viernes, 9 de agosto de 2013

Capitulo 31

Capitulo 31

Lali

El resto de la semana fue bastante tranquilo.
 
Bueno, a menos que tomes en cuenta el extraño comportamiento de Mery.
 
No había otra palabra para ello. Estaba actuando tan extraña, como si hubiera sido tomada por un ejército alienígeno que quería aprender más acerca de la raza humana. Excepto que, en este caso, Mery estaba tratando de aprender más sobre Peter, sus amigos y su música.

El lunes, ella se había pasado todo el día conmigo, así que no me había unido a Peter y los demás para el almuerzo, pero el martes algo realmente loco ocurrió. Mery sugirió que nos sentáramos con Peter y sus amigos en el almuerzo.
 
Mi mente me había dicho que no era una buena idea porque, bueno, Mery podría ser demasiado para manejar a veces. Mery había insistido, sin embargo, y al final me había rendido y la llevé hasta la pared donde ella se había presentado a los amigos de Peter.
 
Lo que ocurrió después fue aún más loco.
 
Se había sentado y empezó a conversar con ellos. Peter había mirado a Mery como si quisiera estrangularla y luego compartió una mirada privada con Eugenia que me hizo hervir la sangre. Sabía que eran amigos, pero de repente me había sentido tan desconectada de él. Sabía que él estaba molesto conmigo por pasar tanto tiempo con Mery. No le gustaba y no podía culparlo, pero deseaba que me hubiera reconocido más.
 
Lo que me frustraba más que nada era que todo esto era culpa mía. Yo fui la que alejé a Peter y lo regresé directo a los brazos de Eugenia.

A pesar de que Peter no había admitido nada, era bastante claro que había habido una relación sexual entre ellos.
 
Las cosas parecían ser platónicas entre ellos en este momento, pero quién sabía lo que podía pasar si yo cometía un solo error. Eugenia, evidentemente, todavía sentía algo por Peter y estaba esperando hasta que yo estuviera fuera de la foto. Bueno, no iba a dejar que eso sucediera.
 
El miércoles, Peter y Eugenia no estaban en ninguna parte para ser encontrados.
 
Gaston, Nico y Hope se habían unido para enfrentarse a la invasión Mery, y ninguno de ellos sabía dónde estaba Peter. Le había enviado mensajes un par de veces, pero él no había respondido a ninguno de ellos. Esto me hizo confeccionar diversas teorías inverosímiles de en dónde podría estar, y lo que estaba haciendo con Eugenia.
 
Después de la escuela, fue más o menos la misma historia. Desde que Skeptic Coil tenía su concierto el sábado que viene, los muchachos habían estado practicando todos los días después de la escuela durante horas. Peter finalmente me había enviado un texto breve dejándome saber que estaban teniendo ensayos cerrados. Cuando le había enviado un mensaje de vuelta para preguntarle cuándo podía verlo, no había respondido.
 
No había ido allí en absoluto, queriendo darle espacio, pero había visto a Eugenia salir de cada ensayo, sola, a altas horas de la noche.
 
Para el jueves, ya había tenido suficiente de sus juegos y estaba decidida a enfrentarme a él, no importa lo privado que sus ensayos fueran.
 
Cuando Mery me dejó en casa el jueves por la tarde, me dirigí directamente a la casa de Peter, decidida a hablar de esto con él sin importar lo que pasara.
 
¿Quién se creía que era para tratarme así? Después del fin de semana increíble que habíamos pasado juntos, no podía solo evitarme como si yo no importara nada. ¡Iba a mostrarle! Él me conocía lo suficiente para saber que cuando quería algo, iba tras esto. Y esta vez él estaba en mi línea de visión.
 
Mientras entraba por el camino, alguien me agarró por la cintura. Jadeé y caí de espaldas contra un pecho firme. Brazos tensos y musculosos me rodearon y me esforzaba por luchar contra mi agresor. Fue entonces cuando un olor familiar, crujiente, me envolvió y dejé de luchar.
 
Mi cuerpo se relajó y apreté los ojos cerrándolos, disfrutando de la sensación del cuerpo de Peter contra el mío. Me tensé contra él, sintiendo cada centímetro de músculo bien definido bajo su camisa.
 
Toda mi ira y frustración hacia él se estaban desvaneciendo rápidamente, sustituidas por un ardiente deseo. Tenía que tenerlo.
 
―Te quiero malditamente tanto ―gruñó en mi oído.
 
Mis piernas se doblaron, pero me levantó y me apretó contra él. Sus dedos levantaron mi camiseta y rozaron la piel allí, enviando estremecimientos a través de mí con cada toque. Empujó su erección contra mí, y yo quería desesperadamente quitarme la molesta ropa para que así no hubiera obstáculos entre nosotros.
 
―Ven a mi habitación ―susurró, dándome vuelta para que estuviera mirando a sus hipnóticos ojos verdes―. Déjame enseñarte lo mucho que te quiero. ―Él se inclinó hacia abajo y me jaló hacia un beso que rizó los dedos de mis pies.
 
Un vago recuerdo se agitó en un rincón de mi mente y, suspirando, me alejé.
 
―No puedo. Me voy de compras con mi mamá para conseguir un vestido para mañana.
 
Peter gimió y apretó su frente contra la mía, así que estábamos cara a cara.
 
―Apenas te he visto en toda la semana. Quiero pasar tiempo contigo. Te necesito.
 
Su comportamiento durante la semana pasada empezó a llegar de nuevo a mí y puse una mano en mi cadera, fijándolo con mi mejor mirada. Era difícil hacerlo cuando él me estaba mirando como si quisiera tomar un bocado.
 
―No parecía así cuando me evitaste durante toda la semana.
 
La mirada en sus ojos cambió y se alejó, su boca formando una línea apretada.

―No quiero estar cerca de ti cuando estás con Mery cada día. Odio cómo ella te trataba como una mierda, trataba a mis amigos como mierda, y ahora está actuando como si nunca hubiera sucedido. No puedo soportar estar cerca de ella.
 
Esto era algo en lo que no quería entrar. Él tenía que aceptar mi decisión y a mis amigos, sin importar cómo se sentía acerca de esto.
 
―Ella sólo quiere olvidarse de todo eso. Está tratando con todas sus fuerzas de cambiar y ser una mejor persona.
 
―Es fácil olvidar algo cuando eres el que cometió el error ―disparó Peter en respuesta―. No puedo dejar eso de lado.
 
―Al igual que yo no puedo dejar de lado todo lo que está pasando contigo y Eugenia. ―Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerme. No, no, no. No quería que pensara que estaba celosa, o extraña, o espeluznante.
 
Una arruga apareció en la frente de Peter, y me miró como si hubiera dicho que creía en el hada de los dientes.
 
―¿Euge y yo? ¿De qué estás hablando?
 
Suspiré y miré alrededor de su patio en vez de a él. Me sentí estúpida y mezquina por incluso tocar el tema, pero el gato estaba fuera de la bolsa ahora. No podía mentirle.
 
―No creas que no me he dado cuenta de cuánto tiempo Eugenia y tú han estado pasando juntos. ¿Sabes que ella tiene un enamoramiento contigo? No puedo culparla. Eres hermoso, y ella es bonita, por mucho que odie admitirlo. Si todavía te siente atraído por ella, tienes que hacérmelo saber.
 
Las palabras salieron a toda prisa, y me hizo sentir mejor tenerlas fuera de mi sistema. Había esperado que Peter se molestara, incluso se enojara. En cambio, comenzó a reír, profundas risas rugientes, que me dieron ganas de unirme. Salvo que se estaba riendo de mí, lo que me hizo fruncir el ceño.
 
Él negó con la cabeza, agarrándose el estómago.

―Lali, no puedes estar hablando en serio, ¿verdad? ―Limpió una lágrima mientras encontraba mi mirada―. A Euge le gusta Nico. Ellos han tenido una cosa en marcha desde la hoguera.
 
Mi ceño se profundizó, y no estaba dispuesta a ceder por el momento.
 
―La vi dejar tu casa tarde las últimas tres noches. Me dijiste que era un ensayo cerrado, así que, ¿qué estaba haciendo ella allí?
 
Bueno, sonaba totalmente como una acechadora, pero demonios, ya había llegado tan lejos.
 
Peter tomó mi cara suavemente con sus manos.
 
―Bebé, sólo voy a repetir esto una vez. Euge le gusta a Nico. Nico preguntó si podía venir a los ensayos para que pudieran pasar más tiempo juntos. He estado esperando que se juntaran durante mucho tiempo, así que no iba a decir que no. No hay nada, nada, pasando conmigo y Euge. ¿Qué razón tendría yo para mirar a otras chicas cuando te tengo a ti? Tú eres todo lo que necesito.
 
Sus palabras me hicieron sonrojar. También me hizo sentir como una completa idiota. Una vez más, me había comportado como una perra completa porque no había entendido toda la situación.
 
―Uf. Me siento tan estúpida. Estaba dispuesta a luchar con Eugenia por ti.
 
Peter se rió y envolvió sus brazos alrededor.
 
―Tan agradable como es saber que estás dispuesta a luchar al estilo cavernícola,
no tienes que preocuparte por ello. Sólo tengo ojos para ti, Lali.
 
Cada parte de mí se fundió con sus palabras, y consideré no ir al centro comercial con mamá y Cris. Siempre podía llevar uno de mis viejos vestidos. Tenía muchos de todos modos.
 
Me mordí el labio y me acerqué más.
 
―Tal vez no tenga que ir de compras, después de todo.
 
Una sonrisa se dibujó en la boca de Peter.

―Por mucho que me encantaría eso, creo que deberías ir y pasar tiempo con tu mamá. No quiero que piense que me estoy poniendo en medio de las dos. ¿Qué tal si te llamo esta noche?
 
Suspiré y asentí a regañadientes. Ahora que mi ira y desconfianza se habían retirado, no quería dejarlo. Aquellos ojos verdes me atraían hacia él y la sonrisa en esos labios prometían un beso que haría estallar mi mente.
 
Aun así, acepté su ofrecimiento de acompañarme a mi puerta, recibir el beso, y luego parada en el porche observarlo alejarse. 

* * *

Mis brazos me estaban matando, cuando finalmente me derrumbé en el sofá, soltando cinco bolsas de compras a mis pies. Cris se subió a mi lado con el coche nuevo de juguete que le habíamos comprado. Él condujo el coche a lo largo de mis piernas vestidas de vaqueros, deteniéndose ocasionalmente para sonreírme.
 
Mamá dejó escapar un “Hum”, mientras ponía sus propias bolsas en la mesa de café y caía en el sillón frente a mí. Todos estábamos agotados del viaje de compras, incluso Cris aunque no lo parecía.
 
El agotamiento lo golpearía pronto y se apagaría como una luz.
 
―¿Vas con Peter mañana por la noche? ―preguntó finalmente mamá, soplando los mechones de cabello que le habían caído en sus ojos.
 
Estaba viendo a mi hermano cuando me preguntó, y volteé de golpe la cabeza para mirarla.
 
―Oh, um... ¿Por qué pensarías eso?
 
―Soy vieja, pero no estúpida. Me he dado cuenta de cuánto tiempo pasas con él ―dijo mamá rodando sus ojos―. Incluso Cris sabe, ¿verdad, cariño?
 
Los oídos de mi hermanito se animaron ante el sonido de su nombre, y asintió con su rubia cabeza con vigor.

―¡Sí, vi a Lalu y piiipu besándose!
 
Sentí mi rostro acalorarse, y me tapé la cabeza con un cojín para que mi mamá no pudiera verme.
 
―Eso no es tan agradable. ―Mi voz sonó extraña y ahogada.
 
Cris se subió a mi regazo y trató de quitarme el cojín.
 
―¿Qué ssucede?
 
―Ella solo es tímida porque tiene un novio. ―Oí decir a mamá.
 
Lancé el cojín a mamá, pero ella simplemente lo atrapó y empezó a reír. Cuando su risa se había calmado, miró a Cris.
 
―Cariño, ¿por qué no te vas y sacas una taza de pudín de la nevera para merendar? Estaré allí en un minuto.
 
Cris saltó del sofá, llevando su coche con él.
 
―¿Puede el señor Rochester tener una también? ¡Él ama las tazas de pudín!
 
La frente de mamá se arrugó y puso el cojín a su lado.
 
―Creo que al señor Rochester le da dolor de estómago cuando come cosas dulces. Por qué no consigues el tuyo y voy a hablar con el señor Rochester acerca de su diabetes.
 
―Die Betty’s. ―Cris asintió, pareciendo satisfecho con el diagnóstico del señor Rochester―. Está bien, mami.
 
Rodé los ojos mientras él se dirigía a la cocina.
 
―No puedo esperar hasta que pase de esta fase del Sr. Rochester. Es muy molesto tener que comprar para el Sr. Rochester un regalo de cumpleaños, o accidentalmente sentarme sobre él.
 
Mamá sonrió y levantó las cejas arriba y abajo.
 
―Tú solías tener un amigo imaginario a esa edad también.

―¡No lo hice!
 
― Oh, sí, lo hiciste ―dijo ella, viéndose satisfecha consigo misma―. Su nombre era Sra. Potts y tenía un gusto por las perlas y mi maquillaje caro. De alguna manera, la mayor parte del maquillaje terminaba en ti. Gracias a Dios, no duró mucho tiempo.
 
Sin estar aún segura de si creerle o no, decidí dejar el embarazoso tema. Empecé a levantarme.
 
―Bueno, gracias por ir de compras conmigo. Voy a subir a mi habitación para probarme mi ropa nueva.
 
―No, todavía no te vas. ―El tono de mamá era lo suficientemente firme como para hacerme sentar―. No hasta que me cuentes más acerca de Peter y tú.
 
Gemí y me hundí más profundamente en el sofá, cruzando los brazos.
 
―Mamá, realmente no hay nada que decir. Somos amigos y pasamos el rato, eso es todo.
 
Ella arqueó una ceja que claramente significaba “no me mientas”.
 
―¿Amigos o amigos?
 
No quería escuchar a mi mamá haciendo referencias sexuales. Eso era tan, tan malo.
 
―Uf, mamá, eso es tan rudo. ¿Podemos no hablar de esto?
 
―Cuanto más rápido lo cuentes, más rápido te puedes ir. De lo contrario, voy a tener que seguir haciendo suposiciones. ―Hizo una pausa y acarició su mentón de una manera cómica―. ¿Todavía van de manos agarradas? ¿Besado? ¿O...? ―Sus ojos se abrieron mientras se quedaba callada.
 
Mis entrañas se estaban retorciendo. Lo último de lo que quería hablar con mamá era sobre mi vida sexual con Peter.
 
―Muy bien, antes de que dejes que tu imaginación de escritor corra contigo, sí, estamos saliendo. Sí, nos hemos besado. Sí, me gusta. Eso es todo lo que necesitas saber.

―Estoy feliz por ti, Lali ―dijo mamá con una amplia sonrisa―. Dios sabe que Emilia y yo hemos estado esperando esto durante mucho tiempo.
 
Oh, vaya. La mamá de Peter quería en realidad que Peter y yo saliéramos.
 
La señora Lanzani y mi mamá en realidad hablaban de cosas como esta. Eso era raro y muy embarazoso. Traté de no darle importancia.
 
―Bueno, no se emocionen demasiado y empiecen a planear nuestra boda, o nombrar a sus futuros nietos.
 
Incluso mientras me levantaba, mi corazón latió un poco más rápido ante el pensamiento de Peter y yo casándonos. ¿Mantendría mi apellido o lo cambiaría al suyo? ¿Viviríamos en su casa o en mi casa? ¿Nuestros hijos serían rubios o morenos?
 
Negué con la cabeza, tratando de ordenar mis pensamientos dispersos. Esto era lo último que necesitaba estar pensando. Éramos demasiado jóvenes y demasiado inexpertos sobre el mundo. Los dos todavía teníamos mucho por crecer, por hacer.
 
Mientras agarraba mis bolsas y salía de la sala de estar, la voz de mamá me siguió escaleras arriba.
 
―Ambas estuvimos de acuerdo en Allegra si tienes una niña.

9 comentarios :

  1. ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAA!!!!

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  2. me encanto
    mas nove xfa

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  3. Maaaas, lo ame!! Me pregunto qe quiere Mery

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  4. q chusmas las mamas
    me encantoooo
    beso

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  5. massss me encanta esta nove y ya me inmagino allegra maaassss y no puedo comentar aveces xq lo leo por el cel massssssss soy andrea

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  6. Jajaja le buscaron nombre a su futura nieta, q genias jaja

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  7. Jajaja,las madres son únicas.

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  8. Jajaja una genia la madre, maaaasss :)

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