martes, 2 de julio de 2013

Capitulo 21

Capitulo 21
Peter

Se siente bien volver a mi estudio. Desde que regresé, he estado escribiendo como loco. Creo que a este punto tengo suficiente para un nuevo álbum. Hoy, mi bajista, Jimmy, y el baterista, Tacho, vienen para crear algunas melodías.

Debería estar feliz, pero no. Esto es por lo que dejé mi vida atrás. Estoy jodidamente ansioso y quiero volver a Beaumont. Los primeros días fueron problemáticos. Traté de llamar a Cris un par de veces pero no podía. ¿Qué pasa si él no me quería hablar después de que ya no estaba?

El momento en que vi como su cara se iluminó en mi pantalla, sabía que no era el caso. Cuando respondí lucía feliz, emocionado, preguntando un montón de cosas de Los Ángeles y el estudio. Me pidió que le mandara fotos del gato y lo hice.

Ahora no podía hablar lo suficiente con él. Las horas en las que estaba en la escuela y las horas de diferencia me ponían ansioso. El fin de semana era ahora mi amigo.

Y odiaba los lunes, matando con eficacia mi placer de pasar horas charlando con mi hijo. No le había dicho a la banda todavía, pero lo haré. Solo quiero mantener a Cris para mí un poco más. Tacho es el único padre alrededor, tiene un niño de siete años de edad. Mateo es un producto de una aventura de una noche que resultó en una madre dejando caer su paquete azul de alegría en la puerta de Tacho. Papá instantáneo.

Cuando veo la cara de Mar en el identificador de llamadas, me sobreviene el pánico. Algo malo debe estar pasando con Cris porque si no, no estuviese llamando. No hablamos desde que me fui. No es que no quiera, pero no quiero joder todo entre ella y Pablo.

—¿Hola?

—Hola. —Está sin aliento. Cierro mis ojos y cuento hasta diez. No puede hablarme así. Me mata que no sea mía.

—¿Qué…? —Mi voz se queda atrapada en mi garganta por la manera en como dice hola. Necesito controlarme. Solo es una palabra común de cuatro letras. No significa nada—. ¿Qué pasa?

—Hoy es lunes. —Dice esto como si se supone que signifique algo para mí. Rebusco en mi mente, preguntándome si Cris había mencionado algo en particular acerca de los lunes.

—Usualmente le sigue a los domingos —digo, esperando aligerar su humor.

—Nico le envía a Eugenia una docena de rosas cada lunes y hoy será el primer día que ella no obtendrá flores desde…. —Si no supiera mejor diría que está llorando.

—Bueno, no podemos dejar que Eugenia se quede sin su entrega de flores, ¿no es así? —Me meto en internet y escribo la dirección de floristas globales. Elijo un ramo de lirios sobre rosas y solicito que se entregue a través de la tienda de Mar—. Todo listo.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que le ordené flores. Recibirá una entrega todos los lunes por un año.

—Peter. —Su voz se quiebra y ahora sé que está tratando de controlar sus emociones. Estas pasadas semanas han sido difíciles para ella. La Mar que conocía era siempre fuerte y confiada entonces pierde a Nico y yo regreso, causando estragos. Nos quedamos en el teléfono unos minutos más antes de que ella se tenga que ir a llenar mi orden. Colgarle es lo último que quiero hacer, pero el trabajo nos llama a los dos.

Cuando los chicos entran, lucen felices. Las mini-vacaciones deben haberles hecho bien. Nos sentamos y les enseño las canciones en las que he estado trabajando. Tacho comienza a reírse de alguna de ellas, ganándose un golpe de Jimmy. Me siento estoicamente, esperando que digan algo.

—¿Te enamoraste mientras estabas de viaje? —pregunta Tacho.

Sí, pero nunca había dejado de estar enamorado. Ella solo me demostró cuanto me he estado perdiendo todos estos años.

—No, vi un montón de viejos amigos. Mi amigo murió y dejó a su esposa y dos niñas. Es una especie de impacto, supongo.

—Bueno, me gusta —dice Jimmy—. Ponerle música no nos tomará mucho tiempo. Ya tengo unas ideas.

Tomamos el estudio y comenzamos una lluvia de ideas con diferentes sonidos. La mayoría de las canciones pueden llegar a ser baladas, pero queremos mantenernos alejados de eso. Tenemos que añadir una onda de rock para mantener a nuestros fans interesados. Si pongo un álbum lleno de canciones de amor la gente pensará que me he vuelto blando.

—Painkillers tiene que ser una canción lenta —digo cuando Jimmy comienza a cantarla.

—¿Por qué? Podemos hacer volar esta.

Niego con la cabeza.

—Quiero esa lenta. Quiero que la gente sienta las palabras y lo que significan. No quiero que se pierdan en altas vibraciones.

Painkillers es la primera canción que trabajamos. Solo se tarda unos pocos intentos antes de que esté contento con la melodía. Voy a tener que empujar a Mery a hacer de este nuestro primer single. Quiero liberarlo lo antes posible.

Después que los chicos se van en la noche, trabajo en mezclar. Tocando Painkillers, una y otra vez, hasta que estoy feliz. Decido que vamos a intentarlo de nuevo mañana antes de grabar el final.

Papeles descansan en mi mesa de mezclas. Bajo volumen a la melodía y me dejo los audífonos puestos. Quiero oírme cantándole a Mar. Esta canción tiene que ser perfecta. Mery está apoyado en el tablero, molestándome porque sabe que no debe tocar mis cosas.

—¿Qué quieres?

—¿Cuándo ibas a decirme que estabas en la ciudad? Me aparto de ella y me dirijo a los papeles que lanzó.

—Eres mi manager, no mi madre. Manejas mis affaires, no mi vida personal, Mery.

—Bueno, este es mi trabajo. —Recoge las pilas de papeles y empieza a pasarse por ellos—. Vamos a ver… “Peter Vargas está tocando en Ralph’s” “OMG Peter Vargas es tan sexy, está tocando gratis en Raph’s”. Oh, y mi favorito. “Peter Vargas debuta nueva canción en pub local”.

—Ve al grano. Estoy ocupado.

—¡Esto! —Sacude los papeles en mi cara—. ¡Es mi punto! Estuviste afuera haciendo Dios sabe qué con Dios sabe quién y decides tener un show gratis sin siquiera consultarme. ¡Jesús, Peter! ¿Sabes que pesadilla provoca en relaciones públicas?  

Me rehúso a contestarle porque ella nunca entendería por qué hice ese show en primer lugar. Ella no hace nada bueno por ninguno de sus amigos. Todo es acerca de que-puedes-hacer-por-mí con ella y no es eso lo que quiero ser. El show fue un éxito y Ralph hizo un montón de negocios esa noche. No me arrepiento.

—¿Me estás escuchando?

—Realmente no. Estoy tratando de trabajar.

—Sabía que el que volvieras a ese pueblito de pacotilla era un error. Tal vez debería ir a Beaumont y ver cuál es toda la emoción.

Me saqué los audífonos y me levanto para enfrentarla.

—¿Cuál es tu problema?

—Tú, Peter. Estoy cansada de este juego del gato y el ratón al que jugamos. Es el momento de tomar una decisión.

Me comienzo a reír, con la ira construyéndose.

—Tú eres quien juega. No me interesas. Lo que hicimos fue un error, Mery, un momento de debilidad de mi parte porque estabas disponible y deseosa de darme lo que yo quería.

—No lo dices en serio —se queja. Pongo mis manos en los bolsillos, sintiendo mi teléfono. Es hora de que llame a Cris. Me alejo de ella, hasta que toma mi brazo.

—Peter, lo que tuvimos fue especial.

—Lo que tuvimos fue sexo, nada más.

La dejo parada en el estudio. Tengo que controlarla antes de que esté fuera de control. Últimamente ha estado más posesiva y está comenzando a asustarme. Nunca debí haber mezclado los negocios con el placer y ella es estrictamente negocios.

Camino hacia el pasillo hasta que estoy lo suficientemente lejos del estudio.

Agachándome, saco mi teléfono y llamo a Cris.

—Hola papá —responde antes de que el primer tono se complete. El sonido de su voz envía calidez a todo mi cuerpo. Quiero grabar su voz y así poder reproducirla todo el tiempo.

—¿Qué tal, amigo? ¿Cómo estuvo la escuela?

—Bien. Tengo que hacer un reporte de historia, pero mamá dice que me ayudará.

—Eso es bueno. ¿Sabes que ayudaría si estuviese allí, cierto?

—Sí, lo sé. —Cuando habla, sé que lo dice en serio. No puedo detectar ningún remordimiento en su voz—. ¿Puedo hacerte una pregunta?
 
—Por supuesto. —Mis rodillas comienzan a encalambrarse así que me paro, recostándome contra la pared que sostiene mis discos de oro.

—¿Tu mamá y papá quieren ser mis abuelos?

Me pongo rígido ante la mención de mis padres. No he hablado con ellos desde la noche en que me fui. Mi papá me dijo que era una vergüenza y estúpido por dejar el fútbol para dedicarme a la música. Me dijo que nunca lo lograría. Mi madre se quedó allí, con un vaso de vodka en la mano.

—¿Qué estás haciendo en casa?
 
Sabes que eres bienvenido a casa cuando eres recibido así.
 
Juan Pablo dobla el periódico y lo pone a un lado, quitándose las gafas. Claudia se encuentra en el vestíbulo, el vaso de vodka permanentemente manchado con su lápiz de labios rojo escarlata.
 
—Necesito hablar contigo.
 
—¿Qué hiciste, Peter? ¿Estás en algún problema?
 
—No, Señor. Yo… —No puedo mirarlo. Siempre me mira por debajo, haciéndome sentir como si midiera dos centímetros—. Dejé la escuela.
 
—Obviamente, puedes volver en la mañana.
 
Niego con la cabeza.
 
—No puedo volver. Renuncié.
 
—¿Cómo que renunciaste? —grita causando que mi mamá salte, haciendo sonar el hielo alrededor de la copa.
 
—Pensé que iba a ser diferente y no lo es y he estado hablando con la abuela Betty…
 
—¿TÚ QUÉ? ¿Crees que te he criado para ser un Lanzani y así puedas juntarte con basura como esa?
 
—¿Basura? Ella es la madre de tu esposa. —Señalo a mi mamá quien no tiene expresión en su cara—. Dios mío, ¿cuál es tu problema? Es familia. Sé lo que hiciste. Lo que hicieron los dos. Mamá, dejaste tus sueños para casarte con él. —Señalé a mi papá—. Y tú hiciste que lo hiciera. ¿Por qué? ¿Porque sus sueños no eran tan importantes como los tuyos? ¡Mírala! Es un maldito robot.

—Betty es un veneno, claramente, si eso fue lo que te dijo. Así que dime sabelotodo, ¿cuáles son tus planes?
 
—Voy a ir a Los Ángeles y probar suerte con la música.
 
Juan Pablo comienza a reírse. Una risa maniática. Claudia camina hacia la puerta y llena su vaso. Debe atacar su hígado con medicina para que funcione. Típico.
 
—Si no regresas a la escuela inmediatamente, no vuelvas aquí.
 
—¿Me estas echando de la casa por perseguir un sueño?
 
Juan Pablo toma su periódico y lo abre, cruzando las piernas.
 
—No, Peter, simplemente te estoy enseñando tus opciones. Tienes dos: puedes volver a la escuela, hablar con tu entrenador y asegurar tu lugar en el equipo, o bien puedes salir por esa puerta, perder tu fondo beneficiario y olvidarte que eres un Lanzani.

 

—No lo sé, amigo. Hablemos cuando vuelva bien. Mis padres… son difíciles algunas veces y no siempre nos llevamos bien.

—Está bien. ¿Qué haremos cuando vengas?

—Bueno, pensé que podíamos buscar una casa. No me quiero quedar en un hotel cuando vaya allá y estaba pensando que tal vez tu mamá te deje quedarte conmigo por el tiempo que estoy allí, pero tendré que hablarlo con ella primero, ¿está bien? No necesitas mencionarlo. Me encargaré de todo. Me tengo que ir ahora pero hablaremos mañana.

—Buenas noches, te amo papá.

—También te amo.

Me deslizo por la pared después de que Cris cuelga. Sabía que mis padres iban a llegar tarde o temprano, solo estaba esperando que fuera mucho, mucho más tarde.

Mi mano corre a través de mi pelo. Creo que voy a dejarlo crecer de la forma en que a Mar le gusta, tal vez entonces ella me mirará con otros ojos. No voy a mentir, yo quiero a mi chica de vuelta.

—¿Embarazaste a alguien?

Me volteo a ver a Mery parada en el pasillo, con las manos en sus muslos. Está molesta.

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