miércoles, 14 de agosto de 2013

Capitulo 3

Lali

Dulces días de verano

¿Cómo es posible que sientas que conoces a alguien de toda la vida cuando lo acabas de conocer el día anterior?
 
De la forma en la que me siento con Peter es como siempre he querido sentirme con un chico.

Ese mareo, esa sensación de que no puedo pensar en otro cosa, que en las mariposas que te barren y te cambian para siempre. La forma en la que la loca película romántica que siempre habías querido es real. El tipo de amor que estas deseando toda la vida y entonces, antes de que te des cuenta, está pasando.
 
No puedo parar de sonreír cuando estoy con Peter. No puedo parar de querer tocarlo. Y ese beso…
 
Había escuchado eso de que cuando conoces a tu alma gemela, tienes una conexión instantánea desde el principio. Lo que es exactamente lo que yo tengo con Peter. Se lo loco que suena. Nos acabábamos de conocer. Sí, ya nos hemos besado, pero estoy segura de que Peter estaba abrumado por la magia de la otra noche igual que yo. Él ni siquiera ha intentado darme la mano hoy y hemos estado saliendo durante un rato.
 
Cuando Peter me preguntó qué era lo mío, eso fue lo que no pude decirle; lo mío es que estoy enamorada del amor. Exactamente, estoy enamorada de la posibilidad del amor verdadero. Lo que podría considerarse el problema principal. No estaba completamente feliz con ninguno de los chicos con los que he estado. Siempre me sentía como que faltaba algo. Mucha gente dice que el amor verdadero no existe. Pero nunca pararé de quererlo. Quiero dejarme llevar. Necesito dejarme llevar.
 
Y ahora él está aquí.

—¿De qué clase lo vas a querer? —pregunta Peter.
 
—¿Hmm? —Intento salir de mi neblina de amor. No es fácil.
 
Peter señala al tablón de sabores delante del sitio de bola de nieve. Todo el mundo lo llama el “sitio de bola de nieve”, pero estamos técnicamente en “Tan frio como el Hielo”. Sus paquetes de azúcar son adorables. Pone “TAN FRIO COMO EL HIELO” y hay una bola de nieve sonriendo.
 
—Voy a coger una limonada de menta —dice él.
 
—¡Oh! Esa es una combinación excelente.
 
—Lo intento.
 
—Voy a pedir sandia y mandarina.
 
—¿Los has probado todos?
 
—¿Qué crees? —Me inclino cerca de él, así nuestros brazos se tocan. Como lleva él la pulsera de la amistad de su prima pequeñita es locamente lindo. Realmente debería intentar calmarme las hormonas antes de asustarlo completamente. Pero no puedo evitarlo. Es como si sino lo tocara fuera a morir. Me toma un esfuerzo enorme apartar el brazo.
 
—Creo que eres una fanática de bola de nieve —decide Peter.
 
—¿Ves cómo me conoces ya?
 
Nos movemos en la fila. Mi brazo anhela tocarlo otra vez.
 
—¿Qué diferencia hay entre una bola de nieve y uno cono de nieve? —pregunta Peter.
 
—Los conos de nieve llevan helado más duro. Las bolas de nieve son más suaves.
 
—¿Cómo el helado italiano?
 
—No tan suave.
 
—Sabes mucho de helados.
 
—¿No saben todos?
 
Peter se ríe. Pedimos nuestras bolas de nieve. Él insiste en pagar.
 
—Entonces yo pagaré la próxima vez —digo. Porque por supuesto va a ver una próxima vez.

El sitio está lleno. Siempre está lleno cuando fuera hace calor. Cogemos los dos únicos asientos libres. Durante un rato solo nos comemos el helado. Evitando de lo que no queremos hablar. Peter se va mañana. Empieza la universidad en dos días y mi año junior empieza en dos semanas y estaremos en dos mundos diferentes. Y ni siquiera sé dónde va.
 
—¿Así que donde vas a la universidad? —pregunto.
 
—Esto puede sonar raro —dice—. ¿Pero podríamos evitar toda la cruel realidad post verano por ahora? Ésta es la primera vez que he sido feliz durante todo el verano. Solo quiero escapar durante un rato más. Quiero decir, si estás de acuerdo con eso.
 
—Totalmente. —Tiene razón. Esto es mucho mejor. Estamos superando todo el ruido cotidiano. Si alguien entiende de alargar el verano al máximo posible soy yo. Es como si estuviésemos en nuestro propio mundo donde hacemos nuestras propias reglas y nada nos puede derrotar. Pero me pregunto porque no estaba siendo feliz antes.
 
Peter me mira.
 
—Me gustaría escapar contigo —dice él.
 
—Me gustaría escapar contigo, también.
 
Todavía sigue mirándome. ¿Va a besarme otra vez? Por favor deja que me bese otra vez.
 
—Tu lengua está roja —me informa.
 
—La tuya verde.
 
—Nos parecemos a la navidad.
 
Asiento.
 
—Hey, tu —dice él.
 
—Hey.
 
—No, es de esa canción bonita. “¡Hey Tu!”
 
—Oh.
 
—Mencionan la navidad en algunas canciones. “Una tarjeta de navidad en sepia” de “Extraña atracción.” “Riendo a las luces de navidad” de “Vamos a la cama”.
 
Me muerdo el labio.
 
—Sí, necesito familiarizarte con la música de los ochenta.
 
—Un chico me dijo una vez que era la mejor.

—Parece que tiene buen gusto.
 
—Oh, lo tiene.
 
—Vamos a patinar.
 
—¿A dónde?
 
—Donde podamos patinar literalmente.
 
—¿La pista?
 
—Sabes que quieres.
 
—¡Dulce! —La pista de patinaje es muy divertida. He estado allí un montón de veces. Está un poco deteriorada, pero es retro en la mejor manera posible. Tiene un gran ambiente de los ochenta. Hay poster de viejas series como “The Cosby Show, Family Ties, Growing Pains, y Punky Brewster”. Los Pitufos están mezclados por detrás de la barra. Hay una papelera de Garfield en el baño. Los videojuegos de Asteroids y Pac-Man se alinean en la pared. Solo suena música de los ochenta, que es por lo que supongo que quiere ir Peter. A no ser que esté en lo del patinaje. Lo que haría que me gustara incluso más. Puedes ver la señal de neón de la pista desde el paseo. WHEEL IN THE SKY, brilla en neón violeta. Con un par de patines rosa fuerte que cuelgan desde la letra S, con unos cordones verde lima atados desde la parte posterior.  

A parte de todas las reliquias de la pista, está la mejor cabina fotográfica de la vieja escuela. Candela y yo nos sacamos una par de tiras todos los años. Ella tiene las suyas en su tablón de anuncios. Yo siempre pongo nuestra tira más reciente en la taquilla al principio del colegio. El resto están en una caja especial guardadas en casa. Cada vez que abro la caja, me transporto de nuevo al verano.
 
—¿Vamos? —dice Peter delante de la máquina de fotos. Bate las cortinas y me señala el interior. Me estrujo en el pequeño banco. Peter tira las cortinas detrás de él. Se presiona contra mí.
 
—Lo siento, ¿te estoy apretando? —dice él.
 
—No estoy bien. —Está apretándome tanto, y me encanta.
 
—¿Debemos hacer alguna expresión?
 
—Solo vamos a ver lo que pasa.
 
—Que empiece el juego.

Justo después del primer disparo, atrapo a Peter mirando mi expresión por el reflejo del cristal. Hace esto por los próximos dos disparos. Cuando sale la tira, veo que ha combinado nuestras expresiones para los primeros tres disparos. Estamos exageradamente serios en el primero. Bizcos en el segundo. Riendo en el tercero. Para el cuarto, yo estoy haciendo una cara de beso y él está rascándose la cabeza como si estuviese confundido.
 
Peter parte la tira por la mitad.
 
—¿Qué estás haciendo?
 
—Elige una mitad. —Me tiende las piezas para que elija. Yo elijo la mitad en la que estamos riendo/beso/confusión.
 
Cogemos nuestros patines y vamos a sentarnos a uno de los bancos que rodean la pista. La pista es un circulo de madera duro con un circulo con una alfombra más pequeño en el medio. Aprendí a como patinar sobre la alfombra en mi primer verano aquí. Me tomo un tiempo encontrar el equilibrio. Estuve dando vueltas sobre la parte principal hasta que estuve lista. Por lo que me caía sobre mi culo. Seria asombros si tuviese esa parte de caerme supera para ahora.
 
—¿Preparada? —pregunta Peter.
 
—Preparada. —Me levanto, tambaleándome un poco.
 
Llegamos a la madera dura. Siempre siento como si las ruedas van a echar el vuelo por debajo de mí la primera vez que patino. Pero cojo el truco enseguida después de unos minutos. Peter es realmente bueno. Incluso patina de espaldas. Nunca he sido capaz de hacer eso.
 
Una nueva canción empieza. Peter enloquece.
 
—¡Es mi mermelada! —grita por encima de la música.
 
—¿Qué es? —le grito de vuelta.
 
—“Perfect Way” Scritti Politti. Por favor no me digas que no has escuchado ésta canción antes.
 
Sacudo la cabeza.
 
—¡Me estás matando! —Peter se apuñala falsamente en el pecho. Hace unas cuantas espirales como si estuviese cayendo lentamente, a una muerte dolorosa.
 
Damos unas cuantas vueltas sobre la pista. Solo hay unas cuantas personas, lo que es una invitación total para zigzaguear entre ellas. Una canción épica empieza. “Take It on the Run” de REO Speedwagon. Estoy súper contenta no solo de reconocer la canción sino de que sea una canción que me encanta.
 
—¡Me encanta esta canción! —grito.
 
—¿Conoces a REO? —me grita Peter de vuelta.
 
—Por supuesto. —Antes de que pueda detenerme a mí misma, estoy reventándolo con el movimiento del queso en la mano para acompañar la canción. Peter se ríe a carcajadas cuando intento el solo de guitarra con un solo patín. Vamos demasiado rápido para que yo esté patinando solo sobre un patín.
 
Justo como en todas esas veces. Me caigo sobre mi culo.

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