sábado, 23 de marzo de 2013

Capitulo 31

Capitulo 31

—Entonces, ¿qué vamos a hacer hoy? —le pregunté a Cande mientras se aplicaba su habitual tonelada de maquillaje.
—Hmm. No sé. ¿Qué tal si jugamos a los bolos? Podía llamar a Rochi y a Gas. Podríamos preguntarle a tu hermano y a Peter si quieren venir —decía con emoción.

No me gusta mucho jugar a los bolos, pero mis otros amigos lo amaban. Probablemente terminaríamos de ir como en un mes.

—Claro. Los llamaré. —Tomé mi teléfono y marqué el número de Rochi.
—Voy a pedirle a Dios sexo. —Sonrió Cande, saliendo de mi habitación.
Seguí detrás de ella cuando Rochi respondió.
—Hey, Ro, ¿quieres venir a los bolos? —pregunté alegremente, mientras Cande se dejaba caer junto a Nico en el sofá, prácticamente sentándose en su regazo.
—Sí, seguro. ¿A qué hora? —respondió, sonando emocionada.
—Nos encontramos allí, digamos, ¿en una hora? —sugerí, mirando mi reloj, eran sólo las diez pasadas así que eso podría ir bien.
—OK. Llamaré a Gas, puedo buscarlo en el camino —dijo.
Sonreí porque Cande estaba coqueteando descaradamente con Nico.
 —Está bien. Nos vemos allí. —Me desconecté de la llamada y me apoyé contra la pared, viendo a mi mejor amiga suplicar a mi hermano.

 —¿Puedes venir con nosotras? Así podrás ver que tan buena soy con pelotas — ronroneó Cande, agitando sus pestañas. Peter se ahogó con su risa, que rápidamente se volvió en tos cuando Cande lo miró—. Vamos, Peter, voy a hacer que valga la pena. Sé que eres un buen jugador, ¿qué tal si tú me enseñas un par de trucos? — dijo seductivamente, acercándosele. Él se veía incómodo con sus avances. En realidad estaba disfrutando verlo retorcerse. Por lo general le coquetearía, pero hoy parecía que quería huir.
Decidí ayudarlo a salir.

 —Cande, ¿los dejarías solos? No quiero al perro de mi hermano y a su reformado mejor amigo, viniendo, y que tener que verte tirándoteles encima todo el día. —Me burlé, pretendiéndola hacer callar. En realidad se me estaba haciendo muy molesto que ella siguiera mirando a Peter como si se lo quisiera comer aquí y ahora. Peter me miró agradecido, lo que hizo que mi corazón empezase a tartamudear un poco en mi pecho.
Cande me sonrió.
—Hmm, bueno ¿dónde está la diversión en eso? —preguntó, guiñándome el ojo haciéndome reír.
—Nos vamos de bolos en una hora de todos modos, si quieres venir es por tu cuenta. Rochi y Gas están llegando, y tal vez Dani. —Me encogí de hombros, dejándome caer en el suelo en los pies de Peter, apoyándome en sus piernas. Podía ver a Cande mirándome con ojos asombrados y anchos, así que rápidamente me alejé de él, ruborizándome como loca.
—No me importan los bolos. ¿Qué piensas, Nico? Quiero azotarle el culo a las chicas —preguntó Peter sonriendo.

 Cande asintió con la cabeza rápidamente.
—Estoy definitivamente para algunos azotes —dijo con entusiasmo. Pero los chicos la ignoraron.
—Sí, está bien. Me gusta jugar a los bolos, supongo. Hey, Peter, ¿por qué no le preguntas a tu novia para que vaya también? ¿O tienes miedo de que ella vaya a tener una mirada en mí y creer que ella ha cometido un error y volcar el culo de una actualización? —bromeó Nico.
—Mi novia ni siquiera te miraría, Nico, por lo que no tengo nada de qué preocuparme —respondió Peter con confianza, podía oír diversión en su voz. Sólo me sonrojé más duro, tratando de fundirme en el sofá y desaparecer.

 —¿Tienes novia, Peter? —preguntó Cande, con el ceño fruncido. Parecía que estaba tratando de resolver un problema matemático complejo, con la cara toda la arrugada en la concentración.
—Sí, la tiene. Una misteriosa chica por la que está loco, aparentemente —se burló Nico, rodando sus ojos.

 Los ojos de Cande saltaron a mí por alguna razón. Parecía que estaba tratando de hacerme un agujero en la cara. Tragué saliva y miré hacia otro lado, en realidad no quería mentirle a mi mejor amiga. Ella abrió la boca y me miró con ojos muy abiertos, luego miró a Peter, a continuación, volvió a mí, en silencio preguntando si era yo. Mierda, ¿es ella un lector de mentes o algo así? Asentí con la cabeza lentamente, tratando de no ser obvio, haciéndola gritar ahogadamente de nuevo y se reírse con entusiasmo.

—¡Vamos a terminar de prepararnos en ti habitación, Lali! —gritó, saltando. Estaba tan emocionaba que aplaudía como un niño.
Gemí internamente, oh, bien, aquí viene, el millón de preguntas.
—Ya estoy lista. —Negué con la cabeza en su advertencia.
—¡Necesito tu ayuda en el dormitorio con algo! —susurró ella, mirándome como si me fuera a asesinar, si no me levanto ahora mismo. Me esforcé y oí la risa de Peter desde el sofá.

Puse los ojos en él, ¡realmente tenía una boca grande a veces! Pero es una dulce boca. Seguí a Cande a mi habitación; cerró la puerta y me agarró.

—¡Lo sabía! Ese muchacho ha estado observándote durante años —gritaba, saltando arriba y abajo. Me reí de su entusiasmo, parecía casi tan contenta sobre ello como si estuviera saliendo con él.
—¡No lo estaba! —Sonreí.
Ella me arrastró hasta la cama.
—¡Oh, cállate! Él siempre está buscándote. Encuentra cualquier excusa para tocarte. Coquetea descaradamente contigo, y siempre te dice qué tan atractiva eres. —Ella suspiró con aire soñador—. Así que, señorita, ¿cuándo estabas pensando en decirme, tu mejor amiga? —Me reprendió, en broma. 
—Emm bueno, lo íbamos a mantener en secreto por un par de semanas. No le va a gustar nada a Nico.
Me encogí ligeramente en el pensamiento de la advertencia que lo había visto dándole a Peter antes, cuando estábamos limpiando después de la fiesta, que se opone realmente a la idea de mí saliendo con él.
—Guau, si, no había pensado en ello. ¡Nico estará muy enojado! —dijo con los ojos muy abiertos. Asentí con la cabeza, jugando con mis manos en mi regazo—. Así que, ¿cuándo sucedió todo esto? Estaban juntos en la fiesta, ¿verdad? Tenía la vista fija en ti toda la noche, y golpeó a la basura del hermano de Mery por besarte.
Di un grito ahogado, un poco sorprendida.
—¿Él golpeó al hermano de Mery? —pregunté. Me acordé de él, depositándolo contra la pared, pero luego me eché a correr por estar enferma.
—Sí. Él le gritaba para que mantuviera sus sucias manos fuera de ti, y que no quería que él te bese. Te había visto tratando de empujarlo lejos, al parecer. Peter le pegó un par de veces antes que el equipo se disolviera. Luego, desapareció después de eso, Nico dijo que se fue a su casa. —Ella me miró con curiosidad. Sabía que mi cara estaba roja, que era una mentirosa terrible—. Él no fue a su casa, ¿verdad? —Sonrió a mí a sabiendas.

Tomé una profunda respiración y sacudí la cabeza. Ella gritó, literalmente, gritó, y cerca de dos segundos más tarde, Nico y Peter irrumpieron en mi habitación.

—¿QUÉ? ¿QUÉ ES? —gritó Nico, mirando alrededor como si hubiera un incendio o algo.
—Em… em, fue una… em —balbuceé, agarrándome violentamente por algo que decir.
—Araña —intervino Cande rápidamente, apuntando en la dirección de mi cuarto de baño
.
Nico suspiró y se dirigió allí, moviendo la cabeza con desaprobación.
—En serio, ¿todo esto por una araña? ¡Pensé que estaban siendo asesinadas aquí! —regañó.
Cande sonrió a Peter y a mí. En realidad él parecía que se estaba divirtiendo mirándome retorcerme. Me guiñó un ojo, lo que hizo reír a Cande. Yo le saqué la lengua, y él movió las cejas hacia mí, ella sólo se rió más fuerte a los dos de nosotros.
Nico volvió a salir, con el ceño fruncido y moviendo la cabeza.
—No he podido encontrar nada allí.
—Oh, quizás no fue una araña; podría haber sido sólo un poco de pelusa o algo así —sugirió Cande, agitando su mano para que se vayan.
Nico puso los ojos en blanco.
—Por Dios, Cande, eres realmente extraña —dijo, saliendo y cerrando la puerta detrás de él.
Ella se volvió hacia mí, luciendo exaltada.
—¡No puedo creer que hayas perdido tu virginidad con Peter Lanzani! ¿Estuvo bueno? Apuesto a que estuvo bueno, ¿no? ¡Él es tan atractivo! ¡Estoy muy celosa! —Se arrulló, yéndose a su propio mundo.
—No tuve sexo con él —dije rápidamente.
Ella chasqueó los ojos con los míos.
—¿No lo hiciste? Bueno, ¿por qué diablos no? Si esa fuera yo, hubiera saltado en su culo allí y en ese mismo momento.
Me reí y me encogí de hombros.
—Sí, sé que lo harías, pero esa no soy yo.
—Está bien, lo sé. —Ella suspiró, mirando un poco derrotada. De repente su rostro se iluminó de nuevo—. Así que, ¿qué hicieron entonces?
—Acabamos de empezar, Cande, eso es todo —le dije con sinceridad. En realidad no había ido mucho más lejos que eso, por lo que en realidad no era una mentira.
—Tienes tanta suerte. Tienes al chico más atractivo de toda la escuela como tu novio y el segundo más atractivo es tu hermano. Quiero decir, ¡eso es sólo codicioso! —me regañó, meneando el dedo hacia mí en un gesto molesto—. Entonces, ¡él te llamó su novia! ¿Te ha invitado a salir? Oficialmente, ¿son pareja? ¿Exclusivamente? —preguntó, mirándome con asombro.
Asentí con la cabeza, pero hice una mueca, al mismo tiempo.
—Sí lo hizo, y sí que somos. Pero para ser honesta, no sé cómo va a funcionar. Quiero decir, él es un jugador. Tengo sinceramente un poco de miedo en dejarme caer por él, en caso de que me engañe o termina conmigo o algo así —admití en una pequeña voz, mirando al suelo mientras todos los pensamientos de mis preocupaciones pasan por mi mente.
Ella me agarró en un abrazo, que de inmediato me hizo empezar a sentir mal. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho a su toque desenfadado. Sabía que sólo estaba tratando de consolarme, pero no pude evitar la reacción de mi cuerpo con el tacto.

—No creo que lo hará. Quiero decir, él nunca ha tenido una novia antes, nunca ha sido exclusivo, por lo que no tienes nada en que basar tu teoría. Técnicamente, él nunca ha engañado a nadie. —Me dio una media sonrisa. No podía dejar de reír en su intento de hacerme sentir mejor. Supongo que eso es cierto, el hecho de que está dispuesto a ser exclusivo es una señal.
—Será mejor que vayamos de todos modos, Rochi y Gas nos estarán esperando allí. Ah, y Cande, no digas nada a nadie, ¿de acuerdo? Ni siquiera a Rochi. Quiero ver cómo va por un par de semanas antes de Nico se dé cuenta —le expliqué.
—No lo haré, lo prometo —prometió, atravesando su corazón—. Por lo tanto, ¿es un buen besador? —susurró, mientras caminábamos por el pasillo.
—Increíble —le contesté, mientras caminábamos hacia el salón.
—¡Maldita sea! ¡Cuánta suerte! —murmuró en voz baja, por lo que me arrancó una sonrisa.

4 comentarios :