sábado, 22 de junio de 2013

Epilogo

Epilogo

Te voy a extrañar tanto. No puedo creer que me vas a dejar —Cande se dejó caer a mi lado en el sofá de Vazquez. 

La fiesta de graduación de Peter iba a ser una comida al aire libre en el patio trasero, así nos escaparíamos del calor y la humedad por unos preciosos, helados minutos.

Apoyé la cabeza en su hombro bronceado. —¿Por qué no te vas conmigo?

Ella se ríe y deja su cabeza encima de la mía. —Esa es una idea tan tonta como lo es que tú te quedes aquí. Tú tienes que hacer grandes cosas, y yo tengo que quedarme aquí y hacer lo mío. Aunque eso no significa que no apeste.

Apliqué a tres conservatorios de música para transferirme en otoño. Nada de esto se sintió real hasta después de la audición que hice en Oberlin —mi opción favorita — y el correo que recibí un par de semanas atrás, notificándome que había sido aceptada.

—Sí, yo creo que necesitas quedarte aquí y además tener un ojo en Agus.

La oposición de Cande hacia Agus terminó en San Valentín, cuando él le mostró sus reservas para B&B, después le llegaron flores todos los días por dos semanas, además convirtió nuestro dormitorio en un invernadero. Con la ayuda de Cande, Agus se había resistido a su mejor amigo por el inminente juicio de violación y los rumores e insinuaciones. La reciente declaración de Maxi previa al juicio, el negoció un trato por un cargo de asalto menor, lo que fue un alivio para todos, aunque probablemente no cumplirá la mitad de sus dos años de sentencia.

Por las puertas francesas abiertas, nosotras vemos a nuestros novios hablando en el patio trasero. Ellos nunca serán mejores amigos, pero se llevan bien, a medida que se fueron conociendo.

Peter había estado tan seguro, cuando me animó a solicitar los programas de transferencia de programas de música, que estaríamos bien. Él sigue estando seguro, y yo le creo, pero eso no significa que busco una relación de dos años a una larga distancia. Un juego muerto haciéndome hacer una decisión académica basada en sus planes, él no aceptaría que me quedara, y él no quiso decirme donde había aplicado o hecho entrevistas para trabajar.

—No te preguntaré acerca de lo que tú quieres para mi, Mariana.

—Pero te quiero a ti —murmuré, sabiendo que él tenía razón, no tenía una defensa lógica. En algunos momentos, él era el hijo de su padre.

Ray Lanzani se convirtió en unas de mis personas favoritas. Peter me llevó a su casa durante las vacaciones de primavera, y yo nunca lo había visto a él tan nervioso. Por alguna razón, sin embargo, yo y su padre nos caímos bien. Pude ver a su padre cómo cuando Peter era tutor, el mismo seco sentido del humor e inteligencia. La noche antes de irnos, Ray revolvió el ático de su casa de playa y sacó un trío de acuarelas enmarcadas de un pequeño niño jugando en la orilla del mar. Rosemary firmó las orillas de cada pintura de su único hijo, Rosemary Lanzani. Nosotros las colgamos en la habitación de Peter, encima de su escritorio.

Aún mas extraño, Ray estaba sentado afuera con Nico y Gimena. Él estaba tomando un descanso en el barco de pesca para graduación de su hijo, su primer descanso desde que él había dejado Alexandria.
***

—Acepté un trabajo el viernes.

Este era. Después de aplicar para una docena de trabajos durante el último semestre. Peter tuvo varias entrevistas, y unas cuantas segundas entrevistas. Una semana atrás, escuché por casualidad a Nico diciéndole a Gimena que él encontró una oferta sólida de una compañía de ingeniería en la ciudad. No puedo esperar a que me lo cuente.

Cuando me vaya a Oberlin en agosto, vamos a estar a doce millas de distancia.

—¿Oh? —evité mirarlo, asustada de estallar en lágrimas.

Rellenó las sobras que Gimena nos envió junto a su nevera, evité hacer comentarios, y se inclinó en el mostrador de la cocina, mirándome. Finalmente, lo iba a decir, y no podía retrasar lo inevitable.

Él miró mi cara, y luego tomó mi mano. —Ven aquí.

A medida de que me llevaba al sofá, pestañeé las lágrimas atrás y me di un gran sermón que básicamente consistía en deja de llorar, deja de llorar, deja de llorar.

Inclinado en la esquina, él me atrajo a sus brazos. En la mitad del camino, yo escuchaba como él relataba los aspectos técnicos de su trabajo, el tamaño de la compañía, la gran cantidad de dinero que recibiría, y la fecha de inicio, que es la segunda semana de julio. Más que nada me preguntaba con que frecuencia tendría tiempo para viajar a casa. Los fines de semana casi nunca se escuchaban para un estudiante de música. Los recitales y actuaciones obligatorias para realizar o asistir son constantes.

—Entonces, mi única pregunta es si quiero vivir en Oberlin y viajar a Cleveland o vivir en Cleveland y viajar a Oberlin —Su cabeza estaba doblada en su brazo doblado, él me miró, esperando.

Pestañeé. —¿Qué?

Él sonrió inocentemente. —Oh, ¿No te conté esa parte? La compañía esta en Cleveland.

—¿Cleveland, Ohio? ¿Tú aceptaste un trabajo en Cleveland, Ohio? Cleveland está a un poco más de una hora y media de distancia de la universidad.

—Sí lo hice.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. —Pero, ¿Por qué?

Arqueando una ceja, trajo su brazo libre hacia abajo y enganchó mi pelo detrás de mi oreja. —Tú escuchaste el sueldo ¿verdad? Y además, para estar cerca de ti —sacando una lágrima de mi mejilla, él agregó—: Más que nada, para estar cerca de ti.

Yo consideraba todo lo aprendido de seguir a Benjamin, todo lo que Peter había jurado que nunca me preguntaría. —Pero ¿todas las cosas que tú decías acerca de no renunciar a lo que quieres ser y lo que quiero hacer para estar contigo, no aplicaba para ti también?

Él me tomo con su palma mi cara, mirándome a los ojos, suspirando. — Primero, es un gran trabajo, estoy emocionado —luego me atrajo mas cerca y me besó, me incliné sobre su pecho, una mano deslizándose debajo de su camisa. Olvidé que él no había finalizado su explicación hasta que me susurró en la boca—. Segundo, soy ambicioso, pero se puede tener éxito en cualquier lugar — luego, el continuó besándome mientras me llevaba a su habitación. Cuando me dejó deslizarme de sus brazos, me saqué mi camiseta, quedándome en el centro de la cama y mirando cómo él sacaba la camiseta de su cabeza. Yo podría grabarlo y ver esto todos los días… si no supiera lo que viene después.

Avancé lento con un pie sobre la cama, él se tendió sobre mí lentamente, arrastrando mis dos brazos sobre mi cabeza, gentilmente, como la primera vez que él me dibujó. Con una mano, cruzó y aseguró mis muñecas. Él me enseñó todas las formas de escapar, pero no había manera de que quisiera irme. Se encontraba en modo lento, uno de mis favoritos, a pesar de que enloquecía antes de que lo hiciéramos. Mordí el borde de mi labio en anticipación.

Bajó la mirada hacia mí, y examiné esos hermosos ojos verdes de cerca, algo que nunca me cansaré de hacer. —Lo que no puedo hacer estar en cualquier lugar sin ti —acercándose pasó la lengua sobre mis labios y las puntas de sus dedos sobre mi piel hasta que me arqueé y capturé su boca con la mía.

Me soltó las muñecas, y envolví mis brazos alrededor de su cuello, sintiendo nuestros corazones latir en sincronía cuando sus labios hicieron un lento camino sobre mi oreja. —Elegir estar contigo no es una difícil decisión Mariana —él suspira, moviéndose hacía atrás por última vez para mirar fijamente a mis ojos—. Es fácil, increíblemente fácil.
Fin

Easy
Autora : Tammara Webber

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