martes, 9 de julio de 2013

Capitulo 35

Capitulo 35

Peter

Abro la puerta antes de que ella tenga la oportunidad de abrirla. Mi día ha sido una mierda absoluta sin ella. No sé cómo me acostumbré tan rápido a ella estando aquí, pero lo hice. Despertar a su lado durante estos últimos días ha sido algo más allá de las palabras. Sostenerla en mis brazos, mientras duerme y sentir su cuerpo contra el mío, indescriptible. Muchas veces he querido tomarla, reclamarla como mía, pero me he contenido. Tengo que hacer esto bien. Es solo que no sé cuánto tiempo más podré aguantar. Ella es seductora y está llamando mi nombre.

Me empapo de ella, cada centímetro de su tonificado cuerpo. Hubo un tiempo en mi vida en el que se me permitía explorarla libremente, en el que ella me habría rogado que la tocara. Quiero revivir esos recuerdos y hacerlos mi realidad.
 
Sus tacones son más altos que los que la mayoría de las mujeres usan. Me gusta esto. Me permite acercarla a mí y mirarla desde arriba, lo que planeo hacer toda la noche. Sus piernas están desnudas, guiándome al vestido que sé que ella eligió con Eugenia y con el que me provocaba. Visiones de mis manos yendo por debajo del dobladillo, agarrando su trasero y jalándola hacia mí inundan mi mente. Tengo que cerrar los ojos por un minuto para aclarar mis pensamientos, porque si no lo hago, no nos iremos de esta casa. Está vacía esta noche y no tengo ningún reparo en tomar ventaja de eso.
 
Su pequeño vestido es una de esas cosas de un solo hombro, dándome una gran oportunidad de poner mis labios por todo su hombro y cuello. No es que una manga o un tirante me habrían detenido, pero con tanta libertad puede que no necesite un cóctel para festejar la llegada del Año Nuevo. Voy a estar bebiéndola a ella.
 
No hay nadie más sexy que la mujer parada frente a mí.
 
Pensé en esta noche por unos días. No sabía dónde llevarla. Una parte de mí quería llevarla a Los Ángeles y presumir de ella. He sido invitado a algunas fiestas para esta noche y cualquiera de ellas me habría concedido la posibilidad de desfilarla alrededor. Pero eso significa paparazzis y no estoy seguro de si ella está lista o si se da cuenta de lo que va a significar el estar conmigo. Cuando pienso en su fotografía extendida por todos los periodicuchos de farándula, eso me pone enfermo. Necesito contratar a alguien para manejar el lado público de mi vida ahora que he despedido a Mery.
 
Decidí llevarla a Ralph. De mal gusto, lo sé, pero está cerca y si decidimos beber podemos caminar a casa. Aunque, con la forma en que ella luce esta noche, puede que hagamos una parada en algunos patios traseros muy bien conocidos.
 
Sus ojos brillan cuando sonríe. Le tomo la mano, jalándola dentro de la casa. Hay tantas cosas que quiero preguntarle y sin embargo, las palabras parecen tan inútiles en este momento, sobre todo cuando podemos comunicarnos con nuestros cuerpos. Extiendo la mano y deslizo los dedos suavemente por su cabello, apartando sus largos flequillos de su rostro. Ella suspira cuando ahueco su mejilla. Lucho contra el impulso de inclinarme y besarla. Una vez lo haga, nuestra noche se intensificará y quiero disfrutar de ella. Quiero llevarla a una cita. Soy un hombre egoísta. Quiero que las cabezas volteen cuando entre con ella de mi brazo.
 
—Dios, estás preciosa —digo en voz baja.
 
—Eres tan jodidamente ardiente. —Sus ojos se ensanchan mientras se tapa la boca. Le quito la mano de la boca.
 
—¿Eso crees?
 
—No seas engreído.
 
Mi reacción es acercarla y hacerle sentir lo que me hace. Sus párpados revolotean, haciendo que cierre mis ojos. Con mi frente contra la suya, mis manos se arrastran sobre su trasero. Su respiración se detiene cuando la empujo hacia mí. Su pequeño jadeo envía ondas de calor a través de mi cuerpo. Si no la dejo ir, voy a tomarla justo aquí en el suelo.
 
Le prometí una cita.
 
Doy un paso lejos de ella a regañadientes. Sus ojos brillan con deseo. Definitivamente planeo dárselo. Tomo su mano en la mía y la llevo fuera de la casa. Necesito aire fresco y un lugar lleno de gente o de otra forma no voy poder atravesar la noche sin desnudarla o al menos subirle ese vestido suyo.
 
En el auto pongo su mano en mi muslo. Es un error. Tengo el presentimiento de que esta noche será una larga lista de errores. Sus dedos se rozan contra mí cada vez que cambio la velocidad. Y estoy encontrando un montón de razones para cambiar la velocidad.
 
La siento tensarse cuando estacionamos en Ralph. La emoción que era evidente de camino aquí se ha ido. Ella está molesta.
 
Me inclino y jalo su rostro hacia el mío, mis labios encontrando los suyos. Ella se suaviza contra mí. La sostengo cerca de mí, mi mano ahuecando su rostro.

—¿No es lo que esperabas?
 
—No, está bien. —Ella se aleja de mí, con sus manos frotando la parte delantera de su vestido. Su anterior sonrisa ahora enmascarada con indiferencia.
 
—Quería llevarte a Los Ángeles. Hay todas esas fiestas y sé que la pasarías bien, pero yo no sería capaz de mantener las manos fuera de ti y los paparazzi estarían todos encima de ti. —Mi dedo traza la parte superior de su vestido—. Quería darte toda mi atención esta noche. —Ella mira hacia abajo a mi dedo mientras acaricia la curva de sus pechos.
 
Me mira.
 
—No quiero compartirte, Lali. Ese día va a venir muy pronto, probablemente antes de lo que pensamos. Solo quiero una noche en la que pueda abrazarte, bailar contigo y tocarte sin que la gente esté encima de mí por eso.
 
—La última vez que estuviste aquí la gente te tomó fotos —me recuerda.
 
Me aparto de ella y sigo a un grupo de personas hacia Ralph. Nunca esperé que ella quisiera el brillo y el glamour que ofrece mi vida. Debería haberle preguntado lo que quería antes de traerla aquí. Tal vez debería haber sabido que ella querría una probadita de la vida de una celebridad. Diablos, antes ya le negué la oportunidad una vez, tal vez debería lanzarla a ella.
 
—Mar, te puede dar todo lo que quieras, pero no te puedo ofrecer paz y tranquilidad todo el tiempo. Hemos tenido suerte con los paparazzi. Sabes que estoy haciendo que me instalen un portón y una cerca de concreto porque quiero que nuestra casa sea privada. Quiero que Cris sea capaz de jugar al aire libre. Necesitamos seguridad. No quiero renunciar a lo que soy, pero quiero una vida contigo y esta noche quiero que sea aquí en nuestra ciudad natal, porque el año que viene yo podría estar de gira o nosotros podríamos estar en una fiesta en algún lugar. Solo quiero una noche.
 
—¿Con qué Peter estoy saliendo esta noche?

Sonrío. Nunca pensé que escucharía esa pregunta saliendo de su boca.
 
—No era consciente de que habían dos.
 
—Definitivamente hay dos.
 
—Hmm… bueno ¿cuál quieres? —Mi voz es profunda, peligrosa. La estoy tentando, esperando su respuesta, aunque sé lo que va a decir.
 
—Vargas —responde ella seductoramente.
 
—¿Quieres a la estrella de rock, al chico malo?
 
Ella asiente.
 
¿Quién soy yo para negárselo?
 
Salgo del auto y cierro la puerta. Vacilo, mirando su sombra en el asiento delantero. Peter Vargas jamás tendría una mujer en su auto, mucho menos abrir la puerta para ella, pero ella es mi chica. Doy un paso a su lado y le abro la puerta. No puedo evitar mirar boquiabierto sus piernas mientras ella sale del auto, con su mano en la mía. La beso brevemente antes de jalarla detrás de mí dentro de Ralph.
 
En el interior, el lugar está lleno. Ralph trajo a un DJ para la noche con la esperanza de incrementar las ventas. Definitivamente lo ha hecho. Mar y yo llegamos al bar primero. Pido una bebida para cada uno. Whisky para mí y alguna bebida afeminada para ella. Ralph saluda y me dice que tiene una mesa reservada para nosotros. No es algo que yo quisiera, pero lo tomaré como que no hay lugar para sentarse.
 
Guiando a Mar a través de la multitud de gente, mi nombre es gritado: las mujeres me miran con lujuria en sus ojos y la gente me da una palmada en la espalda. Se ha corrido la voz de que este es mi lugar para pasar el rato. Bueno para Ralph. Malo para mí.
 
Nuestro reservado se encuentra en un rincón oscuro, lo cual me gusta. Mar se desliza primero y la sigo, sentándome tan cerca de ella como puedo.

Dejo caer el brazo por encima de su hombro, deslizando mis dedos por debajo de la parte superior de su vestido. Su mano está en mi muslo, acariciando mi pierna. Si ella mantiene ese ritmo, no vamos a estar aquí mucho tiempo.
 
Me mira, con los ojos llenos de expectación. Detesto lo que estoy a punto de hacer con ella, pero ella lo pidió.
 
Me inclino, mi nariz deslizándose por su mandíbula hasta que llego a su oreja. La muerdo suavemente. Escuchar su jadeo me apremia. Chupo el lóbulo de su oreja en mi boca. Mi mano se arrastra por su pierna, empujando sus muslos para separarlos ligeramente.
 
—¿Eso es lo que haces en una cita? —pregunta ella ansiosamente.
 
—Yo no salgo en citas —contesto rápidamente.
 
—¿Nunca? —pregunta mientras su voz se quiebra. Beso mi camino hacia su boca antes de contestar.
 
—Yo follo. —Capturo sus labios con los míos antes de que pueda decir nada. Sus labios y su lengua reaccionan inmediatamente a los míos. Mis dedos alcanzan sus bragas. Son de seda. Y están húmedas. Saco mi mano y dejo de besarla.
 
No puedo sentarme aquí en este reservado con ella así, dispuesta a dejarme hacerle cosas en público. Tomo su mano y la saco a la pista de baile. Quiero más para nosotros cuando estemos juntos de nuevo.
 
—¿Hice algo mal? —pregunta cerca de mi oído. Ella tiene que gritar sobre la música.
 
Niego con la cabeza.
 
—No sé si puedo ser Peter Vargas a tu alrededor. Él no trata a las mujeres muy bien.
 
Ella me responde restregándose contra mí, animándome, mostrándome que no le importa. Dios, la amo, pero esto no puede pasar así.

Comienza Purple Rain. Es la primera canción que bailamos en el baile de bienvenida. Es perfecta para nosotros. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura, con las manos descansando sobre su trasero. Ella pone sus manos en mi cabello. Cerrando los ojos dejo que la música nos mueva, nos guíe. Quiero que ella sienta el efecto que tiene en mí. Necesita saber que la deseo, que mi cuerpo la ansía.
 
Abro los ojos y veo a la mujer que contiene todas mis fantasías. Su dedo traza el contorno de mis labios antes de que se incline y me muestre lo mucho que me desea. Nos besamos como los adolescentes cachondos que una vez fuimos, en un bar lleno de gente que solíamos conocer.

10 comentarios :

  1. Quieeeero otro yaaaa! Besitooo

    Aruuu

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  2. Yaaaaaaaaaaaa, no nos puedes dejar asi, que pasa despues??????? sube uno mas por favor no seas mala por fis sube otrooooooooo..............
    Patty

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  3. uhhh buenisimoooo!! otrooooooooooo

    INES

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  4. que lindos maasssssssss

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  5. Unooo masss quieroo saberr q pasa!!

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  6. Wowwwwwwwwwww que ganas que se tienen subi mas dale...........
    Maru

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