sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 4

 Capitulo 4

8 años despues.

Me desperté con la familiar sensación de ser aplastada; me retorcí,empujando mi hombro hacia atrás. Peter movió su peso ligeramente.Estaba abrazándome en cucharita por detrás, respirando profundamente en la parte trasera de mi cabello. Su pesado brazo cubriéndome, sujetando mis brazos en mi pecho, sostenía mi mano apretadamente, nuestros dedos entrelazados, su pierna tirada casualmente sobre mí. Podía sentir la usual “gloria matutina” empujando contra la parte más estrecha de mi espalda. Rápidamente silencié la alarma de mi teléfono y lo codeé en el estómago.

—Seis en punto —murmuré somnolientamente, cerrando los ojos.
 —Diez minutos más, Ángel. Todavía estoy cansado —murmuró él, empujándome más fuerte contra su pecho.
 —Nop, no diez minutos más. La última vez se convirtió en una hora y Nico casi te atrapa aquí —murmuré, codeándolo en el estómago una vez más.Movió su brazo e inmovilizó mis manos en la cama cerca de mi cabeza, en una posición de oración.
—Sólo diez minutos más, Ángel —se quejó. Suspiré y cerré los ojos de nuevo. No había forma de discutir con él cuando estaba así, simplemente no tenía la energía a esta hora de la mañana para pelear con él. Ambos nos deslizamos de nuevo en el sueño, instantáneamente.

—¡Lali, será mejor que ya estés lista! —gritó mi hermano, golpeando la puerta. Me levanté de un salto y también Peter, era más de las siete.
—Er… sí, estoy lista ya, Nico —grité en respuesta, mirando a Peter que estaba frotándose la cara, luciendo un poco aturdido.
—Bien. Voy a desayunar. Apúrate. Peter conducirá hoy así que está lista para irnos en media hora —llamó Nico a través de la puerta, antes de caminar a zancadas por el pasillo.
—Caray, Ángel, ¿por qué no me despertaste? —acusó Peter, frunciendo el ceño. Lo miré en advertencia, y le di mi mejor mirada de muerte.
—¡Lo hice, imbécil! ¡Dijiste “diez minutos más” y luego me inmovilizaste en la cama para evitar que te codeara! —gruñí sarcásticamente, haciendo una mala imitación e su voz.
Él sonrió burlonamente y me empujó de vuelta a la cama, sujetando mis manos sobre mi cabeza y rodando sobre mí.
—¿Te inmovilicé en la cama? ¿Estabas soñando conmigo otra vez, Ángel? Podría hacerte ese sueño realidad —se mofó, con su rostro a centímetros del mío.
—¡Ya quisieras! Ahora, apártate de mí, Peter, y ve a alistarte. Conduces hoy, aparentemente —siseé, asintiendo hacia la ventana. Él suspiró y se levantó de mí, poniéndose sus jeans y camiseta. Trepó por la ventana, silenciosamente, cerrándoladetrás de sí al irse. Caminé hacia ella y la aseguré antes de dirigirme a la ducha másrápida de todos los tiempos.

Exactamente veintiséis minutos después, caminé con dificultad hacia la cocina, con un ceño fruncido, Peter estaba allí, apoyándose casualmente contra la encimera, comiéndose mi cereal. ¡Maldita sea, todas las mañanas! Su cabello estaba despeinado en su usual apariencia de apenas salí de la cama, que para ser honesta sí lucía así cuando acababa de salir de la cama. Todo lo que hacía siempre era deslizar sus manos por todo su cabello unas cuantas veces y añadirle un poco de cera.

Se veía igual que todas las mañanas, como un maldito supermodelo. Usaba jeans desgastados de cintura baja que dejaban ver un poco sus calzoncillos, y siempre hacía que las chicas se derritieran. Hoy estaba usando una camiseta blanca que mostraba su cuerpo perfectamente esculpido y una camisa anaranjada y gris de manga corta sobre ella, que tenía completamente desabotonada. Sus ojos azules estaban brillantes con diversión mientras me miraba.

—¿Retardada esta mañana, Ángel? —preguntó con una sonrisa de suficiencia. Le lancé una mirada de muerte, haciéndolo sonreír burlonamente.
—¡Cállate, Peter! ¿Por qué demonios te estás comiendo mi cereal de nuevo? ¿No tienes comida en casa? —pregunté, arrebatando la taza de sus manos y comiéndome el contenido. Él sólo me observó con una sonrisa divertida.
Nico me lanzó una caja de jugo.
—Si te ves un poco tensa esta mañana, La. ¿Todo va bien? —preguntó, mirándome un poco preocupado.
Miré seriamente a Peter una vez más mientras él empezaba a reírse. Por supuesto que me veía tensa, tuve media hora para ducharme y vestirme.
—Me quedé dormida —murmuré con un suspiro abatido.

Nico no tenía idea que Peter dormía en mi habitación conmigo cada noche, si fuera así, se enloquecería. Nico siempre era protector conmigo, siempre lo había sido, pero había empeorado desde que mi papá se fue cuando yo tenía trece. Bueno, dije se fue, pero la verdad era que Nico y Peter habían llegado a casa temprano del hockey un día para ver que mi padre me había dejado sin sentido, y estaba intentando violarme. Nico finalmente caído en cuenta y él y Peter le habían dado una paliza, casi matándolo en el proceso. Lo habían echado de la casa y le habían dicho que si alguna vez regresaba, lo matarían.

Nunca regresó, sin embargo, eso fue hace ya tres años.

Un poco después de eso, mi mamá consiguió un trabajo en una enorme firma electrónica, era la asistente personal del director, así que viajaba mucho. Se iba dos veces más de lo que estaba aquí, de modo que sólo la veíamos por cerca de una semana al mes, si algo. Nico era mi única supervisión, aunque a veces era más como que yo estaba intentando cuidar de él.

Peter también era muy protector conmigo, pero todavía no nos llevábamos bien, incluso aunque él literalmente pasó cada noche envuelto a mi alrededor en la cama por los últimos ocho años. Se había vuelto a escabullir en mi habitación la noche siguiente de verme llorar de nuevo y habíamos terminado durmiéndonos una vez más. Después de dos semanas se había vuelto una cosa normal. No era algo de lo que habláramos nunca, solo dejaba mi ventana sin seguro y él entraba una vez que sus padres revisaran que él estuviera dormido. Jamás nos habían atrapado en ocho años. Habíamos estado cerca un par de veces, sin embargo. Hace un par de años, la mamá de Peter había encontrado su cama vacía, pero él había mentido, diciendo que se había escapado a una fiesta y se había quedado en la casa de un amigo. Nadie sospechó que estaba al lado, conmigo.

Él todavía me molestaba como loco y me molestaba tanto como lo hacía cuando éramos niños, pero yo siempre supe que él estaría ahí para mí si lo necesitaba. Era como si él tuviera doble personalidad. De día, me molestaba, volviéndome loca y enojándome todo el tiempo, y de noche, era el chico más dulce en el mundo y me abrazaba, haciéndome sentir segura y a salvo.

2 comentarios :

  1. me encanta tu nove no dejes de subirla es lo mas

    @Male_Mika

    ResponderEliminar
  2. ESTA BUENISIMA!!! NO PUEDO PARAR DE LEERLA!!!

    ResponderEliminar