miércoles, 27 de marzo de 2013

Capitulo 37

Capitulo 37

Tuve que pasar el rato por los alrededores después de la escuela, esperando a que Nico y Peter acabaran su entrenamiento de hockey. Me colé en la pista y me escondí en la parte de atrás así no sería vista. No teníamos permitido estar aquí durante los entrenamientos por que el entrenador decía que las chicas distraían a los jugadores. Amaba ver sus partidos de hockey; había algo en la forma que ellos se deslizaban por el hielo tan rápido y con gracia. Estaban haciendo carreras cortas en este momento, patinando de una línea a otra tan rápido como podían, luego tenían que regatear un disco alrededor de los conos, y al final estaban tomando turnos para disparar a la portería, con mi hermano haciéndolo lo mejor que podía para mantener los discos fuera. Era un gran portero, pero sólo jugaba por diversión. A Peter por otra parte, le habían ofrecido una beca de atletas completa para una de las mejores universidades del país. Él esperaba convertirse en profesional —en lo que aparentemente tenía muchas posibilidades de hacer, por que tenía a los reclutadores encima.

Me encontré viéndome patinar a Peter. Lo había observado hacer esto cientos, si no millones de veces, había algo simplemente hermoso sobre él. Me quitaba la respiración. Estaba mirando la manera en la que sus pies se movían, la manera en la que su desastrado pelo marrón se revolvía cuando patinaba, la manera en la que el hielo se esparcía cuando paraba. Y por supuesto, me di cuenta de cuan increíblemente caliente estaba con ese uniforme.
Me escabullí fuera cuando la práctica terminó y esperé en el coche a Peter y a Nico que se ducharan. Rochi se acercó cuando estaba allí.
—Hola chica —gorgoreó, saltando de arriba a bajo con emoción.
—Hola Ro, ¿qué pasa contigo? No has estado inhalando esas hierbas otra vez ¿verdad? —bromeé. Era una broma recurrente, Rochi había comprado algunas “hierbas” de un amigo suyo y las encendió en su habitación para limpiar su aura o algo. Terminó siendo marihuana y se colocó, corriendo calle abajo medio desnuda mientras llamaba a todo el mundo por su teléfono para que vinieran a ver el desfile. Nunca lo superó.
—¡Ja, ja! No, solo que acabo de hablar con Mery y me ha dicho que la apuesta por el culo de Peter llega a ¡1860 dólares! ¿Puedes creerlo? Así que, voy a intentarlo cuando salga del entrenamiento —dijo, saltando en el sitio y mirando alrededor, buscándolo.

Casi me ahogo, ¡1860! ¿Era una broma? ¡Santa mierda! Eso significaba que más de noventa chicas estaban rogándole a mi novio para tener sexo, ofreciéndose en bandeja y yo estaba asustada de que me tocara. Quizás esto no iba a ser tan divertido como pensé en un principio.
Sobre unos cinco minutos después los chicos salieron.
—Hola Peter, wow, hueles bien —ronroneó Rochi seductoramente, mientras se inclinaba hacia él. 

Miró hacia ella, con una expresión de horror en su rostro. Mordí mi labio, fuerte, así no me reiría.
—Hola, Rochi. Escucha, quizás no te hayas enterado de que tengo novia así que… —se retiró encogiéndose de hombros.
—Eso esta bien, no me importa compartir —ronroneó Rochi, poniendo una mano sobre su pecho para hacer que se parara delante de ella. Parecía un poco enfadado.
—Rochi, en serio no estoy interesado, vale —movió su mano y entró en el auto, frunciendo el ceño.
Sonreí en modo disculpa hacia Rochi, por que parecía un poco derrotada.
—Ahí van veinte dólares que no volveré a ver —apuntó.Reí.
—Hey, cuando gané te devolveré los veinte —le giñé un ojo, haciéndola reír cuando me subía al coche.
Hoy era uno de los días que Nico trabajaba, así que Peter siempre lo dejaba en el gimnasio, donde trabajaba de lunes a miércoles por la tarde. Luego Peter normalmente me llevaba a casa.

—Mierda, hombre. Creo que he sido golpeado más veces hoy que en toda mi vida. ¿De que demonios se trata? Le digo a la gente que tengo novia, y toda la tarde la gente ha estado rogándome para foll… —paró abruptamente de hablar, mirándome por el espejo como si hubiera dicho demasiado. Me reí. Bendícelo, ¡no tenia ni idea de que un centenar de chicas cachondas estaban intentando dormir con él por una apuesta!—. ¿Qué es tan gracioso, Ángel? —me preguntó, elevando sus cejas hacia mí por el espejo. 
—¿Quieres saber porque tuviste atención extra hoy? —pregunté, riéndome.
—Sí —contestó, viéndose un poco aprensivo.
Nico se giró para mirarme desde delante. Sonreí.
—Bueno, hay una apuesta corriendo entre las chicas para ver quien se puede acostar contigo, la primera que lo consiga, gana el bote. Es bastante dinero — declaré, aun sonriendo. Nico estalló en risas, y Peter casi desvía el coche al otro carril por que estaba muy sorprendido.
—¿Están haciendo qué? ¿No saben que tengo novia? —gritó, obviamente muy enfadado. Su indignación parecía hacer reír más a Nico.
 Asentí.
—Sí, por eso lo están haciendo. No les gusta la idea de que estés atado, viendo que tú eres tan jugador, quieren ser las próximas en dormir contigo —me encogí de hombros con desdén, fingiendo que no era gran cosa cuando realmente estaba preocupada. ¿Cuánto tiempo iba a ser capaz de resistir toda esa atención?
—¿De cuanto es el bote? —preguntó Nico, con diversión.
—De más de mil ochocientos dólares —reí. Peter casi nos saca de la carretera otra vez y la boca de Nico cayó abierta. Miró hacia Peter con los ojos llenos de orgullo—. Sí, veinte dólares cada una. Así que eso hace unas noventa chicas queriendo ser las siguientes en follar contigo, Peter —sonreí hacia él por el espejo. Parecía horrorizado, y honestamente, un poco asustado.

—¡Santa mierda, hombre! ya sabes, simplemente puedes elegir a una, ¡tirártela y dividir el dinero! —dijo Nico, emocionado. Peter le dio la mirada más sucia del mundo, como si él hubiera sugerido que le arrancara la piel a un cachorro o algo. Nico levantó las manos disculpándose—. Estoy bromeando. Jesús. ¡Es una broma! —dijo rápidamente, pero podía ver por su rostro que iba completamente en serio.
—¡Así que eso es por lo que Rochi se me abalanzó fuera del auto! ¿Quién demonios esta con esto, Ángel? —preguntó Peter, sonando realmente enfadado.
—Bueno, Mery lo esta arreglando. Todo el equipo de porristas, la mayoría de las Seniors, yo, Paula, Belen —contesté, nombrando a la gente que sabía, pero Peter me cortó.
—¿Tú? —preguntó, con los ojos muy abiertos.
Asentí, riéndome.
—Bueno sí, mil ochocientos dólares es mucho dinero. Eso si, solo habían doscientos cuarenta cuando entré, pero aun así, me gusta jugar —bromeé, dándole una sonrisa sexy por el espejo.
Nico parecía que iba a explotar.
—¿Tú? ¡De ninguna jodida manera! ¿Qué mierda estabas pensando? —me gritó, haciéndome estremecer. Odiaba ver a Nico enfadado.
—Nico, es mucho dinero simplemente pensé, ya sabes, sería divertido. Nunca se sabe. Podría perder mi virginidad con el famoso Peter Lanzani —bromeé, moviendo las cejas hacia él.
Nico comenzó a reírse, parecía aliviado; obviamente pensó que estaba bromeando. Sonreí y miré por la ventana; no era buena mintiendo, si me preguntaba si estaba bromeando tendría que decirle la verdad.
—Jesús, La, ¡me asustaste! Creí que ibas en serio —rió Nico, golpeando el hombro de Peter, orgulloso—. Mil ochocientos dólares es asombroso, Peter. Me pregunto a cuantas chicas te podrás tirar en una noche, si ellas se creen que es para ganar la apuesta. 

Jadeé. ¡Oh mierda! Genial Nico, pon eso en su cabeza, ¡estoy segura que es lo que necesita oír ya que su novia no quiere hacerlo!
—¡Maldición Nico! Tengo novia —gritó Peter, sonando un poco desesperado.
—Sí, lo sé, pero vamos, las chicas van a estar desesperadas por ganar, te apuesto a que puedes conseguir lo que sea —Nico sonrió, moviendo sus cejas.
—Nico, para. No quiero a nadie más, estoy loco por mi chica. No la voy a joderlo con ella —empezó Peter, orgulloso. Me sonrió por el espejo y mi respiración comenzó a disminuir mientras mi pánico descendía. Confianza. Necesitaba confiar en él y parar de asumir siempre lo peor.

Dejamos a Nico en el gimnasio y Peter nos llevó a casa.
—¿Apostaste veinte dólares a que serías la siguiente en dormir conmigo? — preguntó, sonriendo hacia mí, engreído.
—Exactamente no, la apuesta es sobre la siguiente en cazarte —me encogí de hombros, riendo.
Rió y cogió mi mano mientras conducía.
—No puedo creer que esto esté pasando. Pensé que una vez la gente supiera que no estaba interesado, me dejarían en paz, ¡no que tendría más chicas detrás de mí! De verdad lo siento —frunció el ceño y me besó el dorso de la mano suavemente.
—No te preocupes, no es tu culpa. Supongo que toda esa cosa de la confianza va a ser muy necesaria a partir de ahora, ¿eh? —bromeé, haciendo una media sonrisa, fingiendo no estar preocupada por todas las chicas que querían echarse encima de él en un futuro inmediato.
Llegamos a mi casa y aparcó en su entrada.

—¿Eh, quieres entrar? Podemos decirles a mis padres que estamos juntos. Les dije que tengo novia y mi madre casi se muere. Te lo juro —dijo, asintiendo hacia su casa con expresión esperanzadora.
—Wow. ¿Todo eso de conocer a los padres ya? —bromeé, fingiendo estar asustada—. Digo: ¿Qué si no les gusto? —pregunté, rodeando su cintura con mis brazos y apoyando mi cabeza en su pecho, fingiendo horror. Rió y también lo hice. La idea de que a los padres de Peter no les gustara era seriamente graciosa. Ellos ya piensan en mí como una hija. Peter era hijo único por que su madre tuvo algunos problemas cuando el nació, lo que la hizo incapaz de tener más niños, así que me amaba y siempre decía que Nico y yo éramos parte de su familia. Los amaba también; eran unas personas geniales, amables, divertidas y reflexivas. Exactamente como Peter, aunque me tomó mucho tiempo ver más allá de su bravuconería.

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