor sube mas capitulos pronto.....por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
    Patty

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto cuando haces maratón???????

      Eliminar
    2. Ooooh se separaron :D espero mas, beso :)

      Arii

      Eliminar