miércoles, 20 de marzo de 2013

Capitulo 22

Capitulo 22

Estábamos sentados, comiendo nuestra comida. Habíamos estado charlando felizmente durante casi una hora y estaba nuevamente sorprendida por cuán fácil era hablar con él. Lo había conocido durante doce años y nunca realmente sólo hablado apropiadamente acerca de cosas. Su pierna rozó la mía debajo de la mesa y me hizo saltar, no por miedo, sino porque envió una pequeña sacudida a través
de mi sistema, haciendo que el cabello de mi nuca se erizara y que mi pulso se acelerará.

Decidí que ya era tiempo de aclararlo, había sólo una otra pareja en el restaurante entonces nosotros podríamos hablar libremente, pero simplemente no sabía cómo comenzar.

—Peter, creo que tenemos que hablar de algo —dije tranquilamente. Él ladeó ligeramente su cabeza y me miró curiosamente.
—¡Bien! ¿Qué pasa? —suspiré, solamente tenía que sacarlo y ver lo que él pensaba de ello.
—Realmente no sé lo que tú quieres de mí; quiero decir, puedes tener a cualquier chica que quieras. Soy una ruina emocional por Dios… quiero decir... Me estremezco cada vez que alguien me toca. Yo… no puedo darte lo que tú quieres —divagaba con el ceño fruncido. Wow, salió un poco diferente de lo que pensaba,
pero al menos esto tiene el punto de vista.
—Estás preocupada por el sexo —declaró, mirándome intencionadamente, no pareciendo estar molesto por esta conversación en absoluto.
Tragué aire y asentí.
—Solamente... no estoy lista para algo como esto, así que si eso es lo que realmente quieres, entonces no hay ningún punto para empezar algo —dije en voz baja, mirando abajo hacia mi plato y deseando que la tierra me tragara otra vez.

Él colocó su mano bajo mi barbilla y levantó mi rostro para mirarlo; estaba sonriendo con una hermosa sonrisa.

—Puedo esperar el tiempo que tú quieras. Realmente estoy loco por ti, no es sobre sexo —dijo tiernamente, haciendo que mi corazón empiece a correr. ¿Habla en serio o esto es un truco para que entonces me dé por vencida antes?
—¿Y si te digo que no creo en tener sexo antes del matrimonio? —pregunté, probándolo.
Sus ojos mostraron su diversión, pero él solo mantuvo su rostro serio.
—Entonces te diría, qué te parece casarnos en cuanto tengas la mayoría de edad. ¿Dieciocho es la edad legal, cierto? —contestó, guiñándome.

Me reí, pero todavía estaba insegura de lo que quería decir, no tendría dieciocho hasta dentro de otro par de años, ¿estaba diciendo que esperaría dos años por mí? No tener sexo hasta después del matrimonio no era algo en lo que yo creyera; solo quería ver su reacción.

—No creo en eso, pero no sé por cuánto tiempo será, Peter, francamente. — Masticando mi labio nerviosamente.
—Ángel, te dije puedo esperar el tiempo que tú necesitas. Quiero estar contigo. — Me miró directamente a los ojos mientras hablaba. No vi una onza de duda o engaño allí y sentí la esperanza construyéndose dentro de mí. ¿Estaba realmente tan interesado en mí que él esperaría por mí?
—¿Qué pasara dentro de tres meses cuándo tú todavía no hayas conseguido nada y alguna chica al azar se lance sobre ti, podrías esperar entonces? —pregunté con escepticismo. 
Él se rió.
 —¿Tú realmente piensas que soy algún enloquecido jugador sexual, verdad? —preguntó. Asentí en confirmación. ¡No lo pensaba, lo sabía, él durmió con muchas!
—¿Sabes por qué he estado con todas aquellas chicas? —preguntó, de repente luciendo incómodo y avergonzado.
—¿Dan buen sexo oral? —pregunté sarcásticamente. ¿Realmente él va a entrar en detalles sobre su vida sexual con una chica a la que le acaba decir que está loco por ella y que tiene miedo de tener sexo? ¿Realmente no tiene ni idea?

Se ahogó con su risa y sacudió su cabeza.
—No, Ángel. La razón por la que estuve con todas aquellas chicas era para intentar superarte. Despierto a tu lado cada día. Tú envías mi mente y cuerpo dentro de un frenesí. Puedo oler tu cabello cuando cierro mis ojos, o puedo imaginar cómo se siente tu mano cuando la pones sobre mi pecho. Me mata cada día estando así, tan cerca de ti, pero a la vez tan lejos —dijo él, sacudiendo su cabeza y suspirando, mirándome con esperanza—. Pensé que tal vez si encontrara a alguien más, sería capaz de dejar de pensar en ti, pero esto no funcionó. Nada funciona. Cuando estoy con ellas, quisiera que fueras tú. Cuando ellas ríen o hablan, no puedo menos que comparar tu voz o tu risa. Siempre has sido tú; siempre serás tú, Ángel.
No podía hablar. ¿Qué diablos digo a esto? ¿Quiero decir, sé que él es un jugador, pero yo lo estaba matando? ¡Ese discurso fue tan inusualmente adorable!

—Oh —me atraganté.
Él se echó a reír.
 —¿Oh? ¿Eso es todo lo que puedes decir?
Asentí y me reí también. Todavía no tenía palabras para contestar esta pequeña confesión que él acababa de hacer. Mi cabeza todavía estaba girando y sabía que si decía algo ahora yo solamente sonaría como una idiota. Me incliné sobre la mesa y tomé su mano, me sonrió felizmente y esto parecía ser todo lo que era necesario.
Mi cabeza estaba girando con pensamientos; realmente no sabía qué creer. ¿Acaba de hacer aquella enorme confesión sobre cómo se siente, pero eso significa que él no me va a engañar? Bueno en realidad, nosotros no éramos todavía oficialmente una pareja. Peter sólo ha tenido algunas citas; nunca ha tenido una novia, entonces técnicamente no tengo ningún derecho sobre él de todos modos. Necesitaba ser realmente cuidadosa, cuanto más tiempo pasaba con este lindo Peter, más me gustaba. Estaba en real peligro de tener mi corazón destrozado.
Mi teléfono móvil sonó, salvándonos del silencio ligeramente extraño. Este no era un silencio incómodo, solamente extraño, en tanto él parecía absolutamente contento solamente sosteniendo mi mano y mirándome. El identificador de llamada dijo que era Cande.

—Hola, Cande, ¿qué pasa? —dije alegremente.
—Hola, Lali, ¿quieres que lleve una película para esta noche?
—Sí seguro. Pero nada de miedo. —Sonreí dándole un ligero golpe en la mano a Peter cuando él trató de robar uno de mis rollos primavera de mi plato.
—¿Qué? —articuló con inocencia. Rodé mis ojos y le pasé mi plato.
—Estaba pensando en, El Amanecer de los Muertos —replicó Cande. Jadeé; ¿ella está bromeando?
—¡De ninguna manera! ¡No voy a ver eso, me asustaría demasiado! —grité, horrorizada ante el pensamiento de ver una película de zombis. Me ponían tan asustada que después no podía estar sola durante días; ¡tuve que hacer pis con la puerta de cuarto de baño abierta por el amor de Dios!
Podía escuchar su risita.
—Por favor, ¿Lali? Realmente quiero verla —pidió, yo podía imaginar el aspecto de cachorro en su rostro ahora mismo.

Peter me estaba dando una expresión burlona, entonces puse mi mano sobre el auricular y susurré:
—El Amanecer de los Muertos.
Él ensanchó sus ojos ligeramente antes de darme una sonrisa.
—No te preocupes, Ángel, te protegeré —susurró él con seguridad, haciéndome reír.
—Lali, por favor —Cande pidió otra vez.
—¡Oh Dios! De acuerdo, trae esa maldita película —refunfuñé, derrotada.

Al menos Peter estaría allí, él siempre mantenía mis pesadillas lejos. Sólo sería malo cuando estuviera sola, como en la ducha o algo. Supongo que siempre puedo hacerle permanecer fuera de la puerta y que me leyera o algo mientras estaba allí, no es como que él no hubiera hecho esto por mí antes. Lo miré un poco impresionada, de hecho, cuanto más pensaba en ello, más de este dulce, divertido Peter, venía a mi mente. Él hizo a menudo pequeñas cosas por mí a las que no les presté atención antes. ¿Siempre había sido dulce para mí, pero estaba demasiado prejuiciosa para verlo?

—¿Entonces, qué piensas, está bien? —preguntó Cande.

Regresé abruptamente a la realidad. ¡Mierda, yo no había estado escuchándola en absoluto!
—¿Lo siento, Cande, qué? No te escuché, lo siento. Estaba presa de pánico sobre esa estúpida película. —Me estremecí solo por el pensamiento de ello.
Ella suspiró.
—¿Te dije que mi mamá y papá se marchan por el fin de semana, así que pensé que estaría bien si dormía en la tuya esta noche y mañana por la noche? Realmente no quiero quedarme sola —dijo en voz baja. Miré a Peter y brinqué. Si Cande se quedaba a dormir esto quería decir que él no podría, porque ella dormiría en la cama plegable sobre mi piso.
—Um seguro, Cande, puedes quedarte a dormir durante el fin de semana. A Nico no le importará. —Estuve de acuerdo de mala gana.

Peter disparó sus ojos hasta los míos y sacudió su cabeza.
—¡NO! —articuló de manera suplicante. Solamente le di una mirada de disculpa y me encogí de hombros, yo no podía decirle no, ella era mi mejor amiga.
—Estupendo. Bueno, vendré aproximadamente a las siete entonces, ¡de acuerdo! —gorjeó, sonando entusiasmada.
—Sí, ¡Esta bien! Nos vemos. —Cerré mi teléfono móvil y miré de nuevo a Peter.
—¿El fin de semana? ¿No conseguiré dormir allí el fin de semana? —gimoteó, tan pronto como había cerrado mi teléfono.
—Lo siento, pero no podía decirle no. Sus padres se marchan durante el fin de semana y no quiere quedarse sola. —Lo miré excusándome.
Él suspiró luciendo derrotado.

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