sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 9


Capitulo 9

Me desperté a las seis en punto como siempre para apagar mi alarma; la silencié e intenté, sin éxito, moverme lejos de Peter. Tenía mi cabeza en su pecho y mi pierna encima de su entrepierna, lo cual como siempre, ya estaba llena de “gloria matutina” que les pasaba a todos los chicos. Él tenía su mano en mi rodilla, fijando mi pierna ahí, y su otro brazo envuelto tensamente alrededor de mi cintura. Cuando traté de moverlo, apretó su agarre, murmurando algo en sueño sobre ya no querer ir más a la universidad

 Moví mi brazo y toqué su estómago.
—Seis en punto —murmuré, tocándolo de nuevo cuando no abrió sus ojos. Él gruñó y apretó su agarre, moviéndome así que quedé completamente encima de él. Podía sentir su erección presionando entre mis piernas. Jadeé con la sensación, era extraño pero en verdad se sintió bien. ¿Qué demonios está mal conmigo? ¡Este es Peter por amor de Dios! Traté de liberarme, pero eso sólo nos hizo rozarnos en lugares en los que preferiría no pensar en el amigo mujeriego de mi hermano, en un contacto mejor amigo. Mi cuerpo comenzó a cosquillear y no pude evitar que un pequeño gemido se me escapara de los labios. Oh Dios mío, ¡eso en verdad se siente bien!

—¿Peter? —le susurré/grité.
Él abrió sus ojos de golpe y me miró, impactado. Su expresión rápidamente cambió a su sonrisa de marca, la cual quería golpear fuera de su rostro.
—Bueno, buenos días, ángel. Wow, esto es una primera vez —ronroneó, alzando sus cejas, su sonrisa de asombro.
—¿Me soltarías por amor de Dios? —le susurré grité. Él alzó sus manos a modo de rendición y rápidamente rodé de encima de él.
—Son las seis —refunfuñé, frunciendo el ceño. 
Él se volteó de lado para mirarme.
—Está bien. No estés enojada conmigo todo el día de hoy, por favor. No sabía que había hecho eso, lo siento, Ángel, ¿está bien? —susurró, besando mi frente antes de salir rápidamente de la cama para ponerse su ropa.
—Está bien, lo que sea —murmuré, posicionándome en su lugar cálido de la cama donde había estado acostado.
—Te veré después. —Me dirigió un guiño antes de salir por mi ventana. Dándome la vuelta, enterré mi rostro en su almohada, todavía puedo olerlo y eso me hace sentir segura y calmada. Me hundí en un sueño pacifico por otra hora.
Después de vestirme más pacíficamente que ayer, me concentré en mi iPod y estaba bailando felizmente cuando lo vi comiendo mi cereal de nuevo. ¡Cada jodido día! Suspiré y robé el cereal de sus manos.

—¡Demonios, Peter, hay como cuatro cereales en las alacenas y sólo comes el mío! ¿Por qué? ¿Lo haces solo para enojarme? —pregunté, frunciendo el ceño, cuando comencé a masticar mi desayuno.
—Buenos días para ti también, Ángel —dijo educadamente, con una sonrisa de diversión en su rostro.—Claro, hola. —Me dejé caer y comí mi cereal mientras Nico entraba en la cocina.
—Hey, chicos, ¿están casi listos para irse? —preguntó Nico, lanzándonos a cada uno una caja de jugo como siempre. Ambos asentimos y nos dirigimos al auto de Peter. Mientras me acercaba a la escuela, Gas me agarró y me llevó para una charla.

—¿Qué pasa? —pregunté, preocupada.
Parecía un poco desesperado; su cabello estaba desorganizado, como si hubiera estado jalándolo o pasando sus manos por él un montón, sus ojos estaban tensos con estrés.
—Olvidé que el cumpleaños de Dani es mañana, ¡y no tengo ni idea de que darle! —chilló desesperadamente, pasando sus manos por su cabello fuertemente, confirmando mis sospechas sobre el estilo.
—Cálmate, todavía tienes tiempo. Ahora, ¿qué clase de cosas le gustan? — pregunté, pensando en Dani y todo lo que sabía sobre ella.
—Quería darle algo que pudiera quedarse con él, pero no sé qué… —Cerró sus ojos, obviamente entrando en pánico.
—Gas, cálmate. ¿Qué te parece unos lindos pendientes? ¿Le gustan las piedras, verdad? También podrías darle un nuevo joyero o algo para ponerlas dentro —sugerí.
Su rostro se iluminó.
—¡Sí! Tiene un gusto por los joyeros antiguo en este momento. ¡Esa es una idea genial! Oh Dios gracias, Lali. ¡Te debo a lo grande! Voy a saltarme la mañana para poder conseguirla —dijo, sonriendo emocionadamente y corriendo, gritando adiós por su hombro.

Caminé de regreso al colegio, y noté que no había casi nadie.Mierda santa, ¿llego tarde? Comencé a correr por el pasillo; pude ver a Peter y un par de sus amigos caminando hacia mí.

—Disminuye la velocidad, Ángel, te caerás —gritó Peter, sonriéndome mientras yo medio corría, medio caminaba hacia él. Cuando lo pasé, él sacó su pie para hacerme tropezar, pero antes de que golpeara el suelo envolvió sus brazos apretadamente alrededor de mi cintura, y me levantó.

—Caray, Ángel, sé que soy caliente, pero no necesitabas caer a mis pies —bromeó, haciendo reír a todos sus amigos. Lo golpeé en el pecho fuertemente, mirándolo—. Oh también me gusta un poco rudo, Ángel, sabes eso —dijo, sonriendo retorcidamente.

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