miércoles, 19 de junio de 2013

Capitulo 21

21

Benjamin estaba esperando fuera del salón de clases la mañana del miércoles. Evitando el contacto visual, traté de caminar hacia el interior del aula, pero él me alcanzó cuando pasé a su lado. — Mariana… habla conmigo. 

Dejé que tirara de mí unos metros hacia la izquierda de la puerta, y me enfrenté al salón para poder ver cuando Peter llegara. 

Mantuvo la voz baja y apoyó uno de sus hombros en la pared de azulejos lisos. —Agus dice que tú y Mindi presentaron ayer informes a la policía.

Me esperaba ira o desesperación, pero no vi ninguna de ellas. —Lo hicimos. 

Se pasó un par de dedos por el impecable mentón sin afeitar, un hábito que me hacía querer hacer lo mismo. —Deberías saber que Maxi está diciendo que la cosa con Mindi fue de mutuo acuerdo, y que la cosa contigo no ocurrió en absoluto la noche que tú dices que lo hizo. 

Abrí y cerré la boca. —¿La “cosa” con Mindi? ¿La “cosa” conmigo? 

Haciendo caso omiso a mi indignación, agregó — : Aparentemente se olvidó de que le dijo a Agus y, por lo menos, a una docena de otros chicos que ustedes dos se enrollaron en la camioneta, justo después de la fiesta, antes de que lo asaltaran.

Sabía que Maxi había difundido rumores, pero no había oído los detalles. — Benjamin, tú sabes que yo no haría eso. 

Se encogió de hombros. —No le creí, pero no estaba seguro de cómo estabas reaccionando ante nuestra ruptura. Hice algunas, umm, cosas poco aconsejables después de... Pensé que tenías derecho a lo mismo. 

Recordé la OFCM —la solución de Cande y Maggie a mi caída en picado después de la ruptura— y concedí —para mí misma— que él no estaba completamente equivocado. Todavía me preguntaba si me conocía en absoluto. —¿Así que pensaste que podía estar tan molesta por haberte perdido que empezaría a revolcarme con chicos al azar en los estacionamientos?

Se pellizcó el puente de la nariz. —Por supuesto que no. Quiero decir, la mayoría asumió que estaba exagerando. No tenía ni idea de que haría... — Su mandíbula se apretó y sus ojos azules se abrieron — . Nunca se me ocurrió que él haría eso. 

Me estaba empezando a cansar y enfermar ese sentimiento. 

Vi a Peter acercarse al mismo tiempo que él me vio. Sin detenerse, se dirigió directamente hacia nosotros, y se detuvo junto a mí. —¿Estás bien? 

Ya me había vuelto adicta a esa frase suya, y la forma en la que la decía, su voz como el acero en terciopelo. Asentí con la cabeza. — Estoy bien. 

Asintió también y le dio a Benjamin una rápida mirada que prometía una lesión letal si le parecía conveniente causarla. 

Benjamin parpadeó y miró sobre su hombro para ver a Peter entrar en el aula. —¿Ese tipo está en nuestra clase? ¿Y qué diablos fue esa mirada? —Se volvió para examinarme más de cerca el rostro mientras observaba a Peter desaparecer por la puerta — . Agus dijo que un tipo estaba en el estacionamiento esa noche. Que fue quién venció a Maxi, no un par de chicos sin hogar, como él dijo. —Hizo un gesto con el pulgar —. ¿Es ese tipo de quien hablaba? 

Asentí. 

—¿Por qué me dijiste que sólo te escapaste? 

—No quiero hablar de esa noche, Benjamin. —Contigo, añadí en silencio. Tendría que hablar de ello muy pronto, cuando tuviera que dar una declaración a la defensa, y de nuevo cuando fuéramos a juicio. 

—Me parece justo. Pero no fuiste exactamente honesta conmigo la otra noche. 

—Fui sincera; simplemente no estaba completamente abierta. No sé ni siquiera por qué te conté lo ocurrido, sobre todo después de que me pidieras que retirara los cargos para que la fraternidad pueda salvar su cara. 

—Eso fue un error. Uno que ha sido rectificado. 

—Sí, por un grupo de chicas de una hermandad de mujeres mucho más valiente que tú. Mindi estuvo a punto de ceder ante la presión, y si hubiese dejado caer su caso, yo no habría tenido oportunidad en absoluto. Tú más que nadie sabes eso. Así que gracias, Benjamin, por tu apoyo — Suspiré —. Mira, agradezco tu charla con Maxi, y para lo que vale, sé que tú realmente no querías hacerme daño. Pero tiene que ir a la cárcel, no sólo ser desvestido por uno de sus compañeros y arrojado fuera de la fraternidad. —Me di la vuelta para entrar en el aula y me detuve cuando me llamó por mi nombre.

—Mariana… Lo siento. 

Cande estaba en lo cierto. Las disculpas podían llegar demasiado tarde. Asentí con la cabeza, aceptando su perdón en honor a todo lo que alguna vez habíamos sido, pero nada más. El 

Dr. Vazquez ya había iniciado la lectura, así que me deslicé en mi asiento, aceptando la sonrisa de Benji como saludo, y me di crédito a mí misma por convertirme en una sobreviviente. Había sobrevivido a la decisión de Benjamin de poner fin a nuestra relación. Había sobrevivido a lo que Maxi trató de hacerme. Dos veces. E iba a sobrevivir si Peter no podía —o no quería— confiar en mí sobre sus demonios personales.

***

Los árboles habían cambiado de frondosos a desnudos sin que me diera cuenta de ello. El cambio siempre fue una cosa rápida aquí, nunca una larga y multicolor transformación, como sucedía más al norte. Aún así, había estado demasiado preocupada como para observar la alteración que se había producido. Parecía como si un día los árboles eran gruesos y verdes, y al siguiente las hojas se habían desvanecido por completo, excepto por los pequeños montones, muertos y atrapados en las esquinas de las terrazas y capturados bajo los bordes de los cercados. 

Los días de calor ocasionales habían desaparecido también. Peter y yo nos encontrábamos encorvados en nuestros abrigos, y mi bufanda estaba enrollada alrededor de mi cuello dos veces, usurpando mi cara. Exhalé sobre ella y saboreé ese calor que duró alrededor de dos segundos. 

Peter tiró de su gorro más bajo. —¿Quieres que vaya contigo esta tarde? Puedo conseguir que alguien cubra mi turno en Starbucks. 

Volví la cabeza para mirarlo, pero mi bufanda no giró conmigo. —No. Los padres de Mindi están aquí. Van a asegurarse de que todo esté bien para las dos. Incluso se ofrecieron a conseguirme una habitación d e hotel… Estarán manteniendo a Mindi allí con ellos durante la próxima semana, y luego la llevarán directamente de vuelta a casa, después de los finales. Su padre moverá sus cosas fuera del dormitorio esta noche. Cande dice que podrían retirarla de forma permanente. 

Frunció el ceño. —Supongo que no servirá de nada señalar que esto podría haber ocurrido en cualquier otro lugar. 

Negué con la cabeza. — Tal vez algún día consigan superar el shock. Sin embargo, Mindi no querrá volver aquí, incluso si eso es cierto.

—Comprensible —murmuró, mirando al frente mientras caminábamos. 

Nos quedamos en silencio hasta que llegamos a la pequeña construcción donde se encontraba mi clase de español. —Me gustaría poder faltar de nuevo hoy, pero tenemos las presentaciones orales que cuentan como parte del final. 

Sonrió, extendiendo la mano para despejar un mechón de pelo testarudo que se había aferrado a mi labio. No lo hubiera conseguido con mis dedos enguantados. Su índice estaba ligeramente gris, y supuse que había estado dibujando en clase hoy. —Me gustaría verte, antes de que te vayas a casa. Fuera de la clase del sábado, quiero decir. —Su dedo recorrió mi mandíbula, sumergiéndose en la piscina de mi bufanda y metiéndolo por debajo de mi barbilla. 

Sentí que mi estómago caía a mis pies. Me había familiarizado con las despedidas no verbales recientemente, y el adiós estaba en sus ojos. No me encontraba preparada para verlo. —Tengo una actuación en solitario para una calificación final esta noche, un recital obligatorio al que asistir el viernes, y mi grupo se presenta este sábado. Sin embargo, puedo verte mañana por la noche, si tú quieres. 

Él asintió, mirándome fijamente a los ojos, como si fuera a darme un beso. — Quiero. —Los estudiantes todavía se empujaban hacia sus clases a nuestro alrededor. Todavía no llegaba tarde. Puso la bufanda de nuevo en su lugar, sobre mi mentón, y sonrió — . Te ves como una momia parcial. Como si alguien se hubiese interrumpido mientras te cubría. 

Una sonrisa plena era extraña viniendo de Peter. Acostumbrada a su sonrisa fantasma, a su oscuro frunce de ceño y a sus miradas intensas, me quedé tan atontada que mi respiración se tambaleó. Y luego le devolví la sonrisa, e incluso si él no podía verme la boca, sabía que las arrugas alrededor de mis ojos duplicaban aquellas que se encontraban en los de él, el azul oscuro de los míos conectándose con el gris azul de los suyos. —Tal vez le di un golpe de martillo- puño y su nariz sangró antes de que pudiese terminar con toda esa cosa horrible de momia sobre mí. 

Se rió suavemente, manteniendo una cálida sonrisa en su lugar, y me incliné hacia él como una flor a la luz solar. 

—Estás aficionándote a ese golpe.

—Tal vez no tanto como Cande a todos esos golpes relacionados con la ingle. 

Se rió de nuevo y se inclinó para besarme en la frente, dejándome ir con rapidez y mirando alrededor. Su sonrisa se desvaneció, y pensé que probablemente estaría dispuesta a hacer cualquier cosa para que regresara. — ¿Me mandarás un mensaje cuando termines esta tarde?

Asentí. —Lo haré.

***

No estaba segura de lo que iba a encontrar cuando busqué en Google el nombre de Peter el miércoles por la noche. Tenía la esperanza de que un obituario me diera un punto de partida, y eso fue lo que encontré. Al igual que muchos obituarios, el de Rosemary Lanzani no daba ni una pista sobre cómo había muerto. Ningún “en lugar de flores por favor envíe una donación a…” con el nombre de alguna horrible enfermedad que mata a jóvenes madres al final. Busqué su nombre en Google sin esperar nada —pero varios artículos aparecieron, todos fechados hace ocho años. Los títulos me dejaron sin aliento. Elegí uno y lo cliqueé —mi corazón latiendo con tanta fuerza que podía distinguir cada latidos— mientras deseaba que esos comentarios fueran de otra persona y no de su madre. Alguien a quien no conocía. 

  DOS MUERTOS EN UN ASESINATO-SUICIDIO. 

 Las autoridades confirmaron los horribles detalles de un asesinato-suicidio que tuvo lugar durante un allanamiento de morada ocurrido en las primeras horas de la mañana del martes. La policía dice que Darren W. Smith, un personal de mantenimiento local, irrumpió en la casa de Raymond y Rosemary Lanzani a través de una ventana trasera, a las 4 am de la mañana del martes. El Dr. Lanzani se encontraba en un viaje de negocios. Después de encerrar a su hijo en su habitación, Smith violó en repetidas ocasiones a Rosemary Lanzani antes de degollarla. La causa de la muerte fue pérdida masiva de sangre a partir de múltiples heridas cortantes. Luego, Smith se disparó fatalmente. Las armas encontradas en la escena incluyen un cuchillo de caza de siete pulgadas y una pistola de 9 mm.
  
Smith era uno de los contratistas que trabajaron en la casa de los Lanzani a principios de este verano. No parece haber habido ninguna otra conexión entre Smith y los Lanzani, salvo por algunas fotos de vigilancia hacia la familia, que los investigadores encontraron ayer en la casa de Smith. La policía cree que Smith era consciente de la ausencia del Dr. Lanzani.
  
No pudiendo entrar en contacto con su esposa o hijo durante la noche del martes, Raymond Lanzani pidió a los amigos de la familia, Nicolas y Gimena Vazquez, que comprobaran si se encontraban bien. Aproximadamente a las 7 pm, la pareja descubrió a Rosemary Lanzani en su dormitorio, cubierta de sangre, con Smith cerca de ella, muerto de un disparo auto-infligido en la cabeza. El hijo, menor de edad, fue llevado al hospital del condado y tratado por deshidratación, shock y lesiones de menor importancia relacionadas con el encierro, pero por lo demás, sano y salvo.
  
Vazquez hizo una breve declaración esta tarde, solicitando a la prensa y la comunidad que le permitieran a Lanzani y a su hijo un poco de privacidad para procesar la impactante manera en que ambos perdieron a su esposa y madre de 38 años de edad. “Estuve en el ejército. Fuerzas Especiales. He visto algunas atrocidades. Pero ésta fue la peor cosa que he encontrado, y siempre me arrepentiré de llevarme a mi esposa conmigo esa noche”, dijo Vazquez. Los Vazquez y los Lanzani han sido amigos cercanos durante dieciséis años. “Rose era una adorable mujer y madre, una amiga cariñosa y maravillosa. La extrañaremos terriblemente”.

***

—Gracias por verme fuera del horario de oficina. — Tomé una respiración profunda y me senté, con las manos apretadas en mi regazo— . Necesito hablar con usted sobre Peter. Hay algo que necesito de él. 

Las cejas del Dr. Vazquez se juntaron. — No estoy seguro de qué puedo divulgar. Si es de carácter personal, debería preguntárselo a él. 

Temía que dijera eso, pero necesitaba saber más antes de ver a Peter otra vez. Necesitaba saber si esa noche había sido el catalizador para las cicatrices en sus muñecas, o si había algo más. —No puedo preguntarle. Se trata de... lo que pasó con su madre. 

El Dr. Vazquez se veía como si lo hubiera golpeado. —¿Le contó sobre eso? 

Negué con la cabeza. —No. Googleé su nombre en busca de su obituario. Cuando éste no me dio una idea sobre cómo murió, busqué su nombre. Usted estaba en el artículo que encontré. 

Frunció el ceño. —Señorita Esposito, no estoy dispuesto a hablar de lo que pasó con Rose Lanzani sólo para aplacar la curiosidad morbosa de alguien. 

Di otro suspiro entrecortado. —Esto no es curiosidad. —Me deslicé hasta el borde de la silla —. Sus muñecas… ambas tienen cicatrices. Nunca he conocido a nadie que haya intentado... eso, y me da miedo decir algo equivocado. Usted lo ha conocido de toda su vida. Yo sólo lo conozco hace un par de semanas, pero me preocupo por él. Mucho. 

Lo pensó por un momento, y sabía que estaba sopesando lo que me diría, mirándome fijamente por debajo de sus espesas cejas. Era difícil imaginar que esa suave y pastosa voz perteneciese a un hombre que había sido miembro de las Fuerzas Especiales. Era difícil imaginar que él había sido quien descubrió a una de sus más cercanas amigas, salvajemente asesinada. 

Se aclaró la garganta, y no me moví. —Me hice muy amigo de Raymond Lanzani en la escuela de posgrado. Los dos estábamos rumbo al doctorado, pero mientras yo planeaba tomar la ruta de la enseñanza y la investigación, Ray se dirigía a una más lucrativa, no académica. 

—Asistimos a una pequeña reunión en la casa de uno de nuestros profesores, cuya hija era estudiante. Era increíble, su pelo y ojos, oscuros, así que cuando pasó de camino a la cocina, Ray se levantó con la excusa de conseguir hielo, y yo lo seguí. Él era mi mejor amigo, pero no iba a dejarlo reservarse a una chica así. Era un sálvese quien pueda. —Rió en voz baja. 

—Cinco minutos más tarde, me sentía totalmente seguro de mis posibilidades. Le había preguntado su carrer a, y cuando ella respondió: “Arte”, Ray le espetó: “Tu padre es el Dr. Peter, una de las mentes más destacadas de la economía moderna, ¿y tú estás estudiando arte? ¿Qué diablos vas a hacer con un título en arte? 

Sonrió, sus ojos se desenfocaron, recordando. —Ella se acercó, con los ojos brillantes, y le dijo: “Voy a hacer el mundo más hermoso. ¿Tú qué vas a hacer? ¿Ganar dinero? Estoy muy impresionada”. Se dio la vuelta y salió de la cocina. Durante días, Ray estuvo furioso por no haber formulado una réplica mientras ella todavía estaba de pie allí. 

—Una semana más tarde, me la encontré en la cafetería. Me preguntó si yo era tan anti-arte como mi amigo. No soy tonto, así que exclamé: “¡De ninguna manera! ¡Sé cómo el arte es esencial en la expresión de la con dición humana!” Así que ella me invitó a una exposición que estaba teniendo, y me dijo que podía llevar a Ray. Inmediatamente me arrepentí de decirle nada, porque él estaba decidido a impartir esas réplicas inteligentes que había estado formulando desde la noche en que se conocieron.

 —La galería estaba ubicada entre una tienda de licores y un lugar de alquiler de muebles. Mientras caminábamos hacia la puerta, Ray hizo un comentario sobre el “mundo más hermoso” que ella no estaba construyendo, y me quise patear de nuevo por llevarlo. 

—Rose se acercó con un vestido de gasa, el cabello retorcido, muy al estilo estudiante de arte. Con ella se encontraba una rubia bien vestida, muy del tipo de Ray, a quien presentó como su mejor amiga, también estudiante de finanzas. Ray apenas se dio cuenta de la otra chica. “¿Dónde está tu material?”, le preguntó a Rose. Su pregunta pareció llevarse una parte de ella. Estaba inquieta a medida que nos llevaba hacia la pared que mostraba sus pinturas de acuarela. Todos esperaban, tensos, a que Ray pronunciara su sentencia.

—Examinó cada pieza sin comentarios, y entonces él la miró, y dijo: “Son preciosas. Creo que nunca deberías hacer nada que no sea esto”. Ella se graduó tres meses más tarde, y él tuvo un anillo en su dedo esa noche. Una vez que terminó su doctorado, se casaron, y él comenzó su carrera como una venganza que siempre había planeado. 

—Por extraño que parezca, yo terminé con la linda estudiante de finanzas, nos casamos poco después de que ellos lo hicieran. Los cuatro quedamos como amigos cercanos. Juan es como el primo mayor de nuestros tres hijos. 

El Dr. Vazquez se detuvo, tomando un hondo y triste respiro. Mi inquietud regresó. 

—Ray estaba trabajando para la FDIC. Tenía muchos viajes. Yo estaba dando clases en Georgetown, vivíamos a unos veinte minutos el uno del otro. Cuando no pudo ponerse en contacto con ellos esa noche, Gime y yo los fuimos a ver. Encontramos a Rose en su habitación con el cuerpo de Smith, y a Juan en su cuarto. —El Dr. Vazquez tragó y yo no podía respirar —. Estaba ronco de gritar, tanto que no podía hablar, y sus muñecas estaban atadas al poste de la cama. Se había arrastrado con ella hasta que se topó con los demás muebles y no pudo ir más lejos. Tenía las muñecas laceradas, tratando de soltarse de los lazos para llegar a su madre. Había sangre seca en sus brazos y en la esquina de la cama. De ahí es de donde las cicatrices provienen. Había estado así quince, o dieciséis horas. 

Mi estómago se revolvió y las lágrimas corrían por mi cara, pero la voz del Dr. Vazquez era plana. Supe que se estaba apartando de su memoria tanto como podía. Me sentí cruel por hacerle revivir una noche tan horrible. 

—Rose era el corazón emocional de los tres. Ray la adoraba, y perderla de esa manera, cuando él no estaba allí para protegerla... Se cerró. Había hecho grandes avances en su carrera, pero dejó todo. Se trasladaron a la casa de su padre en la costa, regresó a la barca de pesca con la que había estado tan decidido a no tener ninguna relación cuando se fue de casa a los dieciocho años. Su padre murió un par de años más tarde, le dejó todo. 

—Juan se cerró de una manera diferente. Gime y yo tratamos de decirle a Ray que no debían desarraigarse de todo lo que sabían, que sin duda necesitaban terapia, pero Ray estaba fuera de su mente por el dolor. No podía soportar estar en la casa o en la misma ciudad. 

Entonces, él me miró, ofreciéndome una caja de pañuelos que tenía en un cajón del escritorio cuando se dio cuenta de mi expresión. —Creo que necesita saber el resto de Juan, quiero decir, Peter. Cambió su nombre por el segundo, el nombre del padre de su madre, cuando vino a la universidad. Tratando de reinventarse a sí mismo, supongo. Un hábito de dieciocho años es difícil de romper, y no me ha hablado sobre él lo suficiente en los últimos tres años. —Me miró y suspiró—. Ojalá nunca la hubiese visto salir de su apartamento. Por lo que a mí respecta, las restricciones de estudiante/tutor se han terminado. Así... así que ya sabes. 

Me sequé los ojos con un pañuelo y le di las gracias. 

Las restricciones de la Universidad eran la menor de mis preocupaciones.

3 comentarios :

  1. muy buena no puedo creer lo que le paso pobresito muy buena nove! la amo mas!

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  2. ++++++++++++++++++++++++

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  3. Que hara lali con todo esto? Quieeeeeero mas!!

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