lunes, 3 de junio de 2013

Capitulo 49

Capitulo 49

Conducimos de vuelta al campus, y me dormí en el auto. Cuando me desperté, estaba en mi cama con Peter, los pijamas puestos, con él acostado a mi lado, la lámpara prendida, y el E-Reader en su mano.

—¿Qué te tiene tan cautivado? —dije.
—Tengo que ver con quién va a terminar ella.
—Todavía hay más libros.
—¿Los hay? Diablos. Esperaba que pudiéramos poner a este bebé a dormir.
—Eres tan extraño.
—Fantástico. Soy fantástico.
—Oh, cierto.

Dejó mi E-Reader, asegurándose que estuviera a salvo en su estuche.

—¿Puedo besarte ahora? Mis fantásticos labios han estado muy solitarios. —Puso mala cara, haciéndome reír.
—Creo que sí. —Fruncí los labios, y compartimos un beso de frente. Cambiamos a besos regulares, y Peter pasó su mano por debajo de mi camiseta. No llevaba sujetador.
—Chico malo.
—¿Por qué dejaría que algo se interpusiera en mi camino de éstos?—Le dio a un pequeño apretón a uno. Jadeé y le di una palmada a su mano.
—Dos días más. —Enterró su cara en mi pecho.
—Está bien, está bien.

Froté su cabeza, masajeando mis dedos en círculos. Sus ojos se cerraron y tarareó. Sonaba a “Home” de Phillip Philips, sólo que una versión lenta y sexy. Le eché un vistazo al reloj y vi que sólo eran las 9.30.

—Las chicas nos dieron otra noche a solas.
—Son tan dulces.
—Lo sé. Voy a extrañarlas cuando nos mudemos —dijo.
—No nos vamos a mudar.
—No en este segundo. Pero pronto.
—No voy a hacer esto contigo ahora. —Saqué mis manos de su cabeza. Hizo un sonido gruñón en protesta.
—Eso no fue muy fantástico de mi parte, considerando el día que tuviste. Lo siento.
—No, yo también lo siento. Sólo me enloquezco cuando se menciona dinero. Es una especie de reflejo extraño.
—¿Por qué no quieres alquilar un apartamento para nosotros?
—Porque creo que las cosas deberían ser tan justas como podamos hacerlas. El que tú nos alquiles un departamento me hace sentir como una aprovechadora. Como si necesitara que me cuidaras.

Pareció pensar en eso por un momento.

—No necesitas que yo te cuide, pero me gusta gastar dinero en ti. El departamento sería un regalo. Algo para que compartamos. Tú me das más de lo que el dinero puede comprar. Me amas. Jodido, tatuado, imbécil y fantástico.
—Desearía que fuera así de fácil.
—Dejemos de lado esa conversación para otro momento, ¿de acuerdo?
—Seguro.
 
Dejamos de hablar también y recurrimos a muchos besos. Jamás podría cansarme de besar a Peter. Era muy bueno con su boca.

Nos quedamos despiertos hasta tarde hablando de los pros y las contras de salir con un vampiro, y otras palabras que habían perdido popularidad desde 1952.

De alguna manera dormí toda la noche sin pesadillas.

—Gracias —dije mientras me levantaba de la cama.
—¿No hay de qué?
—No tuve ninguna pesadilla.
—No, no la tuviste. Tampoco yo.
—No has tenido una en un tiempo.
—Es porque tengo mi amuleto de la suerte conmigo todo el tiempo.—Bajé la mirada al colgante que me había dado el día anterior. Estaba todo retorcido en mi cabello. Luego me di cuenta de la camiseta que estaba usando. Era una de las de él, lo cual sabía anoche, pero tenía una leyenda en ella.
—¿De verdad esta camiseta dice “Todo Es Más Grande En Texas”?
—Sí, sí lo dice. —Sacudí mi cabeza mientras me dirigía a la cafetera.

De alguna manera conseguí pasar una ronda de exámenes semestrales adelantados, incluso con Peter distrayéndome y todo el drama de la audiencia de libertad condicional.

Julieta y yo tuvimos charlas nocturnas, leyendo lo que preparábamos para decirnos la una a la otra y cambiando y modificando. Tuve que sacar un montón de palabrotas del mío. Peter estaba de mi lado en dejarlas. O reemplazando cada maldición con fantástico.

Peter estuvo allí para mí cada paso del camino, pero había estado actuando extraño. Seguía atrapándolo en el teléfono, y él rápidamente colgaba cuando yo entraba en la habitación. También lo sorprendí varias veces teniendo reuniones con las compañeras de cuarto y sus hombres. Incluso lo atrapé teniendo una pequeña charla con Euge cuando la había invitado para una noche de spa para chicas en la que pasamos más tiempo en internet mirando cosas de boda y muebles baratos de departamento haciéndonos las uñas o baños de crema acondicionada para el cabello.

Luego estaban las veces que decía que hacía horas extras en la biblioteca, pero sabía por hecho que no estaba allí. Me había hecho amiga de una de las otras trabajadoras, Ashley, y cuando él decía que estaba allí, le mandaba un mensaje a ella y me lo confirmaba o negaba ya que trabajaba muchas horas. Jamás se encontraba allí cuando decía que lo estaba.

Algo planeaba, y estaba determinada a descubrir qué era. Naturalmente, fingía no darme cuenta de nada e intentaba escuchar a escondidas tanto como podía. Él parecía no darse cuenta, porque yo no tenía nada.

No era la mejor del espionaje, de todas formas. Me di cuenta de que después de la audiencia tendría un montón de posibilidades. No pensaba sobre lo que iba a pasar si él conseguía libertad condicional. No era una opción.

—¿No todos en Texas tienen un arma? —le pregunté a Peter la noche antes de la audiencia. Me había convertido en Nerviosa Lali. No podía sentarme derecha, así que había agarrado su silla giratoria de escritorio y había comenzado a dar vueltas en círculos.

—La mayoría. ¿Por qué?
—Iba a pedirle a Julieta que me consiguiera lecciones de disparo para Navidad este año.
—Te las habría conseguido yo si lo hubiera sabido —dijo, levantando la mirada de su libro de economía.
—Está bien. Sólo pensé que sería una buena idea. Ya sabes, por si acaso.
—Tienes spray de pimienta y ese silbato. Puedo ordenarte un Taser por internet ahora mismo.
—No, no. Estoy bien.
—No lo estás, pero está bien. ¿Crees que podrías comer un poco?

Habíamos cenado pasta, pero no había podido tragar nada de ello. Sacudí la cabeza.

—Tal vez mañana. De alguna manera desearía poder embriagarme ahora mismo así no tendría que pensar en ello.
—Entonces no pienses en ello.
—Es fácil para ti decirlo. —Había comenzado a espetarle cada vez más rápido, pero no parecía importarle.
—Podría ayudarte a olvidar. —Había una sonrisa arrogante.
—No me estoy sintiendo muy sexy ahora mismo.

Se levantó de la cama y puso sus manos en la silla para detenerla de girar.

—Siempre eres sexy. Y fantástica.
—No me siento fantástica tampoco. ¿Cómo voy a hacer esto?
—Lo harás. Tan fácil como eso. —Me dio un beso rápido.
—Desearía que pudieras estar allí conmigo.
—Si me hubieras dejado llevarte al tribunal de la ciudad, podríamos haber estado casados en este momento.

Cuando Peter había escuchado que sólo la familia directa podía estar en el juzgado, inmediatamente había preguntado si quería saltar al tribunal y conseguir una licencia de matrimonio. Yo había pensado que había perdido la cabeza, o que bromeaba.

—No estabas siendo serio acerca de eso.
—Tal vez sí.
—No nos vamos a casar. Mi mamá tendría un infarto.
—Hope probablemente lo tendría, también. Sabes que ya está planeando nuestra boda, ¿verdad?
—¡¿Qué?!
—Es esto que hace. Le gusta planear. Casi tanto como la Navidad y las tartas.
—¿Y qué tal una boda en Navidad con tarta como pastel de bodas?
—Eso le volaría la cabeza.
—Peter.
—¿Sí, nena?
—No puedo hacer esto.
—Sí, puedes. Sólo cuenta hasta cinco.
—¿Como haces tú cuando te pones nervioso?
—Así de simple. Es una técnica que me enseñó mi terapeuta.
—¿Cómo es que conseguiste todos los buenos? —dije.

Se encogió de hombros. 

—¿Quién necesita terapia cuando me tienes a mí? —Eso me hizo sonreír, y tiró de mí a sus brazos, tarareando y meciéndonos adelante y atrás—. ¿Estás lista para la cama?
—Hombre, son sólo las 10 —dije.
—Lo sé, pero necesitas dormir.
—No tengo sueño.
—Quítate la camiseta.
—Uh, no. No creo que eso vaya a ayudar.
—No quiero divertirme contigo. Sólo voy a darte un masaje.

Bueno, eso sonaba genial. Ciertamente tenía manos talentosas. Pensar en ellas frotándome la espalda desnuda me puso la piel de gallina.

Me dejé caer sobre mi estómago y me saqué la camiseta por la cabeza. Agarró mi loción favorita de canela (porque olía a él) y me dio un masaje alucinante. Mi cuerpo se convirtió en masilla en sus manos, e hice algunos sonidos que normalmente sólo hacía cuando estábamos haciendo otro tipo de cosas íntimas.

—¿Por qué eres bueno en todo? —murmuré.
—No todo. Soy terrible en los crucigramas. Y jamás he sido capaz de mantener un pez dorado vivo para salvar mi vida. Y... um... ¡Ah! Tuve problemas de habla hasta que cumplí los siete. No podía decir la letra L.
—No creo que podamos seguir juntos. Eres un perdedor.
—Prefiero ser tu perdedor que el ganador de alguna otra chica.
—Sabes que estaba siendo sarcástica.
—Sí, lo sé. —Me dio un beso en el hombro.
—A ver, a ver.
—Lo sé. Pero tu piel es simplemente tan irresistible. Mis labios están atraídos a ella. ¿Quieres volver a tu carta otra vez? —Él sabía cuál era la respuesta a eso.
—No. Sólo continúa con el masaje.
—Sí, señora.

Continuó hasta que mis músculos dejaron escapar la tensión y mis ojos se cerraron. Me desvanecí y sólo me desperté cuando Peter se subió a mi lado y me empujó a su pecho desnudo.

Ultimo Capitulo de hoy!!!
Hasta Mañana !!!

2 comentarios :