jueves, 1 de agosto de 2013

Capitulo 7

Capitulo 7

Lali

―Hola, sexy ―dijo una voz baja detrás de mí.
 
Un hormigueo me recorrió el estómago mientras cerraba el casillero y me daba la vuelta. Benjamin estaba detrás de mí, con una sonrisa jugueteado en sus labios. Debió tener clase de gimnasia en el último período ya que vestía short y camiseta y el sudor le brillaba en la frente sobre la línea del cabello. De alguna manera, eso aumentaba por diez el factor sexy. Se veía muy bien. Para comérselo.

―Hola, tú ―le dije, parpadeando y con una amplia sonrisa.
 
Benjamin se inclinó sobre los casilleros que estaban a mi lado mientras estudiaba mi atuendo de porrista. Me ruboricé por su atención. Sí, sabía que me veía bien pero no hay mejor sentimiento en el mundo que recibir atención especial del chico por el que estás encaprichada. El chico que estaba a punto de ser mi novio.
 
―¿Vas a la práctica de porristas? ―me preguntó.
 
―Sí, mi primera práctica como capitana. Con suerte, Hope capta la indirecta y no se aparece.
 
―¿No tiene que ponerlo por escrito y entregárselo al entrenador?
 
―Es solo una formalidad ―le dije dando un paso más cerca―, todo el mundo sabe que lo que el capitán dice, se hace.
 
Benjamin levantó una ceja y tocó con un dedo, burlándose, la parte superior de mi escote.
 
―¿Y así es?

―¿Dudas de mí? ―En tono juguetón incliné la cabeza con los ojos clavados en los suyos.
 
Benjamin posó casualmente una mano sobre mi cadera y acerco sus labios a los míos.
 
―Sé que no la necesitas, pero buena suerte. ―Hizo presión con los labios en mi mejilla antes de alejarse.
 
Con ese beso inocente me golpeó la decepción como una tonelada de ladrillos. Lo había deseado tanto. Quería que hiciera un poco más obvio el hecho de que se sentía atraído hacia mí. Aparte de las miradas y el coqueteo, nunca había tratado de hacer otro movimiento conmigo. Este había sido el momento perfecto y no lo había aprovechado.
 
Me sacudí la decepción y forcé una sonrisa.
 
―Mejor me voy. Ya se me hizo tarde. ―Esperaba que notara la renuencia en mi voz para que no pensara que me estaba librando de él. Librarme era la última cosa que quería.
 
―Nos vemos, capitana ―dijo guiñando un ojo. Se volvió y empezar a caminar por el pasillo hacia la salida.
 
Cuando desapareció, solté un suspiro y me fui en dirección opuesta hacia el gimnasio. De repente estaba nerviosa por encarar a las chicas, y chicos, por primera vez como capitana.
 
La ex-capitana, Erica, había sido bastante popular en el equipo. Había sido eficiente, había traído nuevas ideas y parecía llevarse bien con todos. Algunas de nuestros mejores porristas habían venido por ella.
 
Durante el verano, el equipo había pasado por muchas rutinas dirigido por Erica. Me ayudó a prepararme para el show de porristas y se aseguró de que el equipo supiera qué hacer. Pero Erica ya no estaba aquí para guiarme. Tenía unos zapatos enormes que llenar. En este momento, tenía el estómago lleno de nervios, saltando, brincando, hundiéndose. Eso estaba haciendo que me sintiera mal.

Había tanto que dependía de esta práctica: mi reputación entera, el show de porristas de mañana y mi futuro como señora de Benjamin Amadeo. Está bien, tal vez no la parte de la señora Amadeo, todavía. Pero podría pasar algún día.
 
Había un extraño silencio cuando entré al gimnasio. No había voces excitadas recibiéndome, lo que era extraño considerando que todo el equipo estaba ahí, incluyendo a los dos yellers y al entrenador Morgan. Mis ojos se estrecharon mientras captaba la presencia de alguien más. Hope.
 
Obviamente, la chica no sabía interpretar una indirecta. Aún usaba la camisa de Peter, cosa que por alguna razón me molestó.
 
Mis ojos seguían estrechándose mientras caminaba hacia el equipo y me encontraba con la mirada de Mery. Le sonreí, pero no me devolvió la sonrisa, ¿qué pasaba con ella? Me encogí de hombros, ignoré a Hope y cambié mi atención al entrenador Morgan que estaba parado al lado de ella. Traté de parecer entusiasta a pesar del hueco en el estómago.
 
Algo andaba mal. Muy, muy mal.
 
―Entrenador, ¿estamos listas para empezar? ―pregunté alegremente.
 
El entrenador me miró severo.
 
―No totalmente. Me gustaría hablar contigo primero. ―Hizo un gesto hacia Mery para que se uniera a él.
 
―¿Qué está pasando? ―dije acercándome a Mery y hablando bajo―. ¿Estás molesta conmigo por algo?
 
―¿Cómo podría estar molesta contigo, Lali? Eres demasiado perfecta.
 
Sus inesperadas palabras me causaron conmoción.
 
El corazón me latía tan fuerte que no había manera de que nadie lo escuchara. Los ojos de todas estaban sobre mí y, por primera vez, deseé que su atención estuviera sobre alguien más. Había algo seriamente mal. Tenía que haberlo. El entrenador nunca me había visto así, como si estuviera decepcionado y Mery nunca me había tratado como hace un momento.
 
―Lali, tengo reportes de abuso bastante serias ―comenzó el entrenador.
 
―¿Sí, entrenador? ―pregunté, cuidando de no hacer contacto visual con Hope y la camisa de Peter. No lograba entender qué tenía que ver eso conmigo.
 
―He tenido conocimiento de un incidente que ocurrió esta mañana, el cual te incluye.
 
Le lancé una mirada a Mery, pero ella estaba mirando intencionalmente al entrenador con una sonrisa burlona en la cara. Mi estómago dio un vuelco.
 
―Um, no estoy segura a que incidente se refiere.
 
El entrenador cruzó los brazos impaciente.
 
―Hope está diciendo que le echaste café, te burlaste de su peso y le dijiste que no podía estar en el equipo.
 
―¡Esa es una acusación ridícula! ―Aunque en el fondo sabía que no era cierto y que era una persona horrible por haberlo hecho.
 
Pero no podía tener a una persona mayor dentro del equipo. No podía tenerla compitiendo por el afecto de Benjamin y definitivamente no podía tenerla hablando con Peter. El entrenador me frunció el ceño.
 
―Esta vez, Mery está defendiendo a Hope. Ella es la que me ha llamado la atención sobre el incidente. Se sintió horrible por la forma en que la trataste y quería que yo lo supiera. No veo por qué tu amiga mentiría sobre algo tan serio.
 
No necesitaba darme la vuelta para ver la expresión presumida en el rostro de Mery. Prácticamente podía sentir su aura de satisfacción irradiando. Me había tendido una trampa. Me había metido la idea en la cabeza, para que me enojara con Hope. Quería que le hiciera algo para meterme en problemas. Lo que no podía entender era por qué lo hacía.
 
―¿Lo niegas, Lali? ―exigió el entrenador cuando no respondí.

―No. Sí pasó ―dije en voz baja―, me reí de su peso y le dije que no la quería en el equipo.
 
El rostro del entrenador se ensombreció y tomó una respiración profunda.
 
―Lo que le hiciste a Hope no demuestra espíritu de equipo, Lali. Se supone que tenemos que apoyarnos los unos a los otros como una familia, sino, las grietas destruirán nuestro equipo. Es muy decepcionante saber esto porque pensé que serías una maravillosa capitana, pero no puedo permitir este tipo de comportamiento en el equipo. No puedo dejarte ser la capitana.
 
Negué con incredulidad.
 
―No, por favor, no tiene idea de lo mucho que quiero esto, lo duro que he entrenado para esto. Castígueme de cualquier otra forma, pero no me quite esto.
 
La boca del entrenador se convirtió en una línea firme.
 
―Lali, lo siento, pero tu comportamiento es inexcusable. No puedes sabotear y abusar de alguien de tu propio equipo y nosotros no podemos permitirte liderarlo. Llamaré a tus padres para hacerles saber lo que ha pasado y la escuela tomará medidas disciplinarias contra ti.
 
Los ojos se me llenaron de lágrimas y me tomó toda la voluntad que tenía no echarme a llorar delante de todas. Había una pregunta que me quemaba.
 
―¿Quién va a ser la capitana ahora? El encuentro es mañana y soy la única que se sabe la rutina de arriba a abajo.
 
―No exactamente ―dijo el entrenador masajeándose la frente―. Mery se sabe la rutina muy bien. Es una excelente animadora y su compasión por Hope hoy fue realmente sobresaliente. Además, tu otro castigo será una suspensión.
 
―Tiene que estar tomándome el pelo. ―Intenté permanecer calmada, pero por dentro mi corazón latía demasiado rápido.
 
Mery era una animadora asombrosa, probablemente mi mayor competencia, pero nunca había mostrado ningún interés en ser la capitana. A menos que fuera algo que siempre había querido y me hubiera interpuesto en su camino.

De repente, todo tenía sentido. Le había ganado la posición y esta era su forma de manejarlo.
 
Mery parecía segura de sí misma cuando habló, empezando a echarse el cabello hacia atrás en una coleta alta.
 
―¿Por qué? ¿Eso es un problema para ti?
 
Su tono me sorprendió y mi rostro se calentó cuando noté a las otras chicas observándonos con curiosidad.
 
―No, no es un problema. Solo pensaba que me habrías dicho si querías ser la capitana. Eso es lo que hacen las amigas, ¿cierto? ―Fruncí el ceño ante el temblor de mi voz. Odiaba admitirlo, pero Mery a veces me intimidaba. Esta era una de esas veces.
 
―Sí, somos amigas, ¿correcto? ―dijo con burla. El desprecio en su voz era claro.
 
No le importaba que fuera su amiga. Esto era algo que quería y lo había querido lo suficiente como para traicionarme.
 
―Vamos, Lali, hay que hablar con tus padres. ―No me molesté en aclararle que solo tenía madre. No parecía importante en ese momento.
 
Colocando una mano en mi hombro, el entrenador me guió fuera del gimnasio y lejos de mis esperanzas y sueños. Mis ojos escocían mientras las lágrimas pugnaban para salir.
 
En algún lugar, detrás de mí, sabía que Mery se regodeaba en su victoria, pero yo no olvidaba fácilmente. Si pensaba que iba a rendirme, le esperaba una gran sorpresa.

* * *

Mamá se detuvo en el camino de entrada y nos quedamos ahí, en un silencio aún más incómodo. El viaje a casa había sido doloroso. Normalmente mamá era locuaz y alegre, pero hoy no tenía nada que decirme. Sabía que estaba decepcionada de mí, pero no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que había pasado. No podía deshacer lo que le había hecho a Hope, sin importar lo mucho que lo deseara.
 
Mamá salió del auto primero y abrió la puerta de atrás para poder soltar a Cris de su asiento. Salí del coche y me paré incómodamente en el jardín delantero, mirando mientras ella tomaba a Cris y se dirigía hacia la puerta principal.
 
Cris me frunció el ceño por encima del hombro de mamá.
 
―Lalu, ¿por qué estás triste?
 
―No lo estoy, bebé Oso. Solo estoy cansada. ―Intenté sonar convincente, pero creo que fallé.
 
Estaba a punto de seguir a mamá por el porche pero me detuvo.
 
―No, espera aquí. Voy a meter a Cris y luego volveré. Tenemos que hablar.
 
Abrió la puerta y entró, dejándome afuera como un perro travieso. Solté un suspiro y me acerqué al coche para apoyarme contra él. Tenía un gran problema si no quería hablar delante de Cris. Nunca había visto a mamá así. Siempre había sido su niña de oro, pero ahora me sentía como una farsante. Mamá me estaba viendo como una persona horrible y eso no era lo que quería.
 
Las anteriores palabras de Peter también me acechaban, ¿si su padre todavía viviera estaría avergonzado de mí? Era bastante obvio que mamá lo estaba. Cuando llegó a la oficina del entrenador parecía preocupada, como si pensara que algo malo me había pasado. Deseé que fuera así. Era mejor que la decepción que vi en sus ojos cuando el entrenador le contó lo que había hecho. Permaneció callada durante la conversación, simplemente asintiendo mientras el entrenador repetía mi castigo. No ser la capitana de las animadoras. Suspensión indefinida del equipo. Y suspensión de clases durante toda una semana. La vida era tan injusta.
 
La puerta se abrió y mamá salió. Solemne. Se sentó en el escalón de la entrada y palmeó el lugar junto a ella. Una vez que estuve sentada respiró hondo y me miró a los ojos.
 
―¿Quieres contarme lo que pasó hoy?
 
Escondí la cabeza entre las manos.

―El entrenador ya te dijo lo que pasó.
 
―Sí, pero quiero oírlo de ti. ―Su tono era autoritario y sabía que tenía que ser honesta con ella. Tal vez esperaba que le dijera algo diferente y que de alguna manera el entrenador se hubiera equivocado. Bueno, si ese era el caso, entonces iba a estar más decepcionada. Exhalé despacio.
 
―Me burlé de Hope por aumentar de peso durante el verano y luego le derramé encima el café de Bennett.
 
―Ay, Lali ―me dijo suspirando―. ¿Por qué tenías para hacer algo así?
 
Mamá sabía cómo hacer que me sintiera mal y créanme, me sentía mal.
 
―Mery me dijo que a Hope le gustaba Benjamin y no quería que ella... bueno, hiciera algo para ganárselo. No importa, de todos modos ahora no tengo ninguna oportunidad con él. ―Miré hacia arriba tratando de no llorar por segunda vez ese día―. Y estaba hablando con Peter. Tenemos que mantener un cierto tipo de imagen y no es bueno para una porrista asociarse con alguien como él.
 
Una arruga apareció entre las cejas de mamá.
 
―Esa no es razón para atormentar a la pobre chica. Solo porque a ella le guste alguien que te gusta y trate a Peter como un ser humano, no significa que esté bien burlarse de ella.
 
Me puse de pie rápidamente, sin querer que me regañara mi propia madre.
 
―Está bien, mamá, lo entiendo. No tienes que hacer de esto el gran problema.
 
Mamá se levantó también, con las manos firmemente plantadas en las caderas.
 
―Este es un gran problema, Lali. Me siento como si ya no te conociera, ¿qué le pasó a mi dulce, pequeña niña? ¿A dónde se ha ido? Ella nunca le haría algo así a otra persona.
 
―Bueno, lo hice. ¿De acuerdo? Cometo un error y tú me arrancas la cabeza. ¿Por qué no lo superas? ―La enfrenté absolutamente furiosa. Ya había tenido un día terrible y no necesitaba esto. Quería que mamá me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien, no que me mirara como si fuera una extraña.

―Mariana Esposito, no sé por dónde empezar a decirte lo decepcionada y molesta que estoy contigo. Puedo entender que estés devastada por la pérdida del cargo de capitana y tu posición en el equipo. Eso debería ser suficiente castigo, pero no quiero que le hagas a nadie más lo que le hiciste a esa pobre chica, nunca más ―hizo una pausa y me estudió con una expresión triste en su rostro―. Estás castigada toda la semana. No puedes usar Internet a menos que sea para la tarea, no puedes salir después de la escuela, y definitivamente, no puedes salir el fin de semana.
 
―Mamá, ¿estás bromeando? ¡Eso no es justo!
 
―Es perfectamente justo. Una vez que olvides tu actitud, puedes tener tus privilegios de vuelta. ―Habiendo dicho esto, se dio la vuelta para entrar.
 
Solo porque hubiera terminado, no significaba que yo también. Estaba tan enojada que no me importó lo que salió de mi boca después.
 
―¡Todo esto es culpa tuya y lo sabes! ―Mamá se detuvo y me miró confusa.
 
―¿Mi culpa? ¿Cómo que es mi culpa, Lali? No te dije que intimidaras a nadie.
 
―Por tu culpa la gente siempre habla de nosotros. ¡De cómo te quedaste embarazada cuando eras una adolescente y cómo fracasó tu matrimonio! ¡Sólo intento encajar, mamá! ¡Quiero que la gente me vea a mí, no a la hija bastarda de un perdedor! ―Mi mamá se quedó con la boca abierta.
 
―Lali cariño, no es necesario rebajar a otras personas para hacerte parecer
mejor. Deja que las otras personas hablen. Las palabras no van a hacerte daño.
 
―¡Es un consejo estúpido, mamá! ¡Por supuesto que las palabras me lastiman! ¡Y te lastimarían a ti también si no estuvieras aquí adentro todo el día pegada a tu computadora! La razón por la que te quedas en casa y creas esos mundos y personajes imaginarios es porque no quieres salir al mundo real y enfrentar lo que la gente está diciendo sobre ti. ¡Me estás regañando cuando ni siquiera puedes hacerle frente a tus propios problemas!
 
―¡Eso no es cierto! ―dijo mamá, levantando la voz.

―¡Sí! Lo es ―continué implacable―. Has fallado en la vida. Tuviste un fracaso de matrimonio con Juan Cruz, y también cuando me tuviste a los dieciocho años. No quiero ser como tú ―pronuncié las palabras y, en ese mismo momento, me hirieron profundamente.
 
―Es suficiente ―gritó mamá, respirando conmocionada―. ¡No tienes ni idea de lo que estás hablando! No fracasé en la vida. Lo mejor de mi vida eres tú, Lali. El día en que naciste, fue el día en que gané.
 
La expresión de mamá era dolida cuando se dio la vuelta y se metió. En diecisiete años nunca, ni una vez, me había levantado la voz. Aunque me lo mereciera. Le dije cosas horribles, cosas que no tenía derecho a decirle. Era una persona insignificante, patética y ahora, también mi madre me odiaba. Y me lo merecía.
 
Cayendo de nuevo sentada en el porche tomé respiraciones profundas pero no pude contener las lágrimas. Todo el cuerpo sacudido en sollozos por mi fracaso. Había arruinado mis posibilidades de ser la chica más popular de la escuela. Nunca saldría con Benjamin Amadeo. Y había perdido a mi mejor amigo.

25 comentarios :

  1. y aunq suene feo lali se lo merecia se porto como una perra perdón la expresión jaja ..... hasta a mi me dolio lo q le dijo a la mama ..... bue q se podía esperar de Mery ya se venia venir ...... en el fondo lali no es asi por lo q esto le vendrá bn para q aprenda y cambio, vuelva a ser la de antes
    subi mas porfa
    besos
    mica

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  2. Estoy de acuerdo con mica miky se lo re contra mereciaa!!!
    Me encanta la nove subi mas por fisss!!

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  3. ++++++++++++++++++++++

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  4. Que perra que es mery!
    Me da mucha penita lali!
    Más!

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  5. Lali se lo merece ojala se de cta lo q hace, maaaaaaaas porfi

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