miércoles, 28 de agosto de 2013

Capitulo 18

Peter

El para siempre va a empezar esta noche

Desde el Te Amo, he sido una bola de la tensión.

Te amo. ¿Qué tan difícil de decirlo? ¿Por qué no le dije lo mismo?

Por supuesto que amo a Lali. La he amado desde el primer segundo que la vi. Cuando conocí a Lali en esa fiesta en la playa, se sintió como si mi verdadera vida real finalmente estuviera comenzando. Sólo supe que estábamos destinados a estar juntos.

Y ahora ella me ama.

Lali dijo "Te amo", y yo fui un fenómeno neurótico demasiado grande para decírselo de regreso. La cosa sobre decir "Te amo" es que no hay vuelta atrás una vez que lo dices. El potencial de Lali para hacerme daño aumentaría drásticamente si le dijera cuánto significa para mí. No es fácil confiar en que haremos que esto funcione. Pero es lo que tengo que hacer si vamos a seguir adelante.

Tengo que decírselo.

Pero, ¿cuándo? Llamarla y soltarlo sería patético. Sin embargo, tiene que ser pronto. Las relaciones están condenadas si dejas pasar demasiado tiempo después del Te Amo sin ser dicho en respuesta.

Espera. Nuestro viaje por carretera sería el momento perfecto. Habrá varios escenarios ideales para elegir:
 
Escenario 1 – conseguimos una habitación de hotel la primera noche. Sorprendo a Lali al armar la habitación con toneladas de velas. Es todo romántico. Lo digo.

Escenario 2 – nos detenemos en una de esos miradores panorámicos. Lali está impresionada con la vista. Lo digo.

Escenario 3 – nos despertamos al mismo tiempo. Lali resplandece en la luz de la mañana. Le digo que luce hermosa. Lo digo.

Ninguno de esos escenarios se desarrolla en el viaje por carretera. Aquí es cuando realmente lo digo:

Estamos en una parada de descanso abasteciéndonos de suministros. Mientras Lali está en el baño, rápidamente compro algunas cosas para esta noche. Entonces escondo la bolsa en el bolsillo de mi abrigo y recojo algunos bocadillos. Agarro un paquete de Ho Hos. Lali viene detrás de mí. Pone las manos sobre mis ojos.
 
—¿Adivina quién? —susurra.

Me vuelvo. La miro. Y simplemente sale.

—Te amo —le digo—. Te he amado desde la primera vez que te vi.

—¿En serio?

—Por supuesto.

—Cuando no me lo dijiste…

—Eso fue una estupidez. Debería habértelo dicho.
 
—Así que puedo dejar de preocuparme.

—Me tienes. —La tranquilizo—. Siempre me tendrás.

Lali me abraza fuerte. La abrazo también, todavía sosteniendo los Ho Hos. No es precisamente uno de los escenarios ideales que me imaginé. Pero esto es perfecto a su manera.

Me alivia saber que es mi turno para conducir. Me sentía como un perdedor tan grande cuando salimos de la casa de Lali esta mañana en su auto. ¿Cuán patético es que ni siquiera tenga mi propio auto para llevar a mi novia en un viaje por carretera? Tengo la esperanza de compensarlo esta noche. Esta es la primera vez que he visto a Lali desde que cumplió dieciocho años. Quería hacer algo especial para su cumpleaños. Es por eso que habrá algunas sorpresas en el motel más tarde.
 
Todo este día ha sido una especie de sorpresa tras otra. Lali es una gran fan de ir con la corriente. Me hace querer ser más espontáneo. Cuando hicimos planes para este viaje por carretera, acordamos que seríamos flexibles. Haríamos lo que se nos antojara. Ha sido increíble hasta ahora. Condujimos a esta casa de cerámica en el estado de Nueva York. Lali quería conseguir allí una maceta especial para el regalo de Navidad de su madre. Luego fuimos a la Delaware Water Gap. Es genial cómo la enorme pendiente de ese valle recorta una pieza en forma de U del cielo. Nos diverTimos hacienda senderismo y disfrutando de las vistas.

Lali está dando direcciones con el mapa mientras conduzco. Acabamos de cruzar de nuevo dentro de Nueva Jersey.

—Estamos cerca de Hope —dice ella.

—¿Hope quién?

—No, es una ciudad. Mis padres solían me llevarme a la Tierra del Fingir allí cuando yo era pequeña. Pensé que era el mejor parque de diversiones de la historia.

—¿Mejor que La Gran Aventura?

—Eso fue antes de mis días de Great Adventure.
 
—Amiga, amo Great Adventure. ¿No es cerca de Sea Bright? Deberíamos ir ahí mañana.
 
—¿No cierran en octubre?

—Maldición.

—¿Maldición? ¿En serio?

—Irónicamente.
 
Lali estudia el mapa.
 
—Me pregunto cómo es en Sea Bright en estos momentos.

—Frío.

—Septiembre es lo más tarde que he estado allí. Solíamos hacer un gran alboroto cada año cuando cerrábamos la casa durante la temporada. Mis primos, tíos y tías venían para el úlTimo fin de semana. Cubríamos todos los muebles con telas, comíamos todo lo que quedaba en la cocina y jugábamos juegos. Los adultos contaban historias que ya habíamos oído un millón de veces. Pero no era cursi. Era increíble. —Lali tiene una mirada lejana, recordando—. No nos hemos reunido así en mucho tiempo. Todo el mundo está tan ocupado ahora.

—¿Quieres ir ahí?

—No, tienes razón. Hace mucho frío. Y la casa está cerrada. De todos modos... —Lali pone su mano en mi muslo—. Preferiría quedarme en un hotel.

La miro. Sus ojos queman los míos.

¿Esto está ocurriendo?

Siempre que pienso en tener relaciones sexuales con Lali por primera vez, usualmente estamos en algún lugar adornado. Mi escenario ideal sería alquilar una habitación en El Palomar. No cualquier habitación. Su suite king deluxe. Poder pagar esa habitación nunca es un problema en mi fantasía. Que probablemente nunca se hará realidad, ya que lo único que he sido capaz de pagar en El Palomar es sus palomitas de trufa de cuatro dólares. Pero está bien. Hay otras opciones. Como echar a Agustin por la noche y transformar mi habitación en un paraíso acogedor para Lali.

La forma en que ella está apretando mi muslo me hace pensar que podríamos no regresar a tiempo para explorar esa opción. Quizás empacar esos condones no fue sólo un pensamiento ilusionado.

Este viaje por carretera no se trata de un lugar al que llegar. Se trata de conducir con absoluta libertad. La mejor parte es saber que podemos hacer lo que queramos, cuando queramos. Así que nos perdemos por un tiempo, simplemente dando vueltas por ahí. Ponemos a todo volumen una mezcla que hice para el viaje. Lali canta junto a "My Sharona". Ella conoce algo más de mi música favorita de los ochenta ahora, además de un montón de los clásicos de los finales de los setenta como éste. Como si yo ya no estuviera impresionado.

Después de la cena en The Waffle House (¿mencioné que yo era un gran derrochador?), encontramos un motel de la ruta 80 llamado Starlight Inn. Había estado devanándome el cerebro intentando descifrar cómo preparar la habitación sin que Lali lo sepa. Realmente quiero que se sorprenda. Pero no existe una forma disimulada de entrar yo sólo en nuestra habitación diez minutos antes.

Pago por la habitación con un fajo de billetes de cinco y monedas. El tipo malhumorado detrás del mostrador cuenta mis billetes.

—Propinas —le explico a Lali.

—Lindo.

—Así que, um... en cierta forma necesito la habitación por unos minutos. Antes de que entres.

—Está bien…

—Es una sorpresa.
 
—¿Una sorpresa?

Asiento.

—¿Para mí?

Asiento.

—Eres tan dulce. Esperaré aquí. —Lali lleva su bolso a un sofá que ha visto días mejores.

El tipo malhumorado detrás del mostrador la mira lascivamente.

—Regresaré en unos minutos —anuncio lo suficientemente fuerte para que él escuche.

Lali ama el confeti. Eso quedo claro nuestra primera vez en la pista de patinaje. Saco una gran bolsa de papel picado de la tienda de fiestas y lo esparzo por toda la colcha. Pongo dos brillantes sombreros de fiesta de cumpleaños en la mesa con el regalo que envolví y volví a envolver alrededor de veinte veces antes de que luciera lo suficientemente decente. Luego desenvuelvo un paquete de Hostess Strawberry Cupcakes y pongo una vela de cumpleaños en el suyo. Una vez en Wawa, ella dijo que estos eran sus favoritos. Dejo los cupcakes en el envoltorio porque olvidé los platos. La caja de mini velas que compré cuando nos detuvimos en el Go Mart fue una genialidad. Pongo las velas alrededor de la habitación. Recordé traer cerillos para la vela de cumpleaños de Lali, así que rápidamente enciendo las mini velas y apago la luz.

El tipo malhumorado detrás del mostrador frunce el ceño a mi regreso al vestíbulo.

—Vamos. —Estiro una mano hacia Lali para tirar de ella y ponerla de pie. Hay una clara posibilidad de que ella piense que su tardía fiesta de cumpleaños apesta. Pero el rostro de Lali se ilumina cuando ve la habitación.

—Esto. Es increíble —dice.

—¿No crees que es patético?

—De ninguna manera. ¿Cómo podrían el confeti y los sombreros de fiesta… esos son cupcakes de frutilla? Esto es lo opuesto de lo patético. —Lali se acerca a su regalo—. No tenías que darme nada. Esas flores eran preciosas.
 
El úlTimo hombre que iba a ser era el perdedor que no puede ver a su novia en su cumpleaños número dieciocho y que luego, encima de eso, no le da nada. Le envié un enorme ramo de flores en su cumpleaños. Venía con chocolates y un pingüino de peluche. Sacrificar un par de noches en Center City con Agustin y Gas y dos semanas de café de Good Karma Café para ahorrar para las flores lo valió. Lali me llamó justo después de recibirlas. Oír toda su felicidad fue dulce.

—¿Puedo abrirlo? —pregunta Lali.
 
—Por supuesto.

Ella desenvuelve su regalo. Saca la cajita que decore con un collage barnizado de imágenes tropicales. El interior está forrado con terciopelo morado. Encontré con un tono de morado que casi coincide con el sofá que le gusta de The Fountain.

—Me encanta —dice.

—Es para las conchas y cosas de Sea Bright. Sé que te gusta coleccionar pequeñas cosas allí. De esta manera no las perderás.

—Es hermoso. Se siente como... yo.
 
Punto para mí.

—¿Lista para pedir un deseo?

—Siempre. —Se sienta en la mesa y se pone su sombrero de fiesta. Me ofrece el otro─. Ponte el sombrero.

Me pongo el sombrero de fiesta de modo que su parte superior puntiaguda está de lado. Entonces enciendo la vela. Lali me mira mientras ella pide un deseo. Cuando sopla la vela, aplaudo.

—Espero que tu deseo se haga realidad —digo.

—Oh, estoy bastante seguro de que lo hará. —Toma su cupcake rosa—. No puedo creer que recordaras esto. Tú y tu obsesión Tastykake.
 
—No puedes negar su exquisitez.

—Podrías negarlo si tuvieras un gusto horrible.

—Tienes un gusto excelente.

—Duh. Es por eso que estoy contigo. —Lali se acerca y se sienta en mi regazo. Pone los brazos alrededor de mi cuello—. ¿Puedo decir que ésta es simplemente la mejor fiesta de cumpleaños que haya tenido jamás? 

—Sí, puedes.

Lali me besa. Se sienta a horcajadas en la silla, los muslos apretados contra mis caderas. El beso pone intenso. Mucho más intenso de lo que ha sido jamás. Está sucediendo.

Después de toda mi planificación, después de imaginar todos esos escenarios ideales, nuestra primera vez que va a ser en una habitación de un motel barato. Pero esta realidad es mucho mejor que todas esas fantasías.

Así es como sé que puedo confiar en Lali. No le importa que nuestra primera vez no sea en El Palomar o algún otro lugar perfecto. Ella sólo quiere estar conmigo. Lo cual es todo lo que necesito saber.

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