domingo, 7 de julio de 2013

Capitulo 30

Capitulo 30

Mar

Pablo ha estado fuera por tres semanas. La noche que me dijo que se mudaría, se fue. No sé a dónde. Necesitaba una distracción y fui a trabajar el día siguiente, dándole a Cande el sábado para hacer lo que sea. Cuando regresé a casa sus cosas ya no estaban. Él no tenía mucho, la mayoría era ropa, pero sentí su ausencia cuando caminé hacia mi baño y su crema para afeitar y cepillo de dientes faltaban.

Extraño a Pablo. Extraño su risa, su consuelo y cómo me sentía cuando me sostenía en la noche. Mi corazón no está roto. No me he sentado y llorado excepto por la noche que se fue. Cómo me siento no es justo para él. Hizo lo correcto al irse. Él nos salvó de esta manera. Solo quiero saber si está bien.
 
Cris y yo pasaremos Navidad en casa de Peter con Eugenia y las niñas. Seremos una gran familia lidiando con la pérdida de un amigo, esposo y padre, juntos. Eugenia y las niñas están ahora con Peter y Cris, decorando, Peter quería esperar hasta que yo llegara, pero les dije que no importaba. Tengo bastante qué hacer después.
 
En retrospectiva, Cande debería estar trabajando. Estamos ocupadas. No que me esté quejando por clientes, pero un par de manos adicionales sería genial ahora mismo. Mi chico repartidor definitivamente está agregando dinero a su fondo con las propinas.
 
—Feliz Navidad, señora Potter.
 
—Oh, feliz Navidad, Mar, simplemente amo tu pequeña tienda durante las fiestas. Haces un increíble trabajo con tus decoraciones y flores.
 
—Gracias. ¿Qué puedo hacer hoy por usted?
 
—Me gustaría un arreglo de rosas rojas y lirios de cala blancos para agregar un poco de contraste en mi camino de entrada.
 
—Seguro, señora Potter.
 
Dejo a la señora Potter mientras ella examina las flores de pascua. Oriento a otro cliente hacia las flores que está buscando antes de caminar hacia mi refrigerador. Tomo las rosas y los lirios, junto con otras flores festivas antes de regresar. Hay una rubia alta cerca de la caja registradora, ella no tiene nada en su mano así que le sonrío y le digo que estaré con ella en un momento.
 
—Hola, disculpe, ¿es usted Mariana Esposito?
 
—Lo soy —digo mientras empiezo a arreglar las flores en un florero de vidrio para la señora Potter una de mis clientes regulares, siempre teniendo flores frescas en su casa para algo. La nueva clienta solo se queda allí de pie sin hablar mientras continúo trabajando. Termino el arreglo de la señora Potter y lo llevo para la caja registradora donde ella agrega otras plantas. Luego que hago sonar la campanita y ella paga, la ayudo a cargar sus compras hasta su auto.
 
—Gracias, querida.

—De nada. Gracias a usted por comprar aquí, significa mucho para mí.
 
Ella me besa en la mejilla antes de subirse a su auto. Me apresuro adentro; está helado afuera. Paso mis manos sobre mis brazos para calentarme.
 
Atiendo a los siguientes clientes y empiezo a trabajar en mi siguiente orden, dando asistencia a los pocos clientes que quedan en la tienda. La rubia camina hasta el mostrador y baja su bolsa. Coloca sus lentes de sol hacia atrás sobre su cabello y miro afuera rápidamente por cualquier indicio de que el sol ha salido y no veo nada. Los turistas siempre sobresalen tan bien.
 
—¿Puedo ayudarle? —pregunto.
 
—Pensé que podríamos hablar —dice ella. Tengo que mirarla otra vez para asegurarme que no la conozco de ningún lado. No lo hago.
 
—¿Quieres hacer una cita para una muestra de novia o es por algo más?
 
Ella sonríe cuando menciono novia, debe estar enamorada.
 
—De alguna manera no creo que mi hombre apreciaría si hago planes de boda sin él.
 
—Te sorprenderías. A la mayoría de ellos no les importa.
 
Nos reímos. Aprenderá que los hombres solo asienten y dicen: “de acuerdo lo que tú quieras querida”. Saco mi libro de citas y veo mi siguiente fecha disponible.
 
—Realmente no necesitamos conocernos. Solo quiero darte esto. —Ella me extiende un sobre, es de manila y casi translúcido. Miro a la dirección del remitente. Es de algún abogado en Los Ángeles. Estos deben ser los papeles para que Cris se convierta en el heredero de Peter.
 
—Gracias —digo, colocándolo a un lado.

—¿No estás un poco interesada en lo que acabo de darte? —Ella se inclina en el mostrador, sus largas uñas rojas atrapando mi atención. Su sonrisa torcida es astuta, como si estuviera planeando algo importante y yo soy el final de la broma.
 
Levanto el sobre y lo abro. Sacando los papeles y leyéndolos cuidadosamente, rabia hierve bajo mi piel. Él ha hecho lo que prometió que no haría. Regreso los papeles dentro del sobre y los deslizo bajo el mostrador cerca de mi cartera.
 
—Realmente debiste solo enviármelos por correo. Parece como un desperdicio de viaje. —Trato de ocupar mis manos cuando todo lo que quiero es correr a todos y apresurarme donde Peter para recoger a mi hijo.
 
—Es mi trabajo asegurarme que las necesidades de mi cliente sean completadas.
 
—Qué cliente tan suertudo —respondo secretamente esperando que se vaya. Ella ha hecho su trabajo. No hay necesidad para que continúe aquí.
 
—Por cierto, soy Mery Del Cerro. —Ella extiende su mano. Pero no me muevo para sacudirla. No tengo ningún deseo de ser amistosa con ella. Aleja su mano—. De todas maneras, soy la mánager de Peter. De ahora en adelante, tratarás conmigo cuando se trate de tu hijo y Peter. Además, la última página de los papeles que acabo de darte es para una prueba de paternidad.
 
—¿Una qué? —chilló.
 
—Bueno, no puedes esperar que alguien como Peter Vargas simplemente de dinero a un niño que puede o no ser de él, ¿verdad? Quiero decir estoy segura que eso es lo que pensaste que iba a hacer cuando dejaste a tu niño en su umbral como una puta de poco dinero. Quizá tengas el deseo de exprimir el dinero de mi cliente como una vaca repetidamente pero puedo asegurarte, que no dejaré que eso pase.

—Deberías irte ahora. —Muerdo mi lengua para evitar arremeter. Sé que ella solo está haciendo el trabajo por el que Peter la contrató, pero quiero sacarle los ojos con mis tijeras y ver la sangre manchar su engreído rostro.
 
Ella sonríe, recoge su bolsa y camina hacia la puerta.
 
Todavía hay clientes en la tienda, pero ninguno de ellos parece consciente de lo que acaba de suceder. Camino hacia ellos calmadamente para decirles que ha surgido una emergencia y necesito cerrar temprano. Les ofrezco un descuento en su siguiente compra y prometo abrir mañana. Afortunadamente ellos no están muy enojados.
 
El camino hasta la casa de Peter es caótico. Ni siquiera sé cuándo empezó a nevar pero la nieve cubriendo ligeramente los caminos hace la conducción difícil. Tomo unas profundas respiraciones calmantes cuando llego a su entrada. Él ha decorado la parte de afuera de su casa con luces blancas. Hay luces de velas en cada ventana, algo que yo sugerí.
 
Hay una gran corona con un enorme lazo rojo colgando en la puerta de enfrente.
 
Por primera vez noto que mi nombre aparece en la decoración de Santa que se encuentra en el porche. Dice Peter, Mar y Cris viven aquí. Trazo nuestros nombres antes de tocar.
 
La puerta se abre. Peter está de pie enfrente de mí. Está confundido, sus cejas se alzan.
 
—¿Por qué tocas?
 
Debí practicar que era lo que iba a decir. No puedo mirarlo. Solo quiero a mi hijo.
 
—Vine a buscar a Cris.
 
—¿Qué quieres decir con qué viniste a buscarlo? Tenemos planes esta noche.

—Yo… las cosas cambian. Necesito llevarme a mi hijo a casa ahora.
 
Peter camina hacia adelante, hasta el porche. Cierra la puerta detrás de él. Está de pie sobre la madera del porche descalzo en una camiseta y jeans. Debe estar congelándose.
 
—¿Qué está pasando? —pregunta él. Me alejo creando espacio entre nosotros, solo que él camina más cerca. Sacudo mi cabeza, no puedo mirarlo. No lo haré.
 
—Lali —dice mientras se estira por mí. Golpeo su mano lejos.
 
—No me llames así.
 
—¿Qué demonios está mal? —Sus ojos destellan con rabia.
 
—Nada —respondo bruscamente—. Quiero a mi hijo y quiero ir a casa.
 
—Nuestro hijo —dice furioso.
 
Me rió ante la palabra nuestro.
 
—¿Estás seguro sobre eso, Peter Vargas?
 
La mirada que me da es una confundida y herida. Puedo ver el dolor en sus ojos cuando lo llamo por su nombre artístico.
 
—De qué diablos estás hablando, Mar.
 
No puedo soportarlo más. No puedo soportar estar aquí mientras juega a hacerse el estúpido. Saco el sobre de mi cartera.
 
—Esto —digo a través de las lágrimas mientras lo golpeo en su pecho—. Hiciste esto después de que me prometiste que no lo harías. Confíe en ti… otra vez y has roto mi corazón.
 
Peter quita el sobre de mis manos y lo abre. Lee la primera página, luego la siguiente. Su rostro se vuelve pálido.
 
Cuando me mira, veo miedo.

15 comentarios :

  1. Noooo, siempre pienso que con el capitulo que estoy leyendo voy a quedar tranquila, pero quiero masssssss, porfis, porfis

    ResponderEliminar
  2. odio amery y pabloooo!!! otrooo maaaass ,

    ResponderEliminar
  3. Que????? sale Pablo y entre Mery no es justo pobre Lali, no nos puedes dejar asi no seas mala sube mas por favor por favorrrrrrrrrrrrrrrr
    Patty

    ResponderEliminar
  4. No te lo puedo creer estoy segura que todo lo que hizo Mery es por perra y ardida, Peter ya deberia despedir a esa mina......subi mas dale

    ResponderEliminar
  5. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    ResponderEliminar
  6. Mas mas mas mas mas mas mas mas

    ResponderEliminar
  7. Mas mas mas mas mas

    ResponderEliminar
  8. Pobre Lali. Q peter le diga q no pidio la guarda de cris

    ResponderEliminar
  9. massss porr favorrr quierooo saber q pasa!!!! muerte a pablo y mery :( ......dejenlos ser felizzz!!

    ResponderEliminar
  10. Maldita Mery solo busca problemas! Espero mas, beso :)

    Arii

    ResponderEliminar
  11. mas noveeeeeeeeeeeeeeeee

    ResponderEliminar