viernes, 23 de agosto de 2013

Capitulo 10

Peter

Haz que el sol brille de puro deseo 

Hay algo increíblemente relajante acerca de los barriletes. El suave modo en que se desplazan por las corrientes de aire. Cómo sus partes brillantes destacan en la luz del sol. Podrías venir aquí con tu barrilete y correr por la brisa marina y olvidarte de todo lo que te está molestando.

O no.
 
Me preocupa no encontrar a Lali. Mi plan era volver a Sea Bright en junio y empezar a buscarla. Luego, tendríamos todo el verano para estar juntos. Hubiera sido épico. Excepto que estaban éstas sesiones de clases de arte en verano que moría por tomar. Debía ir por ello. Los tres años siguientes van a ser aún más demandantes que este primer año. El pensamiento de graduarme sin tomar ni una sola clase de arte era demasiado deprimente. Poder usar el increíble espacio de estudio y aprender nuevas técnicas era increíble. Pero encontrar a Lali sería aún más increíble.
 
Sé que está aquí. Puedo sentirlo.
 
Nos encontraremos eventualmente. A menos que ella siga enojada conmigo por no aparecer el año pasado. ¿Y si ella ya me había visto? ¿Y si está evitándome? Tengo que decirle lo que en verdad sucedió. No sé dónde más buscar aparte de los lugares a los que fuimos juntos el año pasado. Una opción es espiar en esas Mc Mansiones en la colina hasta que descubra cuál es la suya. Pero estoy bastante seguro de que los vecinos llamarían a la policía por entrar sin permiso.
 
Este festival de barriletes me hace pensar en lo diferentes que todos somos. ¿Qué hace que una persona se obsesione con coleccionar estampillas cuando otra ni siquiera las ha notado? ¿Nuestros gustos están determinados por la influencia ambiental? ¿Hay algún gen que determine el amor por coleccionar figurines? Lo asombroso es que no importa cuán esotéricos sean tus intereses, probablemente puedas encontrar al menos a otra persona que se sienta de la misma manera. O un grupo de personas. Luego excelencia, como ofrece este festival de barriletes.
 
Estos son barriletes alocadamente intricados. Hablé con algunos entusiastas antes que dijeron que algunos eran hechos a mano por sus dueños. Mi favorito probablemente es ese grande con todas las formas distintas haciendo espirales alrededor. Me inspira a hacer un collage con espirales. Encontré un resorte pequeño en la playa. Quizás podría estirarlo y hacer algo con ello.
 
Estoy antojado de un raspado. Así que voy a la tienda y ordeno uno de sandía y mandarina. Luego de que el cajero (¿barman de helados?) grita mi orden a la mujer poniendo los jarabes, ella grita:
 
—¡Regaliz negro listo!
 
Un hombre llevando un barrilete de dragón gigante va a recibir su helado. Cuando se gira para irse, su barrilete golpea a una niña pequeña. Ella tira su helado. Toma un segundo para absorber que su postre se ha reducido a una mancha rosada en el piso. Luego comienza a llorar.
 
—¡Lo siento! —dice—. Realmente necesito mirar hacia donde camino.
 
El malvado dragón del barrilete ondea triunfantemente.
 
La mamá de la niña trata de reconfortarla. Toma unas servilletas y limpia la mancha.
 
Me arrodillo frente a la niña.
 
—Eso fue una locura, ¿huh?
 
Ella deja de llorar.
 
—¿Quieres un nuevo helado?
 
Ella asiente, limpiando sus mejillas.
 
—Eso es muy amable —dice su mamá—. Pero estamos bien.
 
—Por favor, insisto. ¿De qué sabor era?
 
—Goma de mascar. Gracias.
 
Por lo que probablemente será la única vez, ordeno un helado de goma de mascar. La niña me mira. Aún está claramente traumatizada por el barrilete de dragón gigante que tiró su helado. Tomo el mío de sandía y mandarina cuando me llaman, saludando a la niña al irme. Ella sonríe y saluda de nuevo.
 
—¡Gracias de nuevo! —dice su mamá mientras me voy.
 
Este es uno de los pocos días hermosos que ha dado agosto. Agosto en la costa es un sinónimo de humedad. Pero hoy está más fresco y menos húmedo. Incluso hay una brisa perfecta de verano como la de la noche que besé a Lali.
 
Paso por la casa de mi papá para buscar algo de cartón, pegamento y un grupo de tiras de papel que hice rompiendo páginas de revistas. Camino por la playa a la duna donde nos besamos... todo el caos del festival de barriletes está lo suficientemente lejos como para tener toda esta parte de la playa sólo para mí. Trepo a la cima de nuestra duna, recordando como Lali me desafió a una carrera hasta allí. Recordando lo hermosa que se veía alatardecer. Como brillaba cuando la empujé más cerca de mí.
 
Tres horas pasaron. He tratado de traducir todo lo que siento por Lali en este collage. Quiero que el arte que hago sea una representación física de mis emociones. Cuando otras personas miren mi trabajo, quiero que se sientan del mismo modo que me sentí yo cuando los estaba haciendo.
 
Tengo que volver. Mi papá está haciendo una barbacoa esta noche. Algunos de sus amigos irán a cenar. Caminando por el borde del océano en la luz de la siesta tardía, me pongo mis auriculares y pongo “Esperando a una chica como tú”. Foreigner entendía como me consume esta necesidad.
 
La estatua de la gaviota me mira desde el camino. ¿Qué tan diferente sería mi vida si me hubiera encontrado con Lali cuando se suponía que lo hiciera? ¿Hubiéramos tratado de tener la cosa de la larga distancia? ¿Hubiera funcionado?
 
¿Estaría pensando en compartir su vida conmigo para siempre, del modo en que yo estaba pensando en ella?
 
Me dirijo al camino hacia la casa de mi papá. Una chica me pasa y hace un giro doble. Probablemente estaba demasiado en mi cabeza para notarla si no se hubiera parecido tanto a Lali. El mismo cabello largo, castaño. El mismo look de chica de Cali.
 
La miro sobre mi hombro.
 
Ella me mira fijamente.
 
—Hola —dice, corriendo hacía mí—. ¿Eres Peter? 
 
—Sí.

—Te vi en la playa el año pasado. 

—Oh, sí. Lo siento, no te reconocí.
 
—Está bien. No nos conocimos. Estabas con mi amiga Lali.
 
Mi corazón golpea contra mi pecho.
 
—¿Sabes dónde está? —pregunto.
 
—Debe estar en su casa. Puedo llevarte, si quieres.
 
—¿Ahora?
 
Ella asiente.
 
—Genial —digo. No puedo creer que estaba por ir a casa a poner maíz en la parrilla.
 
—A propósito, soy Candela.
 
—Peter, pero eso ya lo sabías.
 
—¡Totalmente! Quiero decir, pensé que eras tú la primera vez que te vi, pero estabas demasiado lejos para saberlo. Y luego, cuando me acerqué, estuve casi completamente segura. Pero no fue hasta que te pasé que lo supe. ¡No puedo creer que te encontré! Esto es… —Candela se detuvo abruptamente. Como si hubiera dicho demasiado.
 
Lo que significa que hay demasiado que decir.
 
—¿Lali ha… me ha estado buscando? —pregunto.
 
—Algo así —dice Candela en un tono más calmado.
 
—¿Así que no está enojada?
 
—¿Por qué debería estar enojada?
 
—Porque no aparecí el año pasado…
 
—No. Bueno quizás al principio, pero ya no más.
 
—Bien. Porque la he estado buscando por todas partes.
 
—Oh Dios mío, ¿en serio? —la Candela emocionada estaba de vuelta—. ¡No te creo! ¿Hace cuánto estás aquí? ¡También te hemos estado buscando por todos lados! ¿Dónde has estado?

Mientras trato de responder todas sus preguntas, me pongo más nervioso. No puedo creer que finalmente veré a Lali de nuevo. No puedo creer que ella me haya estado buscando todo este tiempo. No puedo creer que esté usando mis cargos desgastados y sandalias con esta camiseta rota de R.E.M. Al menos tenía nuevos brazaletes de amistad de Luz. Lali ama esos.
 
Llegamos al estacionamiento. Candela dice:
 
—Este es el mío. —No me sorprende que “mío” sea un brillante y rojo Beemer. Normalmente me molestaría que Candela nos lleve en auto y no caminando a la cima de la colina. Pero tomaría como media hora caminar, y ya no puedo aguantar la espera.
 
—Esto. Es asombroso —se regodea Candela.
 
Asombroso ni comienza a describirlo. Menos mal que rompí con Belen en abril. Ella seguía presionándome con ponerme serio con ella. Quería este enorme compromiso. Incluso quería que pasara el receso de primavera con su familia. Básicamente, Belen quería mucho más de lo que estaba dispuesto a dar.
 
Estacionamos frente a una hermosa y moderna casa de playa. Me gusta el diseño. Muchas paredes de vidrios. Interior aireado. Debe ser increíble por dentro. Candela detiene el auto. Ninguno se mueve.
 
—¿Listo? —pregunta.
 
—Definitivamente. Es sólo que imagine este momento demasiado…
 
—Lo sé —ella rompe a reír nerviosamente. Supongo que los nervios son contagiosos.
 
Nos bajamos. Caminamos por la elegante entrada. Luego llegamos a la puerta.
 
La puerta de Lali.
 
La puerta de la casa donde vive Lali. Con Lali al otro lado.
 
Santa mierda. Esto es.
 
Candela toca el Timbre.
 
La puerta se abre.
 
Lali resopla cuando ve a Candela.
 
—Oh, no. ¿Luca…
 
Pero luego me ve.

—Estás aquí —dice.
 
—Estoy aquí —digo.
 
Y comienza de nuevo.

18 comentarios :

  1. MAAAAAAAAAAAAAS !!!! no nos podes dejar asi

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  2. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii <333

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  3. no nos puedes dejar asi

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  4. mas mas mas mas
    mas mas mas mas
    mas mas mas mas

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  5. AH!!!!!! Si!!! Al fin!!!!!!!!!!!! Más me encanta!

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